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Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Tholdeneir - 15/10/2020

Bienvenidos, escritores...



Así es.



Cuénteme aquí su relato de fantasía y a cambio le regalaré un breve comentario que puede ser destructivo...




Para una lectura fluida y ordenada, escriba su historia en un mensaje en este tema. No comentaré enlaces.






[Image: da5a4c2888e9ee6c1394adb306549831.jpg]


RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Duncan Idaho - 15/10/2020

http://clasico.fantasitura.com/thread-2594.html


RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Tholdeneir - 16/10/2020

http://clasico.fantasitura.com/thread-2594.html

"Era una noche de luna llena si no fuera por las caprichosas nubes que decidían lo contrario, la calma de la oscuridad no tardó en romperse por los horribles gritos de dolor que provenían de un viejo y destartalado almacen del solitario puerto.

Dentro, un hombre cargaba un cuerpo que se movía de forma frenética en una inútil lucha por liberarse,  como si se tratara de un cerdo al que fuera a abrir en canal, el hombre sujeto el cuerpo y  lo clavo en un gancho oxidado, aquella pobre mujer gritó de dolor al sentir como el gancho penetraba la carne de su espalda y gritó aún más fuerte cuando la herida se estiró con el peso de su cuerpo. El retrocedió un par de pasos para contemplar su obra, el cuerpo desnudo no tardó en moverse en pequeñas convulsiones anunciando pronto el fin del dolor de su tortura.

Se sintió extasiado al observar como manaba  la sangre de los agujeros donde habían estado los pezones, pintando rojos ríos que bajaban por los senos,  vientre y pubis hasta caer al suelo.  La masa roja que era su cara despellejada  daba  los últimos suspiros de vida, mientras, él recorría con la lengua  sus labios de forma lasciva, al mismo tiempo que acariciaba con sus manos el bello rostro que le había arrancado y al igual que tantos otros le serviría en las noches de autoimpuesta soledad.


I want to break free
I want to break free
From your lies
You are so self satisfies
I don't need…

Esa canción le encantaba a aquél psicópata,  siempre la escuchaba cuando limpiaba sus herramientas al final de cada sesión con sus víctimas.

—I want to bre— empezaba a cantar cuando repentinamente se hizo el silencio y la oscuridad.

Se sintió desconcertado,  no entendía lo que había ocurrido, no por la oscuridad que ya antes no  había mucha luz, apenas el haz mortecino de una bombilla, sino por el repentino silencio, un extraño silencio, se le erizó la piel al darse cuenta que jamás había notado un silencio como aquel. Dubitativo salió lentamente del almacén, se adentró en la oscuridad y dió un vistazo a los alrededores dándose cuenta que había un apagón en toda la zona.

Estaba a punto de regresar cuando el silencio le hizo oír ciertos chapoteos, unos chapoteos que se desplazaban lenta pero inexorablemente ¿hacia él?, se lo preguntó varias veces mientras lo inundaba una extraña sensación que jamás pensó llegar a sentir.

Él, acostumbrado a ser cazador, se sentía totalmente fuera de lugar en esa oscuridad,  a pesar de que no podía ver nada ni a nadie, estaba totalmente seguro que estaba siendo observado.

Aquel maldito sonido, aquellos malditos chapoteos  se acarcaban cada vez más y más, de improviso un intenso hedor a pescado podrido llegó a su nariz, la nubes como si fueran cómplices de aquella situación dieron paso a la luna llena revelando primero  unas figuras en la penumbra que luego se convirtieron en seres plenamente visibles.

Reparo en los cuerpos de aquellas criaturas, sus extremidades palmeadas y verdosas le parecieron propias de ranas o sapos, por todos lados chorreaban una mezcla de agua y alguna otra sustancia que no fue capaz de identificar, sus cuerpos eran gruesos como también lo eran sus cuellos provistos de branquias que se abrían con cada respiración, su miedo se intensificó al fijar su atención en aquellos, si se le puede decir, rostros de enormes y brillantes ojos redondos carentes de párpados, su falta de nariz y su grotesca boca  exenta de labios que iba a un extremo a otro de su cabeza más propia de un pez que de cualquier otro animal.

Un sudor frío recorrió su piel cuando uno de ellos abrió su boca mostrando una temible fila de colmillos, su miedo dió paso al terror cuando adivino lo que querían aquellas criaturas y por un momento un ansía de supervivencia hizo que la claridad volviera a su mente, pensó en sus herramientas con las cuales podría defenderse, dio media vuelta y alcanzó a dar un par de pasos cuando algo sujetó su mano derecha, de improviso sintió un dolor atroz, acercó su mano temblorosa y confirmó lo que temía al ver que lo único que quedaba de ella era un pedazo de piel del cual colgaba su pulgar,  una baba transparente, y sanguinolenta en donde se mezclaba con la sangre, cubría una parte del muñon mutilado que era ahora su mano.

Por un instante se preguntó si una de aquellas mounstruosidades había estado todo ese tiempo a un lado de él, aunque eso ya poco importaba.

Cayó de rodillas entre temblores aceptando su destino. Una a una, aquellas bestias dignas de las peores pesadillas fueron llegando hasta donde estaba, rodeándolo,  el ambiente no tardó en llenarse de una mezcla de sobrecogedores gritos de dolor y de mandíbulas arrancando  y masticando carne.

Se sintió flotar y pensó que había muerto hasta que observó los huesos sanguinolentos, los jirones de piel,  los intestinos desparramados y el corazón aún latiendo dentro de unas costillas rojizas, no tardó en comprender que ese era él y que la saliva de aquellas criaturas lo había mantenido consciente mientras lo devoraban.

La luz volvió y la canción volvió a sonar, I want to break free, quiso cantar pero no salió ningún sonido de los casi imperceptibles movimientos de su boca, voló al ser lanzado hacia las aguas, comprendiendo que sería un recuerdo de un monstruo peor que él."








Tholdeneir: 


Brígido, como se diría en Chile. Que viene a traducirse como: "Cuático" o "Escalofriante".

La verdad, no me gustan estas historias tan sanguinarias que no presentan argumentos de los cómo o porqués. Desconozco las infiltradas convenciones sociales que se tejen en los retos mensuales, pero, en lo personal no es de mi agrado leer algo así. Es lo clásico que muestra la media y los noticieros. La mala propaganda de turno. Si bien lo único que rescato es que el brutal protagonista haya tenido su "causa y efecto", pero estoy convencido de que hay mucha más creatividad en el autor, como para idear algo de más calidad.


RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Duncan Idaho - 16/10/2020

Ese fue mi segundo reto en el que participaba.

Y antes de mi primer reto no había escrito nada.

A ver qué tal esté otro relato con el que participe creo que hace 6 meses:

A Jeremías Springfield, Jer para los amigos, le parecía estar viviendo un sueño, ni siquiera cuando aquel enorme cohete de 150 metros de altura, el Zeus 4, lo había lanzado junto con el módulo Prometeo hacia la órbita lunar se había sentido así.

Ahora que se había desacoplado del módulo y estaba solo en el Fuego de Prometeo, pensaba en la nueva era espacial que comenzaba en ese 2065, chequeo los sistemas, la fuente de poder mostraba temperatura dentro de lo esperado, el reactor de fusión aunque pequeño hacía que la nave fuera realmente muy pesada, pero era lo único capaz de alimentar el revolucionario motor ideado por él hace 20 años.

Procedió a quemar combustible para alejarse del módulo de mando, después de una hora estaba todo listo y encendió la primera etapa del motor, poco a poco cientos de láseres se fueron activando y cruzándose en un centro en común, dentro de un túnel atras de la cabina donde él se encontraba, espero un momento antes de activar la segunda etapa, tenía que estar seguro que todo estaba correcto.

Soltó el plasma y ya solo faltaba la activación de las microondas de alta energía, no sintió nada a los minutos posteriores a su activación.

—¡Eureka!—exclamó cuando el módulo y el centro de comando le confirmaban que se estaba moviendo y ganando velocidad.

Estaba cumpliendo su sueño, un nuevo renacimiento había empezado, la verdadera conquista del sistema solar, ya no se necesitarian años para viajar, a él mismo le tomaría 6 horas de viaje llegar a su destino: Jupiter.

Estaba absorto en la oscuridad casi total que reinaba afuera de la nave, apenas rota por la mínima luz de alguna estrella, aún le faltaban 2 horas más para poder ver al planeta gigante a simple vista cuando de forma repentina le pareció ver a través de la ventanilla un brillo que empezaba a alargarse cuando desapareció en un santiamén ,observó esto mismo un par de ocasiones más y se preguntó si la manipulación subatómica del motor abarcaba una distancia mayor a la esperada y empezaba a afectar a la cabina y a su cerebro.

El fenómeno volvió a ocurrir pero ahora el brillo formó un anillo,se dió cuenta que no sólo no desapareció sino que iba creciendo más y más, no pudo reaccionar a tiempo y el anillo terminó engullendolo.

No supo bien qué fue lo que pasó, el motor había dejado de funcionar y no se atrevió a tratar de encenderlo de nuevo.

El interior del anillo le pareció exactamente igual a como era antes de entrar: totalmente negro. Aunque se dió cuenta en algún momento que no sentía como si el tiempo pasara, tal vez pasaría siglos ahí adentro y sentiria como si hubieran pasado horas o peor; viviría siglos encerrado mientras que afuera apenas pasarían unos cuantos minutos.

Ceso en sus cavilaciones cuando vió una luz que se acercaba tan rápido que apenas se dió cuenta cuando lo atravesó, lo primero que vió fue un planeta algo lejano pero que podía observar a simple vista, estaba lleno de nubes y una superficie ¿líquida? totalmente verde.

—¡Ni de coña eso era Júpiter—exclamó

Repentinamente un rayo de energía cruzó enfrente de él, luego otro y otro hasta que dió en una nave que vió acercarse a su izquierda, cortandola y haciéndola explotar. Encendió lo más rápido que pudo el motor para largarse de ahí.

—¡mierda!, ¡el maldito motor tardará una hora en alcanzar la máxima velocidad!—se dijo al momento de decidir en quemar de una sola vez todo el combustible químico que tenía.

De improviso una enorme nave se atravesó en su camino, cuando creía que sería su fin, aquella dió un giro y vió que una abertura quedaba enfrente de él, no lo pensó dos veces y se enfiló para entrar en la nave.


Hizo volar la escotilla de emergencia y salió a toda prisa, ni siquiera le pasó por la cabeza el ponerse un traje espacial, todo lo que quería era salir de ahí, aunque algo de frío supo que ahí adentro había una atmósfera respirable y gravedad artificial.

Dió un vistazo a lo que quedaba del fuego de Prometeo, no estaba seguro pero había sentido una fuerza que lo desaceleró al apenas entrar y la gravedad hizo el resto haciéndolo caer y acabar dando volteretas y haciendo pedazos sus años de esfuerzo.

—Hola—dijo— hay alguien en casa— obteniendo solo el silencio obtuvo como respuesta.

Decidió explorar esa nave, no le fue muy difícil ubicarse dentro de la nave, encontró varios carteles con indicaciones en varios idiomas , pero lo que lo llenó de confusión es que también estaba el suyo.

Al fin dió con la sala de controles, o eso decía el cártel de la entrada. Estaba muy lejos de lo que tenía en mente de cómo debía verse una sala de controles.

En primera instancia no se dió cuenta de la mujer que lo observaba con curiosidad desde del centro de la sala.

—¿Cómo llegó aquí?

La pregunta lo sorprendió provocándole un pequeño salto

Seguí las indicaciones de los cárteles que estaban en los pasillos, dijo él mientras se preguntaba cómo demonios es que esos carteles y ella usaban su mismo lenguaje.

Jer aprovecho también para echarle una ojeada a aquel espécimen, tenía una piel azulada y una larga cabellera blanca, usaba algo parecido a lo que podría llamarse pantalones aunque de una tela transparente y aperturas a los lados y eso era todo, iba descalza y creyó contar siete dedos en cada pies, en su parte superior sobresalían tres senos más por su número que por su tamaño y algo caídos aunque con sendos pezones morados que claramente le habían hecho efecto en su cuerpo aunque la mujer no había dado señas de haber notado su erección.

—Madre, estamos jodidas—dijo una joven mujer que aparecía repentinamente de un pasillo un tanto agitada por la carrera recién terminada.

—Ya revisé todo, no hay energía para las armas y solo nos queda combustible para… para… ¿y éste quién es?—dijo ella cuando le echó una mirada al nuevo

—No tengo idea—

—Soy Jer— dijo él tratando de sonar lo más amistoso posible

Estudió a la recién llegada, tenía un cabello blanco y muy corto, su piel era verde, y llevaba un vestido muy corto de doble escote y de vértigo además, los dos escotes dejaban muy poco a la imaginación al mostrar sus dos senos arriba y dos senos abajo, el vestido no alcanzaba a cubrir totalmente su cadera por lo que dejaba al descubierto sus cuatro labios o dos vaginas.

—Soy Pau'San y mi hija es—

—Shesan'la—se apresuró a decir la chica verde

—Entonces estamos jodidas— dijo Pau'San retomando las palabras de su hija,—el comando estelar ya debe de estar dándonos caza y les tomarán dos o tres horas para alcanzarnos y destruirnos.

Jer tragó saliva, al intentar escapar se había metido de lleno en su tumba.

—Probablemente sellé mi destino al intentar por todos los medios, y obtener, el pilotear mi propia creación— dijo para sí Jer.

—Solo nos queda vivir al máximo el tiempo que nos queda

—Te refieres al ritual—le contestó Shensan’la a su madre.

—Así es, el ritual del sexo final—dijo ella, —aunque…

—¿Qué pasa madre?

–Nada, es sólo que nunca probé a un Takar y pues

—No te preocupes madre, su fama es por ser verdaderamente enormes pero la realidad es que tu lengua da más placer que diez Takar al mismo tiempo, dijo Shesan'la para reconfortar a Pau'San.

Jer que no sabía exactamente iba el ritual, sintió que podría ser una experiencia maravillosa y más por las palabras que acaba de oír.

—¿Puedo unirme?—preguntó el.
—¡Claro!— exclamaron ambas al unísono.

Jer recorrió increíblemente rápido la distancia que lo separaba de las mujeres para prendarse del pezón de la teta izquierda de Pau'san mientras que Shesan'la ya estaba haciendo lo propio en la derecha, la textura y se podría decir que el sabor le recordó a la tela.

—Oye Shesan, ¿no sientes un raro sabor de la teta de tu mamá?—

—Hijo despiertate que se te hace tarde para ir al colegio— le contestó ella.

—¡Eeeeeeh—dijo Jer volteando a verla.

—Pau'San, tu hija…

—¡Despiértate hijo!— le contestó ella.

—¿Fue un sueño?— balbuceó Jer medio abriendo los ojos y aún con la almohada en la boca.

—¿Mamá?—aún con somnolencia vió a la mujer que tenía en frente de él.

—Hijo, el colegio, vamos—dijo la mujer

—¿Colegio?, pero… ¿y la…?—

—Pilluelo, ¿qué sueño tenias que esa carpa aún no ha bajado?— dijo su madre echando una mirada a la figura que formaba la sábana que tapaba su erección.

El trato de erguirse y taparla con su manos aunque la veía de un tamaño mayor que no recordaba haber tenido alguna vez.

—Hijo, no trates de cubrirte—le dijo deteniendo sus manos,—eso es totalmente natural, soy tu madre y te vi infinidad de veces desnudo ¿además como crees que naciste?, darás gracias si encuentras una mujer que trague la mitad de las veces que le trague a tu padre.

—¡Mamá!—exclamó él.

—¿Que? y además mira, aún no te baja y no puedes ir así al colegio— dijo ella al momento de quitarse la blusa dejando al descubierto unos enormes pechos, —te voy a hacer lo que le encantaba a tu padre que le hiciera, je las primeras veces pensé que me embarazarla las tetas de tanto que le gustaba.

—¡Noooooo!—gritó Jer, provocando un ruido sordo al caer del sofá.

—Ouch, ¡mierda!—cogió su teléfono que había caído junto con él para ver la hora.

Eran las tres de la mañana, en la tv aún encendida estaba un capítulo de Farscape, su serie favorita de la infancia, se puso de pie y tomó la tablet que se había salvado de caer y reconoció el video: Tabú 16 "Jordi y la mamá que mama".

—Maldita cuarentena— masculló entre dientes mientras apagaba la tv y se iba a la cama.


RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - tyess - 16/10/2020

Uhm yo había entendido algo distinto (casi como un resumen o sinopsis), pero ya que veo que es un relato relato... ¿Y si mejor te dejo un primer capitulo?

http://clasico.fantasitura.com/thread-2796-post-38592.html#pid38592


RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Tholdeneir - 16/10/2020

http://clasico.fantasitura.com/thread-27...l#pid38592






Ladrones


~ 1 ~


“Todos los caminos pasan por La Tierra”.

Era una broma difundida por los usuarios de magia de traslación. Según ellos, cualquier error de pronunciación, falta de  concentración, viajes accidentales… todo podría llevarte por casualidad a La Tierra.

Y aún así, casi todos los terráneos seguían sin saber sobre toda la vida, ciencia y magia que había más allá de su atmósfera y sus prejuicios. Era lo que llamaban un mundo no libre, pues aún lo restringia por la ignorancia.

Cada vez había menos de esos mundos, y mas leyes para protegerlos de algún vecino que intentara aprovecharse de sus limitaciones.

Vecinos como Kamnaid, gobernante de un mundo conocido como Kren, sólo que nadie sabia que estaba afectando a La Tierra. Sólo sabían que estaba destruyendo su propio mundo, algo en lo que La Sociedad de Mundos Libres había decidido no intervenir hacía casi catorce años.

Y  sin embargo, uno de sus Guardias de Paz había conspirado contra Kamnaid, y luego lo había atacado directamente, sólo para ser asesinado como todos los retadores legítimos que habian entrado antes a la Sala del Trono. Todos los que le habían ayudado morirían también.

Lo que  nos lleva al dia de la ejecución de Idmeik.

En La Tierra, era Sábado. Dos chicas hablaban de la carrera universitaria que querían seguir, y un adolescente hacía la tarea de una chica bonita en su cafetería predilecta. Nada extraordinario.

En Kren, dos cazadores arrastraban a un hombre hasta un enorme salón en dónde el gobernante lo esperaba para apuñalarlo.

No fue una herida severa, pero Idmeik sabía que sólo era el inicio de su castigo.

No suplicó por su vida como había suplicado por la de su familia. En cambio, se obligó a mirar a la cara a su asesino: a mostrar orgullo por primera vez. Al hacerlo vio el collar que colgaba del cuello del gobernante. Reconoció la magia de su amiga, brillando como fuego blanco dentro de un cubo de cristal.

No pensó en lo que haría, o para qué. Sólo extendió su mano, sujetando con fuerza el pequeño contenedor mientras pronunciaba una palabra extranjera. Desapareció en el acto.

Kamnaid no intentó detenerlo. El veneno haría su trabajo de todas formas. No se daba cuenta de que el traidor se había llevado un pequeño trofeo, así que no le importaba su paradero.

Mientras el gobernante de Kren seguía con su día, el hombre al que había descubierto conspirando contra él, estaba en un lugar desconocido. La luz y el sonido parecían excesivos, aunque los amortiguaban los altos edificios que había a ambos lados del callejón.

Se le ocurrió que siempre había estado destinado a traer esta magia a un mundo en donde nadie sabría reconocerla. La dueña original no hubiera querido que Kamnaid la tuviera.

El fugitivo se puso tan cómodo como podía estar en sus circunstancias, sentado contra un muro áspero en un callejón húmedo. Muriendo Lentamente.

Después de lo que parecío ser un siglo, escuchó pasos. No tuvo la fuerza para alzar la vista. ¿Serian ellos? No importaba. Ya nada importaba. Sólo… Deseó desesperadamente una última noticia de su hijo menor.

―Ya hizo un amigo―dijo el chico que acababa de llegar―. Todavía extraña su hogar y está aterrado, pero estará bien. Kamnaid ni siquiera se acuerda de él.

La voz aún tenía algún matiz de la preadolescencia, pero ese tono paciente lo hacía sonar como alguien a quien Idmeik conocía.

Cuando el recién llegado se arrodilló frente a él, no le sorprendió descubrir que tambien se miraba como el eco de su amigo.

―¿Frankie? ―logró susurrar, mientras intentaba alzar su mano para ofrecerle el pequeño trofeo.

Su interlocutor negó con la cabeza. Sus ojos no tenían la misma compasión y madurez que los del hombre con quien Idmeik lo había confundido. Jamás había visto a esa persona con quien tanto se parecía. Sin embargo, aceptó el collar de Meridyia como si siempre hubiera sido su destino recibirlo, y sostuvo la mano del moribundo hasta el final.

A diferencia de Idmeik, Ángel no creía en el destino, pero sabía reconocer un evento trascendental. Convencido de que esta era una oportunidad, la tomó como lo había hecho Idmeik al robar la joya:  sin un plan, sin un propósito, y tratando de ignorar el hecho de que la muerte estaba justo ahí.

Era la primera vez que veía morir a alguien, aunque sus pesadillas de niño solían ser tan vívidas que esto no había sido tan malo.

Al menos había dado algo de paz a este hombre.

Pero no podía quedarse más tiempo. Kamnaid ya había notado que le habían robado y enviaría  a sus cazadores tras el rastro de Idmeik.

Ángel sabía que no tardarían, así como había sabido que Idmeik estaba aquí. Así como sabía exactamente qué era el objeto que acababa de obtener. Ese era su don: enterarse de todo tipo de información sin tener que buscarla.

Por instinto, fue al parque en dónde estaban su hermana y su prima.

Jugaban baloncesto, solas. Nunca nadie quería jugar con ellas. La más alta, con su cabello corto y teñido de un rojo horriblemente llamativo, era demasiado agresiva. La de la voz estridente, que parecía estar divirtiéndose más, era conocida por hacer trampa en los juegos.

Al principio no se fijaron en el chico. Él suponía que debía decir algo, pero no sabía qué, así que se sentó en una banca y se quedó ahí, mirando al piso, hasta que ellas decidieron acercarse. La pelirroja se sentó a su lado, con el ceño fruncido, pero fue la otra la que habló.

―¿Tú perceptividad te está abrumando de nuevo, Angelito? ―preguntó Soham, su prima.

―¿De qué te acabas de enterar? ―Teresa parecía más preocupada.

Ángel no dijo nada, simplemente le dio el collar a su hermana.

―¡Brilla! ―exclamó la otra, escandalosa como siempre, observando el objeto.

Era cierto que el cubo brillaba, pero sólo en el interior, como si encerrara luz. No era natural. No en este mundo.

―Es magia ―comprendió Teresa, mientras sostenía la cadena a la altura correcta para que el cubo estuviera frente a sus ojos llenos de curiosidad―. ¿De dónde sacaste un contenedor de magia en nuestro mundo?

―Un ladrón acabó aquí mientras escapaba con él ―explicó Ángel, con voz tensa―. El dueño del contenedor lo mató. Así que ahora… lo tenemos nosotros.

Las chicas creyeron entender.

―No parece magia tan poderosa como para morir por ella ―comentó Teresa, mientras enrollaba la cadena para ocultar la joya en su puño cerrado.

―¿Y nosotros para qué lo queremos? ―quiso saber Soham, con tanto entusiasmo que parecía que obtener un objeto mágico la hacía la mujer más dichosa del planeta.

En realidad ella siempre era así: llena de energía y curiosidad.

―Hay dos motivos —respondió el muchacho—: el dueño del cubo lo querrá de vuelta, y otra persona tiene planes para esa magia.

―¿Debemos devolverlo? ¿No podemos usar ese collar para... ―Soham hizo una serie de gestos que con esfuerzo podían interpretarse como pases mágicos―, ya saben... hacer travesuras imposibles? ¿Con la magia?

―No podemos sacarla ―explicó la otra joven, más seria―. Sólo algunas personas pueden tomar magia ajena.

―Oh, qué lástima ―Soham no parecía tan decepcionada―. Entonces, está bien, hay que devolverla... ¿A quién? ¿El dueño tiene un hijo simpático?

―¡Que te oiga Lucas diciendo esas cosas! ―comentó Teresa, en son de burla.

―Si no le gusta un espíritu libre, que busque otra novia. Pero no estoy buscando un chico para mí, Teresa; es para ti. Realmente necesitas un...

―¡Por enésima vez, deja de buscarme novio!

―¿Aunque sea un mago y…?

―No vamos a devolverla ―dijo el muchacho, de pronto, para sorpresa de ambas―. El dueño del contenedor no tiene que recuperarlo nunca.

―¿Y la otra persona? ―pregunto su hermana, preocupada.

―No tendrá más remedio que venir a buscarlo, ¿cierto? ―respondió Ángel, con una sonrisa de satisfacción. Se negó a decir una palabra más sobre el asunto.

El dueño del contenedor, ese que creía tener derecho sobre la magia ahí dentro, era un hombre muy importante y temido. Pero a Ángel le daba lo mismo. Emboscar al otro, en cambio, era algo con lo que sólo había podido soñar.







Tholdeneir: 


El capítulo esta bien escrito, a simple lectura me parece de una redacción agradable, aunque hay una leve repetición de nombres y un poco de redundancia.

Me parece acertado el tinte de novela juvenil de aventuras. Veo que tratas de crear conciencia en tus lectores al darle un contexto de "nueva era" y del intrigante misticismo de que no estamos solos en este mundo, pero recalcaría que dejas a la Tierra como un mero mundo-prisión.


En fin, es un capítulo delicado, femenino y adolescente... pero que no tiene un destino o una proyección. Aquello es importante en un primer capitulo. No sé, también es en parte mi manía de exigir cierta profundidad en algo que para muchos es solo un mero pasatiempo.

Saludos, tyess! 



RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Miles - 16/10/2020

Te animo a leer mi Legendarium:

LA LEYENDA DEL DEMIURGOS SEGÚN EL LIBRO SAGRADO DEL TETRUM

Desconocemos lo que había antes, si es que algo había. El mito nos dice que él lo dijo y fue hecho, él lo ordenó y fue creado. 
El ser supremo Thóssis, dio lugar a los continentes con sus montañas, valles y desiertos. Los océanos, los ríos y los lagos. El cielo con el aire, el viento y las nubes. Tras ello creó la vegetación desde los altos bosques a los verdes prados. 
El mundo era un lugar bello, verde y azul, donde el viento agitaba las ramas y en el mar se sucedían tormentas. Pese a ello, Thóssis sentía a su creación vacía de movimiento y vida, ansiaba más, con la ambición que solo un Dios podría permitirse. Sin embargo, debilitado tras el esfuerzo, el dotar de vida y movimiento a toda su creación, se le ocasionó una tarea titánica. Por lo que Thóssis dividió su ser en los cinco Primigenios, utilizando su último aliento para dar vida a los Hijos del Hacedor.

El primero, el Demiurgos, metódico señor del orden. Se encargó de modelar un perfecto mundo inalterable, y tratando de dotar a su creación de movimiento y armonía creó la vida eterna en la tierra. 
El segundo Gnossos, señor del conocimiento y la sabiduría dotó a la vida animal de instinto. Pero lo consideró insuficiente, por lo que otorgó el regalo de la inteligencia, dando origen a los humanoides. 
El tercero Defessos, señor de la ambición, el coraje, la fuerza y por ende, la guerra. Regaló a los animales el hambre y la caza, creando la divergencia entre herbívoros y carnívoros. Ademas de la caza, a los humanoides, decidió regalarles la violencia, como modo de resolución de los conflictos que se sucedían, cuando estes no eran capaces de solucionarlos con inteligencia. 
El cuarto, Labbos, señor del vigor, la artesanía y las artes. Otorgó a los animales cuevas para el refugio, enseñó a los pájaros a hacer sus nidos, a las abejas a hacer colmenas, a las nutrias a construir presas… A los humanoides, mucho más capaces, les otorgó dominio sobre la naturaleza. 
Finalmente la quinta hija del Hacedor, Saddas, señora del amor, la familia y la clemencia, trató de compensar la caza y la violencia entregada por su hermano regalando a la creación la preocupación, el cariño y la piedad. Para que se protegieran los unos a los otros con fuertes lazos de amor y tuvieran la capacidad de perdonar llegado el caso. Así nacieron las manadas, los rebaños y las familias.  

Sin embargo, Demiurgos, observaba con ira como sus hermanos habían convertido inadvertidamente con sus acciones, su armoniosa creación, en una vorágine sin control. Por ello entró en cólera y como primogénito de Thóssis reclamó para si total obediencia de sus hermanos, autoproclamándose Ordenador Supremo. Estes, indignados ante la evidencia de que habían nacido como iguales, urdieron la «Aniquilación del Primer Primigenio»
Así Gnossos, con sus conocimientos, urdió una conjura con sus hermanos para librarse de la tiranía del Demiurgos. Siguiendo el plan establecido, Labbos, Dios y maestro artesano, fraguó una daga con el metal más puro de su forja. Esta forja emitía tanto calor que debía estar alejada del planeta Égios y que todavía hoy brilla en lo que llamamos Sol, calentando a todos los seres que viven sobre nuestra tierra. Luego sumergió la hoja en el gran océano para templarla adecuadamente, dejando en el proceso el mar salado para la eternidad. Una vez acabada la daga, Defessos, el más poderoso de los cinco hermanos empuño un arma capaz de arrebatar la vida a una Deidad. 
Debido a la confianza ciega que el Demiurgos tenía hacia Saddas (pues con su aportación a la vida había frenado, al menos mínimamente, el caos), el papel otorgado a esta fue el de atraerlo a la trampa que Gnossos había diseñado. Esta fue la traición que más daño provoco al Demiurgos, descubriéndose así el dolor. Solo y acorralado ante Defessos, fue apuñalado y descuartizado, y sus restos repartidos por todos los confines. 
No obstante, por su infinito amor y siendo consciente de su error, Saddas descubrió la tristeza y decidió buscar todos los pedazos del Demiurgos en un esfuerzo por reconstruirlo. Ante la ausencia de algunas partes de su cuerpo, las sustituyó por otras de humanoides y animales. A pesar de ello, una de las partes más importantes no aparecía, su corazón. Por ello o por la traición sufrida, el Demiurgos restaurado, en nada se parecía a lo que había sido el ordenador supremo. 
Era su antítesis, era el caos y por ende, el caos comenzó a vagar por la tierra. 

La vida se daba caza desde la aparición de Defessos, pero no había muerte, los animales se recuperaban de sus heridas y continuaban su camino. Igualmente los humanoides tenían choques violentos, pero no había consecuencias permanentes. Todo cambio con la caída del Demiurgos, animales y humanoides comenzaron a morir, y los seres a los que Demiurgos no era capaz de llevarse con su caos, se iban corrompiendo con el tiempo, la vejez asolaba a todas las criaturas. Saddas, viéndose responsable ante las consecuencias de la venganza del Demiurgos y buscando una manera de compensar todo el caos que ahora este generaba, otorgó la posibilidad de replicarse a humanoides y animales siguiendo un modelo parecido al que había creado Thóssis con la vegetación. La reproducción. Así las manadas y familias adquirieron una nueva dimensión con crías que se unían para continuar el legado de sus progenitores, que se desgastaban con los años o caían víctimas de la ahora tan temida caza.
Pese a todo el artificio de Saddas, no era suficiente para detener al Demiurgos cuyo caos se extendía con contundencia. Así Saddas, ante el peligro de condenar para siempre a toda la vida, suplicó a sus hermanos para detenerlo. Esta vez, ante la imposibilidad de matar a un ser sin corazón, decidieron encerrarlo. 
De nuevo Gnossos urdió el plan, Labbos crearía una enorme cárcel para contener a la muerte, la Luna. Defessos, con su enorme poder de combate, acorraló al Demiurgos en la prisión. 
El Demiurgos había sido confinado. No obstante, no completamente. Todavía tenía un vinculo con el exterior, su corazón seguía desaparecido. Entonces la brillante luna, comenzó a menguar con el paso de los días hasta desaparecer completamente, liberando al Demiurgos. Saddas, con su poder, hizo que la prisión renaciera una y otra vez. Así, durante la luna llena el Demiurgos se encuentra confinado y es por ello, cuando Saddas consigue extender más su influjo, siendo el día más fértil para todas las criaturas. Cuando la luna empieza a menguar, el Demiurgos comienza a proyectar su sombra y el caos sobre la tierra. Pero para mayor desgracia, cuando esta completamente oculta, el Demiurgos camina directamente sobre la superficie… arrastrando y cosiendo las vidas directamente sobre su manto de almas.

Igualmente, la entropia del Demiurgos, como si de una maldición se tratara, comenzó a afectar a los otros primigenios. Gnossos comenzó a ser devorado por la curiosidad y el apetito de la curiosidad es insaciable, teniendo que alimentarla continuamente a riesgo de su propio ser. Así nacía la paradoja de Gnossos, si algún día consiguiese saciar su curiosidad con todos los saberes, ese mismo día moriría, sin nada más para alimentarse.
La guerra, para desgracia de Defessos, dejo de ser considerada como un juego por los hombres, cada vida perdida era pues una tragedia. La paz trastornaba a Defessos, puesto que se alimentaba de la violencia, sin embargo si alentaba a los hombres a la guerra, solo los conduciría al abrigo del Demiurgos. Esta fue la paradoja perpetua a la que Defessos se vio condenado. 
El castigo de Saddas por la traición a Demiurgos, fue contemplar como todos los seres sufrían por sus perdidas. Pero no solo eso, Saddas fue la única ajena al caos, ella sería el último ser en morir, así contemplaría en un último suspiro amargo el destino de toda la creación. 
Pero si hubo un suceso que conmociono a todo el sistema Ensinis, fue que Labbos observó impotente como la forja eterna del sol comenzaba a apagarse. Al igual que todo, se moría, enfriando la tierra hasta congelarla. Así Labbos comenzó a alimentar la forja día tras día, pero no era suficiente. Para tratar de contener el problema, decidió esforzarse para sobrealimentarla a intervalos, y entrando en letargo entre tanto. De este modo nacían las dos primeras estaciones de Egios, Verano e Invierno. 
Saddas por su parte, pese a su influjo para compensar la muerte, contempló como cuando la forja del sol perdía fuerza por el descanso de Labbos, al verano le seguía una época donde la naturaleza se apagaba poco a poco, pero donde la temperatura todavía era estable, la lenta muerte de la vegetación, el Otoño. Tras el cual, el duro Invierno de la forja bajo mínimos, condenaba a gran parte de la vida existente. Para compensar el desequilibrio, decidió impulsar el renacimiento coincidiendo con el despertar de Labbos de su letargo. Así al final de cada Invierno, nació la primavera, el florecimiento de Saddas. 
De este modo, la muerte ya no era la consecuencia irremediable a la que se había abocado toda la creación, puesto que ahora la vida equilibraba la balanza, aprovechando sus oportunidades y creando nuevas generaciones que reemplazan a las caídas en el abrazo del Demiurgos. 
Antaño, supremo ordenador, hacedor de vida. Hogaño, corrupción suprema, dador de muerte.


RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Tholdeneir - 16/10/2020

Miles, como escribí en la bienvenida, no comentaré enlaces, o se hará un desorden.

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RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Duncan Idaho - 16/10/2020

(16/10/2020 07:11 PM)Tholdeneir Wrote: Miles, como escribí en la bienvenida, no comentaré enlaces, o se hará un desorden.

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RE: Leo sus historias, a cambio de un comentario. - Miles - 17/10/2020

(16/10/2020 07:20 PM)Duncan Idaho Wrote:
(16/10/2020 07:11 PM)Tholdeneir Wrote: Miles, como escribí en la bienvenida, no comentaré enlaces, o se hará un desorden.

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Pues me dejo editarlo  Angel 

En cualquier caso Tholdeineir, ya tienes el texto, por si te apetece leerlo. Las criticas siempre son bienvenidas