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[Ciencia Ficción] Relatos del Páramo - ly23 - 26/01/2017

Buenos días,

Me llamo Luis, y he empezado hace poco a escribir una serie de relatos conducido por una imaginación desbordada que tengo que liberar. Se trata de una serie de relatos ambientados en la temática apocalíptica postnuclear, que es un tema, a mi parecer poco explotado literariamente hablando. La idea es escribir una serie de historias simultaneas entrecruzadas, con varios protagonistas sin relación alguna. Localizada toda la historia en el Páramo de la península ibérica, muchos años después de una guerra nuclear. Este es el primer fragmento que tengo listo, y siento la necesidad de compartirlo para conocer opiniones, críticas etc...

Con esto, les dejó con ese primer fragmento del que hablaba, La senda parte I


RE: [Ciencia Ficción] Relatos del Páramo - ly23 - 26/01/2017

El cielo se teñía de sangre, fuego y cenizas, el nauseabundo olor a carne quemada que impregnaba el aire hubiera retorcido el estómago hasta del más frío de los hombres. Estaba ahí de nuevo, en el asentamiento de Jardín del Soto, empezaba todo de nuevo, otra vez. Hombres y mujeres intentaban defender uno de los últimos baluartes de la humanidad con lo que fuera necesario, armas de fuego, cuchillos, tuberías… cualquier objeto podía ser un arma en casos de necesidad, y desde luego aquel lo era.
Habían sido advertidos unos días antes por un trotamundos sucio y famélico que decía venir de Toledo, rodeando el Cráter de Madrid por la M-50. Según les contó, el asentamiento donde residía con su familia había sido arrasado por una horda mutante, que violó y canibalizó a los pocos habitantes que dejaron con vida, una auténtica masacre.
Los habitantes del Jardín no hicieron mucho caso, los mutantes compartían un odio mutuo con el ser humano. Rechazados habitualmente por su tendencia a la demencia, a la locura, y a sus malformaciones; algunas muy poco agradables. Pero así como les era difícil socializar con los humanos, también les era difícil entre los de su misma especie, viviendo normalmente una vida nómada, en soledad o en grupos muy reducidos. La simple idea de un grupo grande, organizado, y que no acabase matándose entre sí, resultaba antinatural, improbable, y de ser remotamente cierta, terrorífica.

Hasta entonces había sido un lugar tranquilo en las ruinas de una urbanización a las afueras de Madrid, con poca presencia de radiación, rodeado por una muralla ligera levantada con basura y chatarra, con unas pocas torres vigía desde donde se veía el horizonte y que otorgaban una leve sensación de seguridad. En el asentamiento vivían con suerte unas cien personas, casi todo famílias, repartidas entre chabolas erguidas sobre casas en ruinas y  casas que habían sobrevivido al apocalipsis atómico y al cruel paso de los años. Al norte del asentamiento fuera de las murallas, se cultivaban algunas de las pocas cosas comestibles que eran capaces de crecer en aquel páramo, lo cual hacía que tener que procesar abono casero y aguantar el hedor que desprendían los silos en verano no estuviera tan mal cuando llegaban las cosechas. Las zanahorias, rábanos y calabazas, con propiedades beneficiosas en la lucha contra la radiación entre otros vegetales eran las protagonistas de los cultivos. Al otro lado de la muralla, había un arroyo, desde el que se recolectaba agua y se transportaba a un viejo centro escolar cercano donde gracias a una vieja caldera, se realizaba un proceso de purificación a base de hervir el agua y hacerla pasar por una serie de filtros; que conseguían convertirla en agua medianamente limpia y potable.

Aquel día Iker se levantó tarde y con mal sabor de boca. Había pasado la noche anterior bebiendo, junto a otros jóvenes del asentamiento, un licor casero a base de bayas que compraron a escondidas en una de las caravanas de mercaderes que frecuentaban el asentamiento. No recordaba nada a a partir del segundo chupito de aquel brebaje morado de sabor fuerte, al que los mercaderes se habían referido como “Sabor del páramo”.
Por lo que a él respectaba había conseguido entrar en casa y acostarse sin despertar ni a sus padres ni a su hermana. La residencia de la familia Ibarra se encontraba en una de las ultimas calles, y colindaba con la muralla que los protegía allí dentro y para Iker también los mantenía aislados del mundo, cautivos. Era un hogar humilde, construido a partir del esqueleto de un antiguo chalet de dos plantas, cuyo cuerpo había desaparecido hacía muchos años atrás, como si las alimañas hubieran devorado la carne de un cadáver; dejando los huesos pudriéndose a su merced bajo el temible sol del páramo. Un conjunto de placas de madera, planchas de metal y yeso, junto a partes de la estructura original conformaban aquella chabola a la que Iker llamaba “hogar”.  La verdad es que era poco luminosa, y durante las primeras horas del atardecer ya era imposible ver algo con claridad sin la ayuda de velas u otros utensilios.
El padre de Iker, el Señor Ibarra era un hombre de campo, fuerte y robusto como una viga de tez clara y cabello oscuro. No siempre se encargó de cuidar el ganado, las pocas veces que le había oído hablar de la época anterior a colonizar aquel pedazo de tierra llamado Jardín del Soto, explicaba que pertenecía a una familia de comerciantes de especias al Norte, tocando el Gran Salado en una ciudad estado y que tanto él como su madre tuvieron que huir al Sur cuando esta se quedó embarazada de él. El padre de ella por lo visto era un hombre muy influyente y peligroso, que no aceptaba que su hija festejáse con el hijo malcriado de un simple vendedor de hierbas secas, en cuanto supieron que estaba embarazada no les quedó más remedio por el bien de su hijo nonato, que huir con una caravana de colonos que pretendía construir un asentamiento independiente en las ruinas de las afueras de Madrid. El nació en el Jardín del Soto, cuando era ya un asentamiento completamente funcional, por los recuerdos de la niñez recordaba que no siempre había habido una muralla alrededor de sus vidas. Tras varios incidentes con la fauna local se decidió definitivamente a amurallar el Jardín. Al cabo de unos años nació su hermana, se llevaban exactamente seis, ella ahora tenía diez, y era una niña encantadora, de piel clara como su padre y compartía con su hermano ese cabello rubio rebelde heredado de su madre.

Iker se incorporó rascándose la cabeza con una mano y con la otra intentando limpiarse las lagañas.

─La boca me sabe a mierda…

Finalmente se levantó de la cama, lamentando  haberse dejado convencer por el gilipollas de su amigo Sergio de comprar aquel néctar enfermizo.  Se dirigió al fondo de la habitación y se apoyó en un mueble que hacía las veces de tocador. Sobre el viejo mueble descantillado, entre trastos varios, reposaba una palangana con agua limpia que renovaba su madre en víspera de la noche. Hundió sus manos en el agua y se lavó la cara, después se humedeció aquel cabello desgreñado y con la ayuda de un peine intentó luchar contra su rebeldía. La insistencia de aquella media melena en tomar la forma contraria a la que quería Iker lo acabó desesperando

─Te voy a acabar pasando las tijeras. Lo juro.─ Dicho esto metió la cabeza entera en la palangana.


En la parte trasera de la chabola el padre de Iker acababa de recoger los huevos del gallinero y se disponía a muñir a Dorys, la vaca de la família. El animal estaba bien alimentado, Albar, el padre de Iker se encargaba bien de ella, era muy importante para la subsistencia de la família y muy querida. Aún así, presentaba una apariencia desnutrida y decrépita a causa de un ADN devastado, fruto de varias generaciones expuestas a la radiación. Pero lo importante es que daba leche, una importante fuente de calcio, y grácias a los cuidados de Albar y de Iker, el nivel de radiación era casi nulo aunque costara creerlo viendo el aspecto del animal. El aspecto de las gallinas no era mucho mejor, la mayoría mantenía cuatro plumas mal contadas y en ocasiones, cuando las dejaban criar, nacían polluelos bicéfalos o con varias patas que iban directos a la cazuela.
<<Aquí no se desperdicia nada>>  Decía siempre el señor Ibarra.
Al igual que con Dorys, a pesar de su apariencia, legado de una genética totalmente machacada, estaban lo más sanas que podían estar, y tanto su carne como sus huevos eran totalmente comestibles. En un mundo como aquel, tener algo que llevarse a la boca estaba por encima de las exquisiteces, y si se tenía que comer algo ligeramente irradiado para llegar a mañana, se comía.
Iker salió por la puerta trasera. Recoger los huevos de la mañana y sacarle leche a Dorys era su tarea, pero aquel día se había quedado enganchado en las sabanas, con resaca.

─Te has quedado dormido...─ su padre lo miró de reojo mientras estrujaba las ubres de la vaca. ─¿Lo pasaste bien anoche?

Íker se quedó de piedra, por el tono sarcástico de su voz se percató de que quizá no había sido tan sutil al llegar a casa como creía. Entonces recordó a modo de flashback que quizá hubiera vomitado un par de veces, y como su padre lo ayudó a meterse en la cama.

─Lo siento mucho, no volverá a ocurrir.─ Musitó avergonzado

─Tranquilo hijo mío, todos hemos sido jóvenes, y tu ya eres practicamente un hombre, pero no te acostumbres a que me encargue yo de tus responsabilidades.

Iker asintió. Su padre nunca había sido muy duro con él, siempre y cuando no se pasara de la raya. Albar había dejado una cesta repleta de huevos sobre la mesa de camping, frente al gallinero. El muchacho fue hacia allí y la recogió con la intención de llevarla a la cocina pero su padre lo interrumpió.

─Ya entraré yo los huevos, tranquilo. Tu madre ha ido a buscar agua limpia a la Caldera. ¿Podrías ir a echarle una mano?

─Claro, por cierto…¿dónde está Emma?

─Creo que en la plaza, hoy es día de mercaderes y ya sabes como le gustan las historias de esos trotamundos.

─Si, ─ se echó el cabello mojado hacia atrás. ─Quizá me paso luego si no ha vuelto todavía, a mi también me gustan.

─Ya se lo mucho que te gustaría ser cazador, pasar jornadas enteras ahí afuera,viendo mundo, y viviendo aventuras, pero me temo que tu herencia va a ser el campo y estos putos animales que no hacen más que comer y cagar. Y creeme, es mucho mejor estar aquí que enfrentarse a bandoleros psicópatas y a las bestias del páramo. No quieras vértelas con un Jabalí de la sierra, ni siquiera con un javato.

─Menuda mierda, parece que voy a tener que conformarme con eso─hizo una pausa .─ Al menos por el momento.

Albar, su padre, se levantó con los brazos en jarra y le recriminó.

─Cuidado con esa boquita muchacho.

─Si, si… Voy a buscar a mamá. Nos vemos más tarde.

Y se fué. Hacia la calle principal, dirección a la puerta del amurallado, donde justo estaba la Caldera. No tenía ganas de discutir, menos con su padre, y menos aún sobre cómo se sentía viéndose ahí atrapado para siempre. Quería viajar, ver desde las alturas el Cráter de Madrid y lo que quedaba de la ciudad. Viajar al norte y conocer la ciudad natal de sus padres, Lurberria , que significaba “nueva tierra” o viceversa; no conocía muy bien la diferencia. Deseaba conocer gente nueva, sobre todo chicas, chicas risueñas de asentamientos lejanos que suspirarían por tan gran aventurero. Desde muy pequeño, le encantaba ir a la plaza cuando venían los mercaderes. Sus mercancías por sí solas ya contaban historias que volaban en su imaginación: pieles varias de criaturas insólitas en ocasiones increíblemente grandes; objetos antiguos de antes de la guerra que despertaban la curiosidad de muchos; o en ocasiones, armas y municiones, herramientas de muerte gastadas por un sinfín de usos y dueños.
Muchas de las armas estaban herrumbrosas y melladas. Era palpable en su apariencia que llevaban disparadas muchas balas. En ocasiones habían algunas que habían sido reparadas con piezas de otras armas, o incluso de algún otro tipo de aparato. También las municiones habían pasado por un proceso de manufactura. En un mundo en el que no existían ya las grandes fábricas de antaño, y con el ímpetu atemorizante con el que el páramo intentaba devorar a las gentes que intentaban cruzarlo, existía la necesidad de protegerse, y eso, también era un negocio. Había oído de sitios en los que convertían la chatarra que predominaba allá donde mirases, en municiones, de diferentes calidades, peso, dureza, combinaciones de tal y cual metal. Pero por lo que sabía no eran como las de antes, las de antes de la guerra. Esta nueva generación de la era postnuclear atascaba las armas con frecuencia, empeorando aún más su estado después de tantos años. Alguna vez alguien le recomendó armas de tensión, munición limitada y recarga aparatosa, si, pero mortíferas, sigilosas, y la ventajosa posibilidad de reutilizar la munición. Por eso Iker siempre había deseado su propio arco, poder salir aunque fuera a las afueras  ha abatir alimañas y variar de vez en cuando el menú.

<<Algún día tendré mi propio arco>> Se repetía cada vez que veía alguno expuesto.

Evidentemente cualquier cosa que sirviera para defenderse costaba un ojo de la cara, y no se lo podía permitir.
Ya estaba llegando al final de la calle cuando se encontró con Sergio. El muchacho quizá un año más grande que él, lucía un rostro pálido y con ojeras. Suponía que al igual que él, también se había levantado con cierto regusto a vómito como recuerdo de la noche anterior.


─No pienso volver a probar esa mierda Iker, esta mañana estaba hecho un asco.
─Bienvenido al club, no pienso volver a hacerte caso gilipollas; nos lo pasaremos bien dijiste; es lo que beben los hombres del páramo.

─¡Eh!─ Exclamó ofendido. ─ Estuviste de acuerdo, yo no te obligé. Por cierto ¿dónde vas?

─A echarle una mano a mi madre, ha ido a la Caldera a por agua.

─¿Te refieres a ese líquido transparente con cierto regusto cobrizo?

─Pue si que te has levantado quisquilloso. ─ Ambos se echaron a reír.

─Oye Iker, una cosa, Hector me ha dicho que en el pueblo, en el viejo edificio del ayuntamiento están creciendo flores que brillan. Dicen que si te las comes flipas un buen rato. He quedado con ellos más tarde después de comer para ir a verlo. ¿Te apuntas?

─¡¿Han estado comiendo Flor de Tercianaria?! ─.Iker quedó perplejo por la insensatez de todo aquello; por lo que sabía, la planta había mutado con el paso de los años, ahora la flor era capaz de brillar en la oscuridad, y probablemente radioactiva. ─ Putos tarados de los huevos, si no mueren por irradiación morirán de algo peor por meterse en el cuerpo la primera mierda iridiscente que pillan a su paso. Me apunto porque nunca las he visto y he oído que son un espectáculo, pero paso de probar nada.

─Tranquilo tio, yo tampoco, mis ganas de descubrir nuevas sensaciones están cubiertas durante una temporada. Vamos, salimos un poco de este muermo de aldea, y nos volvemos, está cerca. No habrá complicaciones.

─Venga pues, pasame luego por mi casa. Pero no le digas a nadie que vamos al pueblo, si mi padre se entera me matará.

─Trato hecho, te paso después de comer. Voy a ver a los mercaderes mi madre me ha mandado a ver si traían raíces de santo por si necesita hacer ese asqueroso  ungüento para las heridas.

─No se lo digas a Hector y los suyos, no sea que se les ocurra intentar colocarse con esa mierda. ─ La carcajada debió escucharse de punta a punta del asentamiento. Hasta llamaron la atención del guardia de la torre que custodiaba la puerta principal; que se giró para ver qué ocurría antes de volver la vista. ─ Bueno me voy ya, nos vemos.

─Si, te paso después de comer, hasta luego.



RE: [Ciencia Ficción] Relatos del Páramo - kaoseto - 26/01/2017

Buenas, ly23, y bienvenido por fantasitura!

Me parece interesante escribir sobre una posible tierra radioactiva y lo original es que tu historia no empieza en USA sino en Madrid, y además con una familia vasca, jeje. ¡Sólo faltaba que fuera de Bilbao!

Se nota la imaginación y que te has currado el modo de vida de Iker y su familia y me he leído el capítulo de un tirón. Sólo diría dos cosas que me han chocado:

- los dos primeros párrafos quedan un poco confusos con respecto al resto, la llegada de la información empieza un poco in medias res sin explicar de quiénes se está hablando.
- A veces da la impresión que Iker se ha teletransportado de nuestra época a la suya de lo bien que conoce cómo eran antaño las cosas y cómo las presenta como «normal» en comparación a su vida, cuando lógicamente a él lo que le parece normal es tener una vaca mutada y polluelos bicéfalos ^^

Por lo demás, el estilo es ligero y da ganas de saber qué va a pasar con esas flores brillantes.

Lo malo con esas cosas es que, como se parte de algo que teóricamente podría ocurrir, luego es necesario documentarse bastante y es fácil meter la pata. Por eso yo suelo preferir la fantasía completa ^^

Me ha llamado la atención esa división de grupos entre los «mutantes» y los humanos, diciendo que son dos especies distintas: doy por hecho entonces que no se pueden reproducir entre ellas. Supongo que esa especie de mutantes se formaría desde el principio de la exposición a la radiación pero, a menos que los humanos hayan mutado para ser más resistentes a la radiación, adivino que un buen porcentaje de sus hijos seguirá naciendo con malformaciones en la era de Iker, ¿esos pertenecen a la especie de los «mutantes» también? Para dar un dato, en 2014, justo después de la guerra, parece ser que el 23% de los recién nacidos en Libia nacieron con malformaciones a causa de las bombas de uranio empobrecido. Si estalla una guerra nuclear mundial y estallan centrales y bombas por todos los lados, con cuatrocientos reactores soltando año tras año la misma radioactividad que Fukushima, no sé si ningún animal grandote como el humano iba a salir vivo de esa. Pero bueno, esto es ciencia ficción y, aparte de que tendríamos un montón de zonas de la tierra condenadas para millones de años, no se puede adivinar tampoco qué es lo que pasaría en la vida real… ¡esperemos que no lo avergüemos nunca!

Yo me vuelvo a un mundo menos apocalíptico Smile No dudes en postear más por aquí!

Saludos,


RE: [Ciencia Ficción] Relatos del Páramo - ly23 - 26/01/2017

Buenas tardes!

Gracias por gastar algo de tu tiempo en mi tiempo! jaja

Te cito:

(26/01/2017 11:54 AM)kaoseto Wrote: - los dos primeros párrafos quedan un poco confusos con respecto al resto, la llegada de la información empieza un poco in medias res sin explicar de quiénes se está hablando.
- A veces da la impresión que Iker se ha teletransportado de nuestra época a la suya de lo bien que conoce cómo eran antaño las cosas y cómo las presenta como «normal» en comparación a su vida, cuando lógicamente a él lo que le parece normal es tener una vaca mutada y polluelos bicéfalos ^^

Estoy muy contento con lo que me comentas, y desde luego, tengo muchas ganas de pulir y mejorar.

En cuanto al primer punto, si, tienes razón. Quería empezar con algo caótico a modo de pesadilla y no me acabó de gustar, pero seguí y como el resto iba tomando forma pensé Ya lo arreglare mas adelante.

En cuanto al punto dos, agradecería algún ejemplo. Quería contarlo desde un principio como el punto de vista del narrador, no de Iker, y puede que no lo haya sabido plasmar así.

Y lo de los mutantes va explicado un poquito mas adelante!!!! Casi nada unas poquitas paginas más.


Y sobre todo gracias!


RE: [Ciencia Ficción] Relatos del Páramo - kaoseto - 27/01/2017

Buenas de nuevo, ly23,

Pues si lo que querías era contar la historia desde el punto de vista de un narrador externo, entonces no hay ningún problema. No estoy muy acostumbrada a esa manera de contar y me había metido en la cabeza que, a partir de cuando acabas de presentar a la familia y se levanta Iker, empezaba el narrador interno. Por eso me chocaron por ejemplo estos trozos:

- «En un mundo en el que no existían ya las grandes fábricas de antaño,»

- «Esta nueva generación de la era postnuclear atascaba las armas con frecuencia, empeorando aún más su estado después de tantos años.» (que luego va seguido de una frase que me pareció casi salida de un pensamiento de Iker: «Alguna vez alguien le recomendó armas de tensión, munición limitada y recarga aparatosa, si, pero mortíferas, sigilosas, y la ventajosa posibilidad de reutilizar la munición.»)

Pero bueno, como digo, no es que esté mal, simplemente es que yo lo vi todo desde la perspectiva del protagonista y me extrañé que hiciera tales comparaciones.

Quote:Y lo de los mutantes va explicado un poquito mas adelante!!!! Casi nada unas poquitas paginas más.

Pues ya lo leeré si lo posteas pues ^^

Saludos!


RE: [Ciencia Ficción] Relatos del Páramo - Aljamar - 30/01/2017

Buenas Ly,

Encantado de leer cosas nuevas por aquí. No soy demasiado aficionado a la ciencia ficción-apocalíptica (soy más de espadas y elfos) pero ahí van algunos comentarios:

Quote:una serie de relatos ambientados en la temática apocalíptica postnuclear, que es un tema, a mi parecer poco explotado
No sé yo si está poco explotado...  Big Grin

- como dice kaoseto, el principio no acaba de encajar con toda la historia de Iker, pero no voy a entrar más porque parece que está claro.
- como también dice kaoseto, hay cosas que Iker no debería decir o pensar... creo que mezclas un poco el narrador omnisciente (explicación general del contexto) con los pensamientos de Iker...
- se me hace un poco pesada la descripción de la casa, junto con la familia de Iker, el pasado de sus padres, Jardín del Soto y alguna cosa más... no porque sean largas de forma separada, pero creo que es demasiada información en conjunto, y además de momento irrelevante para la acción y el protagonista. Quizá deberías dosificarlo en posteriores capítulos, o presentarlo de forma distinta (dialogada?)
- sobre ortografía y gramática, algunos fallos que hay que repasar, querría destacar:

* el nombre del padre de Iker, que supongo que será Álbar y no Albar (o quizá no  Wink )
* "poder salir aunque fuera a las afueras ha abatir alimañas" que sería "a abatir"
* algunas comas que marean un poco al leer la frase, por ejemplo: "El padre de Iker, el Señor Ibarra, era un hombre de campo, fuerte y robusto como una viga, de tez clara y cabello oscuro."

Por lo demás, en general la historia tiene buena pinta y parece que tienes las ideas claras! Así que te animo a que sigas subiendo y veamos cómo sigue la historia!

Nos leemos!