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Full Version: NOVELA SIN TITULO (NUEVO) ¡¡¡¡OPINIONES POR FAVOR!!!!
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BUENO COMO PROMETÍ ACABE EL PRIMER CAPÍTULO, LO HE RESUBIDO CON LOS CAMBIOS, MODIFIQUÉ ALGUNAS COSAS Y QUITÉ OTRAS. HOY ESTUVE OCUPADO POR ESO TARDÉ UN POCO PERO AL FIN ESTÁ HECHO ESPERO QUE LES GUSTE. POR SUPUESTO, ESTA SUJETO AL CAMBIO ASÍ QUE SI ALGO SOBRA O FALTA POR FAVOR DÍGANMELO. GRACIAS (EL TITULO ES PROVISIONAL SI ACABA POR CONVENCERME QUIZÁS LO DEJE)

Hola un saludo grande a esta gran y hermosa comunidad, bueno acabo de registrarme así que es mi primer día en este foro y espero estar activo de ahora en más, no se si aré bien en mencionar que pertenecía a un foro de nombre fantasíaepica y como éste fue disuelto por motivos que desconozco quería saber si había aquí alguno de sus ex-integrantes. Por otro lado y como no podía ser menos quería aportar mi pequeño grano de arena y subir un fragmento de mi más reciente trabajo, como no hace mucho que empecé con él creo que no es necesario remarcar que necesitará correcciones, quitar o agregar palabras, título del mismo, sin mencionar que aún esta inconcluso,etc así que pido su ayuda con respecto a esto. Desde ya agradezco de antemano a todo aquél que se tome la molestia de leer aunque sea unas lineas y aporte su opinión, sin más los dejo con lo que sería el primer capitulo.

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     El chico estaba tumbado en la hierba, su pecho subía y bajaba incontrolablemente y sus ojos de un intenso azul recorrieron la hoja de metal que tenía frente a él y que descendía casi hasta tocar su cuello.  
    Intentó tragar pero su garganta estaba tan seca como sus labios, permaneció allí tendido un instante sintiendo aquel cosquilleo extraño recorriendo cada centímetro de su cuerpo, contemplando las esponjosas nubes pasar y llenando sus pulmones de aire fresco hasta que súbitamente apartó el metal con su mano y se puso en pie rápidamente.
    Sujetó con firmeza la empuñadura de su espada y se colocó en guardia encorvándose ligeramente, percibiendo la brisa que agitaba su algo crecido y rubio pelo. Sus dientes apretados por la tensión comenzaban a dolerle, la verde hierba crujió bajo sus pies cuando avanzó amenazante y un instante después el rechinar de las espadas lleno el aire junto con su grito de guerra.  
-¡Vamos!... ¡Mátame si es que puedes!- gritó el otro sujeto despectivamente.
    Este era mucho más corpulento de unos cuarenta y tantos, llevaba el pelo ondulado de un color chocolate oscuro hasta los hombros y una barba de cuatro días. Sus ágiles, rápidos y repentinos movimientos evidenciaban que no era la primera vez que manejaba una espada y era de sospechar que poseía una habilidad incluso mayor que la que demostraba.
Por momentos el chico avanzaba victorioso pero sus intentos se desvanecían inevitablemente ante su oponente. En cierta ocasión, el muchacho tomo con ambas manos la empuñadura y realizo un movimiento vertical con todas sus fuerzas pero una vez más fue detenido casi con éxito en el último momento no sin antes provocar un pequeño corte en el pómulo de éste último.  
El chico gruñó por lo bajo poniendo todos sus esfuerzos en doblegar inútilmente a su oponente, sus rostros estaban tan cerca uno del otro que podía sentir su aliento. Las espadas siguieron juntas cuando ya cansado, perdió el ritmo y fue obligado a retroceder asediado por los ataques que repelía sin control una y otra vez.  
-¡Puedes hacerlo Yitán!- gritó una voz femenina.
    Desvió la mirada ligeramente para contemplar a una muchacha bajo la sombra del único y hermoso ejemplar de roble a media distancia y a continuación un dolor intenso en las pantorrillas lo invadió y cayó de espaldas. Al momento siguiente se encontraba en la misma situación que en un principio.
   Esta vez el hombre permaneció un instante de pie a su lado con el brazo en alto y la pierna con la que lo había golpeado aún extendida, el filo del metal comenzaba a hundirse en su cuello lenta y dolorosamente mientras éste observaba con ojos entornados el rostro cubierto por el enmarañado pelo en lo alto recortado bajo el sol. Luego el dolor desapareció y el pulido acero de la espada se alejó de su cuello.
-Eso no es justo- espetó Yitán agitado, cubriéndose del resplandor con su mano izquierda desde el suelo.
-En una batalla real eso ocurrirá continuamente…- masculló extendiéndole la mano- si te dejas influenciar por el entorno te asesinarán- concluyó fríamente limpiando la herida con el dorso de su mano.  
    La joven continuaba riendo por lo bajo.
-¡Valla forma de animar tienes!- gritó jovialmente Yitán para que ella lo oyera.-¿Estás bien?- preguntó preocupado, escudriñando el rostro de su compañero mientras caminaban.
-Creo que no moriré- sonrió –por otra parte, me agrada que me hallas alcanzado con tu espada- continuó señalando inconscientemente el arma que colgaba de la mano del chico.
-¿Eso quiere decir que he mejorado mi técnica?- preguntó con cierto aire de superioridad mientras sacudía el polvo de su ropa.
-Eso quiere decir…- obtuvo como respuesta –Que aún te hacen falta unos cien años más para estar a mi altura-. Habló satisfecho dejando ver una amplia sonrisa.
   Cuando ambos estuvieron bajo la sombra del gran árbol, la muchacha apartó la vista de las páginas del grueso volumen que sostenía abierto en sus piernas y alzó la vista para ver primero a uno y luego al otro.
-Has estado cerca esta vez Yitán- Habló dulce y claramente.
-Sí, cerca de que me cortara el cuello - confirmó el muchacho seriamente,  sentándose junto a ella –y por cierto, gracias por tu apoyo- habló irónicamente.
-No hay de qué- agregó conteniendo una risita. -Oye papá ¿te encuentras bien?- preguntó.
-No es nada- contestó quitándole importancia.
-Entonces podrías ser más suave la próxima vez ¿no? – concluyó, apartando de su rostro un mechón de su rubia melena y posando sus ojos grises en el rostro del hombre sentado al otro lado de ella.
-Lo intentaré hija- habló, notablemente cansado dirigiendo la mirada a la brillante hierba a sus pies para ocultar una ligera sonrisa.
    El repentino relincho de uno de los caballos tomó por sorpresa a la muchacha que lo disimuló clavando la mirada en las páginas.
Los animales a sus espaldas pastaban tranquilamente desentendidos de la conversación, tres magníficos ejemplares formaban el trío.  
Yitán observó el suyo un instante, Rubí, el bayo cuyo color rojizo le daban un falso aspecto peligroso había sido su compañero de viaje durante mucho tiempo.
-¿Sabes algo?- preguntó Yitán, extasiado.
Mientras pensaba las palabras, se quedo un momento perdido en los majestuosos picos nevados a la distancia, consciente de que ambos lo miraban, por fin había encontrado el momento de disipar una gran duda.
-A veces me pregunto cómo es que eres tan hábil en el uso de armas siendo un maestro y criador de Hipogrifos-.
    La joven; impasible, simulaba que aún leía pero era indudable que estaba atenta a cada palabra, como si aquella pregunta jamás se la hubiera hecho antes.
El silencio que procedió se extendió por varios e incómodos minutos, mientras tanto alzo la vista al cielo para ver las hojas y el murmullo que estas producían meciéndose sobre sus cabezas y cerró los ojos para percibir con más claridad el dulce aroma de la tierra.
-Creí que era evidente…- comenzó como si aquellas palabras despertaran sentimientos dolorosos.- Todo el mundo sabe sobre los ataques cada vez más continuos de los soldados ¿no?-
-Sí pero eso no lo explica- argumentó tranquilamente.
El hombre cambio su expresión de tristeza a incredulidad total.
-¿Acaso piensas jugar a las cartas con ellos si llegan aquí?- agregó irónicamente, arqueando las cejas, extendiéndose sobre la hierba hacia atrás usando sus brazos como apoyo. –En algún lugar detrás de esas montañas –acusó señalando con el dedo índice-  el mal se extiende como un virus. Deberíamos estar agradecidos de que aún no hayan llegado, ese es el motivo por el cual practico con la espada-.
- No puedes ser tan bueno practicando por tu cuenta, si no quieres contárnoslo solo…- comenzó a decir el muchacho convencido de que evitaba el tema.
-No… no es eso- habló mirando el suelo. – Es muy simple en realidad, cuando tenía tu misma edad tuve un maestro reconocido por el dominio en múltiples armas aunque su verdadero oficio era la herrería-. Habló inyectando un toque de misterio en su voz y haciendo una pequeña pausa para comprobar el impacto de sus palabras. – Todas las tardes cuando terminaba mis estudios me dirigía a su taller, pasaba largas horas allí, me encantaba- continuó con cierta nostalgia en su voz. – Como era de esperarse nos hicimos grandes amigos así que no paso mucho tiempo antes que comenzara a enseñarme todo lo que sabía con la espada, a pesar de su edad era inigualable; una tarde solo llegue como siempre, ansioso por aprender nuevos movimientos y solo lo encontré allí tendido boca abajo en el suelo cubierto de paja de su taller y su preciado martillo tirado a un lado, había sangre por todos lados, meses después me enteré que había sido asesinado por un soldado-
   Yitán miro al frente en cuanto Harold terminó, ese relato lo explicaba todo y no podía creer lo desconsiderado que había sido con él.
-Yo no- no sabía…- balbuceó
-Ya… suficiente de lamentaciones- intervino Harold, poniéndose lentamente de pie, se encaminó hacia su caballo seguido por la mirada de los jóvenes. –Veamos cuanto has mejorado…- continuó alejándose, como si aquella conversación jamás hubiera existido –…con esto- agregó, arrojándole un bulto envuelto en un manto que reconoció como su arco.  


     El resto de la tarde los tres practicaron el tiro al blanco, aún estaba confuso, no se explicaba como su prima podía ser tan buena en el uso del arco sin haber practicado jamás. Aún le daba vueltas a la idea mientras retiraba con algo de dificultad la flecha asida firmemente a la diana colocada estratégicamente sobre unos bloques de paja puestos con anterioridad con dicho fin donde Anabel había conseguido acertar por tercera vez en el centro.
<<Suerte de principiante>> se dijo en un intento de apaciguar sus pensamientos. Apartó la vista de la flecha y miro directamente hacia donde ambos lo esperaban, Anabel permanecía con el brazo extendido sosteniendo el arma, lucía su impecable vestido estilo inglés de color dorado y mangas anchas que contrastaba perfectamente con su blanca piel.
-¿Podrías decirme como lo has hecho?- susurró cuando estuvieron lo bastante cerca y comprobaban las ataduras de sus respectivos caballos.
- No es ningún secreto- sonrió dirigiéndole una mirada mientras guardaba su libro en una bolsa de cuero cargada por Ágata, su yegua. –La respiración lo es todo- agregó sencillamente en forma de consejo.
-¿La respiración?- susurró mientras ponía un pie en el estribo, era evidente que no lo había oído, lo que en parte lo alegró; no pretendía demostrar debilidad y mucho menos frente a Harold con el que había perdido también, así que se reservó los comentarios.
Una vez montado, usó la mano libre para acomodar la correa que sujetaba al carcaj con flechas. La oscuridad comenzaba a caer irremediablemente sobre ellos y con ella el frío viento de la tarde que empezaba a sentirse.
-Debemos darnos prisa- comentó Harold al pasar apresuradamente al lado de ellos. –Se nos ha hecho tarde, Eleonor se preocupará.  
   Eleonor era su madrastra, una mujer elegante digna para su padrastro, siempre se encontraba en la casa, además de atender los quehaceres diarios cuidaba también de Molly su hija más pequeña. Era cariñosa con ambas y hasta sobre protectora a veces, pero no comprendía porque resultaba dístate en su presencia, parecía otra persona aunque sonreía cuando creía que él no la miraba. Su relación se limitaba a lo más básico y se hablaban lo mínimo indispensable. Él creía que, por algún motivo que desconocía no le llegaba a agradar completamente, pero eso no le importaba, estaba dispuesto a soportarlo si eso implicaba no perder su amistad con Harold y Anabel.    
Yitán continuó perdido en sus pensamientos, avanzando lentamente por el sendero que descendía serpenteando por la colina, el frío se intensificaba más a medida que bajaban y no se había percatado de que sus ojos empañados dejaban escapar una lagrima rebelde. Sujetaba con fuerza un colgante que llevaba entre sus ropas cuando Anabel aminoró la marcha.
-Yitán…- habló lo suficientemente alto como para que nadie más la oyera.
Rápidamente paso el ante brazo por su cara borrando todo rastro comprometedor.
-Qué-qué sucede Anabel- habló distraído.
-¿Por qué lloras?-
-No son lágrimas… el viento irrita mis ojos- mintió, acomodando el cuello de la camisa en un intento por ocultar el colgante.
-No tienes porqué fingir, te conozco bien- insistió acercándose aún más. -¿es por ellos verdad?- quiso saber.
Durante lo que pareció un eterno minuto, ambos permanecieron en silencio, el sonido de las patas al pisar y el viento en sus oídos fue lo único que se escuchó mientras comprobaban la distancia que los separaban de Harold.      Sin decir una palabra, Yitán miro por el rabillo del ojo y observo a su compañera marchando delicada y lentamente junto a él, miraba hacía el frente mientras la brisa alborotaba su pelo.
-No puedo evitar pensar en ellos- habló al fin.
-Yo tampoco podría, no puedo decirte que no lo hagas, pero por favor no te pongas mal por ello, que tal si por algún motivo continúan allí fuera, en algún lugar, esperándote-. Lo animó.
-¿De verdad piensas eso?-
Pero antes de que pudiera oír la respuesta, un chillido largo y lastimero cortó el aire, se detuvieron aguzando el oído y otro sonido como el de un águila gigante volvió a sentirse. Analizaron su entorno en busca de algún animal pero no hallaron nada.
-¡Vamos! ¡Rápido! Eleonor puede estar necesitándonos-. Gritó Harold desde la distancia espoleando su caballo. -¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!- continuó gritando mientras corrían por el terreno despejado, al cabo de cinco minutos la figura de una cabaña al pie de una montaña se hizo visible. La misma era de dos plantas, un establo y un corral se vieron después, tras ella un extenso bosque de pinos al pie de una imponente montaña de rocas completaban el paisaje.  
Al llegar, Harold desmontó antes de que el caballo detuviera la marcha y desenvainó su espada precedido por Yitán y Anabel que buscaba protección cubriéndose tras él.
No tardaron en percatarse que algo extraño estaba ocurriendo, en la entrada de la casa, cinco enormes criaturas que custodiaban la puerta se pusieron de pie amenazantes cerrando el paso, una de ellas avanzo entre las demás abriendo ferozmente el pico en su dirección extendiendo las alas y produciendo otro chillido que provocó que el trío cubriera sus oídos para protegerse. La bestia poseía una enorme cabeza pecho y alas de un águila, pero su parte trasera correspondía a un león.
Anabel tomaba por los hombros a Yitán quién a su vez era cubierto por Harold que se paraba entre ellos y la criatura como un escudo humano.  
-Manténganse juntos-. Gruñó retrocediendo sin dejar de cubrirlos y mirar directamente a los amarillentos ojos.
Las bestias restantes comenzaban a rodearlos ocultas a medias por la semioscuridad esperando el momento oportuno para atacar.

FIN DEL PRIMER CAPÍTULO























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Hola, Walter!
Bienenido!
Claro que hay gente de Fantasiaepica (FE), muuuuucha Big Grin
El antiguo foro tuvo varios conflictos, primero se cayó el servidor donde estaba alojado, y como Jemact, el admi, estaba complicado con sus tiempo, no pudo arreglarlo. Luego algunos compañeros ayudaron y rescataron la info, y todo estaba listo para el arranque, esperando a Jemact. Pero en ese intertanto atacaron los chinos y hackearon... y quedó la escoba. Creo que después se rescató todo otra vez, pero jemact estaba muy muy ocupado, así que en el intertanto, nos reagrupamos en facebook, y de ahí surgió la idea de abrir este espacio, así que aquí estamos!!
Te recomiendo que te presentes en el hilo de Presentaciones, en Comunidad.

Tu historia pinta bien, comencé a leer y llegué hasta el final de tu fragmento. Tienes una escritura amena, aunque hay algunas cosillas que se pueden pulir.
Si te animas, te dejo invitado al Dragón Lector. Ahí vamos colgando un par de fragmentos por turnos, y vamos comentandonos y corrigiendo semana a semana. Se aprende bastante.
Eso, un saludo y que lo pases bien por el foro! Wink
Hola Azaharys, muchísimas gracias por contestar y sobre todo gracias por tu opinión, lamento de todo corazón por las dificultades en las que se vio envuelto dicho foro, una verdadera lastima la verdad, era un excelente espacio (!aunque eso no quita que este también lo sea claro!) estoy seguro que este volverá a ser practicamente igual al anterior ^^. Por otra parte, más que claro está que participaré en dichas actividades que mencionas. En este preciso momento estaba trabajando en la novela (me sorprendo a mi mismo jaja) Como buen lector que soy no faltaba más que crear mi propia historia ¿no? aunque no sea tan bueno como Stoker o un Tolkien que por ahí vamos jajajaja (ojalá). Mañana editaré el fragmento publicado, esta vez con algunas variaciones y en lo posible completo, pensé en editarlo para evitar reabrir otro tema con el mismo contenido para mantener el orden, así que estas invitado a ojearlo mañana si no es molestia. Bueno no quiero extenderme más gracias de nuevo y estamos en contacto
jaja! Es bueno sorprenderse uno mismo, escribir es bueno para la salud. Dale, edita, y después me haré un tiempo para hacerle una corrección tipo Dragón Lector, y a ver si te animas y me cuentas si decides participar. Me tienes que avisar para añadirte al grupo, porque es un grupo secreto... jejeje Smile