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[Fantasía] El culto al dios serpiente. - cinefilterman - 22/01/2016

Kemos, es el nombre del personaje principal de esta historia, habitante de las tierras de Darkthengurd, príncipe del reino de Gog y Magog, hijo del rey Ilmash. Maestro en las artes de la guerra, la hipnosis y también la psicoquinesis; aunque de igual manera asiduo escritor de salmos y proverbios. He aquí que su lucha se encamina en la erradicación y eliminación definitiva del culto hacia el Dios Molosh, también conocido como Molok/Molek y Melek. Deidad cruel que castiga a los buenos y malos, justos e injustos, que seca los mares y tiñe los ríos de sangre. También hace descender fuego de los cielos y envía plagas malévolas a lo largo y ancho de este mundo.

El que ayudará en esta gran faena de erradicación, es un guerrero llamado Manorah, trece años mayor que él, sobreviviente que luchó activamente en la denominada gran guerra de los nigromantes.

Una espada hiere la cabeza, otra hiere el calcañar, visiones de un paraíso perdido, luz eterna en el reino de los Minaceos.




Adentrándonos en los confines de un universo completamente desconocido, se encuentra un mundo donde no existe la luz del día, ni tampoco existe la luz del sol. Un mundo donde los demonios pueden caminar con total libertad y los insectos gigantes se encuentran al  acecho, un mundo que tiene una forma cuadrada y en cada uno de sus cuatro vértices  se erigen enormes pilares que son el sostén de ese tan extraño y enigmático lugar. Pilares que, como agujeros de conejo, conectan con otros mundos…
Tierras Oscuras, nombrada así por sus habitantes quienes no conocen al astro rey, mas su verdadero nombre es Darkthengurd.











Es un lugar completamente árido, desértico, arcilloso y muy pedregoso,  con algunos bosques y diversas montañas dispersas por todo el mundo, donde la agricultura y la ganadería son oficios muy difíciles de ejercer. Los habitantes han podido sobrevivir gracias a la pesca en los mares y ríos y la caza de animales y bestias salvajes y porque no decirlo, incluso llegándose a alimentar de insectos de gran tamaño, lastimosamente nada apetecibles al gusto del paladar. Un mundo donde desde el inicio de su fundación se vio plagado por hambrunas, sequías y temibles guerras, y sin embargo, esta civilización espera con paciencia el renacer de un nuevo rey, un señor que junto a su séquito, pueda poner fin a todas estas calamidades y de esa manera llevarlos hacia una nueva era, una era donde se pueda ver brillar la luz dorada en el firmamento….

¡He aquí conozcan las hazañas, las glorias, las desdichas, los amores, los odios  y hechos de héroes de mundos tenebrosos!


DENTRO DEL REINO DE GOG Y MAGOG

Dentro de las poderosas y enormes murallas de este gran imperio, se narran hechos de la vida de un príncipe quien, por una serie de contiendas y asesinatos, se convierte impetuosamente en el último señor de las Tierras Oscuras. El nombre de éste príncipe es apenas Kemos, todavía no se le conoce como; “Kemos el terrible”, “Kemos el masacrador de Kunor”,  Kemos el demonio albino del país de Khuyanah”, al igual que tampoco se le conoce como “Kemos el azote de las tierras de Yodurah”,  Títulos que por infortunio de su destino sellado por la guerra y la muerte; se verá forzado a portarlos después. Es un hombre que posee la piel y el cabello blanco pálido;  la blancura que él posee no es una blancura cualquiera, es una tez  que  puede hacer recordar al rostro de la muerte o de algún asesino fantasma. Semejante condición había sido Provocada por un trastorno congénito y sanguíneo de la piel; él tenía una apariencia muy desagradable a los ojos de su padre quien, en el momento de su nacimiento, decidió matarlo enterrándole una daga en el corazón.





Desde ese fallido intento de asesinato, el pequeño Kemos tenía que andar escoltado por guardias durante sus primeros siete años de vida, hasta que pudo iniciar su entrenamiento bajo la dirección del temible Amaru, un guerrero hechicero capaz de hacer temblar los bosques y las colinas con solo fruncir  el cejo de sus ojos.

Durante su intenso entrenamiento que le tomó cerca de diez años, el rey Ilmash abrazó al culto mas abominable de todos: “la religión de Molosh”. Una devoción que exigía sacrificios de inmolación de gente viva para que el imperio pudiera vivir en abundancia y prosperidad.

A su retorno Kemos escucha  de la terrible práctica que sigue su padre, práctica que aceptó de todo corazón, justamente al acabar la gran guerra de los nigromantes y decide esperar por el momento mas oportuno para darle un certero golpe mortal y erradicar a esa costumbre tan viciosa y apóstata que esta envenenando y desangrando a todo Gog y Magog.






El rey Ilmash  para mantener alejado a Kemos,  temiendo por su vida lo convierte en comandante de tropas de las tropas de todo su ejército y lo envía a luchar contra un reino enemigo: el reino de Mendeli. Tras una fuerte y  corta contienda que tan solo duro dos meses entre asedios y ataques constantes, ese reino logra caer en manos de Kemos. Mientras sus soldados se encontraban saqueando lo que quedaba de aquella gran dinastía, los poderes telepáticos de Kemos se ponen en alerta y encuentra ante sus ojos un gran muro mágico, el que no duda en atravesar, al llegar adentro, se encuentra con unas tablillas de oro escritas en un idioma indescifrable, el lenguaje profano de los dioses oscuros. Lo que el comandante albino no sabe aún es que fue completamente engañado y que las espadas y lanzas de asesinos se ciernen sobre su figura. Kemos acude a la guerra creyendo que estaba defendiendo  a Gog y Magog, pero en realidad se trataba de una terrible estratagema tramada por el mismo Ilmash para deshacerse de él. Ilmash le obligaría atacar al reino de Mendeli para obtener dichas tablillas, que contenían los hechizos más grandes que se pudieran erigir en Darkenthgurd y al mismo tiempo que lograría darle muerte a Kemos, su aborrecido vástago. Ilmash necesitaba del gran poder de su hijo para obtener victorias rápidas sobre los Mendeli. De esa forma mataría a dos pájaros de un tiro, como dicen en nuestro mundo.

Al penetrar en dicha fortaleza y descubrir la ubicación de las tablas sagradas que estaban tras esa muralla-portal, se le acercan sigilosamente tres asesinos de sus propias tropas para acabar con su vida, Kemos se percata a tiempo y tras grandes esfuerzos extermina a dos de ellos y deja herido al tercero de gravedad. El sobreviviente le confiesa que el plan consistía  que cuando él encontrase las tablillas, éstos lo asesinaran. Luego llevarían de vuelta tanto el cadáver embalsamado de Kemos, como esas preciosas tablas llenas de poder ante la presencia de Ilmash. El traidor además le confiesa en ese momento que todas las tropas están confabuladas para asesinarlo en el momento que se encuentren esas tablas. Dicha esta confesión, el hombre expira.












Kemos sabe que está en aprietos y que en cualquier momento lo matarían. Se dirige a la celda donde se encuentran los Mendeli para que le indiquen sobre alguna vía de escape, empero los encuentra a todos degollados. Semejante asombro y pesar le dura un parpadeo, ya que de repente emerge de entre las penumbras del calabozo una sombra con daga en mano que se la avienta a Kemos hiriéndole en el brazo izquierdo ¡Era otro de sus soldados! Inmediatamente, el atacante desenvaina su espada para acabar con la vida de Kemos, pero el héroe en un duro forcejeo estrangula a su cuarto asesino. En un último estertor, el traidor logra dar una voz de auxilio apenas audible, Kemos le rompe el cuello, mas ya había alarmado a dos de sus compañeros que rondaban cerca. Ellos no dudan en atacar a su  comandante  y como es de esperar, ambos mueren bajo la espada y mano mortífera de Kemos. Con una rapidez alarmante se da voces entre las tropas que en efecto el comandante habría encontrado las sagradas tablillas y de que debían eliminarlo por órdenes de Ilmash. Con lanzas, escudos y espadas en manos, las tropas comienzan a recorrer el castillo de los Mendeli bloqueando todas las posibles salidas de escape.





Los arqueros que están en una torreta divisan  un bulto negro que brilla como el oro en una esquina de la plaza de armas. ¡Kemos, Kemos! ¡Allá va! ¡Allá va!, dan voces mientras le disparan flechas desde lo alto, el albino llega a ocultarse detrás de una muralla cuando siente de pronto la presencia de una silueta que se le acerca, Kemos lo agarra del cuello levantándolo por los aires, se trata de su antiguo sub-comandante y buen amigo Wandsor; Kemos lo baja y le exclama al borde del colapso nervioso
— ¡Ayúdame a salir de aquí Wandsor! ¡Quieren asesinarme!, El maldito de mi padre me tendió una trampa, me ha emboscado el muy miserable.

 —Ven, sígueme. Sé cómo sacarte de este embrollo, he encontrado una ruta de escape por un subterráneo y no hay guardias en ese lugar —.  Le dice Wandsor y ambos se dirigen corriendo por un estrecho pasaje por debajo de la fortaleza. Al llegar a su final el fugitivo ve con tristeza, desilusión y por que no decirlo, con una intensa rabia que su gran amigo Wandsor también le ha traicionado, ya que al final de aquel angosto pasaje se encontraba una escolta de guardias haciendo formación de media luna esperándolos.



— Dame esas tablas Kemos, en honor a que fuiste un gran comandante te daré una muerte indolora. Deja que te mate, prometo que no sentirás dolor alguno —  le dice Wandsor apuntándole con su espada a tan solo unos milímetros de su cuello.
— Wandsor, cómo pudiste... Juntos cruzamos espadas y luchamos en frías arenas desérticas por semanas en las afueras del reino de los Mendeli.
— Por eso es muy difícil para mí, Kemos, como buen amigo que soy. No le daré el placer a Ilmash de hacerte sufrir.
— Me asusta y me sorprende a la vez tu extraña amistad, estimado Wandsor. —Le responde Kemos con un aire bastante ironizado.

La suerte suele no apreciar a Kemos, pero esta vez se hizo una excepción. Las tablas sagradas que él porta en la pechera comienzan a brillar al exponerse a la luz de una estrella que aparece frente a ellos.






Muchos se preguntan cómo llega el héroe a salvarse de tan desafortunada situación. La respuesta tendrá que ser propuesta para un próximo capítulo. Pero ya ha pasado mucho tiempo desde aquel macabro incidente y en estos momentos vive en el reino de Gog y Magog rodeado de un grupo de guardias leales a él. El albino pasa sus días con pluma en mano escribiendo su gran libro de salmos. Justo hoy acaba de componer su primer verso, y con estas primeras salmodias empieza la trágica historia del último de los señores de las Tierras Oscuras.


RE: [Fantasía] El culto al dios serpiente. - kaoseto - 25/01/2016

Buenas y bienvenido al foro, cinefilterman!

Me ha parecido un relato curiosamente escrito y bien escrito. En realidad, más que un relato parece un cuento bíblico en otro mundo contado expresamente por un terráqueo, como si nos lo estuvieses contando de viva voz, lo cual da una curiosa impresión, aunque no forzosamente mala. También es curioso que insertes a Gog y Magog en un mundo de fantasía; he mirado la Wikipedia, aunque no sé muy bien a qué te refieres con eso.

En cuanto al estilo en sí, se lee de un tirón, pero en mi opinión puede llegar a ser un poco pesado si sigue así en los próximos capítulos, me explico: la acción pasa a toda velocidad, se presentan a los personajes desde un punto de vista distante sin que podamos ver sus pensamientos (tan sólo cuando traicionan a Kemos hay un poco de acción escénica e interacción entre los personajes) y creo que con este simple capítulo puedes producir más contentamiento al lector añadiendo elementos que le ayuden a este a formarse una imagen de cómo ha crecido Kemos, de cómo es, etc. Bueno, esa es mi opinión; supongo que es porque estoy acostumbrada a un estilo de fantasía más pausado y centrado en las escenas y los personajes, y sin esa voz de narrador terráqueo que parece estar contándonos un cuento directamente (ojo, no digo que me pareció mal, simplemente que me ha llamado la atención).

En definitiva, buena escritura y un estilo agradable pero turbador en cuanto a la posición del narrador en el asunto Wink

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Saludos!