10/07/2016 11:15 AM
Hola compañer@s
Hace ya tiempo que no me paso por aquí (mucha faena jeje), espero poder tener ahora más tiempo e ir subiendo algunas cosas y comentar vuestras historias
Aquí os dejo una pequeña historia a ver que os parece
Espero que os guste!
ÁGUILA
Juan nunca había visto un águila. Un día, su madre le pidió que cerrara los ojos, y se dejase guiar por el movimiento de sus manos sobre el papel. Juntos dibujaron un águila que surcaba los cielos. Su alma de niño, que miraba curiosa a través de sus ojos mortales, se maravilló ante la imagen de aquel águila, valiente y libre. Su padrastro descubrió el dibujo, se echó a reír, y lo tiró a la basura. Pero Juan había podido ver cómo era un águila.
Entonces Juan la talló, sintiendo, en cada movimiento de sus pequeñas manos sobre la madera, los latidos de la vida que estaba creando. Con su nuevo amigo se fue al campo, y jugó a imaginar que los dos volaban con el viento. Su padrastro se la arrebató, y la arrojó al fuego. Juan fue fuerte. No desistió...
Al atardecer salió a escondidas de su casa. Atravesó el bosque, hasta llegar a un solitario páramo. Se tumbó sobre una gran roca y se puso a tocar su flauta. Llamaba a su amiga, en aquel lenguaje sin palabras que solo entienden aquellos que no tienen voz...
Presta, vino la rapaz, envuelta en un aura de colores. Se posó a su lado, sobre la misma roca, y por primera vez los ojos de Juan vieron al águila que su mente había imaginado y que sus dedos habían creído tocar.
-Ahora, por fin, mis ojos te ven y mi corazón te siente...-, le dijo a su compañera.
Y juntos cantaron en el crepúsculo creciente, allí donde el sol se adentraba silencioso, sonriente, en la casa de la muerte. Su hogar.
Hace ya tiempo que no me paso por aquí (mucha faena jeje), espero poder tener ahora más tiempo e ir subiendo algunas cosas y comentar vuestras historias
Aquí os dejo una pequeña historia a ver que os parece
Espero que os guste!
ÁGUILA
Juan nunca había visto un águila. Un día, su madre le pidió que cerrara los ojos, y se dejase guiar por el movimiento de sus manos sobre el papel. Juntos dibujaron un águila que surcaba los cielos. Su alma de niño, que miraba curiosa a través de sus ojos mortales, se maravilló ante la imagen de aquel águila, valiente y libre. Su padrastro descubrió el dibujo, se echó a reír, y lo tiró a la basura. Pero Juan había podido ver cómo era un águila.
Entonces Juan la talló, sintiendo, en cada movimiento de sus pequeñas manos sobre la madera, los latidos de la vida que estaba creando. Con su nuevo amigo se fue al campo, y jugó a imaginar que los dos volaban con el viento. Su padrastro se la arrebató, y la arrojó al fuego. Juan fue fuerte. No desistió...
Al atardecer salió a escondidas de su casa. Atravesó el bosque, hasta llegar a un solitario páramo. Se tumbó sobre una gran roca y se puso a tocar su flauta. Llamaba a su amiga, en aquel lenguaje sin palabras que solo entienden aquellos que no tienen voz...
Presta, vino la rapaz, envuelta en un aura de colores. Se posó a su lado, sobre la misma roca, y por primera vez los ojos de Juan vieron al águila que su mente había imaginado y que sus dedos habían creído tocar.
-Ahora, por fin, mis ojos te ven y mi corazón te siente...-, le dijo a su compañera.
Y juntos cantaron en el crepúsculo creciente, allí donde el sol se adentraba silencioso, sonriente, en la casa de la muerte. Su hogar.