14/01/2018 07:53 PM
Hola. esta es una historia que estoy empezando a escribir, espero les guste
DE LA HISTORIA DE MAELL
Gobernó durante una centuria La Unión, eso sin contar los años que le tomo forjarla.
Vino desde el mar, ese al que corsarios y marineros llaman El-Aullante-Sin-Fin.
Su aspecto era severo. Piel blanca como la nieve, ojos que refulgían fuego y una fuerza mayor a la de cien hombres.
Hizo causa común con un achacoso general de Reim que se negaba aceptar como los restos del Viejo Imperio se hundían bajo los cascos de los jinetes del este.
Fueron considerados unos locos cuando marcharon a la primera batalla, y legiones enteras suplicaron unirse a su ejercito tras la Décima victoria.
Amaba hacer la guerra por las mañanas, y el amor aun más en las noches.
Beñaq, Jhill, Haldor y Wurt no tardaron en hincar la rodilla y proclamarle como su Rey-Salvador.
Wirk respondió a la afrenta con locura y orgullo herido. Convocando a los amigos y vasallos que aún le quedaban, a sabiendas de que la herida ya estaba gangrenada y la muerte mas que sentenciada.
Fue una agonia cruel... los cadáveres innumerables, y se cuenta todavía, que en noches de tormenta, los fantasmas siguen luchando en los campos de batalla sin saber que su amada Aleja había sido reducida a un montón de humeantes ruinas.
Los años pasaron, y el Salón de los Tronos fue llenándose de otros por cada reino sureño que caía bajo la espada de nuestro amado Señor.
Aunque, la desgracia no tardo en llegarle. Hijos y nietos nacieron pronto, e hijos y nietos murieron aún más rápido.
A todos les llegaba el fin. Amados u odiados, a todos, a todos menos al Rey-Dios.
Y la maldición de Garin se cumplio.
La parte humana, atormentada por los pecados cometidos y la desdicha de su inmortalidad, pronto cebo su conciencia, tal y como hacen los gusanos con los cadáveres insepultos.
Y un día. Al despertar. Harto de su existencia, el Dios-Hombre se embarco en la búsqueda de algo que pudiera matarlo.
Miles de leales le siguieron. Y Maell los condujo a una tierra conocida como Las Noches... allá tras el Mar Blanco, allá en el lejano oriente, lejos, muy lejos. Donde se cuenta que el sol es negro y demonios y entes peores rigen como Señores en fortalezas que amenazan con desgarrar los cielos.
Aquellos pocos que volvieron se hicieron llamar Los Grises.
Y entre ellos quedaba Maell.
Pero ya no tenia forma de hombre, ni nada afín.
Se había convertido en una abominación. En un esperpento que daba repulsa ver.
Solo vivió diez años, y en todos ellos ando cubierto por mortajas y vastas vestiduras. Esperando con paciencia casi enfermiza que las ramas de su sangre madurasen y alcanzasen la edad adulta.
El tiempo llego. Demonios bailaron. El viejo linaje fue purgado y Los Grises instaron a príncipes y princesas a comer de la carne del Dios y beber de su sangre vestigial.
Fue entonces cuando comenzó el linaje de los Koshtya, y la Orden de los Grises no tardó en enseñarle a las tierras del Oeste Conocido la verdadera fe, la Fe de la Espada.
-Génesis del Manual-