Archivo de Fantasitura - Tu comunidad de literatura fantástica y afines
[Fantasía] Kronlla: El Viaje del Sirio, Parte 1. - Printable Version

+- Archivo de Fantasitura - Tu comunidad de literatura fantástica y afines (http://clasico.fantasitura.com)
+-- Forum: Escritura (http://clasico.fantasitura.com/forumdisplay.php?fid=5)
+--- Forum: Tus historias (http://clasico.fantasitura.com/forumdisplay.php?fid=11)
+--- Thread: [Fantasía] Kronlla: El Viaje del Sirio, Parte 1. (/showthread.php?tid=2797)



[Fantasía] Kronlla: El Viaje del Sirio, Parte 1. - Tholdeneir - 15/08/2020

"En un mundo lleno de misterios y fantasía sobre las personas y la naturaleza que lo habitan, un joven despreciado en su pueblo por pertenecer a una casta diferente, decide embarcarse en la búsqueda de un nuevo destino, encontrando antiguos secretos e historias de leyenda que nos rememoran la fragilidad del tiempo, la tecnología y la magia, y el fanatismo de algunos por destruirlos".























Parte 1: El Viaje del Sirio.










Capitulo 1 : El inicio del viaje.



Vagabundeando en el pueblo costero se encontraba el chico sirio. Sus ropajes indicaban una vida en las calles del lugar, un tono disonante entre las gentes que paseaban por la feria. Solo debía observar qué podría robar ese día. Estaba hambriento.
 

Pronto se lo vio corriendo con algo entre las manos mientras la gente miraba sus ojos rojos. Gritaban: “Algo ha hecho”. “¡Está arrancando!”, “¡Es un ladrón!”. Era la desgracia de su raza. Por alguna razón fisiológica sus ojos negros se tornaban rojos cuando la adrenalina inundaba su cuerpo.
 

Pronto recibió un empujón que lo arrojó al suelo. El pan que había robado rodó por la acera. Intentó ponerse de pie lo más rápido que pudo, pero recibió una bofetada que lo arrojó nuevamente al piso.
***
Fue entonces cuando despertó. El bote en el cual había estado navegando había calado. Sorprendido observó a su alrededor. Una extensa playa cubría el horizonte, y más allá dunas y lomas de árboles interminables.
 

Recordó su sueño. La razón del por qué había escapado de aquel pueblo costero. Debía volver adonde pertenecían los suyos… al sur.
 

Si se remontaba a la Historia reciente, todos aquellos parajes pertenecían desde antiguo a su civilización. Más bien, era sabido que los Hombres habían llegado escapando de quién sabe qué. Pidieron ayuda para asentarse en ese territorio y los Sirios acordaron convivir con ellos. Pronto, a medida que pasaba el tiempo, éstos se vieron desplazados.
 

Tomó su mochila, decidido, a pesar que la huida de aquel pueblo había sido apresurada. Ésta debía ser la isla a la que todos evitaban por su peligrosidad, cruzando el angosto mar al sur. Los Hombres habían librado una cruenta guerra con los Elfos hace pocas décadas atrás… y justamente en esa isla la magia que Elfos y Hombres habían conjurado, hacía enloquecer a cuanto hombre se aventurara a explorarla.
 

Al haber avanzado cierto trayecto, escuchó un susurro. No supo si provenía de adentro de su mente o afuera. Extrañado, siguió subiendo las lomas, adentrándose entre la espesura. Pronto estuvo inmerso en un bosque lleno de arbustos y árboles raros que nunca antes había visto. El susurro parecía ir y venir confundiéndose con los sonidos de la naturaleza de la isla.
 

De pronto apareció una diminuta luz… ¿o una mariposa? Volaba por entre los árboles, las ramas y las hojas, parecía estar guiándolo…
 

Pero entonces llegaron por los alrededores varias siluetas cubiertas de pies a cabeza con unos ropajes que parecían antiguos y los rostros cubiertos con capuchas. Lo rodearon rápidamente manteniendo la distancia.
 

Una fuerza desconocida lo arrojó al suelo.




[b]Capítulo 2 : Abriendo los ojos.[/b]
Abrió los ojos y vio que tenía delante un tipo sentado en postura de meditación. Tenía el rostro cubierto por una capucha.
 

Estaban solos en lo que parecía ser un gran tendal circular.

Sintió una emoción intensa, propia y profunda. Pestañeó y su emoción desapareció de súbito y vio que la silueta que tenía enfrente tenía en su mano floras azules que antes no estaban.
 

Esto dijo él es lo que te ha pasado toda la vida.

El joven reflexionó un momento, sin entender del todo lo que decía quien tenía adelante. Y poco a poco toda su vida fue cobrando sentido en un instante.

Ya es tiempo que empieces tu viaje continuó élTú me has impresionado, por eso te revelo esto. Te dejaremos seguir tu camino.
 

Suavemente, y con mucha confianza, fue sumiéndose en un profundo sueño.


















Capitulo 3 : Una melodía.








Despertó de pronto, como si hubieran pasado mil años. Sentía adolorido todo su cuerpo, y un gran malestar invadía su mente.

 



Estaba en la entrada de una caverna poco profunda, acompañado. Él estudió a la ninfa asentada un poco más allá. Parecía tan indefensa. Su larga cabellera cubría gran parte de su salvaje vestimenta. Por lo que intuía, habían recorrido un largo trecho. Estaban cansados.



Había pasado tanto desde que saliera de aquella misteriosa isla. Algo había cambiado en él. Había empezado una lucha interior que lo inquietaba, pero que también le daba el ímpetu para seguir adelante solucionando los conflictos de las antiguas guerras que ahora formaban parte de él, de su intimidad. 



Ahora, apenas recordando las horas recientes, se fijó un poco más en la muchacha que lo acompañaba. Al sentirse observada, ella le dijo de pronto:

 



—También eres un vagabundo. —Su mirada era intensa.



—Se podría decir que sí —respondió él mientras en su mente reaparecía una extraña y bella melodía que lo rondaba desde su despertar. —Escapé de un pueblo en decadencia y ahora viajo en busca de un futuro.

 



Entonces él buscó algo en su bolso de viaje, donde guardaba todas sus pocas y valiosas pertenencias. Sacó una flauta rústica y sopló la agradable y simple melodía.

 



La ninfa lo observó de inmediato, atentamente, algo ruborizada, algo sorprendida.

 



—Mi canción… —pudo decir. Él se detuvo un momento, casi recordando un delirio, o tal vez un sueño. Ella continuó:— No debiste haberme ayudado. Eso empeoró todo. Yo puedo defenderme.

 



Comprendiendo un poco más el ensueño de sus recuerdos, él sonrió. Ambos se distendieron de lo que había sucedido. Y él relajó su golpeado cuerpo y mente. Entonces dijo:

 



—Tu sabes lo que dicen de las ninfas en el pueblo. Que su música pervierte la mente de los débiles. Bueno eso es comprensible, pero no es razón para que te hayan arrebatado y roto tu guitarra. Así como decían algunos en la antigua guerra: de los débiles se pueden moldear grandes guerreros.

 



En el último pueblo de Hombres en el que el Sirio estaba de pasada, habían atacado a la ninfa desde el principio, cuando ella se había instalado en una orilla de la calle principal a tocar su canción. El vagabundo la defendió y se creó todo un problema. “¡Ha hechizado al vagabundo!” “¡Ha venido a corromper nuestro pueblo!” El guardia del pueblo fue precisamente el que comenzó todo el alboroto rompiendo la guitarra de la ninfa. El vagabundo, entonces oculto entre la multitud y con sus ojos al rojo vivo, se abalanzó rápidamente sobre el guardia y le arrebató la espada del cinturón.

 



—¡Maldita bestia embrujada! —alcanzó a gritar el impulsivo guardia antes que el Sirio le propinase un golpe en la nuca con el pesado puño de la espada.

 



Mientras el guardia caía, la gente enloquecida embistió contra el muchacho. Sin querer lastimar a nadie, él soltó la espada e intentó correr, pero ya tenía encima a varios de la muchedumbre. Tras una oleada de puñetazos, patadas y forcejeos, una ira desconocida fue inundando todo su ser, súbitamente sintió una fuerza que brotaba desde su más profundo ser, mientras una brillante luz enceguecía su lucidez. No recordaba nada más



De vuelta en el refugio silvestre, la ninfa se puso de pie, despidiéndose.

 



—Con que de los débiles nacen grandes guerreros. —comentó sonriendo la ninfa, burlándose y como si guardara otros secretos. 



El Sirio, aún consternado y apenas intuyendo cómo había escapado, la observó caminar ligera entre los arbustos, perdiéndola de vista a medida que se alejaba.





















Capítulo 4 : La ciudad.



Por fin.

 



El sirio había llegado a la primera ciudad sureña, donde convivían los de su casta. Entre el camino, los árboles y las lomas, se veía a la distancia un imponente muro con atalayas ubicadas cada ciertos tramos en él. El cielo azul dibujaba algunas nubes lo que parecía augurar una buena energía en el paisaje.

 



Siempre había considerado que los sirios habían sido muy confiados con los recién llegados Hombres, quienes con una fuerte audacia impulsada por un arraigado temor a la extinción, los desplazaron de gran parte de sus territorios y pueblos. Ahora, observando la majestuosidad de la ciudad combinada con la simpleza en sus arquitecturas y calles, se preguntaba qué los hizo retroceder tanto. Buscando en su interior, reconocía esa sencillez en alcanzar una vida relajada y pacífica. Era el anhelo que esperaba encontrar en aquellos parajes, que no lo complicarían ni sofocarían.

 



Pronto se vio recorriendo las calles, disperso, admirando los innovadores edificaciones junto con tiendas de comercio, rodeado de personas que transitaban por el lugar.

 



De manera precipitada, llamó su atención una aglomeración de gente vociferando. Caminó hasta el lugar y descubrió un vocero del alcalde haciendo calmar a la muchedumbre para luego agregar:

 



—Ciudadanos, debo informarles que en nuestros servicios de inteligencia han detectado serias amenazas a la seguridad de nuestra ciudad. El alcalde se encuentra gravemente enfermo, y por lo que pudimos averiguar se trata de un extraño maleficio. Es nuestro deber informarles que esto está sucediendo en otros pueblos y ciudades, viéndose afectados especialmente personajes de gran influencia en el ámbito político y militar de nuestros territorios. –la gente, algunos con sus miradas ya enfurecidas, empezó a hacer preguntas a gritos mientras eran silenciadas por los guardias del vocero que rodeaban la tarima en la que él estaba-. Lo que más necesitamos en estos momentos es voluntariado para someterse a un rápido y eficaz entrenamiento militar. Sabemos que no está en nuestra cultura la belicosidad, pero esta situación está sobrepasando lo límites de lo tolerable. Por ahora os recomendaría dispersaros y expandir la noticia en la ciudad, así como otros colegas voceros están informando en este momento en distintos sectores de la ciudad. Para inscribirse deben acercarse a los cuarteles ubicados a un costado del palacio gubernamental. Allí recibirán más información.

 



Y sin más, se retiró de la tarima, guardando el papiro en sus ropajes. Los guardias, que estaban ligeramente equipados, terminaron por dispersar a la multitud reunida.

 



El sirio, abatido por la información, se preguntó cómo es que esta vez, después de casi cien años, en esta nueva ofensiva a los de su pueblo, se decidían por fin a defenderse.

 



Parecía ser una oportunidad para crear un nuevo destino protegiendo a los suyos, aunque también este nuevo objetivo desvanecía sus sueños de una vida tranquila y relajada en los campos colindantes.

 



Tras cavilar por unos minutos, mientras la gente caminaba a su alrededor comentando, finalmente se decidió. Averiguaría lo que pasaba y enfrentaría los obstáculos para poder entregar lo mejor de sí en los conflictos que se avecinaban.

 



Emprendió el rumbo al palacio.












 





















Capítulo 5: OMBI VA LAMBA.




—¡Abrid las puertas! —se escuchó decir al guardia Norteño. Dos de sus colegas se acercaron a un manubrio de hierro grande y comenzaron a girarlo.

 

Las puertas comenzaron a subir lentamente, mientras el jefe de la comitiva de los Sirios, a cargo de carretas, jinetes escolta y comerciantes, ordenaba que avanzaran para ingresar a la ciudad principal de los Hombres, donde ya estaba atardeciendo.

 



***





Al anochecer, los Sirios eligieron la más humilde posada del costado norte de la ciudad cerca de las murallas. El joven observaba por la ventana de su habitación en el segundo piso, las tres lunas formadas en el antiguo fenómeno llamado por los Elfos Antiguos: “OMBI VA LAMBA” o “Orden de Lunas”. Afuera, la ciudad se encontraba en un grandioso carnaval, lleno de lámparas colgantes que cruzaban las calles, músicos marchando al ritmo de tambores y gente ebria cantándole a las lunas.

Ya era hora. Decidido, salió de la habitación, bajó las escaleras, atravesó la ruidosa taberna sin mirar a nadie, hasta salir del lugar.

 

Afuera los esperaban los suyos. El grupo de once estuvo completo y no esperaron más. Vestidos como empobrecidos comerciantes Sirios con un leve tinte festivo y llevando guitarras, flautas y un tambor, caminaron como despistados y algo borrachos por unas pocas calles. Llegaron al sector norte de la muralla, cuando apareció un guardia desde la puerta de una torre del muro. Los detuvo.

 

Como si aquella situación hubiera sido anticipada, uno de ellos cerró los ojos y el guardia calló suavemente al suelo, en un instante, dormido. Rodó graciosamente una botella.

 

—Avanzad.

 

Siguieron, ingresando a la torre de la muralla. Ese era el lugar exacto. Parecía cualquier otro: antorchas en la pared, la mesa con dos jarros llenos, unos cuantos papeles y una misteriosa blusa aparte de dos sillas desvencijadas. Había una puerta abierta en un flanco.

 

Se acercaron rápidamente a la pared del otro flanco.



—Es aquí.

 

Uno de ellos sacó de sus ropajes una pequeña piedra esmeralda y cristalina y la dejó en una hendidura entre las piedras de la pared. Se alejaron unos cuantos pasos. Se encendió una luz y pronto comenzaron a crecer unas grietas y trizas en el muro. La luz se volvió verde y las piedras fueron volviéndose polvo y cayendo.

 

A pesar del plan, se sorprendieron al descubrir la cámara. Era de un diseño sirio y antiguo. Tres grandes diamantes iluminaban cada uno las tres paredes que tenían en frente.

 

Y en el suelo, una gran puerta circular con doce inscripciones en el canto.

 

—Es el portal…



Se oyó, de pronto, el grito de una mujer.

 

Miraron atrás y vieron a una mujer con una espada en sus manos y los senos al descubierto.


 








Capítulo 6: Las ciudades del cielo.








En el castillo, nadie se había atrevido a levantar las armas. El rey y su guardia personal yacían de rodillas, en clara señal de rendición, mientras los Sirios, alegres, llevando sus misteriosas vestimentas encapuchadas, rodeaban la estancia.

 

Primero, hubo un gran sismo, al momento en que se arrojaban fuegos artificiales y el carnaval estaba en su esplendor.

La población, impresionada, fue llevada rápidamente a los grandes muros de la ciudad a presenciar el gran acontecimiento, dirigidos por la estrategia de los sureños aparecidos.  

 





***

 





—¡Mirad! ¡Lo han logrado!

 

Desde la ciudad sureña, un niño sirio apuntaba a los cielos. Las personas alzaron sus miradas y, sorprendidos, distinguieron una fuerte luz arriba del horizonte, sobre los montes. La noche era alumbrada por las tres lunas, mientras lentamente la luz se iba elevando.

 

Finalmente había sucedido. Después de esperar casi un siglo, los sirios se habían reencontrado con su pasado… Las ciudades del cielo, los ancestrales antepasados, los Skynails.

 

Y es que no pudieron soportar más. La contraofensiva había sido ideada descubriendo lo más antiguo de su Historia, y había resultado. Las gigantescas plataformas elevándose, como despertando de un largo sueño, a través de todo el norte, estaban llenando el cielo nocturno con luces.

Solo entonces, desde la lejanía y en la noche de la Orden de Lunas, los Sirios comenzaron a celebrar.

 





***

 





—Éstos hombres que derrotamos anoche, tramaban un dominio oligárquico en sus ciudades —habló la mujer—, La secta de su nobleza estaba convencida de que la grandeza solo puede provenir de una alteza espiritual y mágica que deriva en la bienaventuranza material y económica. Querían que gobernaran los más ricos, porque estaban convencidos que eran los más ascendidos.

 

Estaban en una terraza en la cima de la torre de la muralla. Ambos estaban de pie en la orilla observando el atardecer y las nubes, que moviéndose lentamente cubrían de manera majestuosa los paisajes verdes a lo lejos.

 

—Supimos que los Iósiros se estaban mezclando con la corte de los gobernantes, de manera sigilosa y con su plan de antaño de no dejar a nadie con vida —respondió el joven sirio.

 

—En parte es su ideología. Desde tiempos inmemorables, el antiquísimo Belmor se ha nombrado maestro de los Hombres incautos. Él sigue con su milenaria vida, por lo cual no está de más estar alerta a su plan de antaño.

 

El sol ya empezaba a esconderse entre las montañas. Y el cielo se pintaba en colores vívidos de amarillo y rojo, con las nubes formando figuras sobre el siempre inalcanzable horizonte.










RE: [Fantasía] El Viaje del Sirio, Parte 1. - JPQueirozPerez - 16/08/2020

Cuando tenga tiempo me leo tus textos y te comento algo, pero sí te diría que deberías subir toda la historia en un único hilo (puedes simplemente subir esa parte 2 en otra respuesta diferente), más que nada porque con esos títulos parece que hayas subido dos historias diferentes y que una hayas decidido colgarla a partir de la parte 2.

Bienvenido al foro, nos vamos leyendo.


RE: [Fantasía] Kronlla: El Viaje del Sirio, Parte 1. - Tholdeneir - 18/09/2020

[Image: 01f904b0c88cd2fa3b7b2b9111f6f5b9.jpg]