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[Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Emmanuel Tent - 03/12/2019

¡Hola a todos! Mil disculpas por la tardanza. Aquí está el capítulo renovado. Espero que haya logrado las expectativas de ustedes. En caso de que haya algo más que mejorar, estoy abierto a cualquier comentario. Pediré de favor también que den apoyo a esta historia en wattpad si les es posible: https://www.wattpad.com/509446957-la-espada-de-la-devastación-antes-de-leer
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Amancia miró la lluvia caer a través de la ventana. Era como si el mismo cielo estuviese triste de su desdicha. Desde el terrible azote de su enfermedad la noble rehuía el trato con los demás y solía encerrarse en aquella pequeña sala de estar frente a una hermoseada ventana. La mujer volvió en sí cuando escuchó que alguien tocaba la puerta. Era su escribano a quien había constituido regente del reino debido a su enfermedad algunos meses atrás.
    —Adelante —concibió con desgano al saber que era él.
    El escriba entró y cerró la puerta tras sí. Resopló levemente tratando de adaptarse a la escasa luz. Solía visitar a la reina todas las mañanas para ver cómo se encontraba. Como de costumbre, más adusta.
    Sin embargo y aunque le importaba saber del estado de la noble, esta vez la visitaba por algo completamente diferente. Esperó un momento de pie hasta que la misma concediera el acercarse un poco más.
    —¿Nada aún? —preguntó de pronto haciendo un ademán con sus finos labios. La oscura excentricidad de la reina había borrado de ella parte de la rebuscada educación regia. Él no vio el gesto. Se encontraba a sus espaldas, pero sabía a qué se refería. Elocuentemente contestó:
    —No, mi señora. Los soldados que hemos enviado a los bosques malditos señalan que no hay indicios de Su Majestad. Agregado a esto, solo dos de ellos regresaron... con vida.
    La mujer intensificó la vista hacia las ventanas y escuchó el golpeteo de la fina lluvia que caía con detenimiento. En cierto modo la relajaba escuchar la lluvia caer.
    El silencio de la mujer extrañó al escribano. Entendía lo doloroso que era sufrir de una extraña enfermedad y ser responsable de las riendas de un reino y la crianza de un niño, sin mencionar el duelo por el que aún pasaba. Hermán alisó la gruesa capa de un pulcro color morado brillante que llevaba y se detuvo muy cerca del bordillo del reposabrazos del sillón donde yacía la reina.
    Ella lo miró fijamente. Se quedó callada sin sacar a relucir sus pensamientos. Finalmente dio por sentado que su esposo había muerto. Fueron tres meses intensos de búsquedas en los que no había ninguna novedad, salvo que más de sus hombres desaparecían en el Bosque de Vítos durante las jornadas de busca del monarca.
    —Supongo que ya es hora de dar por sentado la muerte de Orfrak... —dijo al fin acariciándose la barbilla angulosa e impoluta—. Haz un edicto, notifica a todos sobre su muerte. No detalles nada, mientras menos específico sea, mejor. No tengo ánimos de aclarar dudas.
    —No tenemos su cuerpo para realizar un velatorio... —comentó.
    —Oh, no lo habrá, por lo menos no uno público  —aclaró como si lo hubiese olvidado.
    Hermán le preocupó la situación. El pueblo exigiría saber qué ha pasado con su rey, cosa que su esposa mantenía oculta por tener la esperanza de que estuviera con vida. El silencio se condensó un poco más; el regente aún estudiaba la implicación algo vacilante. Finalmente asintió.
      Aprovechó el estar cerca para estudiar a la mujer. Aunque ni siquiera llegaba a la cuarentena la extraña patología que sufría había cavado muy hondo en ella. Unas prominentes ojeras devoraban sus claros ojos, su piel estaba tan pálida como marfil. Pese a esto, su cabellera seguía ondeante y llena de vigor a sus espaldas.
    —Han pasado tres largos meses —soltó de pronto sin mirar al hombre.
    Hermán resopló desalentado. Lo sabía. La situación del reino estaba color de hormiga. Sobre todo, porque la finalización de su periodo como regente se extendía cada vez más y el tendría que encarar las problemáticas sociales y políticas que acuciaban la ciudadela. Aunque tenía la opción de declinar esto llevaría el reino a parar en manos equivocadas. Demasiados problemas para alguien que se planteaba tener un poco de poder y fama. Sin embargo nunca hubiese deseado tener que crucificar su propia paz por el bienestar de un pueblo. Removió la cabeza y se limitó a escuchar a la mujer algo taciturno.
    —Nemuel todavía es un niño... —continuó con la retahíla de preocupaciones con cierto pesar— y yo... —miró al regente con una profunda tristeza en su rostro— estoy cercana a la muerte. Pido encarecidamente que envíes a alguien nuevamente ante la presencia del Padre Unicornio.
    El regente entrecerró los ojos molesto; sin duda una petición inesperada. La reina había pedido lo mismo reiteradas ocasiones. El ente místico era supuestamente la deidad que resguardaba el reino de Melden del Sur. Sin embargo nunca lo había visto con sus propios ojos. Sus sirvientes solían caminar por la ciudad o el palacio en forma animalesca, por lo que nadie los notaba. Esto hacían para notificar al Padre Unicornio cómo iban las cosas.
    «Patrañas —pensó Hermán para sí atusándose la barba—, no son más que cuentos para niños. Si así fuese, ya hubiesen por lo menos mostrado sus condolencias a la reina o quizás haberla sanado». Muchos de la corte habían desertado, mucha gente se había movido a tierras más productivas. El reino caía en picado por las bajas en la milicia sin razón aparente, por la escasez de comida, por el silencio de la nobleza. Y ningún unicornio se paseaba por allí para bendecirles.
    Finalmente Hermán se irguió un poco más y se ciñó a su capa. Era el momento oportuno de aclarar las cosas.
    —En ese caso tendremos que extender el proceso de regencia —explicó Hermán—. Aunque aprecio su confianza, Su Alteza, no sé cuanto tiempo pueda aguantar en el trono. Las cosas allá afuera no están muy bien que digamos.
    —Por eso te pido este último deseo —suplicó de pronto la mujer de ojos caídos con vehemencia, tomó la mano del anciano; este observó lo manchada que estaba su piel producto de la pérdida del preciado líquido rojo—. Envía una comisión de heraldos ante el santuario del Padre Unicornio, dales tres días para volver, y si no consiguieres respuesta en el tiempo estimado, puedes irte en paz con tu familia. Yo entregaré el cetro a Rodel hasta que Nemuel tenga edad para gobernar.
    Hermán puso los ojos como platos ante tal súplica. Por supuesto cumpliría lo encomendado por tan harto que esté puesto que nunca obtenían respuesta. Pero le asombraba en extremo lo dicho por la reina acerca de Rodel... El hermano del rey desaparecido era un déspota maquiavélico que gobernaba con mano dura los lejanos reinos del sureste. Apretó los dientes solo imaginarlo y desvío la vista.
    —Que así sea mujer —concedió finalmente.
    Amancia asió con fuerza la mano del regente algo agradecida. La soltó y se reclinó en el mullido sillón. Hermán la reverenció y se fue de allí. La mujer quedó sola y al junto del cielo nubloso, lloró.


—Escribe con precisión —ordenó—. Esta será la última carta que enviaremos al Padre Unicornio, por lo tanto hazla breve y detallada, con tal vehemencia y pasión que sientan nuestra pena. Necesito que este último deseo sea escuchado.
    El escriba apretó la pluma. El regente se alzaba a su lado muy molesto. Su nariz aguilucha y su sabiduría revoloteaban en su cabeza. El hombre curvó los labios en un gesto de terror observando luego cómo el regente se acercaba a la cristalera del recinto para otear hacia el exterior; prosiguió con lo ordenado.
    Se encontraban en un amplio salón con un único escritorio. Varios ventanales decoraban la instancia. Una docena de nobles discutían entre sí acerca del envío de una nueva misiva. Ninguna de las anteriores había tenido resultado. ¿Por qué seguía la reina empeñada en la ayuda de un ser que jamas habían visto? Al parecer las deidades eran lo bastante sublimes como para escuchar a los mundanos humanos. Hermán mismo sabía que este último esfuerzo no daría resultados. Pero de igual forma quería conceder a la reina enferma su último deseo. Los demás cortesanos veían a la mujer ya muy avanzada en su enfermedad por lo que igual accedían al convenio.


De esta forma, el asunto quedó zanjado cuando la carta fue terminada y enviada por una procesión de heraldos que llevaban también consigo ofrendas al dios protector. Aunque muchos no creían en la soberanía del mismo, daban respeto al místico ser. De este modo los heraldos se dirigieron hacia las montañas, a poco más de dos días de camino en carruaje hacia donde se decía habitaba el Unicornio de Plata.
    El regente observó el carro partir desde el amplio balcón, las manos en la espalda. Apartó su vista del carruaje que ya se perdía con el cenit.
    Se dirigió a la sala de estudios donde el pequeño Nemuel recibía las enseñanzas privadas de su maestra. Desde hacía poco más de la desaparición del rey, el muchacho se había mostrado muy hosco en compartir con otros niños por lo que fue necesario impartirle clases a solas.
    El salón era pequeño; algunas estanterías de libros estaban dispersas en hileras. En su centro, una mesa con dos figuras una frente a la otra.
      Una mujer enseñaba con noble entusiasmo a lo que un niño de no más de nueve años se limitaba a responder sus preguntas con monosílabos totalmente neutral. La maestra celebraba la resolución e inteligencia del muchacho, pero este solo se limitaba a responder sin ninguna emoción aparente.
    Hermán husmeó abriendo un poco la puerta y observándolo todo por la rendija. La mujer alzó la vista y supo que era él. Enseguida su semblante alegre cambió a uno más serio mientras el niño se enfrascaba en su cuaderno y escribía. Con una mirada, la mujer le dejó saber que le era muy difícil mantener al muchacho contento con lo que estaba pasando a su alrededor. Cosas que el aún no entendía.
    El regente asintió a la mujer y esta prosiguió con sus clases de forma entusiasta y alagando al muchacho para alivianar su pesar.
    Hermán cerró la puerta con cuidado y se retiró de allí. Solo quedaba esperar tres días.  No había por qué desesperar. Pasado el tiempo, tomaría a su esposa e hijas y se iría de allí...


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Iramesoj - 03/12/2019

Quitaría lo de color de hormiga, ya que no todas las hormigas tienen el mismo color. Cambiaría mano fuerte por mano dura. En el lenguaje coloquial, mano dura tiene una connotación más dictatorial la mayoría de las veces que se usa. Mano fuerte suena más a gobierno estable que a gobierno represivo, al menos a mí.

He leido solo hasta “lloró”, es decir, he leido la conversación entre Hermán y Amancia. Está muy bien escrito en mi opinión, y comienza con un punto que puede causar interés al lector: ¿Por que quiere Amancia delegar en Rodel?

También veo que has ideado uns religión ficticia, la del Padre Unicornio. Creo que eso es un guiño a:


https://es.m.wikipedia.org/wiki/Unicornio_rosa_invisible

Quizá me pase a leer lo que me queda si tengo tiempo. Es curioso que eres de 2015 pero aún no nos habíamos cruzado. Un saludo


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Emmanuel Tent - 03/12/2019

Muchas gracias @Iramesoj por leerme. Muy apreciado que te pases por aquí. Te comento que ingresé a Fantasitura en ese año pero al entender muy poco el sitio dejó de interesarme. Hasta que volví ¡y mira que le estoy tomando el tranquillo!

Estuve leyendo tus sugerencias. Veamos cuáles aplican:

1-La locución «color (de) hormiga: Se dice de lo que tiene mal aspecto, de lo que presenta dificultades enormes o presagia graves problemas. Entiendo a que te refieres en tu comentario, pero debes de saber que es una expresión, no se refiere al color de las hormigas en general.

2-La expresión «mano dura»: (persona) que se comporta o actúa de forma especialmente severa, rigurosa o estricta. Esta sí que me la quedo. Muy buen aporte. Quería decir lo mismo aunque usé una expresión algo diferente. Así que tienes mucha razón en el contraste que estableciste entre ambas.

En cuanto a lo comentado acerca de Rodel, ya más adelante sabrás por qué y qué ocurrirá al respecto. Espero que puedas leer en cuanto puedes las dos siguientes partes y me digas que piensas al respecto. En cuanto al «Padre Unicornio», simplemente uso el culto a criaturas fantásticas. Nada más allá que esto. Aunque me parece curioso esto del “Unicornio rosa invisible”.

Igual un saludo para ti. Espero leerte pronto.


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Iramesoj - 04/12/2019

Hola, he leido el resto ya y está bien escrito. Lo único que me pregunto por qué hay quien no cree en la soberanía del dios pero le dan respeto. ¿Creen en ese dios pero no en su soberanía?¿No creen en ese dios pero son respetuosos con la tradición? También me pregunto con qué niños compartía clase Nemuel antes de volverse hoscos. Supongo que serán niños de la nobleza.

Pero esto no lo digo como crítica negativa. Esas ambigüedades pueden resolverse más adelante, no tienen por qué aclararse desde el principio, pero sí que opino que conviene aclararlas en algún momento, para comprender mejor el funcionamiento del mundo que has creado. Aunque es algo muy personal esto que te digo. Si quieres mencionar de pasada estos detalles y centrarte más en otras cosas (por ejemplo luchas, ya sean físicas o políticas) no tiene por qué ser malo si hay un público que lo disfruta.


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Emmanuel Tent - 04/12/2019

Así es @Iramesoj. Gracias de nuevo por leerme. Develaré esos pequeños detalles en los próximos capítulos. Espero que la lectura te haya resultado entretenida.


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Bicerofonte - 04/12/2019

Amancia miró la lluvia caer a través de la ventana. Era como si el mismo cielo estuviese triste de su desdicha. Desde el terrible azote de su enfermedad la noble rehuía el trato con los demás y solía encerrarse en aquella pequeña sala de estar frente a una hermoseada ventana. La mujer volvió en sí cuando escuchó que alguien tocaba la puerta. Era su escribano a quien había constituido regente del reino debido a su enfermedad algunos meses atrás.
    —Adelante —concibió con desgano al saber que era él.
    El escriba entró y cerró la puerta tras sí. Resopló levemente tratando de adaptarse a la escasa luz. Solía visitar a la reina todas las mañanas para ver cómo se encontraba. Como de costumbre, más adusta. 
    Sin embargo y aunque le importaba saber del estado de la noble, esta vez la visitaba por algo completamente diferente. Esperó un momento de pie hasta que la misma concediera el acercarse un poco más.
    —¿Nada aún? —preguntó de pronto haciendo un ademán con sus finos labios. La oscura excentricidad de la reina había borrado de ella parte de la rebuscada educación regia. Él no vio el gesto. Se encontraba a sus espaldas, pero sabía a qué se refería. Elocuentemente contestó:
    —No, mi señora. Los soldados que hemos enviado a los bosques malditos señalan que no hay indicios de Su Majestad. Agregado a esto, solo dos de ellos regresaron... con vida.
    La mujer intensificó la vista hacia las ventanas y escuchó el golpeteo de la fina lluvia que caía con detenimiento. En cierto modo la relajaba escuchar la lluvia caer. 
    El silencio de la mujer extrañó al escribano. Entendía lo doloroso que era sufrir de una extraña enfermedad y ser responsable de las riendas de un reino y la crianza de un niño, sin mencionar el duelo por el que aún pasaba. Hermán alisó la gruesa capa de un pulcro color morado brillante que llevaba y se detuvo muy cerca del bordillo del reposabrazos del sillón donde yacía la reina.
    Ella lo miró fijamente. Se quedó callada sin sacar a relucir sus pensamientos. Finalmente dio por sentado que su esposo había muerto. Fueron tres meses intensos de búsquedas en los que no había ninguna novedad, salvo que más de sus hombres desaparecían en el Bosque de Vítos durante las jornadas de busca del monarca.
    —Supongo que ya es hora de dar por sentado la muerte de Orfrak... —dijo al fin acariciándose la barbilla angulosa e impoluta—. Haz un edicto, notifica a todos sobre su muerte. No detalles nada, mientras menos específico sea, mejor. No tengo ánimos de aclarar dudas.
    —No tenemos su cuerpo para realizar un velatorio... —comentó.
    —Oh, no lo habrá, por lo menos no uno público  —aclaró como si lo hubiese olvidado.
    Hermán le preocupó la situación. El pueblo exigiría saber qué ha pasado con su rey, cosa que su esposa mantenía oculta por tener la esperanza de que estuviera con vida. El silencio se condensó un poco más; el regente aún estudiaba la implicación algo vacilante. Finalmente asintió. 
      Aprovechó el estar cerca para estudiar a la mujer. Aunque ni siquiera llegaba a la cuarentena la extraña patología que sufría había cavado muy hondo en ella. Unas prominentes ojeras devoraban sus claros ojos, su piel estaba tan pálida como marfil. Pese a esto, su cabellera seguía ondeante y llena de vigor a sus espaldas. 
    —Han pasado tres largos meses —soltó de pronto sin mirar al hombre.
    Hermán resopló desalentado. Lo sabía. La situación del reino estaba color de hormiga en rojo intenso. Sobre todo, porque la finalización de su periodo como regente se extendía cada vez más y el tendría que encarar las problemáticas sociales y políticas que acuciaban la ciudadela. Aunque tenía la opción de declinar esto llevaría el reino a parar en manos equivocadas. Demasiados problemas para alguien que se planteaba tener un poco de poder y fama. Sin embargo nunca hubiese deseado tener que crucificar su propia paz por el bienestar de un pueblo. Removió la cabeza y se limitó a escuchar a la mujer algo taciturno.
    —Nemuel todavía es un niño... —continuó con la retahíla de preocupaciones con cierto pesar— y yo... —miró al regente con una profunda tristeza en su rostro— estoy cercana a la muerte. Pido encarecidamente que envíes a alguien nuevamente ante la presencia del Padre Unicornio.
    El regente entrecerró los ojos molesto; sin duda una petición inesperada. La reina había pedido lo mismo reiteradas ocasiones. El ente místico era supuestamente la deidad que resguardaba el reino de Melden del Sur. Sin embargo nunca lo había visto con sus propios ojos. Sus sirvientes solían caminar por la ciudad o el palacio en forma animalesca, por lo que nadie los notaba. Esto hacían para notificar al Padre Unicornio cómo iban las cosas. 
    «Patrañas —pensó Hermán para sí atusándose la barba—, no son más que cuentos para niños. Si así fuese, ya hubiesen por lo menos mostrado sus condolencias a la reina o quizás haberla sanado». Muchos de la corte habían desertado, mucha gente se había movido a tierras más productivas. El reino caía en picado por las bajas en la milicia sin razón aparente, por la escasez de comida, por el silencio de la nobleza. Y ningún unicornio se paseaba por allí para bendecirles.
    Finalmente Hermán se irguió un poco más y se ciñó a su capa. Era el momento oportuno de aclarar las cosas.
    —En ese caso tendremos que extender el proceso de regencia —explicó Hermán—. Aunque aprecio su confianza, Su Alteza, no sé cuanto tiempo pueda aguantar en el trono. Las cosas allá afuera no están muy bien que digamos.
    —Por eso te pido este último deseo —suplicó de pronto la mujer de ojos caídos con vehemencia, tomó la mano del anciano; este observó lo manchada que estaba su piel producto de la pérdida del preciado líquido rojo—. Envía una comisión de heraldos ante el santuario del Padre Unicornio, dales tres días para volver, y si no consiguieres respuesta en el tiempo estimado, puedes irte en paz con tu familia. Yo entregaré el cetro a Rodel hasta que Nemuel tenga edad para gobernar.
    Hermán puso los ojos como platos ante tal súplica. Por supuesto cumpliría lo encomendado por tan harto que esté puesto que nunca obtenían respuesta. Pero le asombraba en extremo lo dicho por la reina acerca de Rodel... El hermano del rey desaparecido era un déspota maquiavélico que gobernaba con mano dura los lejanos reinos del sureste. Apretó los dientes solo imaginarlo y desvío la vista.
    —Que así sea mujer —concedió finalmente.
    Amancia asió con fuerza la mano del regente algo agradecida. La soltó y se reclinó en el mullido sillón. Hermán la reverenció y se fue de allí. La mujer quedó sola y mirando el al junto del cielo nubloso, lloró.


—Escribe con precisión —ordenó—. Esta será la última carta que enviaremos al Padre Unicornio, por lo tanto hazla breve y detallada, con tal vehemencia y pasión que sientan nuestra pena. Necesito que este último deseo sea escuchado.
    El escriba apretó la pluma. El regente se alzaba a su lado muy molesto. Su nariz aguilucha y su sabiduría revoloteaban en su cabeza. El hombre curvó los labios en un gesto de terror observando luego cómo el regente se acercaba a la cristalera del recinto para otear hacia el exterior; prosiguió con lo ordenado. 
    Se encontraban en un amplio salón con un único escritorio. Varios ventanales decoraban la instancia. Una docena de nobles discutían entre sí acerca del envío de una nueva misiva. Ninguna de las anteriores había tenido resultado. ¿Por qué seguía la reina empeñada en la ayuda de un ser que jamas habían visto? Al parecer las deidades eran lo bastante sublimes como para escuchar a los mundanos humanos. Hermán mismo sabía que este último esfuerzo no daría resultados. Pero de igual forma quería conceder a la reina enferma su último deseo. Los demás cortesanos veían a la mujer ya muy avanzada en su enfermedad por lo que igual accedían al convenio.


De esta forma, el asunto quedó zanjado cuando la carta fue terminada y enviada por una procesión de heraldos que llevaban también consigo ofrendas al dios protector. Aunque muchos no creían en la soberanía del mismo, daban respeto al místico ser. De este modo los heraldos se dirigieron hacia las montañas, a poco más de dos días de camino en carruaje hacia donde se decía habitaba el Unicornio de Plata.
    El regente observó el carro partir desde el amplio balcón, las manos en la espalda. Apartó su vista del carruaje que ya se perdía con el cenit. 
    Se dirigió a la sala de estudios donde el pequeño Nemuel recibía las enseñanzas privadas de su maestra. Desde hacía poco más de la desaparición del rey, el muchacho se había mostrado muy hosco en compartir con otros niños por lo que fue necesario impartirle clases a solas.
    El salón era pequeño; algunas estanterías de libros estaban dispersas en hileras. En su centro, una mesa con dos figuras una frente a la otra.
      Una mujer enseñaba con noble entusiasmo a lo que un niño de no más de nueve años se limitaba a responder sus preguntas con monosílabos totalmente neutral. La maestra celebraba la resolución e inteligencia del muchacho, pero este solo se limitaba a responder sin ninguna emoción aparente.
    Hermán husmeó abriendo un poco la puerta y observándolo todo por la rendija. La mujer alzó la vista y supo que era él. Enseguida su semblante alegre cambió a uno más serio mientras el niño se enfrascaba en su cuaderno y escribía. Con una mirada, la mujer le dejó saber que le era muy difícil mantener al muchacho contento con lo que estaba pasando a su alrededor. Cosas que el aún no entendía.
    El regente asintió a la mujer y esta prosiguió con sus clases de forma entusiasta y alagando halagando al muchacho para alivianar su pesar. 
    Hermán cerró la puerta con cuidado y se retiró de allí. Solo quedaba esperar tres días.  No había por qué desesperar. Pasado el tiempo, tomaría a su esposa e hijas y se iría de allí...


Excelente, me gustó mucho.
casi no tiene fallas de ortografía y de estilo. Lo más sobresaliente lo puse en rojo.
Este es el tipo de lecturas que se me hacen muy agradables. 
Me quedé con las ganas de leer más. Felicidades.


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Cabromagno - 05/12/2019

Bueeeeno... esto ya va mereciendo una corrección más exhaustiva, ¿estás listo? Big Grin

Todos mis comentarios irán entre paréntesis.
Escribiré en rojo cuando considere que algo está mal y debes cambiarlo.
En azul escribiré cuando yo cambiaria lo señalado, pero considero que puedes dejarlo como está si lo deseas.
Argumentaré el porqué de mis indicaciones en la mayoría de casos.
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Amancia miró la lluvia caer a través de la ventana. Era como si el mismo cielo estuviese triste de(por) su desdicha. Desde el terrible azote de su enfermedad(,) la noble rehuía el trato con los demás y solía encerrarse en aquella pequeña sala de estar frente a una hermoseada(Decir que algo es hermoso es verter una opinion subjetiva. El narrador no debe nunca hacer tal cosa, debe ser siempre objetivo. El narrador puede describir la ventana, para que el lector la imagine y decida por si mismo si le parece hermosa o no (Los personajes si pueden dar opiniones subjetivas)) ventana(es la segunda vez en un par de frases que pones la palabra ventana. Evita las repeticiones, busca un sinónimo). La mujer volvió en sí cuando escuchó que alguien tocaba la puerta. Era su escribano(,) a quien había constituido regente del reino(,) debido a su enfermedad(,) algunos meses atrás.(Yo pondria que es el regente y punto. Que antes fuera escribano es algo que puedes soltar en cualquier otro momento que venga mas a cuento, aqui queda como metido con calzador)
    —Adelante —concibió(ninguna acepción de concebir encaja aqui) con desgano(-a) al saber que era él.
    El escriba entró y cerró la puerta tras (de) sí. Resopló levemente tratando de adaptarse a la escasa luz. Solía visitar a la reina todas las mañanas para ver cómo se encontraba. Como de costumbre, (hace falta un verbo aqui. "Estaba", por ejemplo) más adusta. (Debe ser punto y seguido, ya que continuas hablando de lo mismo a continuacion)
    Sin embargo(,) y aunque le importaba saber del estado de la noble, esta vez la visitaba por algo completamente diferente. Esperó un momento de pie(,) hasta que la misma (le) concediera el acercarse un poco más.
    —¿Nada aún? —preguntó de pronto haciendo un ademán con sus finos labios(das a entender que las acciones de hablar y hacer un ademán con los labios se hicieron a la vez, lo cual es dificil de creer). La oscura excentricidad de la reina había borrado de ella parte de la rebuscada educación regia. Él no vio el gesto. Se encontraba a sus espaldas, pero sabía a qué se refería. Elocuentemente contestó:
    —No, mi señora. Los soldados que hemos enviado a los bosques malditos señalan que no hay indicios de Su Majestad. Agregado a esto, solo dos de ellos regresaron... con vida.
    La mujer intensificó(intensificar se encuentra a menudo junto a "la mirada", es comun hablar de "miradas intensas" pero junto a "la vista"... me chirria un poco. "Una vista intensa" no es algo que haya oido nunca) la vista hacia las ventanas y escuchó el golpeteo de la fina lluvia que caía con detenimiento. En cierto modo la relajaba escuchar la lluvia caer. (la lluvia es, por definicion, "agua que cae del cielo", por lo que especificar que "cae" es redundante)
    El silencio de la mujer extrañó al escribano. Entendía lo doloroso que era sufrir de una extraña enfermedad(,) y ser responsable de las riendas de un reino(¿no se supone que quien lleva las riendas es él, que para eso es el regente?) y la crianza de un niño, sin mencionar el duelo por el que aún pasaba. Hermán alisó la gruesa capa de un pulcro color morado brillante que llevaba(,) y se detuvo muy cerca del bordillo del reposabrazos del sillón donde yacía la reina.
    Ella lo miró fijamente. Se quedó callada sin sacar a relucir sus pensamientos. Finalmente(,) dio por sentado que su esposo había muerto. Fueron tres meses intensos de búsquedas en los que no había ninguna novedad, salvo que más de sus hombres desaparecían en el Bosque de Vítos durante las jornadas de busca del monarca.
    —Supongo que ya es hora de dar por sentado la muerte de Orfrak... —dijo al fin(,) acariciándose la barbilla angulosa e impoluta—. Haz un edicto, notifica a todos sobre su muerte. No detalles nada, mientras menos específico sea, mejor. No tengo ánimos de(para) aclarar dudas.
    —No tenemos su cuerpo para realizar un velatorio... —comentó.
    —Oh, no lo habrá, por lo menos no uno público  —aclaró como si lo hubiese olvidado.(¿que se supone que ha olvidado o podido olvidar? Ha respondido al momento, sin titubeos ni nada parecido... parece mas bien que lo tenia todo ya pensado y esa es la sensacion que da)
    (A) Hermán le preocupó la situación. El pueblo exigiría saber qué ha(había) pasado con su rey, cosa que su esposa mantenía oculta por tener la esperanza de que estuviera con vida. El silencio se condensó un poco más; el regente aún estudiaba la implicación algo vacilante. Finalmente(,) asintió.
      Aprovechó el estar cerca para estudiar a la mujer. Aunque ni siquiera llegaba a la cuarentena la extraña patología que sufría había cavado muy hondo en ella. Unas prominentes ojeras devoraban sus claros ojos, su piel estaba tan pálida como marfil. Pese a esto, su cabellera seguía ondeante y llena de vigor a sus espaldas. (Iba a verla todas las mañanas, si no ha cambiado nada de un dia para el otro, resulta extraño que hoy, casualmente, se fije en su cara. Muy conveniente para el escritor que quiere colar su descripción, pero incoherente para el lector)
    —Han pasado tres largos meses —soltó de pronto sin mirar al hombre.(la última vez que mencionaste algo sobre su vista, le estaba mirando fijamente. Seria bueno mencionar en algun momento entre un punto y otro que desvia la vista)
    Hermán resopló desalentado. Lo sabía. La situación del reino estaba color de hormiga(de esto ya habeis hablado, me limitare a añadir un par de cosas. Primero, decir que esta locucion no viene recogida en el DRAE, que suele recoger habitualmente los regonalismos de todo el mundo hispanohablante. Eso me hace pensar que quizas se usa muy poco o su ambito geografico es muy reducido. A partir de ahi, te diria que si bien puedes utilizarla si quieres, es recomendable que busques una expresion mas conocida. Nada hay mas importante para un escritor que el que sus lectores entiendan lo que les esta diciendo. Y aqui de momento pierdes 3-0 Big Grin ). Sobre todo, porque la finalización de su periodo como regente se extendía cada vez más(,) y el(él) tendría que encarar las problemáticas sociales y políticas que acuciaban la ciudadela. Aunque tenía la opción de declinar(,) esto llevaría el reino a parar en manos equivocadas(¿porqué? ¿Cuales son esas manos? No puedes aseverar algo tan importante, que condiciona la actitud y/o las acciones del personaje principal, sin dar unas minimas explicaciones). Demasiados problemas para alguien que se planteaba tener un poco de poder y fama(si se planteaba tener poder, ¿como no conocia los inconvenientes inherentes al poder?). Sin embargo nunca hubiese deseado tener que crucificar su propia paz por el bienestar de un pueblo. Removió la cabeza y se limitó a escuchar a la mujer algo taciturno.(Al decir que "removió la cabeza" ya das a entender una cierta actitud por parte del personaje. Añadir luego el "algo taciturno" me parece redundante, siempre y cuando el "removió la cabeza" pretendiera mostrar esa taciturnidad. Si pretendia mostrar otra cosa, como inquietud, entonces esta bien como esta)
    —Nemuel todavía es un niño... —continuó con la retahíla de preocupaciones con cierto pesar—(,) y yo... —miró al regente con una profunda tristeza en su rostro—(,) estoy cercana a la muerte. Pido encarecidamente que envíes a alguien nuevamente ante la presencia del Padre Unicornio.
    El regente entrecerró los ojos molesto; sin duda una petición inesperada. La reina había pedido lo mismo reiteradas ocasiones(esto resulta muy contradictorio. Ella dijo que enviara a alguien "nuevamente", luego dices que al regente le resulta "inesperada" y ahora de nuevo dices que sucedio lo mismo "en reiteradas ocasiones". Parece dificil de creer que al regente le resulte inesperado algo que por dos veces nos dices que es habitual). El ente místico era supuestamente la deidad que resguardaba el reino de Melden del Sur. Sin embargo(,) nunca lo había visto con sus propios ojos. Sus sirvientes solían caminar por la ciudad o el palacio en forma animalesca(la primera vez que lo lei pense que eran humanos que imitaban los andares de algun animal. Al releer una segunda vez pense que directamente los sirvientes eran animales. Al releer la tercera pense que quiza eran humanos disfrazados de animales. Van diez veces y sigo dudando entre las tres, me parece una frase realmente ambigua), por lo que nadie los notaba. Esto hacían para notificar al Padre Unicornio cómo iban las cosas.
    «Patrañas —pensó Hermán para sí(,) atusándose la barba—, no son más que cuentos para niños. Si así fuese, ya hubiesen(,) por lo menos(,) mostrado sus condolencias a la reina o(,) quizás(,) haberla("la hubiesen". No puedes saltarte la concordancia verbal. Y deberias buscar un sinónimo para evitar la repetición del mismo verbo) sanado». Muchos de la corte habían desertado, mucha gente se había movido a tierras más productivas. El reino caía en picado por las bajas en la milicia sin razón aparente, por la escasez de comida, por el silencio de la nobleza. Y ningún unicornio se paseaba por allí para bendecirles.
    Finalmente Hermán se irguió un poco más y se ciñó a su capa. Era el momento oportuno de(para) aclarar las cosas. (otra opcion seria "era el momento de aclarar las cosas")
    —En ese caso tendremos que extender el proceso(periodo) de regencia —explicó Hermán—. Aunque aprecio su confianza, Su Alteza, no sé cuanto tiempo pueda aguantar en el trono. Las cosas allá afuera no están muy bien que digamos.
    —Por eso te pido este último deseo —suplicó de pronto la mujer de ojos caídos con vehemencia(o "suplicó con vehemencia la mujer de ojos caídos" o "suplicó de pronto la mujer de ojos caídos". "De pronto" y "con vehemencia" resultan redundantes. Ademas, sin las comas oportunas, lo que nos dices es que son los ojos los que caen con vehemencia, lo cual no es apropiado segun la definicion de vehemente), tomó la mano del anciano; este observó lo manchada que estaba su piel producto de la pérdida del preciado líquido rojo(si el liquido rojo es sangre, ¿porque su falta provoca manchas y no palidez?)—. Envía una comisión de heraldos ante el(al (suponiendo que quiere que entren alli, si lo que quiere es que se queden fuera delante del santuario, entonces estaba bien)) santuario del Padre Unicornio, dales tres días para volver, y(,) si no consiguieres respuesta en el tiempo estimado, puedes irte en paz con tu familia. Yo entregaré el cetro a Rodel hasta que Nemuel tenga edad para gobernar.
    Hermán puso los ojos como platos ante tal súplica. Por supuesto cumpliría lo encomendado(,) por tan harto que esté(estuviera) puesto que nunca obtenían respuesta. Pero le asombraba en extremo lo dicho por la reina acerca de Rodel... El hermano del rey desaparecido era un déspota maquiavélico que gobernaba con mano dura los lejanos reinos del sureste. Apretó los dientes solo imaginarlo y desvío la vista.(Ahora ya sabemos cuales son aquellas manos equivocadas de las que se nos hablaba antes. El problema, es que Hermán acaba de descubrirlo, por lo que, ¿como sabía hace unos párrafos que el poder iba a acabar en manos equivocadas si lo esta descubriendo ahora?)
    —Que así sea(,) mujer(deberían condenarlo a 100 latigazos por dirigirse así a la reina, que falta de respeto Rolleyes Si el mismo hace un momento la trataba de "alteza"...) —concedió finalmente.
    Amancia asió con fuerza la mano del regente(,) algo(si la asió con fuerza, será que esta más que "algo") agradecida. La soltó y se reclinó en el mullido sillón. Hermán la reverenció(cuidado, el verbo reverenciar NO significa "hacer una reverencia", no tiene tal acepción, aunque provenga de ese sustantivo. Reverenciar algo o a alguien es tenerle respeto o veneracion. Y eso se puede demostrar haciendole a ese algo o alguien una reverencia. Si lo que ha hecho Hermán es una reverencia, tendras que poner "Hermán hizo una reverencia", o "Hermán le dedicó una reverencia" o algo similar) y se fue de allí. La mujer quedó sola y al junto del cielo nubloso("al junto de" no tiene ningun sentido. Imagino que será "junto a", que seria lo correcto. En cualquier caso, la mujer no esta junto al cielo, seria mejor decir "junto a la vantana" o "mirando al cielo nubloso" (o ambas cosas)), lloró.


—Escribe con precisión —ordenó(¿Quién?)—. Esta será la última carta que enviaremos al Padre Unicornio, por lo tanto hazla breve y detallada, con tal vehemencia y pasión que sientan nuestra pena. Necesito que este último deseo sea escuchado.
    El escriba apretó la pluma(Durante buena parte del relato te has refereido al regente como "el escriba", por lo que ahora se hace dudoso saber de quien hablas. Si te guardas ese dato para más adelante, como dije antes, te ahorrarías aquí este inconveniente). El regente se alzaba a su lado muy molesto. Su nariz aguilucha y su sabiduría revoloteaban en su cabeza(No termino de encontrarle el sentido a esta frase, agradeceria que me explicaras que intentas expresar aqui para ver si soy yo o si es la frase). El hombre curvó los labios en un gesto de terror observando luego cómo el regente se acercaba a la cristalera del recinto para otear hacia el exterior(¿Porqué le aterroriza al escriba que el regente se acerque a la ventana? Si lo que le aterrorizaba era tenerle al lado y luego el regente se aleja, tal vez la parte del terror deberia estar junto a la frase anterior y no en esta); prosiguió con lo ordenado.
    Se encontraban en un amplio salón con un único escritorio. Varios ventanales decoraban la instancia("Estancia". Instancia es otra cosa que no tiene nada que ver). Una docena de nobles discutían entre sí acerca del envío de una nueva misiva(¿Para qué? Ya están hasta escribiéndola, las discusiones deberían haber sucedido antes). Ninguna de las anteriores había tenido resultado. ¿Por qué seguía la reina empeñada en la ayuda de un ser que jamas habían visto?(Hasta ahora, siempre que has puesto en duda a la deidad se entendía que era desde el punto de vista del regente. Parecía un rasgo personal del regente el no creer en dioses. Le daba personalidad al personaje. Si nadie cree en el dios, el regente pierde esa personalidad que había ganado. Además, parece un poco estúpido que un dios sea la máxima deidad del reino y nadie de por allí crea en él) Al parecer las deidades eran lo bastante sublimes("sublimes" no tiene sentido. Supongo que la idea es más bien alguna de estas: presuntuosas, pretenciosas, soberbias, altivas, altaneras...) como para (no) escuchar a los mundanos humanos. Hermán mismo sabía que este último esfuerzo no daría resultados. Pero de igual forma quería conceder a la reina enferma su último deseo. Los demás cortesanos veían a la mujer ya muy avanzada en su enfermedad(,) por lo que igual accedían al convenio(envío).(Se entiende lo que quieres decir, pero "convenio" no es la palabra adecuada. Nadie ha hablado de llegar a acuerdos de ningun tipo. Creo que mejor decir que 'accedan al envio' (de la carta). Por otra parte, ¿porque el regente necesita del visto bueno de los nobles? Es el regente designado por la reina, y esta obedeciendo una orden de la reina nada menos... no parece que tenga sentido que necesite el visto bueno de nadie)


De esta forma, el asunto quedó zanjado cuando la carta fue terminada y enviada por una procesión de heraldos que llevaban también consigo ofrendas al dios protector. Aunque muchos no creían en la soberanía del mismo, daban respeto al místico ser(no tiene mucho sentido respetar algo cuyos poderes e incluso su mera existencia pones en duda). De este modo(,) los heraldos se dirigieron hacia las montañas, a poco más de dos días de camino en carruaje(,) hacia donde se decía habitaba el Unicornio de Plata.
    El regente observó el carro partir desde el amplio balcón, (con) las manos en la espalda. Apartó su vista del carruaje que ya se perdía con el cenit. (Debe ser punto y seguido, ya que continuas hablando de lo mismo a continuacion)
    Se dirigió a la sala de estudios donde el pequeño Nemuel recibía las enseñanzas privadas de su maestra. Desde hacía poco más de la desaparición del rey, el muchacho se había mostrado muy hosco en compartir con otros niños(,) por lo que fue necesario impartirle clases a solas.
    El salón era pequeño; algunas estanterías de libros estaban dispersas en hileras. En su centro, (hace falta un verbo aqui. "Había", por ejemplo) una mesa con dos figuras una frente a la otra.
      Una mujer enseñaba con noble entusiasmo(,) a lo que un niño de no más de nueve años se limitaba a responder sus preguntas con monosílabos(,) totalmente neutral. La maestra celebraba la resolución e inteligencia del muchacho, pero este solo se limitaba a responder sin ninguna emoción aparente.
    Hermán husmeó abriendo un poco la puerta y observándolo todo por la rendija. La mujer alzó la vista y supo que era él. Enseguida su semblante alegre cambió a uno más serio(,) mientras el niño se enfrascaba en su cuaderno y escribía. Con una mirada, la mujer le dejó saber que le era muy difícil mantener al muchacho contento con lo que estaba pasando a su alrededor(¿tantas cosas y tan complejas le dijo con una simple mirada? No parece muy creíble). Cosas que el aún no entendía.
    El regente asintió a la mujer y esta prosiguió con sus clases de forma entusiasta(,) y alagando al muchacho para alivianar su pesar.
    Hermán cerró la puerta con cuidado y se retiró de allí. Solo quedaba esperar tres días.  No había por qué desesperar. Pasado el tiempo, tomaría a su esposa e hijas y se iría de allí...




El texto es muy pobre en descripciones. Tu en tu cabeza seguro que imaginas los lugares por los que se mueven los personajes, pero el lector no puede si no se los describes. Las estancias, las decoraciones, el mobiliario, los olores que pueda haber en las habitaciones o en el exterior, los ruidos que se escuchan, el tacto de aquello que toquen los personajes... todo eso debería ser descrito en mayor o menor medida para que el lector pueda hacerse una imagen mental que, o bien coincida con la tuya, o al menos se parezca mucho.

Hay unos cuantos adverbios acabados en -mente. Sería bueno buscarlos e intentar sustituirlos, ya que el abuso de estos adverbios se considera un síntoma de pobreza lingüística. Generalmente en los primeros borradores siempre se abusa de ellos, es bueno tener siempre presente el hacer una corrección dedicada exclusivamente a buscar estos adverbios cuando se termina de escribir.

Aunque he señalado un par de repeticiones, no es que me haya fijado mucho en ellas. Seguramente tambien te vendria bien hacer una corrección en busca de repeticiones, por si quedarán más.



RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Emmanuel Tent - 05/12/2019

(04/12/2019 03:34 PM)Bicerofonte Wrote: Amancia miró la lluvia caer a través de la ventana. Era como si el mismo cielo estuviese triste de su desdicha. Desde el terrible azote de su enfermedad la noble rehuía el trato con los demás y solía encerrarse en aquella pequeña sala de estar frente a una hermoseada ventana. La mujer volvió en sí cuando escuchó que alguien tocaba la puerta. Era su escribano a quien había constituido regente del reino debido a su enfermedad algunos meses atrás.
    —Adelante —concibió con desgano al saber que era él.
    El escriba entró y cerró la puerta tras sí. Resopló levemente tratando de adaptarse a la escasa luz. Solía visitar a la reina todas las mañanas para ver cómo se encontraba. Como de costumbre, más adusta. 
    Sin embargo y aunque le importaba saber del estado de la noble, esta vez la visitaba por algo completamente diferente. Esperó un momento de pie hasta que la misma concediera el acercarse un poco más.
    —¿Nada aún? —preguntó de pronto haciendo un ademán con sus finos labios. La oscura excentricidad de la reina había borrado de ella parte de la rebuscada educación regia. Él no vio el gesto. Se encontraba a sus espaldas, pero sabía a qué se refería. Elocuentemente contestó:
    —No, mi señora. Los soldados que hemos enviado a los bosques malditos señalan que no hay indicios de Su Majestad. Agregado a esto, solo dos de ellos regresaron... con vida.
    La mujer intensificó la vista hacia las ventanas y escuchó el golpeteo de la fina lluvia que caía con detenimiento. En cierto modo la relajaba escuchar la lluvia caer. 
    El silencio de la mujer extrañó al escribano. Entendía lo doloroso que era sufrir de una extraña enfermedad y ser responsable de las riendas de un reino y la crianza de un niño, sin mencionar el duelo por el que aún pasaba. Hermán alisó la gruesa capa de un pulcro color morado brillante que llevaba y se detuvo muy cerca del bordillo del reposabrazos del sillón donde yacía la reina.
    Ella lo miró fijamente. Se quedó callada sin sacar a relucir sus pensamientos. Finalmente dio por sentado que su esposo había muerto. Fueron tres meses intensos de búsquedas en los que no había ninguna novedad, salvo que más de sus hombres desaparecían en el Bosque de Vítos durante las jornadas de busca del monarca.
    —Supongo que ya es hora de dar por sentado la muerte de Orfrak... —dijo al fin acariciándose la barbilla angulosa e impoluta—. Haz un edicto, notifica a todos sobre su muerte. No detalles nada, mientras menos específico sea, mejor. No tengo ánimos de aclarar dudas.
    —No tenemos su cuerpo para realizar un velatorio... —comentó.
    —Oh, no lo habrá, por lo menos no uno público  —aclaró como si lo hubiese olvidado.
    Hermán le preocupó la situación. El pueblo exigiría saber qué ha pasado con su rey, cosa que su esposa mantenía oculta por tener la esperanza de que estuviera con vida. El silencio se condensó un poco más; el regente aún estudiaba la implicación algo vacilante. Finalmente asintió. 
      Aprovechó el estar cerca para estudiar a la mujer. Aunque ni siquiera llegaba a la cuarentena la extraña patología que sufría había cavado muy hondo en ella. Unas prominentes ojeras devoraban sus claros ojos, su piel estaba tan pálida como marfil. Pese a esto, su cabellera seguía ondeante y llena de vigor a sus espaldas. 
    —Han pasado tres largos meses —soltó de pronto sin mirar al hombre.
    Hermán resopló desalentado. Lo sabía. La situación del reino estaba color de hormiga en rojo intenso. Sobre todo, porque la finalización de su periodo como regente se extendía cada vez más y el tendría que encarar las problemáticas sociales y políticas que acuciaban la ciudadela. Aunque tenía la opción de declinar esto llevaría el reino a parar en manos equivocadas. Demasiados problemas para alguien que se planteaba tener un poco de poder y fama. Sin embargo nunca hubiese deseado tener que crucificar su propia paz por el bienestar de un pueblo. Removió la cabeza y se limitó a escuchar a la mujer algo taciturno.
    —Nemuel todavía es un niño... —continuó con la retahíla de preocupaciones con cierto pesar— y yo... —miró al regente con una profunda tristeza en su rostro— estoy cercana a la muerte. Pido encarecidamente que envíes a alguien nuevamente ante la presencia del Padre Unicornio.
    El regente entrecerró los ojos molesto; sin duda una petición inesperada. La reina había pedido lo mismo reiteradas ocasiones. El ente místico era supuestamente la deidad que resguardaba el reino de Melden del Sur. Sin embargo nunca lo había visto con sus propios ojos. Sus sirvientes solían caminar por la ciudad o el palacio en forma animalesca, por lo que nadie los notaba. Esto hacían para notificar al Padre Unicornio cómo iban las cosas. 
    «Patrañas —pensó Hermán para sí atusándose la barba—, no son más que cuentos para niños. Si así fuese, ya hubiesen por lo menos mostrado sus condolencias a la reina o quizás haberla sanado». Muchos de la corte habían desertado, mucha gente se había movido a tierras más productivas. El reino caía en picado por las bajas en la milicia sin razón aparente, por la escasez de comida, por el silencio de la nobleza. Y ningún unicornio se paseaba por allí para bendecirles.
    Finalmente Hermán se irguió un poco más y se ciñó a su capa. Era el momento oportuno de aclarar las cosas.
    —En ese caso tendremos que extender el proceso de regencia —explicó Hermán—. Aunque aprecio su confianza, Su Alteza, no sé cuanto tiempo pueda aguantar en el trono. Las cosas allá afuera no están muy bien que digamos.
    —Por eso te pido este último deseo —suplicó de pronto la mujer de ojos caídos con vehemencia, tomó la mano del anciano; este observó lo manchada que estaba su piel producto de la pérdida del preciado líquido rojo—. Envía una comisión de heraldos ante el santuario del Padre Unicornio, dales tres días para volver, y si no consiguieres respuesta en el tiempo estimado, puedes irte en paz con tu familia. Yo entregaré el cetro a Rodel hasta que Nemuel tenga edad para gobernar.
    Hermán puso los ojos como platos ante tal súplica. Por supuesto cumpliría lo encomendado por tan harto que esté puesto que nunca obtenían respuesta. Pero le asombraba en extremo lo dicho por la reina acerca de Rodel... El hermano del rey desaparecido era un déspota maquiavélico que gobernaba con mano dura los lejanos reinos del sureste. Apretó los dientes solo imaginarlo y desvío la vista.
    —Que así sea mujer —concedió finalmente.
    Amancia asió con fuerza la mano del regente algo agradecida. La soltó y se reclinó en el mullido sillón. Hermán la reverenció y se fue de allí. La mujer quedó sola y mirando el al junto del cielo nubloso, lloró.


—Escribe con precisión —ordenó—. Esta será la última carta que enviaremos al Padre Unicornio, por lo tanto hazla breve y detallada, con tal vehemencia y pasión que sientan nuestra pena. Necesito que este último deseo sea escuchado.
    El escriba apretó la pluma. El regente se alzaba a su lado muy molesto. Su nariz aguilucha y su sabiduría revoloteaban en su cabeza. El hombre curvó los labios en un gesto de terror observando luego cómo el regente se acercaba a la cristalera del recinto para otear hacia el exterior; prosiguió con lo ordenado. 
    Se encontraban en un amplio salón con un único escritorio. Varios ventanales decoraban la instancia. Una docena de nobles discutían entre sí acerca del envío de una nueva misiva. Ninguna de las anteriores había tenido resultado. ¿Por qué seguía la reina empeñada en la ayuda de un ser que jamas habían visto? Al parecer las deidades eran lo bastante sublimes como para escuchar a los mundanos humanos. Hermán mismo sabía que este último esfuerzo no daría resultados. Pero de igual forma quería conceder a la reina enferma su último deseo. Los demás cortesanos veían a la mujer ya muy avanzada en su enfermedad por lo que igual accedían al convenio.


De esta forma, el asunto quedó zanjado cuando la carta fue terminada y enviada por una procesión de heraldos que llevaban también consigo ofrendas al dios protector. Aunque muchos no creían en la soberanía del mismo, daban respeto al místico ser. De este modo los heraldos se dirigieron hacia las montañas, a poco más de dos días de camino en carruaje hacia donde se decía habitaba el Unicornio de Plata.
    El regente observó el carro partir desde el amplio balcón, las manos en la espalda. Apartó su vista del carruaje que ya se perdía con el cenit. 
    Se dirigió a la sala de estudios donde el pequeño Nemuel recibía las enseñanzas privadas de su maestra. Desde hacía poco más de la desaparición del rey, el muchacho se había mostrado muy hosco en compartir con otros niños por lo que fue necesario impartirle clases a solas.
    El salón era pequeño; algunas estanterías de libros estaban dispersas en hileras. En su centro, una mesa con dos figuras una frente a la otra.
      Una mujer enseñaba con noble entusiasmo a lo que un niño de no más de nueve años se limitaba a responder sus preguntas con monosílabos totalmente neutral. La maestra celebraba la resolución e inteligencia del muchacho, pero este solo se limitaba a responder sin ninguna emoción aparente.
    Hermán husmeó abriendo un poco la puerta y observándolo todo por la rendija. La mujer alzó la vista y supo que era él. Enseguida su semblante alegre cambió a uno más serio mientras el niño se enfrascaba en su cuaderno y escribía. Con una mirada, la mujer le dejó saber que le era muy difícil mantener al muchacho contento con lo que estaba pasando a su alrededor. Cosas que el aún no entendía.
    El regente asintió a la mujer y esta prosiguió con sus clases de forma entusiasta y alagando halagando al muchacho para alivianar su pesar. 
    Hermán cerró la puerta con cuidado y se retiró de allí. Solo quedaba esperar tres días.  No había por qué desesperar. Pasado el tiempo, tomaría a su esposa e hijas y se iría de allí...


Excelente, me gustó mucho.
casi no tiene fallas de ortografía y de estilo. Lo más sobresaliente lo puse en rojo.
Este es el tipo de lecturas que se me hacen muy agradables. 
Me quedé con las ganas de leer más. Felicidades.

Muchísimas gracias por el apoyo @Bicerofonte. Vamos a ver esas palabras en rojo:

1-«...color hormiga». Le respondí acerca de esta expresión a @Iramesoj el cual la tachó al igual que tu. Pásate por allí para que veas mi opinión al respecto.

2-«...y al junto del cielo lloró». Estamos hablando en sentido figurado. Se relaciona la tristeza de la reina y el estado del clima en una pequeña comparación, cuya relación son la tristeza que hay en el ambiente y las lágrimas de la mujer al compás de la lluvia. Por lo tanto, creo haber usado bien dicha expresión.

3-«...alagando...». Pudo disculpas por cometer este error. Sin duda muy grave.

Al leer esta pequeña crítica veo que he mejorado bastante. ¡Eso quiere decir que estoy alcanzando sus expectativas!


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Emmanuel Tent - 06/12/2019

(05/12/2019 02:58 AM)Cabromagno Wrote: Bueeeeno... esto ya va mereciendo una corrección más exhaustiva, ¿estás listo? Big Grin

Todos mis comentarios irán entre paréntesis.
Escribiré en rojo cuando considere que algo está mal y debes cambiarlo.
En azul escribiré cuando yo cambiaria lo señalado, pero considero que puedes dejarlo como está si lo deseas.
Argumentaré el porqué de mis indicaciones en la mayoría de casos.
_______________________________________

Amancia miró la lluvia caer a través de la ventana. Era como si el mismo cielo estuviese triste de(por) su desdicha. Desde el terrible azote de su enfermedad(,) la noble rehuía el trato con los demás y solía encerrarse en aquella pequeña sala de estar frente a una hermoseada(Decir que algo es hermoso es verter una opinion subjetiva. El narrador no debe nunca hacer tal cosa, debe ser siempre objetivo. El narrador puede describir la ventana, para que el lector la imagine y decida por si mismo si le parece hermosa o no (Los personajes si pueden dar opiniones subjetivas)) ventana(es la segunda vez en un par de frases que pones la palabra ventana. Evita las repeticiones, busca un sinónimo). La mujer volvió en sí cuando escuchó que alguien tocaba la puerta. Era su escribano(,) a quien había constituido regente del reino(,) debido a su enfermedad(,) algunos meses atrás.(Yo pondria que es el regente y punto. Que antes fuera escribano es algo que puedes soltar en cualquier otro momento que venga mas a cuento, aqui queda como metido con calzador)
    —Adelante —concibió(ninguna acepción de concebir encaja aqui) con desgano(-a) al saber que era él.
    El escriba entró y cerró la puerta tras (de) sí. Resopló levemente tratando de adaptarse a la escasa luz. Solía visitar a la reina todas las mañanas para ver cómo se encontraba. Como de costumbre, (hace falta un verbo aqui. "Estaba", por ejemplo) más adusta. (Debe ser punto y seguido, ya que continuas hablando de lo mismo a continuacion)
    Sin embargo(,) y aunque le importaba saber del estado de la noble, esta vez la visitaba por algo completamente diferente. Esperó un momento de pie(,) hasta que la misma (le) concediera el acercarse un poco más.
    —¿Nada aún? —preguntó de pronto haciendo un ademán con sus finos labios(das a entender que las acciones de hablar y hacer un ademán con los labios se hicieron a la vez, lo cual es dificil de creer). La oscura excentricidad de la reina había borrado de ella parte de la rebuscada educación regia. Él no vio el gesto. Se encontraba a sus espaldas, pero sabía a qué se refería. Elocuentemente contestó:
    —No, mi señora. Los soldados que hemos enviado a los bosques malditos señalan que no hay indicios de Su Majestad. Agregado a esto, solo dos de ellos regresaron... con vida.
    La mujer intensificó(intensificar se encuentra a menudo junto a "la mirada", es comun hablar de "miradas intensas" pero junto a "la vista"... me chirria un poco. "Una vista intensa" no es algo que haya oido nunca) la vista hacia las ventanas y escuchó el golpeteo de la fina lluvia que caía con detenimiento. En cierto modo la relajaba escuchar la lluvia caer. (la lluvia es, por definicion, "agua que cae del cielo", por lo que especificar que "cae" es redundante)
    El silencio de la mujer extrañó al escribano. Entendía lo doloroso que era sufrir de una extraña enfermedad(,) y ser responsable de las riendas de un reino(¿no se supone que quien lleva las riendas es él, que para eso es el regente?) y la crianza de un niño, sin mencionar el duelo por el que aún pasaba. Hermán alisó la gruesa capa de un pulcro color morado brillante que llevaba(,) y se detuvo muy cerca del bordillo del reposabrazos del sillón donde yacía la reina.
    Ella lo miró fijamente. Se quedó callada sin sacar a relucir sus pensamientos. Finalmente(,) dio por sentado que su esposo había muerto. Fueron tres meses intensos de búsquedas en los que no había ninguna novedad, salvo que más de sus hombres desaparecían en el Bosque de Vítos durante las jornadas de busca del monarca.
    —Supongo que ya es hora de dar por sentado la muerte de Orfrak... —dijo al fin(,) acariciándose la barbilla angulosa e impoluta—. Haz un edicto, notifica a todos sobre su muerte. No detalles nada, mientras menos específico sea, mejor. No tengo ánimos de(para) aclarar dudas.
    —No tenemos su cuerpo para realizar un velatorio... —comentó.
    —Oh, no lo habrá, por lo menos no uno público  —aclaró como si lo hubiese olvidado.(¿que se supone que ha olvidado o podido olvidar? Ha respondido al momento, sin titubeos ni nada parecido... parece mas bien que lo tenia todo ya pensado y esa es la sensacion que da)
    (A) Hermán le preocupó la situación. El pueblo exigiría saber qué ha(había) pasado con su rey, cosa que su esposa mantenía oculta por tener la esperanza de que estuviera con vida. El silencio se condensó un poco más; el regente aún estudiaba la implicación algo vacilante. Finalmente(,) asintió.
      Aprovechó el estar cerca para estudiar a la mujer. Aunque ni siquiera llegaba a la cuarentena la extraña patología que sufría había cavado muy hondo en ella. Unas prominentes ojeras devoraban sus claros ojos, su piel estaba tan pálida como marfil. Pese a esto, su cabellera seguía ondeante y llena de vigor a sus espaldas. (Iba a verla todas las mañanas, si no ha cambiado nada de un dia para el otro, resulta extraño que hoy, casualmente, se fije en su cara. Muy conveniente para el escritor que quiere colar su descripción, pero incoherente para el lector)
    —Han pasado tres largos meses —soltó de pronto sin mirar al hombre.(la última vez que mencionaste algo sobre su vista, le estaba mirando fijamente. Seria bueno mencionar en algun momento entre un punto y otro que desvia la vista)
    Hermán resopló desalentado. Lo sabía. La situación del reino estaba color de hormiga(de esto ya habeis hablado, me limitare a añadir un par de cosas. Primero, decir que esta locucion no viene recogida en el DRAE, que suele recoger habitualmente los regonalismos de todo el mundo hispanohablante. Eso me hace pensar que quizas se usa muy poco o su ambito geografico es muy reducido. A partir de ahi, te diria que si bien puedes utilizarla si quieres, es recomendable que busques una expresion mas conocida. Nada hay mas importante para un escritor que el que sus lectores entiendan lo que les esta diciendo. Y aqui de momento pierdes 3-0 Big Grin ). Sobre todo, porque la finalización de su periodo como regente se extendía cada vez más(,) y el(él) tendría que encarar las problemáticas sociales y políticas que acuciaban la ciudadela. Aunque tenía la opción de declinar(,) esto llevaría el reino a parar en manos equivocadas(¿porqué? ¿Cuales son esas manos? No puedes aseverar algo tan importante, que condiciona la actitud y/o las acciones del personaje principal, sin dar unas minimas explicaciones). Demasiados problemas para alguien que se planteaba tener un poco de poder y fama(si se planteaba tener poder, ¿como no conocia los inconvenientes inherentes al poder?). Sin embargo nunca hubiese deseado tener que crucificar su propia paz por el bienestar de un pueblo. Removió la cabeza y se limitó a escuchar a la mujer algo taciturno.(Al decir que "removió la cabeza" ya das a entender una cierta actitud por parte del personaje. Añadir luego el "algo taciturno" me parece redundante, siempre y cuando el "removió la cabeza" pretendiera mostrar esa taciturnidad. Si pretendia mostrar otra cosa, como inquietud, entonces esta bien como esta)
    —Nemuel todavía es un niño... —continuó con la retahíla de preocupaciones con cierto pesar—(,) y yo... —miró al regente con una profunda tristeza en su rostro—(,) estoy cercana a la muerte. Pido encarecidamente que envíes a alguien nuevamente ante la presencia del Padre Unicornio.
    El regente entrecerró los ojos molesto; sin duda una petición inesperada. La reina había pedido lo mismo reiteradas ocasiones(esto resulta muy contradictorio. Ella dijo que enviara a alguien "nuevamente", luego dices que al regente le resulta "inesperada" y ahora de nuevo dices que sucedio lo mismo "en reiteradas ocasiones". Parece dificil de creer que al regente le resulte inesperado algo que por dos veces nos dices que es habitual). El ente místico era supuestamente la deidad que resguardaba el reino de Melden del Sur. Sin embargo(,) nunca lo había visto con sus propios ojos. Sus sirvientes solían caminar por la ciudad o el palacio en forma animalesca(la primera vez que lo lei pense que eran humanos que imitaban los andares de algun animal. Al releer una segunda vez pense que directamente los sirvientes eran animales. Al releer la tercera pense que quiza eran humanos disfrazados de animales. Van diez veces y sigo dudando entre las tres, me parece una frase realmente ambigua), por lo que nadie los notaba. Esto hacían para notificar al Padre Unicornio cómo iban las cosas.
    «Patrañas —pensó Hermán para sí(,) atusándose la barba—, no son más que cuentos para niños. Si así fuese, ya hubiesen(,) por lo menos(,) mostrado sus condolencias a la reina o(,) quizás(,) haberla("la hubiesen". No puedes saltarte la concordancia verbal. Y deberias buscar un sinónimo para evitar la repetición del mismo verbo) sanado». Muchos de la corte habían desertado, mucha gente se había movido a tierras más productivas. El reino caía en picado por las bajas en la milicia sin razón aparente, por la escasez de comida, por el silencio de la nobleza. Y ningún unicornio se paseaba por allí para bendecirles.
    Finalmente Hermán se irguió un poco más y se ciñó a su capa. Era el momento oportuno de(para) aclarar las cosas. (otra opcion seria "era el momento de aclarar las cosas")
    —En ese caso tendremos que extender el proceso(periodo) de regencia —explicó Hermán—. Aunque aprecio su confianza, Su Alteza, no sé cuanto tiempo pueda aguantar en el trono. Las cosas allá afuera no están muy bien que digamos.
    —Por eso te pido este último deseo —suplicó de pronto la mujer de ojos caídos con vehemencia(o "suplicó con vehemencia la mujer de ojos caídos" o "suplicó de pronto la mujer de ojos caídos". "De pronto" y "con vehemencia" resultan redundantes. Ademas, sin las comas oportunas, lo que nos dices es que son los ojos los que caen con vehemencia, lo cual no es apropiado segun la definicion de vehemente), tomó la mano del anciano; este observó lo manchada que estaba su piel producto de la pérdida del preciado líquido rojo(si el liquido rojo es sangre, ¿porque su falta provoca manchas y no palidez?)—. Envía una comisión de heraldos ante el(al (suponiendo que quiere que entren alli, si lo que quiere es que se queden fuera delante del santuario, entonces estaba bien)) santuario del Padre Unicornio, dales tres días para volver, y(,) si no consiguieres respuesta en el tiempo estimado, puedes irte en paz con tu familia. Yo entregaré el cetro a Rodel hasta que Nemuel tenga edad para gobernar.
    Hermán puso los ojos como platos ante tal súplica. Por supuesto cumpliría lo encomendado(,) por tan harto que esté(estuviera) puesto que nunca obtenían respuesta. Pero le asombraba en extremo lo dicho por la reina acerca de Rodel... El hermano del rey desaparecido era un déspota maquiavélico que gobernaba con mano dura los lejanos reinos del sureste. Apretó los dientes solo imaginarlo y desvío la vista.(Ahora ya sabemos cuales son aquellas manos equivocadas de las que se nos hablaba antes. El problema, es que Hermán acaba de descubrirlo, por lo que, ¿como sabía hace unos párrafos que el poder iba a acabar en manos equivocadas si lo esta descubriendo ahora?)
    —Que así sea(,) mujer(deberían condenarlo a 100 latigazos por dirigirse así a la reina, que falta de respeto Rolleyes Si el mismo hace un momento la trataba de "alteza"...) —concedió finalmente.
    Amancia asió con fuerza la mano del regente(,) algo(si la asió con fuerza, será que esta más que "algo") agradecida. La soltó y se reclinó en el mullido sillón. Hermán la reverenció(cuidado, el verbo reverenciar NO significa "hacer una reverencia", no tiene tal acepción, aunque provenga de ese sustantivo. Reverenciar algo o a alguien es tenerle respeto o veneracion. Y eso se puede demostrar haciendole a ese algo o alguien una reverencia. Si lo que ha hecho Hermán es una reverencia, tendras que poner "Hermán hizo una reverencia", o "Hermán le dedicó una reverencia" o algo similar) y se fue de allí. La mujer quedó sola y al junto del cielo nubloso("al junto de" no tiene ningun sentido. Imagino que será "junto a", que seria lo correcto. En cualquier caso, la mujer no esta junto al cielo, seria mejor decir "junto a la vantana" o "mirando al cielo nubloso" (o ambas cosas)), lloró.


—Escribe con precisión —ordenó(¿Quién?)—. Esta será la última carta que enviaremos al Padre Unicornio, por lo tanto hazla breve y detallada, con tal vehemencia y pasión que sientan nuestra pena. Necesito que este último deseo sea escuchado.
    El escriba apretó la pluma(Durante buena parte del relato te has refereido al regente como "el escriba", por lo que ahora se hace dudoso saber de quien hablas. Si te guardas ese dato para más adelante, como dije antes, te ahorrarías aquí este inconveniente). El regente se alzaba a su lado muy molesto. Su nariz aguilucha y su sabiduría revoloteaban en su cabeza(No termino de encontrarle el sentido a esta frase, agradeceria que me explicaras que intentas expresar aqui para ver si soy yo o si es la frase). El hombre curvó los labios en un gesto de terror observando luego cómo el regente se acercaba a la cristalera del recinto para otear hacia el exterior(¿Porqué le aterroriza al escriba que el regente se acerque a la ventana? Si lo que le aterrorizaba era tenerle al lado y luego el regente se aleja, tal vez la parte del terror deberia estar junto a la frase anterior y no en esta); prosiguió con lo ordenado.
    Se encontraban en un amplio salón con un único escritorio. Varios ventanales decoraban la instancia("Estancia". Instancia es otra cosa que no tiene nada que ver). Una docena de nobles discutían entre sí acerca del envío de una nueva misiva(¿Para qué? Ya están hasta escribiéndola, las discusiones deberían haber sucedido antes). Ninguna de las anteriores había tenido resultado. ¿Por qué seguía la reina empeñada en la ayuda de un ser que jamas habían visto?(Hasta ahora, siempre que has puesto en duda a la deidad se entendía que era desde el punto de vista del regente. Parecía un rasgo personal del regente el no creer en dioses. Le daba personalidad al personaje. Si nadie cree en el dios, el regente pierde esa personalidad que había ganado. Además, parece un poco estúpido que un dios sea la máxima deidad del reino y nadie de por allí crea en él) Al parecer las deidades eran lo bastante sublimes("sublimes" no tiene sentido. Supongo que la idea es más bien alguna de estas: presuntuosas, pretenciosas, soberbias, altivas, altaneras...) como para (no) escuchar a los mundanos humanos. Hermán mismo sabía que este último esfuerzo no daría resultados. Pero de igual forma quería conceder a la reina enferma su último deseo. Los demás cortesanos veían a la mujer ya muy avanzada en su enfermedad(,) por lo que igual accedían al convenio(envío).(Se entiende lo que quieres decir, pero "convenio" no es la palabra adecuada. Nadie ha hablado de llegar a acuerdos de ningun tipo. Creo que mejor decir que 'accedan al envio' (de la carta). Por otra parte, ¿porque el regente necesita del visto bueno de los nobles? Es el regente designado por la reina, y esta obedeciendo una orden de la reina nada menos... no parece que tenga sentido que necesite el visto bueno de nadie)


De esta forma, el asunto quedó zanjado cuando la carta fue terminada y enviada por una procesión de heraldos que llevaban también consigo ofrendas al dios protector. Aunque muchos no creían en la soberanía del mismo, daban respeto al místico ser(no tiene mucho sentido respetar algo cuyos poderes e incluso su mera existencia pones en duda). De este modo(,) los heraldos se dirigieron hacia las montañas, a poco más de dos días de camino en carruaje(,) hacia donde se decía habitaba el Unicornio de Plata.
    El regente observó el carro partir desde el amplio balcón, (con) las manos en la espalda. Apartó su vista del carruaje que ya se perdía con el cenit. (Debe ser punto y seguido, ya que continuas hablando de lo mismo a continuacion)
    Se dirigió a la sala de estudios donde el pequeño Nemuel recibía las enseñanzas privadas de su maestra. Desde hacía poco más de la desaparición del rey, el muchacho se había mostrado muy hosco en compartir con otros niños(,) por lo que fue necesario impartirle clases a solas.
    El salón era pequeño; algunas estanterías de libros estaban dispersas en hileras. En su centro, (hace falta un verbo aqui. "Había", por ejemplo) una mesa con dos figuras una frente a la otra.
      Una mujer enseñaba con noble entusiasmo(,) a lo que un niño de no más de nueve años se limitaba a responder sus preguntas con monosílabos(,) totalmente neutral. La maestra celebraba la resolución e inteligencia del muchacho, pero este solo se limitaba a responder sin ninguna emoción aparente.
    Hermán husmeó abriendo un poco la puerta y observándolo todo por la rendija. La mujer alzó la vista y supo que era él. Enseguida su semblante alegre cambió a uno más serio(,) mientras el niño se enfrascaba en su cuaderno y escribía. Con una mirada, la mujer le dejó saber que le era muy difícil mantener al muchacho contento con lo que estaba pasando a su alrededor(¿tantas cosas y tan complejas le dijo con una simple mirada? No parece muy creíble). Cosas que el aún no entendía.
    El regente asintió a la mujer y esta prosiguió con sus clases de forma entusiasta(,) y alagando al muchacho para alivianar su pesar.
    Hermán cerró la puerta con cuidado y se retiró de allí. Solo quedaba esperar tres días.  No había por qué desesperar. Pasado el tiempo, tomaría a su esposa e hijas y se iría de allí...




El texto es muy pobre en descripciones. Tu en tu cabeza seguro que imaginas los lugares por los que se mueven los personajes, pero el lector no puede si no se los describes. Las estancias, las decoraciones, el mobiliario, los olores que pueda haber en las habitaciones o en el exterior, los ruidos que se escuchan, el tacto de aquello que toquen los personajes... todo eso debería ser descrito en mayor o menor medida para que el lector pueda hacerse una imagen mental que, o bien coincida con la tuya, o al menos se parezca mucho.

Hay unos cuantos adverbios acabados en -mente. Sería bueno buscarlos e intentar sustituirlos, ya que el abuso de estos adverbios se considera un síntoma de pobreza lingüística. Generalmente en los primeros borradores siempre se abusa de ellos, es bueno tener siempre presente el hacer una corrección dedicada exclusivamente a buscar estos adverbios cuando se termina de escribir.

Aunque he señalado un par de repeticiones, no es que me haya fijado mucho en ellas. Seguramente tambien te vendria bien hacer una corrección en busca de repeticiones, por si quedarán más.


Gracias una vez más @Cabromagno por leerme. Sin duda, otra crítica larga. Obviaré el uso de las comas porque son bastantes y también la mayoría de las frases en azul. En la mayoría de los casos creo deber acatar tus órdenes. Mientras, veamos los temas en rojo:

1-“La hermoseada ventana”. Tienes razón. Debo de ser más objetivo y dar un poco más de detalle en ese tipo de situaciones. Me gusto mucho esta observación. Posdata: buscaré más sinónimos, siento ser tan limitado a veces.

2-“Concibió”. Quise decir “concedió”.

3-“...con desgano”. Esta palabra es un sinónimo de “desgana”.

4-“...cerró la puerta tras (de) sí. Válido.

5-La (...) del verbo “estaba”. Válido.

6-«¿Nada aún? —preguntó de pronto haciendo un ademán con sus finos labios». Me parece muy gracioso viéndolo de esa manera. Tienes razón. Es muy poco probable que alguien haga eso justamente mientras habla, así que, válido.

7-«...la lluvia caer». Si, es redundante. Válido.

8-En cuanto a tu comentario sobre la soberanía de la reina a pesar de la regencia de Hermán, quise decir que ella vela de forma indirecta por su reino. Ya sea de forma semi presencial en ciertas reuniones. Posdata: aunque este comentario estaba en azul no dejo de parecerme importante.

9-El siguiente comentario en azul habla acerca de la respuesta que da la reina concerniente al velatorio de Orfrak. Recuerda que Amancia no quería hacer notar la desaparición del rey en el pueblo. Prefería mantener ese dato encubierto. Así que la pregunta de Hermán hace ver que la reina no pensaba velar a su esposo, sino más bien en informar sobre su muerte. Es comprensible que haya olvidado hacer un velorio.

10-El enfoque de Hermán sobre la reina: estoy de acuerdo contigo. Fue una situación muy casual en la que no medité. Pero no veo nada de malo en que el regente se haya fijado una vez más en el rostro de Amancia. Puede que algo (aunque sea mínimo) haya llamado su atención.

11-Cuando Amancia suelta una frase sin mirar a su interlocutor: creo que el texto es lo bastante explícito. En se mismo instante se da a entender que dejó de mirarle: «...soltó de pronto sin mirar al hombre».

12-Resaltando la frase «color de hormiga» (frase célebre por antonomasia): quizás a ustedes les suena rara esta expresión porque en su país de origen no suelen utilizarla. Creo que soy de los pocos hispanohablantes aquí. Ustedes al ser la gran mayoría de España, tienen cierto control para no cometer esos errores que nosotros los hispanos vemos como buenos.

13-Las problemáticas del reino y Hermán: sobre esas preguntas que te haces, hablo sobre cierto personaje al final de esa escena. No es algo inmediato pero sucede en el mismo capítulo. A lo siguiente, Hermán consideraba que su regencia no supondría ser un periodo largo, solo quería obtener ciertos beneficios para luego desertar.

14-Según tu: redundancia entre la frase “...movió la cabeza algo taciturno”. Cuando Hermán mueve la cabeza lo hace en señal de frustración. Lo especificaré cuando edite el texto nuevamente.

15-La petición de la reina: desde mi punto de vista no resulta algo habitual. Solo han habido dos ocasiones anteriores a ese tiempo. Quizás utilice mal la frase “en reiteradas ocasiones”.

16-Según tu, la ambigüedad en la frase: “Sus sirvientes solían caminar por la ciudad o el palacio en forma animalesca”: claramente el lector no sabe qué eran los sirvientes exactamente (lo hice a propósito) pero sí creo entendible que los mismos se transformaban en animales para andar por el poblado. No me parece una frase tan ambigua.

17-El uso erróneo de haber: te soy sincero, me cuesta adaptarme a los verbos auxiliares. A veces me resulta difícil componer frases con ellos, por eso quizás los uso mal.

18-Redundancia en la frase: “suplicó de pronto la mujer de ojos caídos con vehemencia”. No lo había pensado, suene redundante, así que válido.

19-Color de la piel de la reina por la pérdida de sangre: no se si recuerdas que en la versión anterior de este capítulo hablaba de que la reina sufría un extraña enfermedad que derivaba en la pérdida de sangre por ciertos orificios. Aquí, no me refería a una mancha en la piel producto del sangrado, sino a una coloración en la misma (dígase sangre seca).

20-Ya Hermán sabía cuál sería el potencial gobernante cuando él declinara. Lo que sucede es que no lo especifique al instante, algo ya premeditado.

21-«Que así sea mujer». No se si habrás notado algo de confianza entre los dos. Es de suponer que no siempre los nobles sean tan rebuscados en el trato.

22-«...asió con fuerza la mano del regente». Tienes razón.

23-«Herman la reverenció». Igual tienes razón aquí. Cuando busqué la palabra en el diccionario me di cuenta de mi error.

24-«...y al junto del cielo nubloso, lloró»: léete la contestación que le di a @Iramesoj al respecto.

25-El segundo escriba: tienes razón. Acataré esta sugerencia.

26-«Su nariz aguilucha y su sabiduría revoloteaban en su cabeza». Me refiero a que Hermán veía al escriba escribir la carta con ojo crítico, examinándolo todo de aquí para allá; cuando me refiero a que la sabiduría también “revoloteaba” era porque el regente prestaba de su saber para intervenir en el proceso de redacción.

27-«El hombre curvó los labios en un gesto de terror...». Sí, el terror era tenerle al lado. Arreglaré esto también.

28-Uso erróneo de “instancia”. Una confusión. Dispénsame.

29-Duda generalizada sobre la deidad: aquí creo que tienes muchísima razón. Es cierto, era un rasgo que iba adquiriendo forma en Hermán. Que la duda sobre el Padre Unicornio fuese general le quita originalidad.

30-«Al parecer las deidades eran lo bastante sublimes». Muy buenos sinónimos, era todo lo que quería decir.

31-El gesto de la maestra: creo que es comprensible que con una mirada se expresen muchas cosas. Era una mirada de preocupación cuyo significado el regente sabía de más.

Muchas gracias por tu crítica @Cabromagno. No te niego que me asombra que solo destaques los desperfectos. De igual forma hay muchas pautas comprensibles que seguiré punto a punto. Trataré de alimentar mi léxico para lograr una lectura mucho más amena.


RE: [Baja fantasía] Capítulo I: Misiva - Cabromagno - 06/12/2019

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 9-El siguiente comentario en azul habla acerca de la respuesta que da la reina concerniente al velatorio de Orfrak. Recuerda que Amancia no quería hacer notar la desaparición del rey en el pueblo. Prefería mantener ese dato encubierto. Así que la pregunta de Hermán hace ver que la reina no pensaba velar a su esposo, sino más bien en informar sobre su muerte. Es comprensible que haya olvidado hacer un velorio.

Lo que te señalaba ahi no es que no sea comprensible, es que no da la sensación de que se le hubiera olvidado. Solo lo sabemos porque tu lo dices. A la hora de escribir, siempre es mejor mostrar las cosas que simplemente decirlas. Si tu, antes de que la reina conteste, dices "la reina titubeo un momento antes de contestar", solo con eso ya muestras que no lo tenia pensado y no tienes que decirlo despues. El lector "lo ve", por asi decirlo. Siempre que puedas, como digo, muestra las cosas en vez de decirlas. En esto ayudan mucho los gestos, suspiros, resoplidos, y demas cosas que pueden hacer los personajes y, la gracia de todo esto, que son cosas que hacemos todos, de ahi que con describir esos gestos los lectores podemos sacar una informacion importante.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 10-El enfoque de Hermán sobre la reina: estoy de acuerdo contigo. Fue una situación muy casual en la que no medité. Pero no veo nada de malo en que el regente se haya fijado una vez más en el rostro de Amancia. Puede que algo (aunque sea mínimo) haya llamado su atención.

La cosa es eso, que digas que hoy vio algun cambio y por eso se fijo. Otra opcion es que digas que se fijaba todos los dias, a lo mejor para intentar desentrañar su estado de animo (en este caso, tendria mas logica hacerlo nada mas entrar en la habitacion). Lo importante es que no parezca una mera excusa para colarnos una descripcion. Ten en cuenta que este tipo de detalles, aunque parezcan tontos, pueden ser la razon de que un editor tire tu novela a la basura en vez de darle una oportunidad.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 11-Cuando Amancia suelta una frase sin mirar a su interlocutor: creo que el texto es lo bastante explícito. En se mismo instante se da a entender que dejó de mirarle: «...soltó de pronto sin mirar al hombre».

Sigo pensando que quizas con "soltó de pronto desviando la mirada del hombre" queda mejor, pero este me parece un detalle muy menor, asi que a tu gusto.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 12-Resaltando la frase «color de hormiga» (frase célebre por antonomasia): quizás a ustedes les suena rara esta expresión porque en su país de origen no suelen utilizarla. Creo que soy de los pocos hispanohablantes aquí. Ustedes al ser la gran mayoría de España, tienen cierto control para no cometer esos errores que nosotros los hispanos vemos como buenos.

No caigas en el error de hacer una dicotomia entre el habla de los dos lados del charco. Hispanohablantes somos todos, seamos de donde seamos. Y la misma diferencia que puede haber entre el habla de España y el de Mexico, lo hay tambien entre Mexico y Argentina, entre Argentina y Rep. Dominica, entre Rep. Dominicana y Peru... y aqui sois muchos americanos, mismamente, Bicerofonte es de Mexico, y tambien te corrigio la frase. Es posible que esa expresion sea celebre en Rep. Dominicana, pero por las correcciones que llevas, parece que ni en España ni en Mexico la conocemos. Ahi te toca a ti pensar, ¿a cuantos lectores quieres llegar? Si tu objetivo es que te lean en tu region, entonces puedes usar cuantos regionalismos te apetezcan, pues tus lectores objetivo entenderan todo. Si quieres que te lean mas alla, tendras que buscar un español mas neutro/internacional, cuanto mas libre de regionalismos, mejor.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 13-Las problemáticas del reino y Hermán: sobre esas preguntas que te haces, hablo sobre cierto personaje al final de esa escena. No es algo inmediato pero sucede en el mismo capítulo. A lo siguiente, Hermán consideraba que su regencia no supondría ser un periodo largo, solo quería obtener ciertos beneficios para luego desertar.

Creo que deberias explayarte mas en el texto explicando las motivaciones y los objetivos del personaje, para que el lector lo tenga todo mas claro.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 17-El uso erróneo de haber: te soy sincero, me cuesta adaptarme a los verbos auxiliares. A veces me resulta difícil componer frases con ellos, por eso quizás los uso mal.

Si eres consciente de ello, procura entonces hacer siempre una revision extra a tus textos dedicada a los verbos auxiliares.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 19-Color de la piel de la reina por la pérdida de sangre: no se si recuerdas que en la versión anterior de este capítulo hablaba de que la reina sufría un extraña enfermedad que derivaba en la pérdida de sangre por ciertos orificios. Aquí, no me refería a una mancha en la piel producto del sangrado, sino a una coloración en la misma (dígase sangre seca).

Dado que es una mencion a una enfermedad inventanda, deberias hablar antes un poco de la enfermedad, para que al lector no le resulte extraña esa mencion. Una idea para colarnos el tema de la enfermedad: que al llegar el regente la reina este terminando de recibir una visita del medico. Asi nada mas empezar tienes una excusa para hablar de la enfermedad.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 20-Ya Hermán sabía cuál sería el potencial gobernante cuando él declinara. Lo que sucede es que  no lo especifique al instante, algo ya premeditado.

Si lo sabia ya de antes, entonces insisto en que no tiene sentido que se sorprenda. Seria mas logico que "entornara los ojos", lo cual indicaria su disconformidad, en vez de "abrirlos como platos", que es indicacion de sorpresa.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 21-«Que así sea mujer». No se si habrás notado algo de confianza entre los dos. Es de suponer que no siempre los nobles sean tan rebuscados en el trato.

Debo decir que no, no note confianza entre ellos. En todo momento parece una conversacion bastante formal. Ademas, ¿el como escribano no es de origen plebeyo? Si es asi, incluso teniendo una cierta confianza deberia resultarle dificil, por no decir imposible, dirigirse a gente de un estrato social superior sin la debida deferencia, por mucho que haya adquirido cierto poder.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 24-«...y al junto del cielo nubloso, lloró»: léete la contestación que le di a @Iramesoj al respecto.

El problema aqui es que "al junto de" es una expresion que solo se usa en Rep. Dominicana, por lo que es el mismo problema que con el "color de hormiga". Pero en este caso, mirando por internet ni siquiera hay explicaciones, todo lo que aparece son una pagina dominicana y algun tweet, por lo que diria que ademas es un vulgarismo. Un narrador nunca deberia usar un lenguaje vulgar (los personajes, en cambio, si pueden), por lo que ya son dos razones para reescribir esta frase.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: 26-«Su nariz aguilucha y su sabiduría revoloteaban en su cabeza».  Me refiero a que Hermán veía al escriba escribir la carta con ojo crítico, examinándolo todo de aquí para allá; cuando me refiero a que la sabiduría también “revoloteaba” era porque el regente prestaba de su saber para intervenir en el proceso de redacción.

Queda muchisimo mejor, y tambien se entiende mejor, tal y como le lo has explicado a mi. Intenta siempre usar un lenguaje lo mas sencillo posible. Recuerda, escribir es un ejercicio de comunicacion. Que el lector te entienda no es simplemente algo deseable, es necesario. Piensa que si un lector no entiende un libro, lo mas probable es que deje de leer y, ademas, recomiende a otros no leerlo. Cuando escribes, lo que haces es contarle una historia a tu lector, asi que no hay nada mas importante que el que tu lector entienda cada palabra, cada frase, cada parrafo que escribas. Los cultismos, o las frases mas elaboradas, dejalas para cuando tengas que evitar repeticiones o, para muy de vez en cuando, y cuando tengas buena practica, lucirte un poco. Pero siempre que sean la excepcion y no la norma.

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: No te niego que me asombra que solo destaques los desperfectos.

Dije que iba a hacer una corrección, lo cual, por definicion, consiste en buscar y resaltar los errores Tongue

Para hincharnos el ego, ya estan nuestras abuelas Big Grin

(06/12/2019 11:06 AM)JsEmmanuel Wrote: Gracias una vez más @Cabromagno por leerme.

De nada, espero que te haya resultado util y le saques buen provecho Smile


Una última recomendación: a la hora de autocorregirte, no hagas correcciones "generales". Aquello de, voy a leer mi texto "a ver que encuentro" suele acabar en que corriges dos tonterias y ya crees que tu texto esta bien. Te he ido recomendando varias correcciones especificas, pero en realidad, siempre que corrijas deberias buscar algo concreto. Por ejemplo, hacer una corrección leyendo pausadamente para buscar donde faltan comas, otra corrección buscando tildes mal puestas o faltantes, la de adverbios en -mente, la de verbos auxiliares... e incluso puedes dejarte un par de dias e intentar hacer una relectura intentando buscar en cada frase que se entienda lo que querias decir, pensar a ver si una frase puede entenderse de dos maneras... esto ya es mas dificil hacerlo uno mismo, puesto que tu siempre tenderas a ver lo que tu querias decir (por suerte o por desgracia, nadie nos entiende mejor que nosotros mismos Big Grin ), pero con esfuerzo se puede hacer.

Lo importante es eso, aprovecharas mas las correcciones si en ellas vas buscando algun tipo de error especifico. Claro, que hacer varias correcciones lleva mas tiempo que si solo haces una correccion general, pero... nadie dijo que la vida del escritor fuera facil Big Grin escribir tiene mucho mas trabajo del que la mayoria de la gente imagina.