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[Fantasía épica] Baile de Sombras - Printable Version

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RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - fardis2 - 24/07/2015

Buenas compañeros, la verdad es que me está costando horrores lograr plasmar este capítulo que tengo en mente. En teoría (ya veremos si así a la práctica) intentaremos dejar atrás este ciclo en la ciudad de Mansour. En cualquier caso y como soy un (caso) el titulo puede variar también. En fin que no me lío. Os dejo aquí con otro pequeño extracto de la novela.


EN BOCA DE LOBO


Sarosh salió de la Dama Sobria con el propósito de despejar la mente un poco, quizás andar le ayudaría a bajar todo el exceso que se acababa de meterse en el cuerpo, a la par que de paso, también aprovechaba para reflexionar sobre el curso de acción que debía tomar a partir de ahora. Advirtió que en la calle reinaba la quietud, solo rota por el canto de los grillos y el arrullo de algunos pájaros nocturnos. Ni una sola triste alma deambulaba cerca de los alrededores de la hospedería. Aquello contrastaba profusamente con el bullicio que hacia tan solo unas horas había ocupado la avenida. Observó la larga y zigzagueante vía con la ceja enarcada mientras comenzaba a caminar sin un rumbo definido. La gente de ‹‹bien››, probablemente estarían en el cobijo de sus casas descansando después de una larga jornada, sabiéndose  que por la mañana daría comienzo el trajín de nuevo. Así eran las grandes urbes, tan vivas por el día como muertas estaban bajo el manto de estrellas. No obstante, no era una norma que se solía aplicar a los tipos como él. A pesar de que eran altas horas de la noche, y por mucho que su cuerpo molido y maltratado protestaba decantándose también por aquella opción, su cerebro estaba demasiado enfrascado en otras muchas disyuntivas. Así que apretó los dientes y lo ignoró. No tenía ningún anhelo de meterse en la habitación para esperar a que el sueño hiciera presa en él. Abundantes inquietudes amontonándose una encima de otras se lo impedía. Para empezar. Seguía sin tener muy claro que se iba a encontrar a partir de allí. Cada prueba de Templanza era muy distinta a la anterior, cada cual con un propósito definido, con una clara finalidad. Se preguntó cuál sería la suya.

La espera y su inexperiencia lo desesperaban.

Comenzó a ascender por La Travesía, sumido en intrínsecas lucubraciones que le agriaron al poco la expresión. Sabía que era muy capaz de realizar cualquier tipo de trabajo que se requiriese de él. ‹‹Cuanto menos, casi cualquier tipo de trabajo›› se corrigió al reconsiderar mejor a que se dedicaba la orden. La caza de demonios y similares no eran moco de pavo exactamente.

Había recibido muchos golpes y zancadillas durante su aprendizaje. Tolerado años de tormento para encontrase donde estaba ahora. Había resistido contra viento y marea cualquiera de los designios que sus dioses habían tenido a bien en ponerle delante de su camino. Había logrado salvar los obstáculos mientras se tragaba un sinfín de humillaciones sin rechistar. No había sido fácil superar todas las aflicciones que se fueron amontonando en una vida tan desdichada. Una existencia carente de cualquier afecto donde solo primaba la disciplina y en grandes rasgos, una sumisión total. Ahora, después de todos aquellos años de punición, de todo el suplicio que cargaban sobre sus hombros, y tras inacabables sesiones adiestramiento, de estudios y de preparación… Tan solo necesitaba superar aquel último escollo. Lograrlo significaría hacerse con el premio a todo un trayecto preñado de conflictos. Si alcanzaba a salir airoso de las Pruebas de Templanza, recibiría el fajín dorado por el que se había sacrificado tanto. Convirtiéndose así en un pleno miembro de la hermandad. El ambicionado fajín dorado. ‹‹Los fuertes sobreviven y los débiles se quedan en el camino Sarosh›› se exhortó como otras tantas veces en el pasado. Aquella era una de sus máximas desde que sus progenitores fuesen asesinados por algún ente del mal y él, siendo aun un simple mocoso, se quedase solo en una ciudad que carecía completamente de humanidad.

‹‹Ahora tan solo tienes que esperar que el contacto logre dar contigo en una ciudad descomunal como Mansour y listos›› Se dijo, contemplando con desdén la banda blanca que llevaba anudada a la muñeca.

Según las instrucciones que tenía (vagas, insólitas y algo difusas si se le preguntaba su opinión), aquella banda blanca iba a ser la ‹‹señal›› con la que su contacto en la ciudad lograría dar con él. Una simple tira de tela blanca. Levantó su mano y se la quedó mirando con el ceño fruncido sin tenerlas todas consigo. Francamente, se preguntó no por primera vez durante el transcurso de aquel ciclo, sí realmente sería suficiente aquel triste trozo de estambre para distinguirlo entre las miles de personas que pululaban por las calles durante el día. Resultaba casi risible pensar en que alguien fuese capaz de acometer una empresa tan improbable. ‹‹Quizás es que no hay excesiva gente en la ciudad que le dé por ir con una puñetera cinta blanca anudada a su muñeca›› Se dijo con mordacidad. Quizás debería haber insistido en preguntar primero sobre aquellos ‹‹detalles›› antes de partir.

En fin, así se presentaban las cosas ahora y no podía hacer nada para remediarlas. Esperaba acabaran dando con él en un momento u otro. Chasqueó la lengua y lanzó un gargajo sobre el pavimento. Tendría que confiar que la suerte estuviera de su parte en aquella ocasión. Involuntariamente una sonrisa afloro en su expresión al comprender, que mal lo llevaba si pensaba depender de algo tan soluble como la fe.

A lo lejos reconoció una silueta que llamó su atención, por encima de los demás edificios de la zona, imponiéndose majestuosas varias cuadras más abajo, las ampulosas cúpulas de gran palacio relucían recortadas en el despejado cielo nocturno. Brillaban alumbradas con el rutilante halo de la luna llena. Una extraña atracción lo llevó a encaminar sus pasos en aquella dirección. La verdad es que hasta ese instante no había tenido la ocasión de apreciar con más detenimiento las exquisitas formas y arabescos de sus muros, ni los puntiagudos minaretes que despuntaban como lanzas pretendiesen acometer al cielo. Pudo Contar cerca de una treintena de ellos mientras se aproximaba a la estructura con expresión completamente compuesta por la fascinación.

A sus escasos veinte años, estaba claro que aún le quedaban muchas cosas por ver, y muchas eran las maravillas que le quedaban por descubrir en aquel curioso viaje, aunque también muchas lecciones que tendría que aprender sobre la marcha si los hados así lo querían. Mientras se encaminaba hacia la zona de Palacio, sin realmente tener una razón concreta para dirigirse hacia el lugar, volvió a sumergirse en sus complejas cábalas.

Esperar a que dieran con él sería un tedio, pues no sabía ni cómo ni cuándo lo lograrían, menos de quien podría tratarse y que aspecto podría tener. Algo sí que tenía claro en todo aquel asunto, tanto podía pasar un día como un mes entero si es que se daba el caso. Al menos, se dijo, podría aprovechar aquel tiempo para hacerse una mejor idea de la distribución exacta de Ciudad Alta. ‹‹O resecarme los sesos intentando averiguar qué es lo que debo hacer aquí.›› Resopló. No iba a lograr animarse con aquella línea de reflexión, así que por el momento la desechó.

Una de las primeras lecciones que uno debía aprender a manejar al ingresar en la hermandad, era conocer siempre la disposición de su entorno, de los aspectos que podría sacar provecho, y cuáles de ellos iban a delimitar sus posibilidades. Un hábito que marcaría la diferencia con creces. Conocer el perímetro donde tiene intención de trabajar uno, solía ser primordial para cualquier cometido que se preciase llamar como tal. ‹‹Conocer el trabajo que se tiene que ejecutar, nuca está de más tampoco›› Concluyo con un mohín antes de volver a descartar aquellas infructíferas recriminaciones. Se suponía que ese era el encanto de La Prueba de Templanza. No obstante a él, no le hacían ni puñetera gracia.

Tendría que prepararse para lo peor.

El trabajo de su orden, por llamarlo así, no solo consistía en destruir cualquier expresión del mal que asolaba las tierras del hombre desde tiempos inmemoriales. Aunque sí bien podía decirse que la empresa acaparaba buena parte del tiempo y esfuerzo de la hermandad. Desde la Disolución, período en que El Padre Sol Sansemar y La Madre Luna Alilat evitaron parcialmente que su hermano Asrrael y sus acólitos más cercanos lograsen destruir el Pacto, un tratado que evitaba que la tierra degenerase transformándose en un lugar hostil, oscuro y sanguinario. Desde entonces, ellos mantenían una encarnizada lid  que se practicaba en las sombras y se extendía hasta los días de hoy. Con el desenlace de aquel conflicto entre titanes no se había acabado con la amenaza. Cuando las aguas volvieron en cierta medida a su cauce, gracias al aunado esfuerzo de ambos dioses por retomar el equilibrio perdido, Asrael y sus acólitos fueron desterrados al último infierno de los tártaros. A pesar de ello, algunos de los engendros que se encontraban encerrados entre las capas superiores de los siete infiernos lograron escapar del encierro, y ahora campaban libremente entre ellos. Sansemar y Alilat habían sacrificado su condición divina para llevar a cabo tal empresa, por lo que su esencia se había transformado en la luz que guiaba sus pasos tanto por la noche como por el día. Su Orden desde entonces que se dedicaban combatir a los seres que comenzaron a escapar de la Sima. La tierra del hombre se fue plagando demonios, ghules, Ekimmus, djinns, Ifrits, Aqrabuamelus, Kingus, Dimmes….  Entre mucho de los otros horrores que se podían encontrar en cada una de las siete capas del infierno. Asesinando, creando conflictos, secuestrando niños, profanando cadáveres; hasta en algunos casos, tomando forma humana mientras gobernaban grandes naciones sin que sus propios pueblos fueran consientes de ello. El problema radicaba en que la humanidad había olvidado su pasado, su historia, el legado que aun prevalecía de aquel oscuro periodo, prácticamente había desaparecido. Confundiéndolo con un simple folclore o fabulas y mitos de una época donde primaba la ignorancia, habían dejado de creer. Por eso existían ellos. Para recordar.

‹‹¡Bravo Sarosh! Es evidente que te conoces la historia al dedillo.›› Se dijo recalcitrado ‹‹Has podido leer las lúgubres crónicas dejadas los escribas del pasado. Has podido observar con tus propios ojos algunas de las macabras ilustraciones del gran volumen que se ha guardado durante siglos en uno de los estantes de la biblioteca del fuerte. Pero eso no quita que no hayas visto ninguna de esas execrables existencias en tu puñetera vida ¿Verdad?››

El silencio no le dio respuesta alguna.
 
Farfulló entre dientes al de girar por una bocacalle y dar con una zona residencial inmensa. Era un lugar idílico, con grandes casones señoriales e inmensos arboles que coronaban frondosos jardines. Lustrosas esfinges se repartían entre las plazas, complementando las fuentes. Era muy consciente de que estaba ya muy próximo del palacio. Asumió que en pocos minutos podría admirar sus estructuras en toda magnánima suntuosidad.

Lo cierto es que con toda probabilidad, una de las razones por la que había luchado con tanto denuedo para poder pasar a formar parte de aquella hermandad, (aparte de la buena fortuna de caer a parar en una orden secreta que llevaba operando desde hacía siglos) era la estúpida e inconsciente necesidad que tenía de vengarse de aquellas viles criaturas. O quizás es que tan solo se agarraba a la idea de que merecía un destino mejor que vagar famélico como otro indigente sin más perspectivas de futuro, que buscar el siguiente coscurrón de pan con el que poder llenar su acalambrada panza. En cualquier sentido, ya fuese por decisión propia o por la simple providencia, había decidido ver con sus propios ojos algunos de aquellas malnacidas criaturas que lo habían privado de una vida como los demás niños de su edad. Quería topar con alguno, matarlo con sus propias manos. Chillarles a la cara POR QUÉ. Aunque también era muy consciente de sus escasas limitaciones. Sabía con certeza que en su condición actual, solo sería otra irremediablemente víctima más de aquellos monstruos sin pizca de alma. Necesitaba conseguir su fajín a la mayor brevedad posible, entonces estarían a la par. ‹‹Aunque››, se dijo con determinación. ‹‹Primero debes superar La Prueba de Templanza, Sarosh. Los fuertes sobreviven y los débiles se quedan en el camino››

Todo se reducía a eso.


CONTINUARÁ....


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - kaoseto - 25/07/2015

Buenas, compañero fardis!

Pues aquí estamos con el nuevo capítulo. Con Sarosh y Meldar deambulando hacia el mismo lugar, me huelo que aquí va a haber un amable encuentro entre ambos, jeje.  El estilo, como siempre, sigue siendo ameno. La verdad, ya me intriga ese «trabajo» que necesita cumplir Sarosh al igual que esa hermandad a la que pertenece: es bastante misteriosa, aunque al mismo tiempo parece tener unos principios algo tiranos y poco solidarios. Veamos si ese contacto de la hermandad ve su tira blanca, a menos que Sarosh la pierda antes por algún despiste, jejeje.

El único párrafo que me ha parecido un poco mal introducido es el que empieza con: «El trabajo de su orden, por llamarlo así, no solo consistía en destruir cualquier expresión del mal que asolaba las tierras del hombre desde tiempos inmemoriales.» y que sigue con la explicación de la historia. Luego lo arregla en buena parte el párrafo siguiente, con los pensamientos de Sarosh, pero a lo mejor estaría bien introducir el párrafo anterior con algún comentario más claro de Sarosh, para avisar hacia dónde van sus pensamientos o algo, y que el lector se prepare para la lección de historia Wink Y luego hay alguna frase rara, como la de: «Desde la Disolución, período en que El Padre Sol Sansemar y La Madre Luna Alilat evitaron parcialmente que su hermano Asrrael y sus acólitos más cercanos lograsen destruir el Pacto, un tratado que evitaba que la tierra degenerase transformándose en un lugar hostil, oscuro y sanguinario.» Se entiende, pero no hay verbo principal en esa oración, y cuando llegas al final te da la sensación de que no ha acabado y que falta algo.

Bueno, y luego está esta frase, poco después: «El silencio no le dio respuesta alguna». No sé si tiene mucha lógica, creo que se dice más «Tan sólo le respondió el silencio», normalmente no se espera que el silencio conteste a nada Smile

Pues, ahora que los tres protagonistas se dirigen a Palacio, a ver cómo sigue este capítulo y cómo se desencadenan los acontecimientos!

Un saludo!


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - fardis2 - 25/07/2015

¡Buenas compañera Kaoseto! Como siempre, es un placer tenerte por aquí.
La verdad es que si te has fijado, todos los (personajes) incluido el Merakai, van a confluir en palacio. Armen intentando llegar desde los pasadizos que conectan Institución, como Medar (por sus singulares razones) como Sarosh (quizás por simple curiosidad) En palacio, en teoría, es donde.... mmm... tiene que dar comienzo todo.

Sobre la hermandad, poco a poco la iremos conociéndola mejor, verás que es una organización que por la fuerza, necesitan que sus miembros sean fríos y calculadores, al igual que sumisos. Aunque más o menos como en cualquier tipo de adiestramiento militar. El (contacto) de Sarosh, ya por decirlo de alguna manera, se ha percatado de su llegada a la ciudad, pero está demasiado entretenido con otro tipo de miserias como para poder pasarse a visitarlo. (Estoy seguro de que te imaginarás quien es XD)

Tanto el trozo en que hablo sobre el antaño de mundo en el que se desarrolla la historia y la frase de la (disolución) También me ha dado la sensación a mi mientras lo escribía, que faltaba algo (o más bien, que tenía que haber ido introduciendo algunas de estas cosas en capítulos anteriores) Supongo que me pilló un poco el toro. Pero a la vez pensé, que Sarosh es un personaje que aun no estaba del todo desarrollado, y que aún tenía mucho juego con él, por eso decidí explicar ese particular trozo de historia visto desde su perspectiva. (De allí que al Inombrable o Sin Nombre se lo llame con el nombre original ¨Azrrael¨) por ejemplo. En cualquier caso intentaré modificarlo un poco para que no parezca todo metido así a cascoporro.

Lo de la frase (el silencio no le dio respuesta alguna) coincido en que normalmente se suele usar (Tan solo le respondió el silencio) pero como iras viendo suelo ser poco convencional. En cualquier caso es un simple juego de palabras. (es evidente que el silencio no contiene respuesta) pero a mi entender (tampoco se puede esperar respuesta alguna del aire ¿no?) Vamos, quizás es un sarcasmo algo rebuscado, pero supongo que es algo que quiero que me caracterice (Usar y promover nuevas frases echas para el genero, que hay algunas que están algo desgastadas de tanto uso) Algunas veces con más fortuna, otras con algo menos, pero la cuestión primordial a mi entender, es lograr romper el molde.

Como siempre, tus comentarios me ayudan a mejorar el texto, y me das más o menos una idea de como recibe la información el lector en concreto. Lo que es muy importante para alguien como yo, que no tiene ninguna base técnica ni gramatical en la que sostenerse. ¡Mil gracias compañera!

Un saludo y nos leemos.


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - kaoseto - 28/07/2015

(25/07/2015 08:33 PM)fardis2 Wrote: El (contacto) de Sarosh, ya por decirlo de alguna manera, se ha percatado de su llegada a la ciudad, pero está demasiado entretenido con otro tipo de miserias como para poder pasarse a visitarlo. (Estoy seguro de que te imaginarás quien es XD)
Jeje, creo que me lo imagino, sí Smile Pues Sarosh está a punto de quedarse sin contacto, entonces…

Quote:Tanto el trozo en que hablo sobre el antaño de mundo en el que se desarrolla la historia y la frase de la (disolución) También me ha dado la sensación a mi mientras lo escribía, que faltaba algo (o más bien, que tenía que haber ido introduciendo algunas de estas cosas en capítulos anteriores) Supongo que me pilló un poco el toro. Pero a la vez pensé, que Sarosh es un personaje que aun no estaba del todo desarrollado, y que aún tenía mucho juego con él, por eso decidí explicar ese particular trozo de historia visto desde su perspectiva. (De allí que al Inombrable o Sin Nombre se lo llame con el nombre original ¨Azrrael¨) por ejemplo. En cualquier caso intentaré modificarlo un poco para que no parezca todo metido así a cascoporro.
Sí, me parece bien explicar la historia, eso sí, simplemente igual añadiendo una frase antes para que no sorprenda de pronto que esté pensando Sarosh en eso pueda ayudar, pero el párrafo me parece bien y necesario.

Quote:Lo de la frase (el silencio no le dio respuesta alguna) coincido en que normalmente se suele usar (Tan solo le respondió el silencio) pero como iras viendo suelo ser poco convencional. En cualquier caso es un simple juego de palabras. (es evidente que el silencio no contiene respuesta) pero a mi entender (tampoco se puede esperar respuesta alguna del aire ¿no?) Vamos, quizás es un sarcasmo algo rebuscado, pero supongo que es algo que quiero que me caracterice (Usar y promover nuevas frases echas para el genero, que hay algunas que están algo desgastadas de tanto uso) Algunas veces con más fortuna, otras con algo menos, pero la cuestión primordial a mi entender, es lograr romper el molde.
Jejeje, desde luego! Me parece una buena idea tratar de romper el molde, y como he dicho otras veces el estilo de la historia me gusta y me parece bastante original, más que muchas historias que he leído en papel. En cualquier caso, siempre es bueno ir probando nuevos estilos!

Un saludo,


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - fardis2 - 29/07/2015

Bueno este extracto sirve para ver unas pocas pinceladas del otro punto de vista de nuevo, y para cerrar y abrir nuevos misterios por descubrir. El extracto es algo más corto de lo habitual, aunque de igual forma pienso que sirve con su función. La realidad es que me gustaría conocer que tal llevo el ritmo la historia. (empiezo a emparanoiarme un poco XD) En fin, espero que os guste.

EN BOCA DE LOBO (Parte 2)


―Esto podría considerarse una herejía ―Siseó el Argbath Malakhias tras escuchar lo sucedido de sus propios labios. El tono seco de voz habría logrado partir piedras. Después de dedicar unos instantes a contemplar la sangrienta escena con una expresión indescifrable, se giró y lo fulminó con una mirada que distaba de ser cordial. ―Capitán Ashrans, ¿Está completamente seguro de que lo afirma?  ―Insistió sin dejar de taladrarlo con aquellos grandes ojos coronados por unas tupidas cejas blancas. ―¿Está completamente seguro de que esas fueron sus palabras exactas?

Seguían en la sala donde se encontraba el cuerpo (ya vacío) del Gobernador Eriast, apoyado en una de las paredes, con su barbilla descansando en su pecho inmóvil. Su piel había perdido todo rastro de pigmento, comenzando a tornarse cetrina. Un ingente grupo de guardias saturaban la pequeña sala contemplando aquel horror en mudo silencio. Banas eran las palabras. El cuerpo del gigante encapuchado reposaba sobre la sopa roja que había brotado de la enorme herida de su panza, más sus vísceras estaban amontonadas justo enfrente de él en un amasijo rojo carmesí. El Electo Serkussac parecía un cascarón vacío medio carcomido, tirado acartonado a un costado. En realidad estaba literalmente vacío, concluyó. El olor a sangre, heces y efluvios corporales empapaba el aire por completo.
 
―Estoy completamente seguro, señor. Eso fue lo último que me dijo ―Contestó tragando saliva mientras componía una expresión que pretendía ser, entre seria y compungida por no haber podido hacer nada por su gobernador.

Todo teatro, por supuesto.

Muchos de los presentes rezongaron al oír la ‹‹historia›› completa. Resoplaron y farfullaron por igual al intentar digerir la noticia con el aplomo que debería caracterizar a unos guardias como ellos. Se preguntó qué mil y una sandeces se les podría estar pasando en aquellos instantes por sus atribuladas conciencias. Se abstuvo de sonreír de gozo por consideración. ¿Era así de sencillo engañar a los ignorantes de los humanos? ¿Tan maleables eran que podía volverlos a unos contra otros con tanta simplicidad? Había resultado tan fácil como robarle un caramelo a un niño que le faltasen varios dedos de la mano. Unas cuantas muecas contritas por aquí, sazonadas con unas pocas palabras cargadas de falso honor por allá, a alguna maldición mal contenida y, aquella carnicería había redundado en su beneficio. Inaudito pero cierto.

¡Los muy cretinos se lo habían tragado sin más!
 
La expresión del Argbath por el contrario parecía esculpida en piedra. Había recibido la información, la había procesado, masticándola con tiento, y ni un solo musculo de su rostro se había movido ni un ápice. No parecía un tipo sencillo de engatusar. El Argbath Malakhia era un hombre entrado en años, con una constitución realmente considerable para alguien de su edad. Al igual que de considerablemente prominente era el vientre que sujetaba el cinto de cuero engalanado con remaches dorados que se cernía a su gruesa cintura. Sus fuertes brazos estaban surcados de cicatrices de antiguas escaramuzas que no mostraban la misma tibieza que se insinuaba en su abdomen. A pesar de su avanzada edad, seguía siendo un guerrero formidable. Uno de los contados humanos con los que era mejor no cruzarse en su camino, so pena de acabar descabezado.

Transcurrieron unos pocos segundos antes de que el viejo guerrero se pronunciara con voz grave.

―Teniente Mashba.

―¿Si mi comandante? ―Respondió solícito este.

No le habían pasado desapercibidas las miradas inquisitivas que el teniente le estuvo lanzando antes de la interrupción del comandante Mlakhias. Con toda probabilidad, seguía sin tenerlas todas consigo después de las vagas explicaciones que le había proporcionado ‹‹su capitán››. Debía resultarle todo demasiado extraño e inverosímil como para lograr decidir si debía contradecir las palabras de su superior, o por el contrario permanecer callado. Por su expresión dubitativa, no le cabía duda de que seguía manteniendo cierto punto de recelo con respecto a él. Tarde o temprano debería considerar deshacerse del servicial teniente Mashba, pero entre tanto.

―Tome un par de patrullas y vaya a verificar si realmente estamos siendo asaltados como  afirma aquí el capitán Ashrans. ―Le ordenó el Argbath al teniente masticando cada una de las palabras como si le supieran a estiércol. Probablemente así se sentía al pronunciarlas. Por los recuerdos que retenía, el capitán no era santo de su devoción precisamente. ―Espero que esté equivocado capitán, ya que es una acusación muy grave la que está haciendo. ―Le dijo dirigiéndose una mirada acerada que habría derretido estatuas. ¿Qué diablos le habría hecho el infeliz del capitán para que el Argbath le tuviera tanta ojeriza? Por lo que sabía el tipo había sido ejemplar en todos los sentidos. Puro como agua de cántaro, ‹‹Honrado››. De allí que decidiera apoderarse de su cuerpo en particular. ¿Sería la insana envidia o algo más? Malakhias volvió a volcar su atención su en el teniente Mashba. ―De ser cierta tal información, disponga rápidamente de un correo para ponernos sobre aviso y que podamos mandarle refuerzos de inmediato.

El teniente tras un estúpido saludo marcial, dirigirle una mirada suspicaz y apretar los dientes, salió disparado a desempeñar las órdenes del Argbath Malakhias sin demora. Siempre tan diligente y presto. Así era el teniente Mashba, un tipo eficiente. O al menos así lo recordaba el cerebro prestado del capitán Ashrans. ¿Cuánta fidelidad podían profesar los ignorantes de los humanos hacia otro de sus semejantes? Se preguntó, mientras veía como el resto de los soldados que lo rodeaban partían detrás de él.

En fin. Acababa de confesarles que el hijo del gobernador (o sea, su señor), era el causante del estropicio que se apreciaba en las dos salas. Les contó como se había aliado con una secta de adoradores para poder deponer a su padre y al resto de miembros de la Shákta del poder. Le explicó que en esos mismos instantes estaban atacando la ciudad para lograr hacerse con ella. ¿Y cómo se comportaban ellos? Pues como cabría esperar de una panda de simios sin raciocinio. Balaban sin comprender nada.

Casi estaba tentado de contarles la verdad solo para ver sus expresiones de terror, pero de esa manera al final aguaría la fiesta.

Su misión era muy clara, el muchacho tenía que morir sin más dilación. De una manera o de otra debía desaparecer antes de que ciertos indeseables lograsen dar con él. Era necesario que nadie despertara lo que dormía en su interior. Como sin duda los idiotas que había enviado para tal función estaban muertos o incapacitados, bien podía usar ese ardid para que lo capturasen y acabar él mismo con el trabajo. Sí uno quería que las cosas se hicieran bien, tenía que hacerlas por sí mismo. Llevaban dos décadas sin tener otra oportunidad para poder volver al orden natural de las cosas. Nunca tendrían que haber sido exiliados a esa poza inmunda por esa especie frágil y decadente como era el ser humano. Eran de una casta superior. Así que esperaron pacientemente a que la avaricia y las tentaciones que solían mover a aquellas cucarachas lo llevasen a abrir las puertas de la Sima de nuevo.

Advirtió que El Argbath Malakhias seguía mirándolo como si quisiera desintegrarlo con la mirada. Ahora prácticamente se habían quedado solos en la sala de torturas (Si no contabas los cuerpos mutilados y desjarretados de los miembros de Consejo que aún se desangraban en ella, claro). Parecía que el hombre tuviera intención de decir algo cuando de pronto, sin previo aviso, las campanas comenzaron a sonar a rebato.

El comandante tras farfullar algo salió hecho un basilisco del lugar, mientras el capitán Ashrans complacido, lo seguía unos pasos por detrás de él. Una media sonrisa rielaba sin amago en su expresión.

La fiesta acababa de comenzar.


CONTINUARA...    


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - kaoseto - 31/07/2015

Buenas, compañero!

Pues esta parte es más corta, aunque no menos bien contada. El Marakhai parece estar pasándoselo en grande con todas las desgracias que ocurren Wink Y el destino que le reserva a Sarosh no es de lo más halagador…

Te dejo unas erratas que he visto (a veces me da por listarlas XD):
Quote:- de que lo afirma -> que lo que afirma
- Banas eran las palabras -> Vanas
- ¿Si mi comandante? -> Sí, con una coma después
- atención su en el teniente -> sin el “su”
- Les contó como se había aliado -> cómo

fardis2 Wrote:La realidad es que me gustaría conocer que tal llevo el ritmo la historia. (empiezo a emparanoiarme un poco XD)

Bueno, voy a intentar dar una impresión conjunta de la historia, a ver qué tal me sale. Sinceramente pienso que está contada de manera original, amena y yo, cuando sigo los pensamientos de un personaje, lo leo todo mucho mejor y de corrido (aun cuando no caen bien, como el Marakhai), así que de ahí salen para mí muchos puntos positivos.

Al principio cuesta entrar en la historia, simplemente porque el estilo no es común (recuerdo que cuando leí el primer capítulo me resultó desconcertante y tuve que releérmelo para entender bien de qué iba todo, y aun así resultaba confuso). En los siguientes capítulos uno no llega a meterse del todo en la historia, pero tampoco se aburre y va acostumbrándose al estilo y, una vez leída la borrachera de Armen y Varsuf, la historia despega y hay unas cuantas escenas muy buenas a lo largo de los siguientes capítulos. Tu punto fuerte, en mi opinión, son los personajes, los diálogos y la construcción de las escenas (que es para mí lo más importante en una historia, sin eso esta puede ser muy buena pero no tendrá gracia).  Si hay algún punto mejorable creo que tendría más que ver más con la historia de los demonios, que está presentada de manera algo confusa, aunque debería releerme todo para poder afirmarlo. Y lo único que, subjetivamente, puedo decir es que el hecho de que los demonios quieran destruir a «los humanos» en general me parece un poco fuerte y algo típico (nunca me han gustado los objetivos excesivamente grandiosos, pues muchas veces acaban careciendo de lógica). Así que por el momento la historia a mi parecer va bien, pero espero que el enfrentamiento entre demonios y humanos no la empeore… a menos que estalle alguna revolución de los demonios contra sus amos y acaben conviviendo demonios y humanos en armonía, jejeje.

Y bueno, yo creo que va avanzando bien por ahora la historia. Como lectora, las escenas que prefiero son las de los personajes de Armen, Medar y Sarosh. Las intervenciones del Marakhai son menos graciosas, porque obviamente es ligeramente antipático Tongue Eso sí, no sé cómo te las vas a arreglar con las escenas siguientes si de veras se encuentran todos, va a acabar estallando el Palacio XD

Espero que mi opinión te ha servido de ayuda aunque sea un poco!

Saludos!


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - fardis2 - 31/07/2015

¡Buenas compañera Kaoseto!
Si la verdad es que este trozo es el más cortito de la historia, quizás pensando en alargar menos las escenas en el capitulo y ir un poco más al grano.

Francamente en lo que me paso más tiempo es en la elección de palabras y en los escenarios en sí. Los personajes intento que tengan mucho recorrido a sus espaldas (la mayoría atormentados o rotos) para poder ir sacando pinceladas de momentos pasados de sus vidas poquito a poco. Supongo que esa es una idea que quiero robar de Abercombrie XD (los personajes quebrados y trillados me chiflan)

Yo también he pensado mucho en eso, el estilo de mi narrativa no es muy usual (por lo que hay a muchos que solo leer unas lineas los echa para atrás) pero he acabado concluyendo que ese es mi estilo a fin de cuentas, y que si es algo distinto a el de la mayoría de estilos, puede ser positivo depende de como se mire. (Confío en que la gente tarde o temprano aprecie el trabajo que hay detrás) Aunque supongo que eso es lo que piensa la mayoría de los escritores XD

No es que vaya a spoilear la historia ni nada (más que nada porque ni yo mismo se aún como va a seguir Xd) Pero creo que la ultima afirmación que haces sobre los diablos será la más acertada. Aunque no precisamente como te piensas. XD En cualquier caso, algunos de ellos llevan siglos viviendo entre los humanos después de todo. Verás que mi retorcida mente no entiende de buenos y malos, sino más bien de situaciones concretas que el personaje debe decidir. (Otra cosa que intento copiar de Abercombrie) Los buenos siempre pueden ser malos, y los malos por distintas circunstancias, puede tornarse buenos. XD Paradojas de la vida.

Ahora en serio, a precio mucho tu comentario, pues como comento, no estaba muy seguro de si había dilatado demasiado el....mmmm .... ritmo de novela para darle ese aire de movilidad. La verdad me preocupaba que en 160 paginas de work solo fuéramos por aquí (a pesar de que la idea es una novela de 600 a 800 paginas) vamos un novela larga de la leche. XD

Bueno ahora la tela de araña por parte del Merakai ya está echada, pues acaba de acusar al hijo del gobernador diciendo que es el autor y líder de la rebelión que se esta gestando en la ciudad. Medar busca salvar su pellejo a la vez de saldar alguna cuenta pendiente de su pasado. Sarosh no tiene ni puñetera idea de lo que le espera, pero se verá envuelto en todo el entuerto. Y Armen, bueno, a Armen seguro que le pasa algo digno de olvidar XD

Otra vez mil gracias por tus opiniones y por tus correcciónes. Espero que te siga gustando las miserias de estos personajes, pues se verán envueltos en unas cuantas. ¡Y lo que les queda!

XD Un saludo y nos leemos.  


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - fardis2 - 12/08/2015

Buenas querido compañeros, pues ya estamos de nuevo aquí con una tercera parte de este capitulo, que al parecer, se me está alargando más que un día sin pan. Por lo que he decidido colgarlo en dos partes, a pesar de que esta diseñado para que se lea en una sola. En fin, como no quería derretiros las retinas, he decidido desmembrarlo así. A ver que tal. En cualquier caso sigue preocupándome el ritmo de la historia. No sé ¿Como lo notáis vosotros? No os lío más que hay un buen trocito abajo.
Espero que os guste.

Editado; al final se queda así y el proximo es un capitulo independiente.


EN BOCA DE LOBO (Parte 3)

Armen corrió y corrió, como jamás lo había hecho en su vida, con el corazón en un puño y la garganta seca como si se hubiese engullido un puñado de arena. El nudo que sentía en la boca del estomago tenía el tamaño de un melón. Aún así no dejó de correr en ningún instante por la inapelable pujanza del miedo. ¡Maldita sea! Realmente la sensación era que había estado huyendo durante toda la puñetera noche, y si lo pensabas, prácticamente seguía siendo así hasta la hora. Tenía las piernas completamente acalambradas hasta la altura de las ingles, tan pesadas como el plomo, como si corriese en una superficie apantanada que se dedicase a succionarle la planta de sus pies. Sabía que el esfuerzo lo acabaría pasando factura tarde o temprano; dejándolo sin una pizca de energía tan siquiera para pestañear, pero en aquellos instantes su atención tan solo se concentraba en seguir trotando. Correr, era lo único que importaba, escapar a cualquier lugar, alejarse de aquel espantoso horror, dejar la muerte atrás cuanto pronto fuera. Por lo que no se atrevió mirar por encima del hombro en ningún momento de su carrera. Por muchos aullidos, berrinches y maldiciones que llegaron a sus oídos desde su espalda, en su mente solo cabía la huída. Kumar (o quien diantres fuera en realidad aquel hombre) cubría su retirada cubierto con un aura que hizo que se le encogieran los testículos al tamaño de unos cacahuetes. Fácilmente concluyó que nada podía ser más dantesco e irracional. Los ojos a punto estaban por salírsele de las orbitas mientras marchaba a grandes zancadas.

Advirtió que el túnel por el que corría tenía una pendiente ligeramente descendente, los lisos y sólidos muros de bolques de piedra gris iban quedando atrás, mientras  daban paso a unas paredes más maltratadas por el tiempo, desgastadas por el roce de manos y pies durante el transcurso de los siglos. La iluminación era irritablemente escasa e ineficaz para ver a tan solo unos metros por delante de él, aunque no le pasaron desapercibidas huellas de pies descalzos que se dirigían hacia la salida. ¿Era sangre lo que contemplaban sus ojos? Unas pocas antorchas fijadas en unos herrumbrosos apliques en la pared, que se repartían unas demasiado alejadas de las otras, creaban tenebrosas sombras en el lugar que lo hacían respingar cada pocos pasos mientras avanzaba. Los ruidos de la refriega fueron quedando atrás, amortiguados por la distancia, mientras él se adentraba cada vez más y más en las profundidades de la penitenciaria.

Llegó a una encrucijada. El túnel por el que había llegado seguía su curso descendente, perdiéndose en las lúgubres sombras que proyectaban las antorchas titilantes del lugar. El otro camino que cruzaba a este en transversal, daba la posibilidad de cambiar de dirección tanto a la derecha como a su izquierda sí así lo requería. Se concedió unos pocos segundos mientras respiraba entrecortadamente intentando recuperar el aliento. Evaluando cómo debía de proceder a continuación. Las perturbadoras huellas, las cuales efectivamente eran rojas como la sangre, discurrían por el pasillo central hacia la salida. Algo muy malo había salido por allí hacia bien poco, concluyó. El sudor perlaba todo su cuerpo, y estaba más exhausto que un esclavo usufructuado hasta la rotura; su pecho ardía como si mil demonios estuvieran montando un puñetero aquelarre en su interior. Si no creía recordar mal, Kumar la había dicho que el paso subterráneo se encontraría cerca de una de las garitas de guardia del tercer nivel, las cuales presumiblemente se encontrarían en uno de los niveles más bajos de la penitenciaría. ‹‹¡Fantástico!›› Así que finalmente acabó por zanjar, que no le quedaba más remedio que seguir hacia frente y rezar para que dar con la dichosa sala que buscaba, o morir irremediablemente en el intento. Un pensamiento muy poco reconfortante, pero sí que reflejaba cual era su cruda situación en perspectiva.

Era una locura, una maldita fantasía que se arraigaba a la realidad con uñas y dientes. ¡Tenía que ser una jodida pesadilla de mal gusto! Su cerebro aún no alcanzaba a procesar todo lo que acababa de ocurrir allí afuera. Una panda de barbaros los invadía de pronto sin tener muy claro por qué, de los cuales Kumar se había deshecho ya de un par de ellos, pero Varsuf , Varsuf estaba muerto de verdad. ¡Dios santo, muerto! Y Kumar, su antiguo lacayo, acababa de adquirir el aspecto de un perverso diablo que estaba dispuesto a jugarse la vida desmembrando cabezas por doquier.

Sentía que su cabeza le iba a estallar de un momento a otro.

Llegó al final del túnel, dando a parar a una maciza puerta de hierro que le cerraría el paso en caso de que estuviese estado cerrada. El caso es que no lo estaba. Dudo durante unos segundos si cruzarla. Confuso y con un sinfín de preguntas revoloteándole en la mente, abrumado y muerto por la congoja concluyó, que sería mejor aparcar los titubeos si quería preservar su vida unos minutos más. No le quedaba más remedio que tirar para enfrente. Conjeturó que no podía ser peor lo que podía encontrarse en aquél lúgubre y oscuro lugar, que la carnicería que acababa de dejar a sus espaldas. ¿Verdad? O al menos era una de las pequeñas esperanzas que aún guardaba después de todas las desventuras que lo habían perseguido durante toda aquella fatídica noche.

Cerró el portón detrás de sí, la resistencia de sus oxidados goznes arrancó un ruido estridente que le hizo rechinar los dientes; el eco perduró reverberando en aquellas húmedas paredes lo que le pareció una eternidad. Esperó con los dientes apretados hasta que el ruido cesara. Entonces cuando se giró…  De pronto un nudo que sentía en la garganta le impidió respirar con normalidad, contempló por entero estremecido la escena que tenía justo enfrente de él. No se orinó encima de milagro.

Era una imagen sobrecogedora. Había cinco cuerpos tendidos como muñecas rotas en el lugar, muchos de ellos retorcidos en posturas que hasta ese instante le hubiesen resultado imposibles de imaginar. La sangre, la sangre lo empapaba todo.

Ahora ya sabía de donde procedían aquellas misteriosas huellas.

Resistió al irrefrenable deseo de salir de allí con pies en polvorosa, pues ¿Hacía dónde podía huir ahora? Si volvía sobre sus pasos, no le cabía ninguna duda de que acabaría topándose de morros con el grupo que a esas alturas probablemente ya habrían acabado con la vida de Kumar. Pues por mucho que lo hubiese sorprendido el aspecto terrorífico que lo había adoptado su lacayo, dudaba que fuera capaz de abatir a todos los enemigos que empezaron a arremeter contra ellos. En cambio, si continuaba en frente… Respiró hondo e intentó calmarse, pero por poco no se vomita encima. ‹‹¡Cálmate maldita sea, busca una puñetera solución!›› El olor de la sangre coagulada, el de las heces y el del orín, el de la carne cruda, eran demasiado nauseabundos para que pudiese pensar con claridad.

Tras varios segundos agarrado férreamente a la puerta que acababa de cerrar, como si le fuera la vida en ello, advirtió que los cuerpos de los susodichos no parecían ser de ningún funcionariado de la instalación, sino que tenían más parecido al de los tipos que había dejado en las puertas luchando contra Kumar. Tampoco es que lo aliviara verlos hechos papilla. ¿A qué diablos se debía que estuviesen sus cuerpos ahí? ¿Los habrían estado esperando dentro de la penitenciaria para captúralos simplemente a ellos? No acababa de encajar con su forma de actuar. Y entonces ¿Qué había pasado, alguien los había destrozado sin más? Tragó saliva. De todas formas, ¿Qué sentido podía tener asediar una penitenciaria para tal propósito? Estaba seguro de que con la emboscada que habían organizado allí afuera, debía que ser más que suficiente para que no les causara demasiados problemas a la hora de acabar con ellos con facilidad. Entonces ¿Qué hacían esos hombres dentro de Institución descuartizados? Y lo que lo tenía en vilo, pues no se debía obviar ¿Quién demonios había logrado dejarlos así de desfigurados a los muy infelices? Tragaría saliva, aunque se dijo ¿Para qué?

Cruzó la sala con el tiento de un cervatillo, como si el simple hecho de respirar, pudiese reanimar los cuerpos que a ojos vista jamás volverían a alzarse de nuevo. El ensañamiento había sido de lo más concienzudo. Lo que decía bastante del autor de aquella escabechina. De cualquier modo, era de estúpidos comportarse así cuando la vida de uno dependía de la capacidad de con qué rapidez se moviera para poner su culo a salvo. ¿No? Aunque tampoco podía actuar sin pensar. Paradojas del destino supuso. Aun y así, el espectáculo resultaba aberrante, demencial y aterrador. Para tirarse de los pelos y ponerse a chillar como una histérica. Comenzó a rodear el cuerpo de un individuo enjuto y narigudo, de complexión delgada, el cual estaba literalmente empalado en su propia espada. Como un insecto diseccionado y apuntalado con una aguja. Su expresión se desfiguraba en una mueca de estupor, mientras que sus ojos inyectados en sangre, se preguntaban cómo era posible que hubiese acabado así. Él también se lo preguntó, antes de que su corazón rebasara el perímetro de su nuez.

Salió de aquel matadero con más incertidumbre y miedo que con el que entró, que no era poco, y con las mismas posibilidades de sobrevivir que antes, que eran más bien escasas. ‹‹Diablos›› Nunca había sido muy creyente, pues el dogma siempre lo había aborrecido, igual que él siempre había eludido sus compromisos en la capilla, y los dioses lo habían ignorado a su misma vez. Una sensación de vulnerabilidad y grima lo asaltó a partes iguales de pronto. ¿Qué sucedería sí moría sin haber abrazado en ningún instante de su vida la sagrada fe? ¿Pulularía felizmente entre las muchas divinidades del cielo gozando de su atención, o por el contrario se churrascaría entre las muchas llamas de las que gozaba las múltiples capas del Tártaros? A pesar de que era totalmente escéptico, ¡Un pagano en normas generales! Rezó a los dioses conocidos y por conocer para que la providencia no lo llevase a toparse con alguien similar al  autor de aquella escabechina. ¿Sí había podido desjarretar a cinco tipos fornidos como aquellos, que no sería capaz de hacer tipo tan escuchimizado como él?
 
No le hizo ninguna gracia hacer cábalas.

Cerró la puerta siguiente detrás de si, como si de esa forma también pudiese dejar encerrados sus propios temores, y al susodicho autor de tal aberración si es que estaba de suerte. Era un ingenuo sin remedio, y lo sabía, pero por pedir que no quedase ¿No?

Quizás había conseguido retrasar a los perseguidores que le iban a la zaga, atrancando ambas puertas a su paso, pero pecaba de iluso si pensaba que ya se encontraba a salvo, concluyó. En primer lugar, aún no sabía con exactitud dónde diantres se encontraba la maldita sala de guardia, en la que supuestamente, encontraría el pasadizo secreto que lo llevaría de vuelta a casa. En segundo lugar, había podido confirmar la presencia de más energúmenos como lo que lo habían estado atosigándolo, pululando por la zona; aunque en este caso estuviesen todos tiesos. En tercer lugar, y el más importante de todos ellos, estaba en una de las jodidas penitenciarias con más capacidad del continente. Otros actores capaces de montar una carnicería aquella, aun podían haber muchos por la zona. Con lo que no estaba precisamente de buen humor.

‹‹¡¿Por qué diablos me tiene que pasar todo esto a mí?!››

Con la mayor circunspección de la que era capaz, siguió avanzando, pasito a paso, escrutando cada dichosa sombra con la que se cruzaba, respingando con cada leve rumor que surgía de la sempiterna oscuridad. Luego, finalmente, comprobaba que no eran nada por lo que alarmarse, sino tan solo su trastornada mente que le jugaba malas pasadas. Nada más. A pesar de ser consciente de ello, no bajó la guardia en ningún momento, por sí cabía la posibilidad que no se hubiese vuelto chiflado del todo.

Al rato logró llegar a una inmensa galería, larga y mugrienta, desproporcionadamente fría, la cual se perdía detrás de la llama oscilante de una de las ultimas antorchas del corredor, donde tan solo reinaban las tinieblas. Un deteriorado cartel encima del portón de entrada, ajado y descascarillado por el paso de los años, anunciaba con letras igual de desportilladas; Galería Nº 2. El corredor consistía en varias celdas dispuestas a ambos lados del pasillo, unas al lado de las otras, compartiendo confidentes entre la húmeda parvedad de sus paredes. Unas escaleras de metal que se enroscaban como la vid, daban acceso a un piso superior, del cual conjeturó, tendría una distribución similar a aquella.

El olor del hacinamiento lo golpeó al traspasar el umbral, sacudiéndolo como un pendón al viento. La pestilencia de las heces y la enfermedad, lo abofetearon hasta casi hacerle perder la el sentido. La mescolanza del desespero, la podredumbre en el ambiente y, la inanición inherente a aquel lugar, lo machacaron sin remisas contemplaciones. Sufrió convulsas arcadas que constriñeron sus tripas en nudos duros y prietos como ladrillos. La fetidez era escandalosamente nauseabunda, tan repugnante, que de poco no se le doblan las rodillas mientras se postra allí mismo a vomitar. A duras penas logró retener la bilis en su garganta mientras se internaba más y más en el corredor. La sensación de malestar comenzaba a ser acuciante.
 
―¡Pero que tenemos aquí! ―Repuso de pronto una voz cascada desde uno de los malolientes y umbrosos nichos del pasillo. Interrumpiendo de cuajo su pequeña evaluación sobre la salubridad de la que era afectada la zona. Se quedó helado sin alcanzar a dar ni un solo paso más. ―Al final va a resultar que hoy teníamos día de visitas. ―prosiguió el desconocido con desparpajo. ―Quizás sin nos hubiesen avisado con antelación, podríamos haber acicalado un poco el sitio. ¿Verdad chicos? ―Algunas risillas brotaron de la nada.―Somos unos anfitriones espantosos, ya ves.

Por el tono de su voz sonaba la mar de divertido comprobó Armen, muy a pesar de las evidentes connotaciones negativas que emanaban de la zona. Aunque, después de todo, si se detenía uno a pensarlo, aquello era lo de menos ¿No?

Distintas y grotescas risotadas, cada cual más picada y enfermiza que la anterior, se sumaron al grotesco carcajeo del hombre de voz cascada que había soltado aquella oración tan elocuente. No pudo evitar que los pelos se le erizaran como escarpias. Se apartó con precipitación varios pasos del lugar, con el corazón latiéndole desbocado a punto de saltársele del pecho. Juraría haber visto unas siluetas moviéndose furtivamente entre las sombras. ¿O eran simplemente imaginaciones suyas?

―¿Quién eres? ―Inquirió hacia la oscuridad interior de aquella celda. El tono de su voz distó bastante de ser imperativo. Más bien sonó a él gañido de un perro que acaba de recibir un puntapié.

Nuevas risas precedieron a sus tristes dicciones, ahogando su inquisición en los lúgubres claroscuros de los que era afectado el corredor, mofándose de su aprensión y del miedo que lo embargaba, haciéndolo sentir como a un completo imbécil. Eran tipos confinados en una celda, no podían hacerle ningún daño. ‹‹Al menos físicamente no›› concluyó. Se acercó un poco más a los barrotes, aunque con cautela, achicando los ojos para ver si conseguía traspasar el velo de oscuridad que reinaba dentro.

La idea aún no había acabado de aflorar en su cabeza, siendo aún un simple bosquejo de racionalidad, con la atención puesta la celda desde donde había sido interpelado antes, mientras las risas arreciaban en el corredor, de pronto y sin previo aviso, una tipo con la tez salpicada de pústulas y una expresión contorsionada por un odio visceral, se abalanzó contra el enrejado con la beligerancia de un animal. Le congració con una sonrisa cruel que le heló la sangre en las venas. No se percató de que sus posaderas dieron con el frío suelo del lugar, hasta que  impactaron con él. Mientras contemplaba con los ojos abiertos de par en par las grotescas repercusiones del aislamiento, a duras penas logró controlar el esfínter para que no esparciera su contenido en el lugar. Aunque contuvo tan solo por los pelos.
 
―¿No habrás venido con los otros, verdad pajarito? ― Asevero enseñándole unos dientes tan podridos que le darían grima hasta a un miserable fumador de opiáceos; sus encillas estaban tan negras como el hollín de una fogata, su catadura denotaba conocer de primera mano lo que era la perdición.

No le contestó. En realidad, dudaba de que hubiese sido capaz de hacerlo aunque pudiera articular palabra. Que no era el caso después de todo. Mientras observaba al tiparraco de la celda estupefacto y sin saber que hacer…

―Unos entran y otros salen, unos entran y otros salen… ―Murmuró una voz desde la celda que quedaba justo detrás de él. Dio un respingo que por poco no sale disparado de sus calzones y se da un coscorrón con el techo de la galería.

‹‹¡¿De quién diablos se trata ahora?!›› se preguntó mientras entornaba sus ojos intentando atravesar la espesa oscuridad de la que disfrutaban en los nichos aquellos. Las sombras parecían cernirse sobre él. ‹‹¿Y Como lo harán para saber ni siquiera donde tienen los malditos pies?›› se dijo, a pesar de saber que era una enorme idiotez, hacerse una pregunta como esa en un momento como aquel.

Cuando sus ojos se acostumbraron la poca luz, probablemente con las pupilas dilatadas como dos enormes orbes de obsidiana, pudo distinguir al tipo. Estaba tan descarnado y maltrecho, que no parecía humano en absoluto. Tan consumido por el lugar, tan quebrado, que tan solo quedaba una apergaminada piel recubriendo su malogrado esqueleto. En realidad se parecía bastante al de antes. Su pelo largo y ralo, caía a la altura de su cintura en multitud de enredos por la mugre que llevaba acumulando en ellos. El hombre estaba completamente desnudo de la cabeza a los pies; salvo por un deshilachado y mugriento calzón que a duras penas llegaba a taparle sus vergüenzas. El tipo siguió con esa extraña perorata sin sentido durante un buen rato más, hablándole directamente a la pared que tenía en frente, con un gesto bobalicón en la expresión. No parecía que estuviese muy bien de la azotea después de todo. Aunque bien mirado ¿Quién podía estarlo en aquellas circunstancias tan deplorables? ¿Alguien completamente inhumano tal vez?

No se quedó a sociabilizar.
 
Redobló el paso, intentando dejar aquel par de maniacos lo más atrás que pudiera. Su vida parecía que se había reducido a eso de la noche a la mañana, correr para salvar el culo, mirar por encima del hombro esperando no encontrar una nueva amenaza, y seguir corriendo. Sin saber a ciencia cierta si vería el día de después. ¿Aquello se iba a acabar en algún momento, o era un trabajo a tiempo completo? No tenía grandes expectativas puestas en ello. Alejarse cuanto más pudiera de todo lo que lo aterraba era cuanto podía hacer. O en este caso concreto, distanciarse tanto de los reos del maldito pabellón, como de los cuerpos desjarretados de aquella sala del horror. Coser y cantar.

Prosiguió por el corredor como una exhalación, ignorando las restantes pullas de los pocos infelices que pretendieron zaherirle mientras huida y, para su horror, también tuvo que salvar varios charcos de sangre que anunciaban que había habido aún más muertes en la zona. No tenía tiempo para más sobresaltos, lo sabía, pero es que aquello era ya de lo más dantesco y perturbador. Tampoco le pasaron desapercibidas palabras como ‹‹Monstruo›› o frases como ‹‹El tipo ensangrentado de antes›› o ‹‹El grupo de tipos encasquetados en cuero negro…›› Su infalible intuición le dijo que no debían estar refiriéndose a él, por supuesto. En cualquier caso concluyó, que de un instante a otro podía aparecerse algún grupo de aquellos lunáticos que lo perseguían en el corredor. Por las insinuaciones lo creía bastante probable dada la buena ventura de aquel día, o el tipo que se había ensañado con los hombres de la sala, o un funcionario o un practico o….
 
‹‹¿Qué hago si doy con cualquiera de estos últimos?››

Llegó a una escalera que descendía aún más hondo en la instalación, fundiéndose con la más oscuras de las tinieblas del lugar, estrujándole el corazón en el pecho. Sospechaba que debía dirigirse hacia allí abajo, aunque de poco le iba a servir tomar la elección correcta si de pronto lograba partirse el espinazo al tropezar y caer rodando por la escalera como un cretino. Apretó los dientes. Luego se dirigió a coger una de las escasas y oscilantes antorchas encajadas en la pared. La cual dejaba bastante que desear en cuanto al factor lumínico que dispensaba. Finalmente se decidió a bajar por ellas. Despacio, un escalón y después el siguiente, mucho más despacio de lo que hubiese creído necesario. Pero francamente, no le apetecía imaginarse lo que iba a encontrarse a partir de ahí. Nada agradable, eso desde luego. Lo único que lo alivió en cierta media, si se puede sentir semejante sentimiento en una situación como esa, es que ya estaba más próximo a su meta. ¿No? Comprendió que en realidad, no tenía ni la más pajolera certeza de aquello fuese a ser así. Por lo que estuvo a punto estuvo de gritar por el desespero, y a tomar por saco todo. Sí se abstuvo, era porque sabía que esa sería una tremenda estupidez. Quizás si se hubiese dignado a visitar aquellas malditas instalaciones en el pasado, ahora sabría a qué atenerse mientras las recorría.

‹‹Gracias mis dioses por hacerme como soy. Cínico, indolente, un borracho empedernido, un bohemio que probablemente acabe descuartizado en este jodido y puñetero agujero. Acaparar tal cantidad de virtudes, lo habéis bordado.››

En fin. Resopló. A lo echo pecho.



FIN


UN saludo y nos leemos.


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - kaoseto - 13/08/2015

Buenas, compañero!

Buen capítulo y gracioso como de costumbre, y un final que me ha gustado especialmente con una frase épica: «Gracias mis dioses por hacerme como soy.  Cínico, indolente, un borracho empedernido, un bohemio que probablemente acabe descuartizado en este jodido y puñetero agujero. Acaparar tal cantidad de virtudes, lo habéis bordado.» XD El pobre Armen está pasando, digamos, una mala racha Big Grin ¡A ver cómo sigue!

Saludos,


RE: [Fantasía épica] Baile de Sombras - fardis2 - 13/08/2015

¡Buenas compañera Kaoseto!
Como siempre es un placer tenerte por este hilo XD La verdad es que era un capitulo en el que quería ahondar un poco más en la penitenciaria de Institución. (Es un lugar que tiene mucho juego) Pensé que coomo en el trozo de Medar y Ashur me centré más en el personaje y no tanto en el entorno. Digamos que era un capitulo para dar rienda suelta a la violencia. En este en cambio decidí, que quería mostrar la penitenciaria desde el punto de vista de Armen, y como es un cobarde redomado, pues siempre queda gracioso los periplos por los que acaba pasando el chaval. Pienso que recordará esa noche, por mucho, mucho tiempo más.
Como siempre compañera,un placer leer tus opiniones y las de los compañeros. Me ayudáis a ir re equilibrando la novela poco a poco. El día que gane el Minotauro, los Hugo, el Locus o el Novel (quien sabe si algún día un autor de este genero se le valora para tal (Honor) y se le premia con él) No olvidare de poneros a todos en los agradecimientos. Wink Wink Wink

Un saludo y nos leemos.