Archivo de Fantasitura - Tu comunidad de literatura fantástica y afines

Full Version: [Fantasía épica] Cronicas del mundo Ihbn
You're currently viewing a stripped down version of our content. View the full version with proper formatting.
Este es un hilo donde subiré las historias que vaya escribiendo sobre el Mundo Ihbn, solo relatos, no detalles del mundo y cosas asi.

http://www.fantasitura.com/thread-479.html

Este cuento es una version corregida del que presente para el reto "Una imagen, varias historias"



El final del viaje


Descifrar los antiguos pergaminos era una labor difícil, en parte porque estaban muy deteriorados, amarillentos y quebradizos por el paso del tiempo, y la vacilante luz de la lámpara no ayudaba, por otro lado los símbolos habían mutado con el tiempo y los alfabetos habían cambiado, así como el significado   de las palabras. Pese a todo eso Valko-maar realizó una traducción que lo dejó medianamente satisfecho.

“Y algunos titanes fueron requeridos para una nueva labor cuando el trabajo en Ihbn estuvo concluido. Fueron llamados aquellos que ejercían dominio sobre el agua y ellos caminaron con sus múltiples brazos y piernas, y fueron llevados a la Cima del Mundo, donde el hielo domina y el sol no calienta”


Alguien golpeó la puerta de su camarote y sin esperar respuesta entró, era Mazhar, el capitán del barco, un viejo y experimentado marino con la piel curtida por décadas de sol y vientos oceánicos. Sin embargo se veía casi joven comparado con Valko-maar, quien era muy alto, muy flaco, con las manos delgadas y huesudas con manchas de la edad, el rostro arrugado y el pelo y la barba totalmente blancos.

—¿Qué es lo que quieres? —dijo Valko-maar, molesto por la interrupción. Su camarote era para él un santuario, repleto de libros, pergaminos, papiros, mapas y grandes losas de piedra grabadas con extraños símbolos en relieve.

—Esto le interesara —le contestó Mazhar— Suba, debe verlo con sus propios ojos.

Ambos subieron a cubierta, y lo que vieron era una pequeña isla, rocosa, desolada, sin nada creciendo en ella salvo, quizás, líquenes y musgos. Su costa era abrupta y escabrosa y las olas golpeaban violentamente contra ella en remolinos de espuma.

Pero había una pequeña playa de arenas negras, un lugar donde se podría desembarcar, de no ser por la batalla que se libraba allí en aquel momento.

Uno de los bandos era un centenar o más de criaturas similares a focas o lobos marinos, pero con un cuerno en espiral en la frente, como los narvales. Algunos eran enormes como morsas y valientemente movían sus toneladas de grasa para abalanzarse sobre sus enemigos y aplastarlos. Y sus contrincantes eran aun más extraños, a medio camino entre un pez, una rana y un hombre, con pieles escamosas y multicolores y dedos palmeados, estas criaturas luchaban ferozmente con armas que no parecían de hierro sino de hueso y piedra.

Unos herían y cortaban, otros aplastaban y perforaban, las arenas se teñían de rojo y era imposible saber quien triunfaría al final.

—Criaturas de los abismos —murmuró Mazhar— solo las he visto dos… tres veces en mi vida.

Pero eso a Valko-maar no le interesaba, sus ojos estaban fijos en un lugar donde la costa se elevaba en una enorme mole rocosa. Ordeno que el barco se acercara a la costa pero el capitán se negó.

—Demasiado peligroso —y dejó que el anciano rabiara y amenazara todo cuanto quisiera, pero en cambio ordenó que el navío bordeara la isla a prudente distancia, y así con catalejos pudieron ver que un lado del promontorio  era totalmente plano, de un modo que no parecía natural. Y que allí había un símbolo gigantesco, tallado en la roca y de al menos 30 varas de altura. Parecía una mezcla de una cruz y un tridente, y todos los tripulantes la miraban intrigados, excepto Valko-maar, el sonreía, y era porque conocía aquel símbolo de antiguos pergaminos estudiados hace décadas.

********************************************************************************

Tres meses atrás el barco —un pesado dromon de borda alta— fue contratado en el puerto de Vallegris para una expedición, el oro era bueno  —aunque solo la mitad se les pagaría por adelantado y el resto una vez finalizado el viaje— , el pasajero uno solo y el propósito misterioso. Durante semanas viajaron al sur y luego, siguiendo las indicaciones de aquel antipático anciano, fueron de aquí hacia allá visitando pequeñas islas, algunas de las cuales no aparecían en los mapas.

Sufrieron varias vicisitudes: fueron atacados por un pulpo-hydra, perdiendo varios tripulantes, también fueron abordados por varios barcos de guerra que los acusaron de contrabando o piratería, pero que los dejaron en paz una vez pagado un soborno. Y en una ocasión estuvieron a punto de ser atacados por piratas, de no ser por la astucia del capitán quien izó la bandera roja en jirones, para fingir que el barco era víctima de la peste.

Y en ningún momento Valko-maar se molestó en decir cuál era su destino final, tan solo explicó que él buscaba señales en el mar para combinarlas con la posición de ciertas estrellas y planetas, y nada más.

Ahora, tras consultar sus raros mapas astronómicos, dio órdenes de seguir rumbo tres cuartos al sudoeste.

Días después, cuando aparecieron los primeros témpanos en el horizonte, Mazhar interrogó nuevamente al anciano, sus hombres estaban inquietos, el estaba inquieto y definitivamente querían saber a dónde se dirigían.

—Ustedes no lo entenderían… son simple escoria de mar, incapaces de entender mas allá de sus sentidos, incapaces de verdadera grandeza —y le ordenó a Mazhar que saliera, como si fuera un simple criado.

El capitán, en otro tiempo y lugar, le habría dado su merecido, pero prefirió retirarse calmadamente.

Transcurrió una semana más, los días se hicieron sorprendentemente cortos y a la vez muy fríos, el sol apenas se alzaba en el horizonte y los témpanos se multiplicaban. De vez en cuando veían grandes peces que resoplaban altas columnas de vapor y agua cuando surgían a la superficie.

Una noche, los hombres que estaban de guardia dijeron ver algo en el cielo, una luz, una figura luminosa, mitad oro y plata, que atravesó velozmente por el horizonte dejando detrás una franja luminosa, la cual desapareció lentamente como una cascada de polvillo luminoso. Los hombres también dijeron sentir un aroma agradable, leve, suave, de hierbas fragantes que tardó mucho más tiempo en desvanecerse. Según algunos lo que vieron fue a un ángel,  un custodio de los cielos, y quizás eso era una señal de que no debían seguir avanzando al sur, por mares desconocidos. Pero Mazhar dio órdenes de que no se hablara mas de eso, y toda nueva mención a los ángeles sería castigado severamente con un encierro por una semana a media ración de comida.

Pronto una alta barrera de hielo se alzó frente a ellos y Valko-maar ordenó continuar por un estrecho paso que se abría en el muro, mientras la tripulación se mostraba aprensiva y empezaba a murmurar.

Una noche que Valko-maar observaba las estrellas, Thelius, el segundo al mando, ingreso secretamente a su camarote y reviso entre sus libros y rollos, procurando dejar todo ordenado después. No pudo enterarse de mucho, ya que muchas cosas estaban en idiomas y alfabetos desconocidos y el resto era demasiado críptico, pero logro entender que se relacionaba con los Titanes y su creación por parte de Los Antiguos.

—Esperemos —dijo Mazhar cuando su hombre de confianza le informó.

—¿Crees que… está buscando la sepultura de un titán? —le pregunto Thelius.

—Como dije, esperaremos, el dice que falta muy poco.

Durante tres días avanzaron rodeados de enormes murallones blancos en medio de un eterno crepúsculo, con el silencio roto sólo por los gritos ocasionales de aves marinas. De pronto, anocheció bruscamente y al mismo tiempo los hielos se abrieron y el dromon desembocó en un enorme lago, carente de hielo y perfectamente circular. Y allí, en medio del silencio y de un mar tan calmo que parecía un oscuro espejo, estaba Eso.

No era posible confundirlo con un simple islote o con cualquier cosa natural, parecía un esquelético barco cincelado en piedra o un castillo desmembrado, enorme, ominoso, al observarlo con el catalejo no se distinguían piedras individuales en sus muros. Como si todo el hubiera sido tallado una sola y colosal roca.

Y Valko-maar estaba feliz, derrochaba entusiasmo, y si sus huesos se lo hubieran permitido, habría bailado.

Un bote y un remero, eso es todo lo que pudo conseguir, porque el dromon no se acercaría a aquella cosa surgida del mar, menos ahora que al salir la luna empezara a brillar de modo antinatural, reflejando enfermizamente su luz plateada. Al anciano no le importó, mas allá de murmurar por lo bajo sobre la limitada inteligencia y falta de visión de los tripulantes, de modo que, cargando varios rollos en sus brazos, abordara el bote y este enfilara hacia el navío-castillo-cosa horrible de piedra.

—Mantengan un ojo en eso —ordenó el capitán, y junto con Thelius ingresaron al camarote prohibido y buscaron nuevamente respuestas, esta vez sin preocuparse de ocultar sus manos intrusas.

El bote rodeó la base de aquella grotesca torre —o lo que fuera— hasta hallar un lugar adecuado donde desembarcar, y justo allí también había una estrecha y peligrosamente empinada escalera, que subía a las alturas de la torre. Allí puso pie Valko-maar, y tras respirar con deleite el aire marino —por alguna extraña razón la torre en si no parecía tener olor alguno— empezó a subir lentamente la escalera, pero sin vacilación alguna.

El remero se quedo en el bote y desde allí lo vio subir poco a poco, hasta quedar oculto por un ángulo en el  muro, entonces empezó a remar con todas sus fuerzas para alejarse de aquel lugar terrible, del que no sabía qué era lo más espantoso, su apariencia y tamaño antinatural o lo increíblemente antigua que se veía.


********************************************************************************

Entonces Los Antiguos reflexionaron, decidieron esperar y pensar muy antes de hacer un nuevo intento, porque no soportarían el dolor de un nuevo fracaso. Y su silencio se prologo por eras enteras, pero no importaba, porque ellos eran eternos y no había otras criaturas a las cuales el peso de los años agobiara o impacientara.

—¿Recuerdas las antiguas leyendas sobre los titanes? —preguntó Thelius a su capitán.

—Si, las recuerdo… y ahora entiendo lo que buscaba este viejo loco.

Poco a poco, entre los viejos libros y pergaminos de Valko-maar, ambos hombres fueron reuniendo las pistas de lo que buscaba ese anciano, quien había estudiado, al parecer durante décadas, una sabiduría ya casi olvidada por todos en el mundo.

—Los Antiguos crearon varios mundos antes de este, el nuestro… mundos fallidos, pero cuyos restos aun vagan perdidos en el vacio… —Mazhar reflexiono un momento— Pero él cree que no se detuvieron allí, el cree que Los Antiguos volvieron a intentarlo, y que esta vez tuvieron éxito.

—Y el quiere encontrarlos, encontrar una puerta hacia esos otros mundos —Thelius sacudió su cabeza con escepticismo—… Viejo loco, viejo demente.

—No ¿Cómo sabemos si en realidad está loco o no?, piensa en este lugar, piensa en aquello en donde desembarcó, no parece hecho por manos humanas… —su frente se arrugo pensando, algo estaba en conflicto en el— Tengo… deseos de quedarme, y ver si algo de esto es verdad, por otro lado, también deseo huir, sabes que no soy un cobarde, pero no sabemos si hay o no un real peligro.

—Mi esposa y mis seis hijos, mas uno en camino, me esperan en Vallegris —dijo Thelius— Yo voto por abandonarlo, de él no hemos recibido más que desprecio y mentiras.

—Tal vez… tienes razón, tal vez solo baste con mantenernos alejados de esa isla… o puerta, si lo que leímos es verdad… Por el momento noso…

Aquí Mazhar fue interrumpido por los gritos de sus hombres.

—¡Capitán, capitán! ¡Tiene que ver esto, suba!

Ambos hombres subieron a cubierta, pero no pudieron ver nada: de pronto todo había desaparecido, todo el mundo se había vuelto blanco, todo era una neblina impenetrable, los ojos eran inútiles en aquella opaca blancura, y todo fue inundado por el miedo.

—¡Tranquilos, tranquilos! —llamó el capitán a la calma— ¡No estamos siendo atacados! Debemos alejarnos de aquí, las velas deben ser izadas y—pero sus ordenes no sirvieron de nada, el viento había desaparecido junto con todo el resto del mundo, el silencio era aun más profundo que antes, sin el mas mínimo rumor. Los marineros empezaban a perder el control de sí mismos, presas del miedo y la angustia, se oyeron gritos, plegarias a los Titanes, Los Antiguos, a los ángeles y a todos los dioses que conocían de sus viajes. También el ruido chapoteante de cuando alguno decidió saltar por la borda para terminar con esta angustia, o temerosos de que algo peor pudiera venir de la niebla.

Tan solo Mazhar y su segundo de a bordo mantenían el control y procuraban evitar que sus hombres enloquecieran, ladrando órdenes para empezar a mover el barco, algunos los marineros obedecieron, pero antes de conseguir nada, todos se sintieron caer a un abismo, el navío, los hombres, el mar entero, todo perdió pie y cayó hacia el vacio.

La neblina desapareció poco a poco, y su opaca blancura fue reemplazada por la oscuridad de una noche sin luna. Tan solo unas pocas estrellas en el cielo, débiles y de luz agónica. Todos estaban vivos, el dromon estaba sin daño alguno, y a muchas varas de distancia la torre, navío o puerta de piedra antigua continuaba igual, silenciosa, aterradora.

Pero ya no estaban en el mismo lugar, el mar había desaparecido, los altos murallones blancos habían desaparecido, y el mismo aire que respiran era delgado, escaso y dolía al respirar, dejando un regusto a cenizas en la boca.

Hasta donde se extendía la vista, a la débil luz de las estrellas, todo era una carcasa quemada, cenizas, rocas ennegrecidas, desolación, muerte.

Pero eran criaturas efímeras cuyo resplandor no podía durar mucho, fue así como ardieron y se consumieron, volviéndose en cenizas negras. Y el mundo ardió con ellas, y pronto no hubo más luz que el agónico brillo rojizo de los rescoldos, y solo quedo un cascaron quebradizo de rocas ennegrecidas, cuyo calor desaparecía rápidamente, esfumándose bajo un cielo negro y silencioso.
Genial Haradrim, me ha gustado. La historia está interesante, y sobretodo me ha gustado el detalle de que entren en el camarote y se describa la acción desde allí sin que veamos que está haciendo el viejo. Por otro lado, la raza de los pez-rana-humanos me intriga, me gustaría indagar en ella. El final me ha sorprendido un poco, de verdad han viajado a otro mundo? Curioso, y nos dejas con la intriga, está bien.

Por otro lado, no he pillado de donde salían las citas en cursiva, ya que la primera estaba escrita en los pergaminos del anciano, pero las otras dos no pone de donde salen, parecen casi como una voz en off. Ve con ojo con los acentos, te has dejado varios, te recomiendo que le eches otra ojeada.

Ah, y lo del ángel también me ha gustado, jajaja. No se me había ocurrido que pudieran dejar estelas u oler bien, y me gusta, lo añadiré a su descripción.
Hola Haradrim,

No está nada mal, la historia de antiguos seres mitológicos, mundos perdidos, etc. siempre da juego.

He visto algún fallo menor de ortografía pero la gramática es correcta y da fluidez al relato. El final especialmente es lo que más me ha gustado, la imagen que transmite.

¿Se queda aquí, o va a haber continuación?

Saludos, nos leemos!
No habia pensado en continuarlo, pero, quizas...