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Hay menos snu snu - Duncan Idaho - 09/07/2020

Los jóvenes tienen menos sexo que nunca en Estados Unidos


La inactividad sexual en los hombres jóvenes estadounidenses aumentó entre 2000 y 2018, según investigadores de la Universidad Estatal de San Diego que examinaron datos de encuestas hechas a adultos en EE.UU. La postergación de la madurez y el crecimiento de internet y los medios digitales podrían ser algunas de las razones para este fenómeno.

Psicólogos analizaron datos sobre la frecuencia sexual y el número de parejas sexuales, y observaron las respuestas proporcionadas por más de 4.000 hombres y 5.000 mujeres para cada pregunta.

Los hombres que se encontraban desempleados, tenían un trabajo de tiempo parcial o contaban con ingresos menores fueron más propensos a ser sexualmente inactivos, según encontraron los investigadores. Y destacaron que el porcentaje de hombres sexualmente inactivos de los 18 a los 24 años aumentó del 18,9% entre 2000 y 2002 al 30,9% entre 2016 y 2018.

Las mujeres de 25 a 34 años también tuvieron menos relaciones sexuales, indicaron los investigadores en un estudio publicado este viernes en la revista médica JAMA. Y señalaron que las estudiantes tenían más probabilidades de verse afectados.

Los motivos de esta caída son complicados, añadieron.

“Primero, los adolescentes y los adultos jóvenes están tardando más en llegar a la madurez. Esto incluye el aplazamiento no solo de la actividad sexual, sino también de otras acciones relacionadas con el apareamiento y la reproducción, como las citas, vivir en pareja, el embarazo y el parto”, explicó Jean M. Twenge, autor del informe y profesor de psicología en la Universidad Estatal de San Diego, en un comunicado.

Estas tendencias reproductivas son “parte de una corriente cultural más amplia hacia el desarrollo retrasado”, añadió Twenge y explicó que esto no ocurre de manera aislada.

“Es más difícil salir y participar en actividades sexuales cuando no se es económicamente independiente de los padres”, escribió el autor.

Ahora bien, los investigadores también señalaron rápidamente que la tendencia de “crecer lentamente” no explica por qué la actividad sexual también disminuyó entre los adultos mayores y casados, por lo que apuntaron que “el crecimiento de internet y los medios digitales” podría estar afectando la vida sexual.

“De manera simple, ahora hay muchas más opciones de cosas para hacer al final de la tarde que antes y menos oportunidades para dar inicio a la actividad sexual si ambas partes están absortas en las redes sociales, los juegos electrónicos o las maratones de series”, agregó Twenge.

Aunque las redes sociales y los sitios de internet deberían, en teoría, facilitar a los estadounidenses la búsqueda de parejas sexuales, el uso de la tecnología móvil podría interferir con la satisfacción obtenida de la interacción personal, indicaron los autores del informe.

Y no solo los jóvenes en los Estados Unidos han tenido menos relaciones sexuales. Las parejas británicas practican menos sexo que en las dos décadas anteriores, aunque el número de personas que desean más está aumentando, según un estudio de 2019 de London School of Hygiene & Tropical Medicine de Gran Bretaña.

Múltiples beneficios de salud se han relacionado con el sexo regular, incluyendo la disminución de estrés, la mejora de la salud cardíaca y un mejor sueño.

Sin embargo, debido a la pandemia de coronavirus, podría ser más difícil de lo normal que las parejas actúen según sus impulsos, con órdenes de confinamiento y otras medidas de distanciamiento social aún vigentes en muchos países

Fuente: cnn




Los 'millennials' tienen menos relaciones sexuales que las generaciones anteriores: ¿el fin del sexo?

En contra de todo pronóstico, los ‘millennials’ tienen menos relaciones sexuales que las generaciones anteriores. Las razones son diversas y complejas, pero se habla ya de una recesión sexual. Sus consecuencias intrigan a psicólogos y sociólogos. Le contamos las claves de un debate tan sensible como relevante.

Los jóvenes practican menos sexo de lo que se piensa. Menos del que tenían sus padres cuando eran jóvenes. Y menos incluso del que tenían sus abuelos. Al menos, así lo sugieren los estudios. Jean Twenge, psicóloga de la Universidad de San Diego, ha documentado el declive sexual de los norteamericanos. La generación silenciosa (nacidos en los años treinta y cuarenta) fue la más activa en su juventud y, de paso, la que más incrementó la tasa de natalidad. Resultado: las familias numerosas de los años cincuenta a setenta en las que crecieron los baby boomers. Estos bajaron algo el pistón. Pero no tanto como los que tienen ahora entre 18 y 29 años, es decir, el grueso de los millennials y la primera hornada de la generación Z. Casi uno de cada cuatro (el 23 por ciento) no ha tenido relaciones sexuales en el último año.

Twenge apunta como factor decisivo a la disminución del porcentaje de individuos con pareja estable entre los veinteañeros. Pero el asunto es complejo y trae a los expertos de cabeza. Y choca, además, con la idea preconcebida de que en los tiempos de Tinder (aplicación para ligar) y del ‘sexteo’ (el envío de mensajes de contenido sexual) lo de irse a la cama acompañado era más fácil que nunca. Pues no. Incluso los que no duermen solos tienen que competir con el teléfono móvil de su pareja, la tableta o la tele a la hora de captar su atención en el dormitorio. El revolcón puede esperar cuando estás viendo una serie. Total, si solo faltan tres capítulos para acabar la temporada…

UN FENÓMENO GLOBAL
La culpa no es solo del streaming, por supuesto. La revista The Atlantic, en un exhaustivo informe, habla de una «recesión sexual» en toda regla. Generalizada y mundial, que no solo afecta a los estadounidenses, sino que se extiende por otros países desarrollados, cuyos jóvenes están cortados por el mismo patrón. el de las redes sociales y la vida digital. Los holandeses, que en 2012 perdían la virginidad a los 17, ahora esperan casi hasta los 19 para estrenarse. En Finlandia se ha constatado un descenso del deseo sexual femenino.

El descenso de las relaciones se constata lo mismo en Estados Unidos que en Finlandia, pero Japón es un caso singular. el 43 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 34 años sigue siendo virgen
Por su parte, el British Medical Journal señala que solo cuatro de cada diez hombres y mujeres de 16 a 44 años han tenido sexo al menos una vez por semana en el último mes. En España, el último barómetro de la empresa de preservativos Control señala que el 64 por ciento de los jóvenes tiene, como mucho, una relación sexual por semana, menos de lo que quisieran. Ni siquiera los suecos (y las suecas) se salvan, al parecer por culpa del estrés, y por eso el Gobierno incentiva la paternidad con todo tipo de ayudas para que la tasa de nacimientos no decaiga.

EL CASO DE LOS HERBÍVOROS
Vale la pena detenerse un momento en Japón, sumido en una angustiosa crisis demográfica. El 43 por ciento de los japoneses de entre 18 y 34 años siguen siendo vírgenes. Y el matrimonio tampoco garantiza la frecuencia sexual, pues casi la mitad de los casados lleva un mes sin mantener relaciones. La desgana nipona se vincula a la generación de los soushoku danshi; literalmente, los jóvenes varones herbívoros. Aquellos que no están interesados en la ‘carne’, pero no porque no la comen; es que no quieren tener ningún contacto con la carne humana. Tienen entre 15 y 34 años. Son el producto del declive de la economía japonesa: dos millones y medio que van tirando con trabajillos a tiempo parcial y casi un millón de ‘ninis’. Viven con sus padres. Entre la resignación y el apocamiento, se han olvidado de la existencia de las mujeres de carne y hueso, abastecidos de porno y juguetes sexuales cada vez más sofisticados… Y las mujeres se han olvidado de ellos, poco dispuestas a perder el tiempo con alguien que renuncia a luchar por fundar su propia familia.

LA ‘PROCRASTURBACIÓN’
El fenómeno, como vemos, traspasa fronteras. The Atlantic apunta a un cóctel que tiene varios ingredientes. Uno: los jóvenes prefieren el sexo solitario antes que en compañía. No es tanto que el deseo haya decaído, sino que se prefieren otras maneras de conseguir placer menos expuestas. Se pierden los coqueteos y los besos, sí, pero se ahorran los desengaños y el mal de amores, que, no obstante, son etapas fundamentales en el desarrollo personal.

Los jóvenes prefieren el sexo en solitario que en compañía; no es que el deseo haya desaparecido; es que prefieren formas menos expuestas de conseguir placer

Los que se las saltan suelen estar menos preparados para las vicisitudes de la vida adulta. Ya se habla de ‘procrasturbación’, palabreja acuñada por el psicólogo Philip Zimbardo, que funde ‘procrastinación’ y ‘masturbación’ para aludir al hecho de postergar tareas de más enjundia, incluida la de buscarse pareja, ante el señuelo del porno ubicuo y fácilmente accesible. Japón, cómo no, es el líder en el diseño de muñecas sexuales (e incluso robots) de alta gama. Ha inventado, además, varios géneros de pornografía que, según The Economist, «se alejan cada vez más de lo sexual», entendido como aquello que suele excitar a la mayoría de los mortales. Lo más significativo, añade el semanario, «es que muchos jóvenes de uno y otro género consideran que el intercambio de fluidos al modo tradicional resulta fatigoso o engorroso». Les da pereza.

EL ‘AQUÍ TE PILLO, AQUÍ TE MATO’
Dos: se tienen demasiadas preocupaciones y falta tiempo como para ennoviarse a la edad en la que aprietan las hormonas. La consecuencia es que se ha reducido el número de parejas jóvenes. Cada vez se casa menos gente y los que se casan lo hacen más tarde. Primero hay que terminar los estudios, encontrar un trabajo decente, meterse en una hipoteca… Al principio, muchos observadores explicaban la mengua en los matrimonios por el incremento de la cohabitación entre personas no casadas. Sin embargo, el índice de personas que viven juntas no ha crecido lo suficiente para compensar este descenso: a fecha de hoy, cerca del 60 por ciento de los adultos norteamericanos menores de 35 años vive sin cónyuge ni pareja estable. Las personas que viven en pareja acostumbran a tener mayor número de relaciones sexuales que las que no. Y es evidente que vivir con tus padres no favorece tu vida sexual.

“Ligamos con el primero que pasa porque no sabemos relacionarnos. Y no sabemos relacionarnos porque ligamos con el primero que pasa”, explica una joven
En realidad, el porcentaje de adolescentes que afirma estar saliendo con otros ha disminuido en paralelo al porcentaje que confirma efectuar otras actividades propias de quienes se acercan a la mayoría de edad: trabajar por un salario, irse de casa, sacarse el carné de conducir.

A falta de una pareja estable se recurre al encuentro casual. ‘Aquí te pillo, aquí te mato’. Pero el sexo esporádico es eso… esporádico. Y exige una gran confianza en uno mismo. Y estar dispuesto a asumir el zarpazo en el ego de que te den calabazas. Ante tanta exigencia, hay quien recurre a su círculo de amistades. El ‘follamigo’ sin compromiso. Pero no es fácil alcanzar ese nivel de complicidad.

Alexandra Solomon, profesora de psicología especializada en terapia de parejas, describe la cultura del ‘aquí te pillo, aquí te mato’ como «una cultura cimentada en la falta de relaciones personales». En palabras de una de sus alumnas, «ligamos con el primero que pasa porque no sabemos cómo relacionarnos. No sabemos cómo relacionarnos porque ligamos con el primero que pasa».

LAS REDES, NO ES PARA TANTO
Tres: las redes no facilitan las cosas, aunque lo parezca. A no ser que seas guapísimo, las plataformas de ligoteo suelen decepcionar. El último año que Tinder hizo públicas sus estadísticas fue 2014. Se registraron 1600 millones de conexiones diarias. Pero solo acababan en emparejamientos virtuales 26 millones. Es decir, la efectividad era del 1,62 por ciento. Y solo estamos considerando el famoso match, que, por lo general, no va más allá de un intercambio de mensajes. De ahí a quedar en una cafetería, hay un trecho. Y para que la cita acabe en revolcón hace falta poco menos que una carambola cósmica. Además, se ha extendido cierto temor a los malentendidos. Los problemas de violencia y acoso están llevando a que los jóvenes más concienciados se planteen dónde están los límites que conviene no traspasar.

Una encuesta realizada por The Economist/YouGov señala que el 17 por ciento de los adultos estadounidenses menores de 29 años opina que el hecho de que un hombre invite a una mujer a salir a tomar una copa «siempre» o «generalmente» es muestra de acoso sexual. El porcentaje de los que piensan así es mucho menor entre quienes superan los 30 años.

EL TERRIBLE EFECTO DEL PORNO
Claro que no todos son tan considerados. Y esto nos lleva al cuarto punto. Las relaciones son muchas veces insatisfactorias, cuando no violentas, porque el porno se ha convertido en el referente, por lo menos entre los varones. Un porno muchas veces misógino, con prácticas extremas, que los chavales españoles consumen desde los 14 años… Antes del primer beso. Un porno que ha usurpado el papel de educador porque padres, profesores y políticos han ‘dimitido’ de hablar de sexualidad. Los jóvenes de hoy son ‘pornonativos’. Y cada vez más estudios apuntan a que esto ya está teniendo consecuencias. «No se puede negar el impacto que tiene sobre las conductas sexuales, así como sobre las relaciones de género, la nueva pornografía distribuida por Internet. La familiaridad con prácticas de riesgo, la descontextualización de la sexualidad, la inmediatez, la simplificación de las relaciones interpersonales, así como la vinculación con nuevas modalidades de prostitución, convierten la nueva pornografía en un fenómeno relevante para la comprensión de las relaciones interpersonales», advierten Luis Ballester, Carmen Orte y Rosario Pozo, investigadores de la Universidad de las Islas Baleares. Uno de los posibles efectos negativos «es que puede llevar a los jóvenes a creer que deben emular las prácticas que han observado, un hecho que llega a ser preocupante cuando incluyen conductas como sexo sin consentimiento, actividades violentas e ilegales».

¿El fin del sexo?
En cualquier caso, y sin ir tan lejos, los jóvenes aprenden un sexo que resulta intimidatorio: para ellos, por el miedo a no dar la talla si no son capaces de emular las proezas circenses de la pantalla; para ellas, porque son objetos sexuales sin voz ni voto. El 47 por ciento de las jóvenes españolas ha mantenido relaciones sexuales sin ganas. El feminismo no ha terminado de trasladarse al ámbito sexual, según un informe publicado recientemente por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad.

El Reino Unido se ha convertido, desde este verano, en el primer país del mundo en introducir mecanismos de verificación de edad obligatorios para los sitios web de pornografía y así prevenir el acceso de usuarios menores de edad. En España, Andrea Fernández -la diputada más joven del Congreso (PSOE)- ha estado en el centro de la polémica por proponer una regulación similar.

MENOS PAREJAS, PERO MÁS ESTABLES
Sin embargo, la escritora Tara Parker-Pope acaba de romper una lanza a favor de los millennials en el New York Times. Sí, se lo están tomando con calma. No se emparejan con facilidad. Pero pueden enseñarnos unas cuantas lecciones sobre el amor… Y cita a la antropóloga Helen Fisher, del Instituto Kinsey: «Me gustaría que la gente entendiera que, si bien los millennials no se casan todavía, y no están teniendo tanto sexo como mi generación, las razones son buenas». Fisher cree que tienen una visión más reflexiva del compromiso. Y añade que «los solteros de hoy buscan aprender tanto como sea posible sobre una pareja potencial antes de invertir tiempo, energía y dinero en el noviazgo». Tendrán menos parejas a lo largo de sus vidas, pero seguramente también se divorciarán menos que sus progenitores.

Sea cual sea el resultado final, el proceso de ‘recesión sexual’ también se aprecia en el cine. En las producciones de Hollywood se ha reducido notablemente el contenido erótico, lo que ya ha dado lugar a varios artículos y editoriales sobre el tema. Sea por la presión del movimiento #MeToo o por el deseo de volcarse en producciones para todos los públicos, las empresas prefieren no arriesgar con el sexo. Uno de los casos más notables es el de Juego de tronos, que comenzó con constantes escenas de erotismo desenfrenado y desnudos y terminó haciendo casto hasta a Tyrion, el principal protagonista de aquellas escenas. Los implicados han dado distintas explicaciones, como que al final ya no hacía falta atraer a la audiencia, dado el probado éxito de la serie, o que se dirigían a un público más masivo y, por lo tanto, más sensible, aunque puede, sencillamente, que el mundo, y no solo el de Poniente, haya cambiado.

Fuente: xlsemanal




RE: Hay menos snu snu - Zarono - 09/07/2020

Bueno, para llegar a algunas conclusiones no hacían falta tantos estudios ni análisis Dodgy

Que un hombre sin ingresos, o con escasez de ellos, con una alta precariedad o temporalidad laboral...o sin trabajo durante largos períodos de tiempo, que un tipo así no tenga sexo es normal, es una conclusión lógica. Primero porque sus principales preocupaciones son otras, mucho más prioritarias que el sexo. Segundo, porque una mujer nunca aceptará tener una relación con un hombre al que percibe como incapaz de aportar ingresos a la pareja...porque, nos guste o no, nuestras sociedades siguen siendo muy machistas, y siguen viendo aceptable el que el hombre trabaje, y lleve recursos e ingresos a la casa, mientras la mujer no tiene un empleo remunerado y se dedica al hogar, que la situación a la inversa, donde se ve al hombre como un mantenido, o un ser sometido a su mujer, y por tanto "poco apto sexualmente"...en el sexo seguimos percibiendo al hombre como el dominante, el que debe tener la iniciativa en todo momento, un rol pasivo le perjudica socialmente.

Luego, el que haya otras diversiones, pues sí, afecta. No es lo mismo vivir en una cueva o una chabola donde la única diversión a mano es tu pareja, a vivir en nuestras sofisticadas sociedades donde hay alternativas de ocio por todos lados. Pero el tema principal, la precariedad laboral influye, y mucho.


RE: Hay menos snu snu - Alhazred - 09/07/2020

Casualmente también estuve leyendo sobre el tema. Aquí el link del artículo original que se hace referencia:

https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2767066?utm_campaign=articlePDF&utm_medium=articlePDFlink&utm_source=articlePDF&utm_content=jamanetworkopen.2020.3833