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[Fantasía] Primer Cap. de Almas de Aurora y el Réquiem del Daethmon Noble - Printable Version

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[Fantasía] Primer Cap. de Almas de Aurora y el Réquiem del Daethmon Noble - RelampagoAzul - 27/05/2018

Saludos lectores de fantasitura, me llamo Andrés Pirela y soy nuevo en este espacio. Publiqué cosas sobre mis escritos en la libreria del foro, pero hace poco leí que se da a conocer mejor por esta parte. Así que les presentaré mis dos obras de una vez.

[Image: Portada%20Nueva%20AdA%20copia.jpg]  [Image: Portada.jpg]

A continuación las sinopsis:

Edit:
Almas de Aurora: El reino en penumbra
Aurora, un universo en donde las auroras boreales iluminan el espacio con su luz, y contiene diferentes clases de planetas, los cuales convierten este lugar en una mezcla de fantasía y tecnología moderna. Es en este sitio donde ocurrirán las proezas de un grupo de héroes que, junto a los dragones legendarios, protegerán a Aurora de las amenazas que acechan en las sombras. Todo se pondrá en marcha cuando Spike, Eclipse y Antoni fijen sus miradas hacia la luz del crepúsculo eterno de un planeta.

Réquiem del Daethmon Noble
En un mundo donde los humanos ignoran a las Gárgolas, ningún mortal sabe que desde el Mundo Espiritual estas criaturas protegen las catedrales de los demonios. Desde hace siglos, ellos desempeñan este importante papel con mucho orgullo y responsabilidad, ya que si estos recintos sagrados se derrumban, significaría que el orden entre el bien y el mal se perdería. Sin embargo, en los tiempos más recientes, donde la paz ha prevalecido, existe una Gárgola llamada Murder, quien piensa en su deber como algo monótono. Muchas veces ha deseado entrar en acción aún sabiendo que no se cumpliría su pedido, lo que él no sabe es que un lancero se dirige a una torre de reloj que está a su vista, ¿su inevitable encuentro cambiará su vida?

Les dejaré anexado el primer capítulo de cada obra, quisiera saber sus opiniones. Si alguno está interesado en leer la obra completa, están disponibles en Amazon, aquí los links:



RE: [Fantasía] Primer Cap. de Almas de Aurora y el Réquiem del Daethmon Noble - Eliron - 27/05/2018

Hola, aquí en historias se sube mejor fragmentos de tus relatos, por lo que es mejor si suben por ejemplo el primer capítulo o algún fragmento de tu libro. Aquí te podrán comentar y hacer una crítica a tu obra. Te comentaré mis impresiones de la sinopsis.
Creo que la primera sinopsis es pero que la segunda, dicho esto creo que debes de cambiar el tipo de sinopsis que haces.
No cuentes lo que pasar tu historia, la sinopsis tiene que ser más como u. Trailer , que sea parecido a un aperitivo. Podrías comentar la "historia base" de tu mundo o hablar sobre la ambientación y no hacer tipo un spoiler ( ¿ porque lo es, no ?) que ocurre al final de la primera sinopsis.

Por cierto me llama más la atención el mundo del libro de la primera sinopsis ¿ es una mezcla de mundo de ciencia ficción y fantasía ?

Espero que te haya servido y nos leemos por el foro!

PD: aquí en el foro tenemos un club de lectura, a lo mejor te interesa, se llama el dragón lector.


RE: [Fantasía] Primer Cap. de Almas de Aurora y el Réquiem del Daethmon Noble - RelampagoAzul - 27/05/2018

Ahhh ok. Entonces copiaré aquí el primer capítulo de cada una. Gracias por esa parte de la corrección. Y con respecto a la sinopsis, muy buena observación, jamás me percaté que spoileara. xD Ya arreglaré eso, gracias.

Y sí, Almas de Aurora es una mezcla entre fantasía y ciencia ficción, sin embargo, predomina más la fantasía a lo largo de la narración. Si he de ponerlo en porcentaje, creo que sería: 70% fantasía 30% ciencia ficción.


Preludio y Primer Capítulo de Almas de Aurora: El reino en penumbra - RelampagoAzul - 27/05/2018

Almas de Aurora: El reino en penumbra
*Obra Venezolana registrada en el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) bajo el certificado No. 5842 correspondiente al registro No. 12487

Preludio

Hace mucho tiempo existía un universo llamado Aurora, un magnifico espacio donde la realidad era un híbrido entre la fantasía y la tecnología. Sus habitantes le dieron ese nombre debido a la innumerable cantidad de auroras boreales que brillaban en el espacio desde el inicio de su creación. En este lugar había una energía interior capaz de hacer cosas inimaginables, la llamaron Aura: esencia misma de los seres vivos manifestada como luz. La bendición del Aura no era distintiva, cualquier habitante del universo tenía su poder ya fuera bueno o malo. Este magnífico sitio albergaba maravillas en su luz, sin embargo, las sombras ocultas detrás de las auroras siempre acechaban esperando la oportunidad de traer la catástrofe.
Es en este universo donde se conocerán las hazañas de unos pocos habitantes que se convirtieron en héroes poco comunes.
Existía desde hace mucho una organización entre seres inteligentes hambrientos de conocimiento, entre sus esfuerzos combinados por reunir todo el conocimiento de su universo, dieron a luz un sitio donde cualquier cantidad de datos era reunida para beneficio de todos, hoy en día todos los planetas de Aurora sabían de su existencia y lo llamaban vagamente el “Centro de Información”. Estaba ubicado de manera estratégica en el espacio, dentro de una nave espacial, en ese lugar se hacían investigaciones a toda hora. Por fortuna fue un símbolo de unión entre los planetas, el Centro le daba oportunidades de trabajo a cualquiera y lo único que pedía a cambio era información. Muchos seres vivos se beneficiaron al conocer las diferentes culturas y las especies conocidas en el universo, esto los llevó al camino del entendimiento y prosperidad por mucho tiempo.
A raíz de este maravilloso espacio, nacieron los héroes y villanos de Aurora. Los héroes conocieron en aquel tiempo a tres niños humanos que habían escapado de allí, se llamaban Antoni, Robert y Saúl. Después de conocerse y vivir muchas aventuras, finalmente el Centro los iban a capturar para regresarlos a su mundo, sin embargo, uno de los cinco dragones legendarios del universo los salvó de aquella tragedia. Tras sus días como equipo, los niños les prometieron a los héroes que defenderían a Aurora de los peligros y guardarían el secreto de su existencia, el dragón pudo ver la sinceridad en sus ojos, entonces los devolvió a la Tierra con nuevas amistades forjadas con los héroes. Eso fue una historia antigua, la cual será contada en detalle en otra ocasión.
Pasaron los años desde aquel entonces… a partir de aquí empezará la nueva aventura.




Capítulo I
Una nueva aventura, directo hacia el crepúsculo
En el Centro de Información, iba a empezar una nueva misión para dos compañeros. Uno se llamaba Spike, era un dragón con forma humanoide hecho de zafiro, sin embargo, él no era como los demás de su especie, la diferencia podía notarse en la forma de su cabeza; era redonda con grandes cuernos a los lados. El otro se llamaba Eclipse, era un lobo espadachín de pelaje negro con marcas amarillas en su rostro y en sus extremidades delanteras, cargaba dos espadas guardadas en un cinturón ajustado. Ellos esperaban emocionados su reunión con Antoni, el personal del Centro les había informado hace días que según la petición del dragón legendario Ignit, lo llamaron para que regresara a Aurora. Al cabo de enterarse para qué lo iban a traer, fueron de inmediato a la sede del Centro para recibirlo, así se irían juntos a su misión en nave espacial.
Los dos permanecieron esperando en los grisáceos puertos de salida de las naves, había mucha gente entrando y saliendo de ahí con sus naves, los dos miraron todo el tiempo las estrellas coloreadas por las auroras, Spike dijo:
—Rayos, ¿cuándo llegará Antoni? ¡Me estoy desesperando!
—Si no te queda paciencia, pégate contra la pared… ¡Spike! —Al fijarse, vio que su amigo se pegaba su cabeza contra una pared a su lado derecho— ¡No lo decía en serio, idiota! —Respondió Eclipse enojado—
—Si ya se me acabó la paciencia.
— ¡Spike deja de pegarte! —Dijo una voz.
Cuando oyeron esa voz, se preguntaban de dónde venía. Y al voltearse, sus sonrisas de alegría brillaron más que el sol, pues quien habló fue Antoni convertido ya en un adolescente, vestido con ropa negra. Spike lo abrazó fuerte diciéndole:
— ¡Amigo te extrañé! ¿Eh? ¿Creciste o es que yo me volví más pequeño?
—Spike, deja de ser tan sentimental con el muchacho y dile la misión de hoy, tenemos mucho por hacer.
— ¡Por favor! ¿Cuál es tu problema queriendo matar el ambiente de alegría? Ahora se lo dices tú porque ya perdí el ánimo.
—Bien… Amigo, disculpa por ser tan directo, pero la razón de tu regreso es que nos mandaron a investigar un nuevo planeta y necesitábamos tu ayuda.
—De acuerdo, ¿y ese planeta está lejos? —Preguntó Antoni.
—Nos dijeron que está en una ubicación que se creía vacía sin nada importante, sin embargo, recientemente vieron que se equivocaron.
—Bien, dame lo que necesito y partimos de una vez.
Eclipse levantó con su hocico una bolsa en el piso y de allí le dio a Antoni solamente un libro de bolsillo, al joven le pareció extraño que no le dieran las armas que usó de pequeño, luego le preguntó a Eclipse:
— ¿Dónde están mis armas?
—El Centro de Información cree que puedes usar hechizos eficaces; nos dieron este libro y me dijeron que te enseñara cómo hacerlos, pero como no sé muy bien cómo usar magia, le dije a Spike que lo hiciera él.
— ¿Mis armas no me las van a dar?
—No te preocupes por eso, esto es todo lo que necesitas. Te puedo prestar una de mis espadas si es necesario.
—De acuerdo, vámonos. —Dijo Spike.
Los tres se montaron en su transporte espacial y partieron hacia su misión al área desconocida. En su viaje por el espacio, miraban las estrellas mientras el piloto automático los conducía a su destino. A lo lejos podían ver el sol y los planetas que conformaban el sistema solar en el que vivían, entre los más conocidos se encontraban: Krisal, el planeta cristal; Maquiria, el planeta tecnológico; Grijun, el planeta jungla; Balan, el planeta montaña-océano; Glarious, el planeta congelado; Terrand, el planeta desierto; Thlight, el planeta luminoso; y finalmente Exo, el planeta fósil. A mitad del camino, vieron que las estrellas brillaban menos cada minuto hasta perder su resplandor casi por completo. Minutos después, Spike preguntó:
— ¿Ya llegamos?
—No. —Respondió Eclipse.
Diez minutos después, Spike volvió a preguntar:
— ¿Llegamos?
—No Spike. —Respondió Antoni.
Otros diez minutos, preguntó otra vez:
— ¿¡Ya!?
— ¡No! —Respondieron los dos.
— ¿Me están mintiendo?
— ¡No!
— ¡Me voy a orinar por la desesperación, si no quieren mi orina en el transporte más vale que estemos cerca!
— ¡No! ¡Sigues así y yo mismo te arrojo al vacío! —Gritó Eclipse.
—Estás dulce, lobo feroz.
—Sí, como la mier… digo miel.
Al cabo que Spike y Eclipse se calmaron, llegaron al planeta que iban a investigar, estaban tan desesperados por llegar que no se fijaron en lo oscuro que se veía, por culpa de esa falta de atención se iban a llevar varias sorpresas. Vieron en el atardecer un reino en ruinas a la vista mientras descendían hacia la tierra. Tras su aterrizaje en tierra firme, los tres se bajaron de su transporte, el cual se ubicó en una alta colina con buena vista del panorama, y vieron a su alrededor aquellas tierras silenciosas bajo la luz del crepúsculo, parecía un sitio lúgubre por tantos años abandonado. Antoni decidió hacer un plan de búsqueda, les dijo a los otros:
—Nos separaremos para cubrir más terreno, si encuentran algo avisen, ¿de acuerdo?
—Entendido. —Respondieron los otros.
Cada quien fue por su lado buscando por todo ese reino. Spike buscó por las casas del poblado, cuyos techos de mármol tenían huecos, y no vio ningún rastro de vida inteligente. Eclipse buscó por las ruinas de un santuario al oeste de su sitio de aterrizaje, vio en una pared muchos jeroglíficos raros, también pinturas de personas alabando a dos figuras, pero no logró describirlas bien. Antoni exploró el enorme castillo rodeado por los escombros de las casas al centro del reino, hasta encontrar un pasillo con los retratos antiguos de personas con una armadura puesta, había una en cada retrato. Entonces entró por una puerta extraña al final del pasillo y se topó con un gran salón, el cual tenía un balcón a la derecha y un trono al fondo, justo al frente de una alfombra. Él ya tuvo claro que era el salón del trono del rey, cuando lo vio, supuso que aquellos retratos eran de los reyes de ese reino.
Eclipse al terminar su búsqueda, no encontró nada más, por dentro sintió la amargura de no poder indagar más a fondo. Cuando salió del santuario, sintió una presencia sombría, pensó:
—Parece que no estamos solos, mejor les aviso a los otros antes que sea tarde.
Él se fue corriendo de regreso al transporte. Tras perderse de vista, en la puerta del santuario apareció una sombra con la apariencia de una mano. Spike estaba cansado de buscar por todo el pueblo, cuando volvió al transporte se encontró con Eclipse, lo vio apresurado y le dijo:
—Amigo, ¿qué ocurrió?
—Spike, no estamos solos, hay alguien o algo rondando por aquí en las sombras.
— ¡Oh no, Antoni sigue en ese castillo! Hay que ayudarlo antes que esa cosa lo encuentre.
— ¡Entonces vámonos!
Los dos corrieron hacia el enorme castillo lo más rápido posible, cruzándose a su paso con los escombros de las viviendas a ambos lados. Al entrar por aquellas puertas gigantes de la entrada, vieron una colosal mano sombría flotando de camino a las escaleras del salón principal, Spike le gritó:
— ¡Oye, tú! Si buscas a mi amigo, te las verás conmigo.
Sus palabras no captaron mucho su atención; siguió hacia las escaleras como si nada pasara, sin embargo, casi fue atravesada por la espada que lanzó Eclipse, esta terminó clavada en un escalón. Como la mano fue amenazada por aquel lanzamiento, contraatacó de inmediato, le iba a dar un puñetazo a Spike, pero falló cuando lo esquivaron, luego fue contra Eclipse y fue el mismo resultado, su golpe destruyó una pared del lado izquierdo del salón, enterrándola entre escombros. No obstante, salió de aquel desastre ilesa. El lobo se vio obligado a sacar con su hocico su segunda espada guardada en una de sus fundas del cinturón, Spike barrió el suelo con sus pies como un toro preparándose para embestir. Los dos corrieron hacia la mano con celeridad, esta usó un hechizo oscuro manifestando viento que impactó directo contra los dos amigos. Después que los dos retrocedieran, Spike dijo:
—Un momento, ese hechizo que hizo fue el Cross-Windal.
—No es gran cosa, ese hechizo es muy rápido en ataques múltiples pero son débiles. —Dijo Eclipse.
—Aunque es extraño, me siento muy adolorido, se supone que ese ataque no haga mucho daño, creo que el Aura oscura le dio mucha potencia.
—En ese caso intentemos usar ataques fuertes. Vamos Spike, usa un hechizo mientras yo uso mi espada.
—Ah, ya sé qué quieres hacer.
Entre tanto la bestia corrió hacia su objetivo, Spike conjuró un hechizo tal como se lo pidieron. La mano volvió a usar el Cross-Windal, pero Eclipse saltó para evitarlo. El dragón de zafiro usó el hechizo de fuego: Phiro-Pulse, con él le apuntó a la espada de Eclipse y esta fue envuelta en llamas de fuego. El lobo se acercó a su enemigo y aquel filo caliente lo cortó a la mitad. Cuando pensaron que ya estaban fuera de peligro, se fueron enseguida, aunque después de subir las escaleras, los restos de la mano desaparecieron atravesando el piso.
Los dos habían llegado al pasillo en donde estaban los retratos de los reyes, a pesar de la poca iluminación, pudieron caminar hacia la puerta sin tropezarse. Entraron al salón del trono y hallaron a Antoni examinando las paredes de color naranja, entonces le contaron lo sucedido con la mano.
— ¡Guau! No me esperaba que hubiese algo así por aquí. Por cierto, ¿qué descubrieron sobre este lugar? —Dijo él.
—Yo encontré un santuario con un muro lleno de jeroglíficos, y pinturas de personas alabando dos criaturas, por desgracia no logro distinguir qué son, la pintura con el tiempo se deterioró. —Dijo Eclipse.
—Yo no encontré nada en el pueblo, aunque hay algo que llamó mi atención. Vi el atardecer un rato, pero no vi que el sol se ocultara, pareciera que este planeta no tiene rotación. Este reino está a la merced de un atardecer eterno. —Agregó Spike.
—Antes de entrar aquí veía esos retratos y me preguntaba: ¿quiénes eran ellos cómo para poner sus retratos en ese pasillo? Ahora que entré a este salón y vi ese trono, se me ocurrió que tal vez ellos hayan sido los reyes que ha tenido este reino en toda su historia.
—Están en lo correcto. —Dijo una voz.
Los tres oyeron eso y se preguntaron de dónde venía, de pronto aparecieron dos manos como la otra que vieron antes, estas los sujetaron mientras la sala perdía iluminación, la voz misteriosa les dijo:
—Hora de apagar las luces… ¡Black-Versal!
El hechizo conjurado por la voz misteriosa fue el que usaron las manos sombrías, el Aura oscura formó una esfera de energía negra y flotó en el aire, después explotó expulsando rayos negros, dejándolos a todos gravemente heridos. Las manos los soltaron dejando caer a Spike y Eclipse inconscientes, antes que Antoni sufriera el mismo destino, vio que las manos se convirtieron en alas pegadas al suelo y una sombra aparecía saliendo del suelo. Todo se pintó de negro.
Cuando despertaron, se encontraban en un sitio poco iluminado, se preguntaban dónde estaban, oyeron la voz misteriosa diciéndoles:
—Un gusto conocerlos, me sorprende que dos criaturas como ustedes hayan logrado dañar una de mis alas.
— No logro ver una salida… Este se cree mucho… Usaré un hechizo, pienso que llegó la hora de aprender. —Pensó Antoni.
Antoni se armó de valor sacando el libro de bolsillo y utilizó un hechizo al azar de fuego contra el ser misterioso. Por desgracia, falló el tiro y fue golpeado por la espalda, con mucha curiosidad el ser le preguntó:
— ¿Quién eres tú?
—Soy Antoni, vine a Aurora para detener a amenazas como tú.
— ¿Yo? ¿Una amenaza para Aurora? Parece que me has malinterpretado.
El ser misterioso apareció desde las sombras revelando que era un dragón, tenía una guadaña en la punta de su cola y la piel negra como la noche, esta estaba llena de símbolos, el color de sus ojos era rojo como el peligro, y el color de sus cuernos, garras, entre otras partes de su cuerpo eran moradas. A pesar de su temible apariencia, por su forma de comportarse parecía una criatura muy tranquila, él les dijo:
—Mi nombre es Scythest, El Enviado del Fin. Soy un dragón legendario de Aurora y protector de este reino.
— ¿¡Dragón legendario!? Eres otro de los cinco, vaya, aparte de los dragones Arcano e Ignit no me esperaba ver otro. —Respondió Spike.
— ¿Se encontraron con los otros? Eso es algo inusual.
— ¿Y por qué eres llamado “El Enviado del Fin”? —Preguntó Eclipse.
—Aparte de ser el protector de este reino, en las leyendas aparezco como una sombra en los finales trágicos, soy en parte el sentido de la muerte. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que pude ver una muerte… —Susurró la última oración.
—Si eres el protector de este reino, ¿por qué está en ruinas? —Preguntó Antoni.
—Si quieren saberlo tendrán que oír mi historia… —Su rostro expresó cierto disgusto por lo que iba a contar.
Su historia se remontó en los tiempos de alegría y paz en el reino. Mientras narró, los otros imaginaron el relato en un teatro de sombras, la iluminación la brindó una llama viva.
Él vivió desde pequeño con su mejor amigo; otro de los dragones legendarios, llamado Dask, El Enviado del Comienzo, fueron inseparables desde la niñez. El Reino del Ocaso Eterno era su único hogar, a pesar de no saber diferenciar entre el día y la noche, fueron una gran civilización poderosa con una gran historia sobre cada uno de sus reyes. El último rey elegido; el rey Káiser, se había enamorado de una aldeana llamada Lidia, su amor fue tan grande como una montaña, con el paso del tiempo maduró como la semilla de un árbol hasta que un día llegaron a casarse. Dask y Scythest junto a todos los aldeanos les dieron su bendición, y los enamorados fueron felices juntos durante un largo tiempo. De pronto esa felicidad se transformó en una obsesión. Un día, el rey Káiser empezó a dar órdenes muy extrañas, todas tenían que ver con hacer feliz a su esposa con oro, joyas y lujos. Cada vez las órdenes se volvían más intolerables que las anteriores, incluso si no se cumplían, enviaban a los súbditos al calabozo para ser torturados. Scythest no fue capaz de tolerar semejantes atrocidades, su paciencia había explotado en cólera y decidió discutir con el rey para saber qué le sucedió. Volando de camino al salón del trono, Dask lo alcanzó para calmarlo, pues sabía lo molesto que se sentía con solo observar cómo volaba. Tras conversar sobre el tema, el noble compañero se ofreció para hablar con el rey en su lugar. Aunque él le tenía mucha confianza, no quería quedarse sin hacer nada, entonces se pusieron de acuerdo en ir juntos. Una vez en el salón del trono, cuyo tamaño era lo bastante amplio para que los dragones estuvieran bajo techo, en medio de la conversación con Káiser, Dask le preguntó:
— ¿Por qué sigue dando esas órdenes innecesarias? ¿No ve que hace sufrir a su gente?
—Eso no me importa, lo importante es que mi mujer y yo somos muy felices gobernando de este modo. Es sospechoso que ustedes nos cuestionen así de repente… ya veo, esos miserables los convencieron para venir. En ese caso, vuelvan al pueblo y castiguen a los aldeanos. —Respondió Káiser.
— ¿Por qué?
—En más de una ocasión ellos han cuestionado nuestra felicidad, hasta los he oído desear que nunca hubiese conocido a mi esposa. Si eso no les gusta que sufran.
— ¿¡Castigar a los aldeanos por semejantes motivos!? Lo lamento Dask, pero no puedo seguir con esta ridiculez, nuestro hogar no puede seguir sufriendo. —Dijo Scythest indignado.
Él iba a atacar al rey Káiser escupiéndole fuego, de pronto apareció su esposa para detenerlo con un inesperado hechizo de oscuridad y Dask no creyó lo que veía. A pesar de ser muy fiel ante la realeza, no podía dejar que su mejor amigo fuera herido, por eso atacó a Lidia con su cola antes que lo hiriera con ese poder maligno. Sin embargo, Káiser la protegió cubriéndola con su cuerpo, aún cuando sabía que los dos serían lastimados de igual manera. Ante los ojos de los dragones, la pareja feliz se convirtió en una cruel que no le importaba el bien del reino, eran como los frutos más podridos que nacieron de los más dulces. Al cabo que se levantaron, mordieron sus labios por la frustración en sus corazones, estaban hartos de lo que llegaron a ser sus vidas, gritaban en voz alta preguntándose por qué su propio reino negaba que fueran felices juntos. Los dragones al escucharlos, pensaron que el problema era más grave de lo que imaginaban, cuestionaron el bienestar de su salud mental, creían que estaban paranóicos. Entonces, casi como si estuviesen poseidos, los dos gobernantes le dijeron a Scythest al mismo tiempo, en un tono algo terrorífico:
—Bien, lo entendemos Scythest, no quieres vernos juntos, ¿verdad? Pues te prometemos: que antes de la fecha en la que la energía del sol aumente, nosotros, ¡destruiremos el reino!
— ¿Qué locuras dicen? Reaccionen, esas ideas solo están en su cabeza.
—Ya que somos el uno para el otro, tenemos un hechizo que nos unirá el resto de nuestras vidas en uno.
— ¿¡Qué!? ¡No, Dask, detengámoslos!
—Twivel-oved-soled-clavel-lifto… ¡Exrium!
Los dragones se detuvieron al contemplar que ese hechizo convirtió a la pareja en polvo y plumas, se habían esfumado totalmente como el viento, desde ese día estuvieron alertas ante su promesa.
El día en que el sol empezó a brillar más, era el momento en el que los dragones debían exponerse ante su luz y recibieran su energía. Prepararon a todos los guerreros del pueblo para que evitaran que llegara la pareja, a pesar de sus preocupaciones, el día estaba bendecido por la tranquilidad, muchos pensaron que no ocurriría nada. De repente… los vientos soplaron, unas plumas negras aparecieron en una corriente de aire, y en un parpadeo, apareció la silueta de un monstruo negro en el cielo destruyéndolo todo con rayos negros. Unas nubes de tinieblas se agruparon, sonaron relámpagos, las nubes furiosas soltaron una gran lluvia, pero ninguna de esas cosas impidió que desapareciera la luz del sol en el ocaso. Después que el monstruo destruyera medio reino en tan poco tiempo, dijo:
— ¡Dask! ¡Scythest! Volví como lo prometí, pero ya no soy Káiser, ni Lidia, ahora soy… ¡Kalin!
Scythest observó eso desde el sendero de piedra hacia el santuario, no pudo soportar los gritos de la gente, el castillo y los edificios de todo su hogar soltaban grandes humaredas, como si la misma tierra le hiciera un mensaje de auxilio. Él necesitaba detener a Kalin, deseaba recuperar la paz, no obstante, Dask lo detuvo antes que diera marcha atrás, trató de persuadirlo para continuar su trayecto al santuario, por desgracia él se negó a ir, le dijo:
—Dask, siéndote sincero no quiero el poder del sol, ¡no iré al santuario! Detendré a Kalin yo mismo. —Se marchó volando.
Dask no iba a permitir que él muriera, pero en su estado actual no sería de mucha ayuda, necesitaba la luz del sol para evolucionar, así podría detener esa catástrofe, entonces no le quedó más opción que apresurarse con el trayecto. Scythest se presentó ante Kalin en el cielo, el monstruo lo atacó con hechizos de viento muchas veces, pero el dragón no se dejaba vencer fácilmente.
Mientras Dask estaba en el santuario recibiendo la energía del sol, comenzó a aumentar su poder, Kalin lo percibió y disparó un gran rayo de energía hacia el santuario, destruyéndolo en cuestión de segundos, pensó que así enviaría al abismo todas las esperanzas de salvación. Por desgracia, era demasiado tarde, Dask ya tenía los poderes de la luz gracias al sol, pues emergió de los escombros como una silueta resplandeciente, voló hacia el monstruo a toda velocidad para embestirlo, y eso lo hizo retroceder, Scythest le dijo muy impresionado:
—Que bien que llegaste… no esperaba que lo hicieras tan rápido.
—Sí, mis poderes nuevos son mejores de lo que imaginé.
— ¿Creen que ya perdí sólo porque uno de ustedes evolucionó? —Preguntó Kalin.
Él expulsó una abrumadora Aura negra que provocó una tormenta, la furiosa intensidad de esta destruía gravemente el reino, esparciendo sus escombros por todos lados. Luego concentró en su ala derecha toda esa energía convirtiéndola en una espada de Aura gigante, pero Scythest no iba a permitir que él destruyera su hogar, entonces descendió hasta pisar tierra firme. Para detener al monstruo se arrancó sus alas con sus afilados dientes y utilizó un hechizo oscuro de alto costo que requería quitarse una parte del cuerpo (su conciencia jamás creyó que lo usaría en su vida).
—No dejaré que destruyas todo lo que queremos en este reino, ¡no importa si me cuesta la vida! —Exclamó Scythest.
— ¡Scythest, no! —Respondió Dask.
—Arceni-Canist-Scyle-Tomb… ¡Sello del fuego negro!
El hechizo que usó había formado un sello gigante detrás de él y salieron disparadas de allí muchas bolas de fuego negro, antes que llegaran a Kalin, explotaban quemándolo en una gran llamarada. Dask observó que Scythest estaba afectado por el costo del sello, pues su cuerpo temblaba de dolor, después oyeron al monstruo reírse en medio de la pira con la espada intacta, los dragones se asustaron al presenciarlo, no se había movido ni un centímetro.
—Pagarán por esto todos. —Susurró el monstruo.
Kalin movió finalmente la espada gigante cortando el reino a la mitad, el corte dejó un abismo en medio de la tierra, todo comenzó a desmoronarse. Scythest quería escapar del derrumbe, sin embargo, ya no podía volar, una enorme roca le cayó encima llevándoselo al abismo. Dask fue a rescatarlo, y antes de poder alcanzarlo, él le dijo:
— ¿Hasta aquí hemos llegado, amigo?
—No, Scythest aún podemos hacer algo para salvar al reino.
—Siempre tan optimista… Dask, te diré que al ver esta pareja y hasta donde han llegado, creo que este “amor” que ellos comparten es el culpable de este desastre. Si no hubiésemos aceptado ese amor que se tenían, nada de esto habría pasado, así que por eso, jamás lo aceptaré…
— ¡Scythest no! ¡Te equivocas, espera!
Antes que Dask pudiera sujetar una de las patas de su amigo, le había caído encima una enorme roca, cuando se libró de ella, el dragón oscuro ya se había perdido en el abismo.
Desde entonces todos creyeron que estaba muerto. No obstante, años después, Scythest empezó a brillar por un momento, luego la oscuridad empezó a fundirse en su cuerpo y eso provocó un cambio de forma, después le crecieron nuevas alas. Al cambiar completamente, se levantó con una fuerza tan sorprendente que destruyó los escombros que lo encerraban en el abismo. Y así con su nueva forma salió hacia su libertad, contemplando cómo resultó todo después de tanto tiempo. Voló hacia el lugar donde estaba el castillo, el santuario, y mitad de lo que quedó del pueblo, mirando el panorama desde el cielo con tristeza.
Antoni, Spike y Eclipse se sorprendieron por lo que le sucedió al pobre dragón, los tres pudieron sentir por unos momentos el pesar que cargaba a sus espaldas, no había nada peor que el sabor amargo de la pérdida. Spike le dijo:
—Amigo, siendo sincero, tu historia traumatiza a cualquiera.
— ¿Cómo fue que sobreviviste? —Preguntó Eclipse.
—Supongo que fue un milagro. —Respondió aún con dudas.
—Es sospechoso que de un momento a otro se convirtieran en monstruo. —Dijo Antoni.
—Si… Y al mismo tiempo es muy triste. Desde ese día, odié el amor que los convirtió en esa abominación, y lo seguiré haciendo hasta que destruya a Kalin.
— ¿Odiar su amor? Me parece un resentimiento extraño el que cargas contigo, pero no soy alguien que pueda juzgarte… —Respondió Spike.
—Te ayudaremos. —Intervino Antoni.
— ¡¿Qué?! —Exclamaron los otros.
—No es por tu odio a Kalin, sino por la gente inocente que murió por culpa de ese monstruo. —La seriedad en los ojos del chico hizo que el dragón estuviera dispuesto a darles una oportunidad.
—… Si quieren ayudarme, primero tengo que hacerles una prueba para ver si son lo suficientemente capaces. Para eso les daré esta energía oscura, ya veremos si son aptos para manejarla.
Su Aura oscura se manifestó y le transfirió un poco al grupo, parecía como si ellos fuesen arropados por una cortina de niebla morada. Tras sentir el poder que corría en ellos, los llevó en un parpadeo a otro lugar lejos del reino, fue tan espontaneo que apenas se dieron cuenta que ya estaban montados en su lomo. Mientras viajaban en un mundo sombrío, él les dijo:
—Está es su prueba: se hará en el pueblo que está en el Valle Rosalía, el cual se encuentra en este mismo planeta, allí está un objeto que pertenece al reino, búsquenlo y tráiganmelo. Les advierto, ese objeto es peligroso, no saben que podría suceder.
— ¿Tiene alguna forma en específico? —Preguntó Spike.
—Sí, su forma es esférica.
Antoni, Spike y Eclipse tenían muchas dudas acerca de la prueba que les tenía el dragón, lamentablemente no tuvieron tiempo de hablar un poco más. Cuando él les dijo que ya iban a llegar, ellos vieron en el horizonte una luz enceguecedora anunciando la llegada a su destino.
El destino nos juntó, de eso estoy seguro. Hay algo especial en esos tres chicos, algo dormido. Por sus miradas, supongo que siguen viendo su mundo de un modo inocente. De ser así, quizás esta próxima experiencia les haga cambiar de perspectiva, aunque, es posible que eso no sea lo único que cambie en ellos… De igual manera, tomaré el riesgo, ya veré si son aptos para ganarse mi confianza.


Primer capítulo del Réquiem del Daethmon Noble - RelampagoAzul - 27/05/2018

Réquiem del Daethmon Noble
*Registrado en Safe Creative.

Capítulo I
Dúo Impensable
Ser una Gárgola es muy aburrido… No hay acción, ni hay nada nuevo, es lo mismo de todos los días, ¡todos los santos días! Sólo veo humanos ir y venir como el día y la noche, con el tiempo que llevo observándolos, ya son siluetas negras ante mis ojos; puras sombras vacías sin un lugar a dónde ir, siempre yéndose y volviendo a esta catedral. Aún con todas sus desventajas sigue siendo parte de mi vida. Quisiera ser un aventurero como Daemon… Tengo tiempo sin verlo desde nuestra gran odisea, mis recuerdos son el único réquiem de su vida y obra, me acuerdo cómo lo conocí perfectamente, porque es el único demonio con el que me he relacionado; o mejor dicho, Daethmon con el que me he relacionado.
En una catedral del mundo, había una Gárgola con una mirada cuyo brillo rojo gritaba la venida de la muerte, se llamaba Murder. En los años que llevó sirviéndole a su catedral, ha cumplido sin falta su deber, sin embargo, son pocas las ocasiones en las que ha visto demonios cerca de ese sitio donde creció. En la mitad de sus años de servicio, todo fue pacífico, y según él: monótono.
Él permaneció mucho tiempo inmóvil, observando a los seres humanos desde los tejados de la catedral, viéndolos ir y venir de un lado a otro como trenes. A veces para variar sus días, ponía su atención en otro plano de la realidad. Cerraba sus ojos por unos segundos antes de volver a abrirlos, una vez abiertos, se encontraba inmediatamente en el Mundo Espiritual. Este era casi idéntico al real, la única diferencia era el color de su realidad, todo estaba bañado de color azul verdoso, esa coloración le recordaba a cualquiera la esencia fresca de la menta, dándole una vibra serena a ese espacio que ningún mortal podía ver. La situación en ese mundo también seguía igual; no había nada nuevo escrito en el papel de la vida.
Así era la labor diaria de esta criatura, pero un día, cuando volvió al plano del Mundo Espiritual, él dijo:
—Ser Gárgola hoy en día es… un fastidio…
— ¡Murder! —Dijo alguien en voz alta a su izquierda.
— ¿Eh? Ah… Gárgola Mayor… —Dijo él sin sorprenderse, aparentemente ya era rutina que viera a la Gárgola Mayor, pero cualquiera que lo viera por primera vez, se arrodillaría ante su imponente semblante y grandes alas, los cuales lo hacía ver como todo un buen señor.
— ¿Mmm? ¿Qué forma de dirigirse a mí es esa?
— ¿No hemos pasado ya muchas veces por esto, mi señor? Ya nos vemos seguido, ya sé lo que me va a decir: “deja de quejarte y haz tu trabajo”. —Lo último lo pronunció con un tono de voz grave.
—Oye, mi voz no es así. Bueno, si ya lo sabes, ¿por qué sigues quejándote?
— ¡Es lo mismo de todos los santos días! ¿No puedo hacer algo para variar?
—Llevo en esto más tiempo que tú, vengo desde el oriente haciendo lo mismo que tú, ¿crees que me quejo? ¡No! ¡Siempre estoy honrado de servir a las catedrales que tengo que proteger, pues no hay virtud más grande que cuidar estos monumentos sagrados, estos tienen luz, esperanza y bendiciones!
—Qué honor, debo proteger un sitio en donde no sucede nada… —Podía notarse el sarcasmo de Murder hasta en su mirada.
—Murder… —Él se acercó y puso su mano en su hombro— Algún día lo entenderás; ese será el fruto de tu trabajo.
—… ¿Qué te dije? Lo mismo de todos los santos días.
—Ah… —Suspiró— Sigue trabajando.
Después que la Gárgola Mayor se marchó, Murder devolvió su atención al Mundo Real, siempre se preguntaba cómo quedarse observando sin nada que hacer le daría frutos.
Él vio la torre del reloj que estaba a unas cuadras de la catedral y se quedó observándola viendo la hora, con tan solo verla podía oír el tic-tac del reloj, junto al sonido podía visualizar el péndulo oscilando de un lado a otro. Su mente ignoró el espacio a su alrededor haciéndolo creer que estaba en un vacío coloreado de noche, donde lo único visible cercano a él eran péndulos suspendidos en el aire oscilando. Vio la torre de arriba hacia abajo sin motivo alguno como un modo de entretenimiento, a veces el aburrimiento lo obligaba a hacer cualquier actividad para mantener su mente ocupada, sus ojos podían decir por sí mismos que estaban hipnotizados por el reloj, pero su prolongada observación lo llevó a descubrir algo inesperado… En el tejado de la torre, vio algo… Era… Era… Una silueta, no obstante, pensó que sus ojos podían engañarlo con una mera ilusión, se los frotó y volvió a ver el tejado, definitivamente había alguien o algo ahí, él dijo susurrando:
— ¿Qué es…? Parece estar sentado. ¿Es…? No… No es humano… Es algo sobrenatural. Pareciera que está armado… ¿Qué lleva? Es largo… ¿Es una lanza? Sí; tiene que serlo.
De pronto, se dio cuenta que también estaba siendo observado; le daba ese presentimiento, se sentía penetrado por una fría mirada, eso sólo le ocurría cuando sabía que lo vigilaban, sin embargo, no veía a nadie cerca de la catedral, pensó que un humano lo veía. Al notar que no era así, se preguntó:
— ¿Será posible que aquel en la torre del reloj sea el que me mira…?
Esa interrogativa lo puso nervioso, lo cual le planteaba más preguntas: “¿quién es?” “¿qué es?” “¿qué quiere?” Entre otras interrogantes más, de repente la silueta se puso de pie antes de desaparecer.
— ¡¿Ah?! ¿A dónde se fue?
—Saludos. —Dijo una voz, cuando Murder se fijó detrás de él, era la misma silueta quien le habló.
— ¡Ah, santo cielo! —Casi se cayó del susto como una torre al borde del colapso.
— ¿Quién lo diría? Hasta las Gárgolas se asustan.
— ¿Qué haces aquí? Este no es sitio para un… —Se percató de lo que era— ¡demonio! ¡Lárgate de aquí, espíritu maligno!
Por fin veía su apariencia claramente: era un demonio de oscuros colores rojizos, tenía una cornamenta distinguida como las de un venado, en sus hombros tenía alas cerradas, quizás no lo suficientemente grandes para volar, cubriendo una buena parte de sus brazos. Su rostro parecía una máscara, cuyo ceño fruncido en su mirada encerraba una cólera esperando su grito de libertad, sus manos y pies parecían estar protegidas con guantes y botas, pero en realidad eran parte de su propia carne y hueso, y en su mano derecha cargaba una lanza con un diseño poco común en su filo metálico, a un lado de su punta lucía la figura de un ala de murciélago.
— ¿Qué piensas que voy a hacer? —Preguntó el demonio.
—Deja tus juegos mentales, con eso no me engañarás…
—En serio, te pregunto sin ninguna clase de truco.
— ¿Qué?
—Me juzgas sin siquiera conocerme, como si mi propia apariencia te dijera mis virtudes y pecados. Los ojos son superficiales, no pueden desentrañar los misterios de un alma desconocida.
—Conozco a los de tu tipo, tus engaños no funcionarán, ¡lárgate o habrá un río de sangre corriendo!
—Bien. —Él le dio la espalda— Nos veremos de nuevo. —Desapareció caminando hacia las sombras.
—Eso sí no ocurre todos los días… Qué demonio más raro. Juzgarlo sin siquiera conocerlo… ¿Quién se cree él? Los demonios son maestros del engaño, siempre están a la caza de cualquier inocente cuya alma puedan corromper. Son portadores de pecados, de vicios, de crueldad, no conocerían la piedad aún si estuvieran al borde de la muerte. Mis ojos no están ciegos, ya puedo verlo esperando el tiempo oportuno para clavarme su lanza en la espalda…
Y los días fluyeron en el río del tiempo, Murder continuó el curso de su vida, pero ya no se quejaba como antes gracias al demonio que conoció. El lancero cumplió con su palabra y volvió a verlo distantemente, desde la torre del reloj lo vigilaba casi todos los días. Muy pronto esa costumbre le hizo tomar más en serio su deber de guardián. Pasaron días, noches, semanas y meses viéndose a lo lejos, ninguna de las otras Gárgolas supo lo que ocurría, porque el puesto de Murder era el único sitio donde se podía ver la torre completamente. El pueblo de los colores de tierra que pintaba el panorama de la Gárgola le fue indiferente, Murder solo tenía un sitio para la visión de sus ojos, y ese era la cima de la torre del reloj. No le importaba si se perdería las maravillas del atardecer, o las luces nocturnas del pueblo, o un refrescante día lluvioso, su determinación era firme; no iba a perder de vista al demonio. Lo más sorprendente, fue la gran fuerza de voluntad del lancero en permanecer inmóvil durante todo ese tiempo, rivalizaba en vigilancia a la Gárgola.
Un día después de mucho tiempo, Murder quiso darle fin al acecho de las miradas y le hizo señas al demonio para que se acercara a la catedral, él llegó en unos segundos al dar un gran salto.
— ¿Si…? —Preguntó el demonio.
—Me imagino que puedes ir al Mundo Espiritual si estás en el real.
—Buena intuición.
—Vamos, ahora mismo. —Él cerró los ojos por unos segundos y los abrió encontrándose en el Mundo Espiritual.
—Tardaste en llegar, empezaba a aburrirme.
— ¡¿Cómo dices?! Uno llega a este mundo cerrando los ojos por cuatro segundos, esa duración no es nada para el padre tiempo.
—Eso se aplica solamente a las Gárgolas, no con todos los seres sobrenaturales. En serio, los de tu clase son tan lentos que podría bostezar veinte veces antes que hagan algo, a mi me basta sólo un segundo para llegar.
— ¡¿Cómo te atreves a llamar…?! —Él no terminó la oración aguantando el enfado— Olvídalo, no tiene sentido discutir contigo… Sólo dime qué quieres, has pasado mucho tiempo observándome.
— ¿Qué quiero? No creo que tengas algo que me interese. Vine buscando una fuente de tranquilidad, posiblemente este sea el sitio adecuado.
— ¿Tranquilidad? ¿Qué, para quitarle la paz a este sitio y así sacar beneficio de ello como el parásito que eres?
— ¿Por qué piensas eso?
— ¿No es obvio? Estás armado, esa lanza que cargas en tu mano se ve amenazante… y peculiar… ¿De dónde la sacaste?
—Con todas las batallas que he vivido era necesario que me hiciera un arma propia, ha sido mi fiel compañera desde que tengo memoria.
— ¿De dónde vienes?
—… No lo sé. He ido de un lugar a otro toda mi vida, todos los sitios a los que he ido me parecen espejismos alejados de sus desiertos para atormentarme.
—Qué pena por ti, pero aquí no hay lugar para demonios.
—No me considero un demonio como tal, me veo como un ser diferente…
—Entonces, ¿qué eres…?
—Un Daethmon…
— ¿Qué dijiste? ¿Daethmon? Inventas puras patrañas.
—Todavía no sé cómo definirme, es lo que intento averiguar yendo por el camino del ermitaño, quiero encontrar la clave. No me importa lo que piensen, lo único importante para mí es mi identidad.
—… Como si me tragara esa mentira.
—Tómalo como quieras, ya te di la respuesta que ansiabas.
—… Te diré algo: reconoceré que eres un Daethmon si me vences en combate, y como beneficio extra dejaré mis sospechas sobre ti.
—No busco reconocimiento. Si lo que quieres es pelear, supongo que no tiene caso que me niegue.
—Me parece que dijiste: “acepto”. No pareces alguien que busque peleas sin sentido.
—El intercambio de palabras te permitirá conocerme, no confíes tanto en tus ojos.
—Bien, he esperado hacer esto por un tiempo…
La Gárgola levantó su puño, dirigiéndolo hacia su enemigo, por sorpresa, él lo evitó saltando de regreso a la torre del reloj. Una vez allí, le hizo un gesto con su mano para que fuera tras él.
Una Gárgola nunca debía separarse mucho de su puesto en una catedral; Murder lo sabía a la perfección, no obstante, eso no le impidió salir volando como un pájaro de su nido. El Daethmon se impresionó por lo que acababa de suceder, lo cual le hizo darse cuenta que Murder era diferente al resto de las Gárgolas, entonces siguió saltando de techo en techo, siendo perseguido hasta salir del pueblo en donde se ubicaban. Al cabo que los dos estuvieron lejos de la civilización, el lancero se detuvo, ahora sí se veía dispuesto a defenderse, lo cual generó sospechas en Murder, pensó:
— ¿En serio gastó tanto aliento solo para alejarme del pueblo? No caeré en su truco, ahora es mi turno de guiarlo a otra parte.
Él voló a gran velocidad embistiendo al lancero, con tal fuerza que lo elevó por los aires hacia el norte. Y así continuó llevándolo hacia un lugar que tenía en mente, sin embargo, la fuerza de su enemigo no se lo dejó fácil, era como si una hoja se resistiera al soplo del viento.
Murder lo guió hasta una zona llamada “El Campo de las Cenizas”, ese sitio estaba apartado al norte del pueblo, solía ser un campo verde lleno de prosperidad, contaban los rumores que su mayor virtud eran los girasoles que crecían allí, esas flores eran la corona que distinguía esa área verde de cualquier otra. Pero lo que los dos guerreros veían en ese instante era una tierra gris e infértil, con ramas negras sobresaliendo del suelo, el cielo para no dejar sola a la tierra con ese color de lamento también se vistió de gris. Al toparse con tierras carentes de ramas rotas, el lancero se movió a un lado para no ser embestido de nuevo y cayó de pie al suelo, la Gárgola aterrizó a unos metros cerca de él, y dijo:
—Te advierto que puedo ser muy brutal si me lo propongo.
—Entendido, seré breve.
El Daethmon giró entre sus dedos su lanza antes de sostenerla firmemente con sus dos manos, Murder permaneció alerta ante cualquier cosa que hiciera, se movió lentamente a la derecha y el Daethmon hizo lo mismo hacia el lado contrario. Ambos se acechaban el uno al otro como leones hambrientos, así permanecieron por un minuto. En ningún momento se oyó el sonido del viento, no obstante, en cuanto se oyó su débil susurro en ese panorama gris, los dos corrieron uno hacia el otro embistiéndose. Tras el impacto, Murder sostenía la lanza con las dos manos desviando la dirección de la punta filosa, se esforzó por mantenerla lejos de él empujando con fuerza. El lancero también se esforzaba empujando, pero como su oponente se resistía, no tuvo más remedio que alejarse, luego reunió su poder sobrenatural en su lanza y le atacó con una repetición de cortes a larga distancia. Él los esquivó todos, aunque algunos casi lo rozaron por las alas. De pronto recordó algo que sintió en aquellos cortes, logró sentir la esencia misma del lancero, eso le permitió ver sus verdaderas intenciones. Cuando lo vio claramente, supo que en verdad no tenía intenciones de lastimarlo, sin embargo, no ignoró el hecho de haberlo retado, así que continuó para cumplir su palabra. Enseguida realizó un Grito de Gárgola, con el cual paralizó al Daethmon, su enemigo se asustó por el efecto inmediato del grito, no esperaba que fuese algo semejante.
—Lo que dicen del Grito de las Gárgolas es cierto. Los de tu clase son interesantes. —Dijo él.
Murder levantó su brazo hacia el cielo, sus poderes se manifestaron creando una jaula de energía espiritual alrededor de su enemigo, después buscó volando por encima de la tierra entre las cenizas algo en específico… Entonces desenterró un tridente negro. Cuando lo sacó de la tierra, el lancero comenzó a mover los dedos, desafortunadamente cuando lo hizo, se le cayó su lanza. Murder voló hacia él lo más rápido que pudo, y vio que le faltaba poco para agacharse a recogerla, entonces utilizó otro de sus poderes, el cual llamaba “Furia”. Cinco segundos después, el cielo se tornó de color rojo y el viento sopló con cólera, al horizonte se podían ver a los dos guerreros atacándose hasta la muerte, ellos bloqueaban sus cortes y estocadas con sus propias armas, mientras hacían eso, Murder recordó los últimos segundos previos.
Antes que él utilizara Furia, el Daethmon de una manera inesperada se deshizo de la paralización y tomó finalmente su lanza como si nada le hubiese pasado. Justo cuando se usó Furia, destruyó la barrera cuando frunció el ceño, saltó dirigiéndose hacia Murder, y en ese instante él ya estaba bajo los efectos de su poder, por último, se sorprendió por las palabras del lancero al cruzar sus caminos:
—Esto no durará mucho, y lo sabes.
El combate se tornó intenso con el aumento de velocidad y fuerza de la Gárgola, su poder lo hizo brillar con una tenue luz roja, además la agilidad con la que asestaba sus estocadas de tridente eran invisibles al ojo humano. El Daethmon en un momento del combate empezó a esquivar todo, Murder con lo furioso que estaba quiso clavarle el tridente en el pecho, por desgracia no lo lograba, el lancero pensó:
—Esperaba que duráramos más, pero veo que ya está desesperado por terminar el encuentro.
Detuvo con su mano el tridente agarrando su asta de una sola vez, para quitarle la mano de encima Murder le dio un puñetazo en el pecho, eso lo hizo retroceder a unos metros. Cuando la Gárgola vio su oportunidad de clavarle el tridente, su rival sabía lo que iba a hacer, así que lo evitó dando un salto hacia atrás, entonces levantó su lanza por encima de su cabeza. Luego, afinó su puntería y la arrojó con la fuerza de un guerrero, esta manifestó energía espiritual. La Gárgola se asustó al ver la intensidad de ese poder, sumando eso a su filo podría cortarlo en dos como a un pedazo de madera, entonces como única solución le lanzó el tridente en el momento preciso para desviarla. Cuando las dos armas chocaron, el tridente no evitó que la lanza se detuviera, pero sí logró desviarla para su salvación. El arma se cruzó con él por su lado izquierdo; no lo tocó, sin embargo, no salió ileso, en su brazo, pierna y lado izquierdo del rostro tenía arañazos, como si una bestia hubiese intentado arañarlo para arrancarle los miembros. Él quedó atónito; no podía creer lo destructivo que podía ser ese Daethmon. Reaccionó recobrando el sentido, y fue a buscar el tridente en el suelo, al recuperarlo, vio la situación a su favor como anillo al dedo: el lancero no podía hacer nada desarmado, con el tridente tenía la oportunidad de derrotarlo con una estocada. En ese momento voló hacia él, esperaba que huyera o hiciera algo para detenerlo, no obstante, se quedó ahí parado esperando; eso le dio sospechas, pero las dudas no lo detuvieron, se aproximó rápidamente sosteniendo el tridente con firmeza… Y se lo clavó en el pecho, el filo de las tres puntas del tridente lo atravesaron por completo bañadas de sangre impura.
Cuando el cuerpo sin aliento cayó, Murder estaba anonadado hasta el alma, retiró sus manos del tridente en el instante que se cayó el Daethmon. No le vio sentido a lo que hizo, él dijo:
— ¿Es un idiota o qué? Tenía el tiempo para esquivarlo… ¿Por qué no hizo nada para evitar mi ataque? —Suspiró antes que se acabara el efecto de su poder y se sintiera cansado— Volveré a la catedral… No puedo hacer más nada por él…
—Vaya, vaya, vaya… —Dijo una voz chillona.
—Oh no… ¡No ahora!
—Miren qué tenemos aquí; una Gárgola. —Dijo uno de tres demonios diminutos apareciéndose de la nada, ellos tenían colas puntiagudas muy largas y cuernos tan largos como sus colmillos. El que habló parecía ser quien mandaba a los demás.
—Estoy tan cansado que no puedo lidiar con ellos… ¡¿Por qué justo en este momento?! —Pensó Murder enfadado.
—No te ves tan temible. ¿Qué tal si jugamos con él?
— ¡Sí! Verlo sufrir alegrará mi día. —Dijo otro de los demonios.
—Será divertido.
—Rayos… Apenas puedo moverme. —Dijo Murder antes de huir corriendo lento.
— ¡Oye! ¡No te escaparás tan fácil! —Dijeron los tres demonios.
—Necesito un Grito de Gárgola por lo menos. —Pensó la Gárgola antes de esforzarse por gritar, pero no le alcanzó el aliento— ¡No…! Ni puedo gritar…
—Hagámoslo sufrir de una vez.
—Yo me encargaré de detenerlo. —Uno de los demonios creó un puño oscuro con su poder maligno y lo disparó a larga distancia.
Ese puño se acercó con gran celeridad a Murder, el impacto hizo que se tropezara rodando por el suelo. Después que lo atacaron otra vez de la misma manera, él dejó de rodar sin oportunidad de poder levantarse, intentó ponerse de rodillas temblando.
—Ji, ji, ya lo tenemos. —Los tres demonios lo rodearon lentamente.
—No tienes escapatoria.
—Estas Gárgolas feas sí son un dolor de cabeza, con ellas protegiendo las catedrales no podemos destruirlas. Tengo tiempo sin ver algo como eso en ruinas, es una satisfacción que estas bestias nos han arrebatado.
—Mírenlo, no puede verse aun más patético… ¡Tengo una idea! Vamos a patearlo.
— ¡Bien pensado! —Dijeron los otros dos.
Los tres con mucho entusiasmo se acercaron más a Murder dando las primeras patadas, se comportaron como niños jugando a un juego mientras lo hacían sufrir poco a poco. El dolor provocado por las patadas no era lo peor para la Gárgola, sino la debilidad e impotencia que sentía, no sabía qué hacer; ni a quién recurrir para acabar con ese sufrimiento. Si no le quedaba más que soportarlo; lo haría en silencio, no quería darles la satisfacción de oírlo gritar de dolor. Después de patearlo unas cuantas veces, lo golpearon descargando en él todo su rencor hacia las Gárgolas, uno de ellos le pegó tan duro que lo mandó a volar. Los tres se rieron de él por su desgracia mientras caía al suelo, uno de los demonios dijo:
—Ojala esto ocurriera más seguido, es tan placentero como embriagarse con vodka…
—No te preocupes, pronto reinará “El Poder del Caos” y podremos hacer lo que queramos. —Dijo el demonio líder.
—Sí… “El Poder del Caos” reinará… Ya veo ese día.
— ¿”Poder del Caos”? —Pensó Murder.
—Busca un tridente enterrado en este campo de cenizas, quiero ver a esta excusa de Gárgola hecha pedazos.
—Lo haré porque me da la gana, no porque me lo hayas ordenado.
—Para tu comodidad, puedes tomar el tridente clavado en el cadáver de aquel demonio. ¡Si es que te da la gana! —El líder dijo la última oración un poco enojado.
—Eh… —Ese demonio vio el cadáver del Daethmon y le dio escalofríos— Ese cadáver me da como que repulsión…
— ¡Ah bueno, si te da la gana, ve a buscar otro! —Gritó el líder.
— ¡Ay, ya empezaste con el odio! ¡Pues espérate un rato!
El demonio buscó, tomando su tiempo, el tridente que necesitaban, y como se enojó con su jefe, se tomó un largo rato cavando toda la tierra como gesto de venganza. Cuando finalmente lo encontró, el líder de los demonios dijo:
— ¡Por fin, lo halló un siglo después!
— ¡¿Qué tal si te clavo este tridente en la cabeza y acabo con tu sufrimiento?!
—Oigan, la Gárgola pronto se podrá poner de pie y ustedes siguen peleando, terminemos con él, ¿quieren? —Dijo el tercer demonio siendo persuasivo.
—De acuerdo… —Respondieron los otros de mala gana.
Los tres volvieron a rodear a Murder, uno de ellos lo volteó boca arriba con su pie, y el jefe apuntó las puntas de su tridente hacia el pecho de piedra. Cuando estaban a punto de contemplar la muerte de una Gárgola, antes que pudieran clavarle el tridente, alguien les dio una patada, la cual los hizo rodar en el suelo. Al detenerse, se pararon volteándose para ver quién fue el culpable, los tres se asustaron al darse cuenta que fue el Daethmon.
— ¡¿Qué?! —Exclamaron todos.
—Son unos pequeños insectos… Y no sólo eso, también patéticos. —Dijo el lancero.
— ¿Patéticos por qué?
—Necesitan que una Gárgola esté debilitada para poder hacer de las suyas, los demonios de su clase me dan asco, y pensar que hay almas más grotescas que las suyas en el infierno.
—Imposible. Juraría que estaba muerto… Le clavé el tridente. —Pensó Murder alarmado.
—Aja, ¿y qué? Se llama tomar ventaja, todavía la tenemos, mira lo herido que estás, sigues sin oportunidades.
—No por mucho. —Él agarró el tridente y lo sacó de su pecho.
— ¿A-A-Acaba de quitarse el tri-tri-tridente?
—No es cierto… —Uno de ellos se cayó de espaldas por el miedo.
—Escoria como ustedes son una enfermedad para este mundo, los quiero fuera de mi vista antes que sus horribles rostros aniquilen mi paciencia.
—O-O-Oblíganos. —Dijeron los tres sudando de los nervios.
—Ya lo escuchaba venir, bien. Sólo atacaré una vez, si uno de ustedes por lo menos, sale vivo de esta, no olviden que yo… —Arrojó el tridente al suelo, y con su mano atrajo su lanza haciéndola flotar rápidamente hacia él— y mi poderosa lanza, destruiremos a cualquiera que se meta en nuestro camino. —Levantó su arma por encima de su cabeza— Otra cosa que no deben olvidar, es que no soy un ser cualquiera: soy un Daethmon… Un monstruo de la muerte…
— ¡Corran! —Gritaron los tres antes de huir.
—Primera Técnica Mortal: Juicio Fugaz.
De repente la lanza fue abrigada por una energía espiritual de color rojo, cuando la arrojó, lo hizo con tal fuerza que la energía se manifestó con un tamaño de mayores proporciones, obteniendo un gran poder destructivo. El resplandor de ese ataque fue tan intenso que Murder no pudo ver si los tres demonios lo esquivaron, era muy poco probable por la gran cantidad de espacio que consumió. Tras ese movimiento quedó un gran hueco en la tierra, el Daethmon invocó su lanza en su mano, caminó hacia Murder con aire triunfante, le extendió la mano y lo ayudó a levantarse con cuidado.
—Tranquilo, estamos fuera de peligro.
—Gracias. Definitivamente tus intenciones no son malas, perdón por juzgarte tan pronto.
—No te preocupes. ¿Pudiste verlo? No sólo el intercambio de palabras te permitió conocerme más allá de tus ojos, mis acciones también hablaron por sí mismas, digo todo esto porque no es la primera vez que alguien desconfía de mí por mi apariencia. En ese aspecto, todos estamos ciegos, creemos conocerlo todo con solo mirarlo, los ojos pueden ver la superficie, más no el interior de otro. Pensándolo bien, debo ser el único demonio que se arrepiente de sus pecados.
—No… No eres como un demonio cualquiera… Eres un Daethmon.
Los dos se ganaron su respeto y confianza en el otro, podía notarse en las sonrisas que dibujaron en sus rostros, parecía el comienzo de una amistad poco común, con algo de esfuerzo sería tan fuerte como el acero. El lancero ayudó a Murder en su camino a casa cargándolo.
Cuando llegaron a la catedral, ninguna de las Gárgolas se percató de su ausencia, el noble lancero lo dejó con cuidado en su puesto y vio cómo él mismo se curaba, las fracturas en su cuerpo desaparecían lentamente.
— ¿Estarás bien?
—El método con el que me estoy sanando se encargará de las fracturas y grietas en mi cuerpo, del resto necesito reposar una noche. Ser de piedra tiene sus ventajas.
—Bien, iré a descansar en la torre del reloj.
—Antes que te vayas… ¿Fue mi imaginación, o fingiste estar muerto al clavarte el tridente?
—La resistencia de mi cuerpo es un misterio incluso para mí, es lo único que te puedo decir con certeza.
—Hay más cosas que quiero saber, pero las dejaré para otro día, excepto lo siguiente: ¿tienes… nombre?
—Daemon. Ese es mi nombre. —Él se marchó dando un salto.
—Le queda bien ese nombre. Je… Curioso, tengo como deber ahuyentar espíritus malignos, y me hice amigo de uno. Qué día.
Más tarde, en la madrugada estrellada de ese día, los dos estaban durmiendo sentados, Daemon se despertó tranquilamente y miró la catedral, notó que Murder no estaba.
—Oh, parece que duerme en el Mundo Real, supongo que el Mundo Espiritual no es tan tranquilo de noche como para dormir. —Él cerró los ojos— Por cómo van las cosas, veo que somos amigos…
Mucho tiempo después de ese día, el único sobreviviente de los demonios diminutos había llegado a un castillo enorme en medio de un ambiente lúgubre ubicado en el infierno. Las puertas estaban cerradas, no había forma de entrar, al demonio no le quedó más remedio que gritar súplicas para que le abrieran la puerta, dijo a gritos:
— ¡Rey de los demonios! ¡Por favor ábrame, señor Dante! —De pronto la puerta se abrió, detrás de ella apareció un demonio misterioso armado con una gran espada.
—El señor Dante no está interesado en basura como tú, márchate.
—Pero es de gran importancia que el Rey Dante sepa sobre el Daethmon.
— ¿Daethmon? —Él lo agarró del cuello antes que pudiera notarlo— Háblame de eso, ahora mismo.
—De acuerdo, de acuerdo… Agh, no hay necesidad de ahorcarme.
—Lo sé, por eso te ordeno hablar rápido antes que me urja la necesidad.
— ¡Bien, bien…! —Dijo él con miedo antes de contar lo ocurrido— Y esa es la historia…
—Ya veo. Grave error al venir aquí, si el ataque de ese ser no acabó contigo; lo haré yo.
— ¡¿Qué?! ¡No! ¡No, por favor! ¡Piedad! —En un segundo, el crujido de sus huesos se oyó hasta en el horizonte.
El demonio misterioso lanzó el cadáver bien lejos y se fue a las profundidades del castillo mientras se cerraba la puerta. Él entró al salón del trono encontrándose con la figura sombría del Rey Dante, estaba sentado en su trono esperando a que hablara su sirviente como el portador de noticias, le dijo:
—Señor, ya me encargué de esa basura que vino, pero lo que me contó fue una historia interesante, ¿sabía que existe un ser que se hace llamar “Daethmon”?
—Recita su cantar, quiero saber lo que has oído, Bladers.
Mientras tanto, en el Mundo Real, antes de la hora del amanecer, un demonio apareció en el techo de una posada de dos pisos observando el ambiente pacífico del pueblo, cuando vio la torre del reloj y la catedral, dijo con una sonrisa de picardía:
—Este sitio es perfecto para hurtar. Tengo un buen presentimiento.
Así fue como las cuerdas del destino empezaron a mover todo a su debido lugar, ni Daemon o Murder sabían los misterios ocultos que les esperaban, pero algún día se enterarían del por qué debían conocerse. Mientras ellos disfrutaban su tiempo de paz, un tirano maquinaba la extinción del orden.