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[Fantasía épica] Infierno de dioses- Borrador caps. I-II-III - Printable Version

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RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Momo - 12/05/2017

Por fin termina el capítulo 3 y éste es también el punto donde inicialmente decidí finalizar el hilo.

Espero que aquellos que hayan llegado hasta aquí lo hayan disfrutado. He colgado más de 60 páginas de word, así que material no ha faltado, pero, por favor, el hilo sigue abierto para cualquier comentario que creais oportuno añadir. Los que he recibido hasta ahora me han resultado extremadamente valiosos y no lo digo por decir. En posteriores revisiones he usado muchas de las sugerencia recogidas aquí.

Y por cierto si alguien tiene interés en seguir leyendo en plan beta-reader y echarme una mano, aunque solo sea por un cap. más o por más tiempo, que me mande un privado.

Nos leemos.

P.D. para cierta mosca cojonera que tengo pululando por este hilo. Aunque el texto no está corregido 100% que sepas que toda la escasa descripción arquitectónica y de personajes que aparece en la última escena es en tu honor. Antes no se sabía ni el color de los ojos de los protagonistas, ni que suelo pisaban… ni ná de ná. La he añadido deprisa, así que seguro que podrás cebarte a gusto Wink


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Momo - 12/05/2017

3 . El hijo menor (V)

El velo de llovizna hizo que la silueta de Dhys en el horizonte le pareciera un fantasma. El capitán lo hizo desmontar. No iba a permitir que entrara a lomos de un caballo en la ciudad. Entraría como el esclavo que era. A la vista de todos. Ató el cabo de la cuerda que le sujetaba las manos al arzón de su silla y después lo arrastró con él. Férenwir apenas tenía fuerzas y trastabilló siguiéndolo a tirones.
El celestial llegó a las puertas de Dhys al atardecer. La tierra estaba encharcada de rojo. Miró hacia arriba y un trozo de algo pegajoso casi le dio en la cara antes de chocar contra el suelo con un chasquido sumamente desagradable. Levantó un círculo de salpicaduras ensangrentadas. Cuerpos despellejados colgaban de las murallas, a la vista de todo el mundo. Les habían abierto el estómago y los intestinos, de un color pálido, se descolgaban de ellos con cuajarones casi negros, como reclamo de cuervos. Férenwir no los reconoció, pero sabía quiénes eran: los cuatro guardias de los que había escapado. Nada cambió en el rostro del celestial, aunque su calma era solo aparente. Quizá debería haberlos matado cuando tuvo ocasión, se dijo. Les hubiera evitado sufrimientos. Sus restos eran un claro signo del estado de cólera en que se encontraba Hroan. Un brusco tirón de la cuerda lo arrastró de nuevo unos pasos y atravesó el portón. Varios campesinos y niños desarrapados, mujeres llevando cestos, se apiñaban a ambos lados, cubriéndose la cabeza con toscas mantas para protegerse de la lluvia mientras los veían pasar. En otras ocasiones le habían lanzado piedras y verduras podridas, por lo tanto aquel silencio, tan sutil y férreo a la vez, que caía sobre todo y lo aplastaba, resultaba extraño. El celestial se encontró con sus ojos asustados. Una anciana murmuraba en voz baja. Quizá rezaba por él, pensó Férenwir. Aún recordaría los tiempos de antes de la guerra.
—Ahora se calmará. Ya lo vereis —murmuró apenas una voz cuando pasaban.
Se adentraron en la ciudad. Las gentes dejaban sus quehaceres al ver la enfangada partida que regresaba después de cuatro días y se reunían poco a poco al borde de la avenida. Pero no se escuchaba ni un murmullo entre el repiqueteo de la lluvia. Por fin los soldados y su cautivo llegaron a la plaza porticada que precedía al palacio. Las puertas de la dorada construcción, pesada y sin torres, mostrando su fachada recargada de arcos ciegos y columnas adosadas, les aguardaban abiertas de par en par, como las fauces de un animal que dormitaba. Cuando se hundieron en su penumbroso interior, los mismos soldados que lo acompañaban palidecieron al recorrer sus entrañas. Los hombres que habían estado de guardia durante su huída colgaban como espantajos en cada cruce de corredores y el agitado resplandor de las antorchas engañaba los ojos de quienes los contemplaban con la ilusión de una macabra danza de marionetas. Pero en realidad estaban tan lívidos e inmóviles como debían estarlo los cadáveres sin cabeza.
Dos agraciados pajes empujaron las puertas del salón real a su paso. Hroan aguardaba en su trono, pero se levantó de un salto y descendió de inmediato al verlos entrar. Atravesó el salón a zancadas y se detuvo frente a Férenwir. Lo primero que hizo fue abofetearlo de un revés con el canto de su puño cerrado. El celestial casi cayó al suelo, pero consiguió mantener el equilibrio en el último momento. Lo segundo que hizo el rey fue indicarle a su consejero que desatara el sucio trapo que amordazaba a su prisionero. Después se acercó y le pasó el índice por debajo de la correa de cuero. Tiró de ella con brusquedad y lo obligó a acercarse y a inclinarse apenas. Férenwir le sacaba una cabeza, pero era el rey quien a pesar de ello conseguía mirarle como si se encontrara dos escalones por encima de él.
—Nadie se atrevió a quitártela, ¿no es cierto? No hay arma más poderosa que el miedo —murmuró. Cada una de aquellas palabras le dejaba en la boca un regusto de victoria. Sonrió con crueldad.
—Y no hay rey más débil que aquel que lo usa para gobernar —lo menospreció el celestial—. Si lo que quieres es gobernar ovejas, no eres más que un pastor y no un monarca. Son ovejas las que pueblan tus tierras y ovejas tendrás para defenderlas cuando los míos regresen.
Hroan dejó de sonreír. Le soltó la correa.
—¡Ponedle el bocado y encadenadle! ¡Las manos y los pies!
—No... —La maldición de Férenwir se volvió ininteligible cuando le calzaron la mordaza de metal en la boca.
—Te aseguro que esta vez sí que vas a necesitar ese bocado —masculló Hroan con el furor de una fiera enloquecida brillándole en los ojos. —¡A la mesa con él!
Entre seis hombres lo subieron a pulso a la enorme mesa de caoba y aún así tuvieron que llamar a más guardias, porque no conseguían mantenerle quieto para cerrarle los grilletes.
Hroan desenvainó.
—No podrás volver a escapar cuando te haya cortado los pies.
Cuando el celestial oyó aquello necesitaron de tres hombres tirando de cada una de las cadenas para mantenerle inmóvil sobre la mesa. Férenwir continuó forcejeando, con tal ímpetu que la tensión creció hasta el punto de que creyó que iban arrancarle los brazos y las piernas. Los soldados, sudorosos, gruñían por el esfuerzo y se sostenían tan solo de las cadenas que tensaban. Hubieran caído de espaldas de no ser por ellas.
Hroan alzó la espada. Férenwir mordió el metal envuelto en cuero con desesperación, anticipando el golpe.
—Mi señor —el consejero encogido y obsequioso, colocado junto a su rey, hablaba en voz muy baja, apaciguadora, —pensad en el bienestar de las tierras —continuó con cautela. Se encogió un poco más si aquello era posible. Parecía un perro a punto de ser apaleado. —Cuanto más poder pierde él, más poder perdéis vos.
Hroan mantuvo la hoja en alto con los músculos tensos. Su rostro era una máscara de desprecio.
—Tienes razón —dijo al fin. Sus ojos estaban clavados en los de Férenwir que respiraba agitadamente bajo él. De repente una sonrisa torva le torció el gesto. —Le cortaré solo uno.
La espada descendió con un golpe seco. En medio de la intensa oleada de dolor, el celestial dejó de sentir la insoportable tensión que inmovilizaba su pie izquierdo. Su grito se ahogó bajo el bocado y los hombres que sujetaban aquella cadena cayeron al suelo.
Hroan retrocedió contemplando su obra, casi sin aliento.
—El hijo menor de Crein de Pernmar —murmuró por fin. —Nunca nadie volverá a decir de él que es perfecto.
A su alrededor el silencio se hubiera podido cortar con un cuchillo. La pierna mutilada dejaba caer la sangre por el borde de la mesa. El lento goteo y los entrecortados jadeos de Férenwir, a punto de romperse en un alarido o quizá en un sollozo, eran lo único que se escuchaba.
Entonces el capitán se acercó al rey y dejó caer a sus pies un jirón de tela verde con un delicado blasón plateado. El trozo de tela estaba oscurecido por la sangre seca.
—Os traicionó por segunda vez, pero ya no podrá volver a hacerlo.
El rey apoyó la punta enrojecida de su espada en el suelo. Estaba extrañamente serio.
—Por lo visto no tenía en mucha estima la seguridad de su familia. Ahora ellos pagarán por él. —Avanzó y se detuvo junto a la mesa. Se dirigió a su cautivo con acidez. —¿Lo entiendes ahora, Férenwir? Es como te dije. Todo lo ocurrido es obra tuya. Intentaban liberarte. Creían que tú les salvarías. Y mírate ahora... Ni siquiera puedes salvarte a ti mismo.
En medio del dolor que casi le hacía perder el sentido, Férenwir comprendió por fin a qué se refería Hroan. Comprendió que la conjura de los jóvenes nobles había sido por su causa. Se dio cuenta de que habían planeado liberarle con el propósito de que el celestial, una vez despojado de la correa que lo contenía, destruyera al rey. Y todas aquellas esperanzas habían terminado en un baile de cabezas cortadas. Férenwir cerró los ojos para contener las lágrimas, respirando aún como si le faltara el aire. Sentía en el pecho el peso de todo lo que su caída había arrastrado consigo. Era como si se ahogara en toda la sangre derramada, en todas las esperanzas rotas que habían seguido después.
Quizá debería haber matado a uno de los campesinos para que los demás le liberaran. Quizá debería haber matado a los guardias para evitar que sufrieran. Quizá había estado equivocado desde el principio.


El guerrero apareció en medio de uno de los luminosos corredores de Noronnagro, casi como si una gran nube hubiera cubierto el cielo y todo se oscureciera. Su coraza que antaño habría sido el orgullo de un rey, ahora oxidada y abollada, relucía apenas, recubierta con los restos de un andrajoso dorado; el yelmo machacado, insinuando antiguos horrores que hubiera sido mejor ignorar, chorreaba aun agua sobre las losas de sardónice pardo rojizo veteado de blanco. La altísima silueta se había materializado de la nada entre los acicalados cortesanos y de inmediato extendió un silencio oneroso en el ancho corredor, bullicioso apenas un instante antes. Criados y nobles retrocedieron hacia las sombras que yacían entre las delicadas columnatas blancas, esculpidas como si fueran fuentes que arrojaban aguas perfumadas. Los pocos caballeros armados presentes se mantuvieron donde estaban a duras penas. Entre ellos el recién llegado se dirigió al final del corredor con aquel andar tan suave y enérgico al mismo tiempo, a pesar del peso de la armadura, y que tanto parecía intimidar a los mortales. Los presentes lo eludían con el irresistible movimiento de una piedra imán ante otra encarada por el lado equivocado y, mientras avanzaba, el desconocido escuchó los desagradables cuchicheos de los súbditos de Fërngàel de Nerhu a su espalda.
No permitió que lo anunciaran. Pasó entre los guardias haciéndolos retroceder y empujó las puertas con ambas manos. Las pesadas hojas de roble labrado se abrieron de golpe. En el interior el señor de la fortaleza levantó su cabeza de cabellos castaños desde detrás de un inmenso escritorio. La luz clara del norte iluminaba su figura entrando por los ventanales abiertos. Fërngàel de Nerhu era fuerte y de piel muy clara. Su cuerpo se adivinaba armonioso, enfundado en ajustados ropajes de cuero grabado y oscuro, bajo los que asomaba la blanca seda de su camisa.
—¡Sheran! ¿Qué haces aquí?
Sheran se dio cuenta, una vez más, de que aquella era la única voz entre todas en la que no detectaba desconfianza alguna cuando se dirigía a él.
—Férenwir está vivo. Lo vi anoche.
A un gesto tranquilizador de Fërngàel los guardias cerraron las puertas tras su visitante.
Solo entonces Sheran se despojó del viejo yelmo.
Pocos ojos había en Faro Are que pudieran compararse a los ojos de Sheran. Decían las leyendas que eran verdes como las esmeraldas y que poseían el hechizo del dragón bajo la sombra de sus largas pestañas negras. Era cierto, pero poco más quedaba de toda la apostura que había poseído una vez. Las heridas abiertas destrozaban su carne como un plaga. Sheran pocas veces solía despojarse de su yelmo. Salvo en presencia de Fërngàel. El señor de Nerhu lo sabía todo de él y en cierta manera ese hecho lo hacía sentirse más libre cuando iba a su encuentro.
Levantó aquellos ojos estremecedores para mirar a su anfitrión y dejó el yelmo sobre el escritorio.
—Usa esta información como mejor te plazca, porque no tiene nada que ver conmigo. Es un regalo que te hago.
Sus palabras tenían cierto tinte de sarcasmo, pero Fërngàel lo ignoró.
—¿Dónde lo has visto? ¿Y cómo?
—En la linde sur del bosque de Hnoreth. Cerca del Ilaënth. Lo perseguían los hombres de Hroan.
A Sheran no le pasó inadvertido como la expresión de Fërngàel cambiaba al escuchar aquello. Ya lo esperaba. Lo había previsto desde el principio, pero saberlo de antemano no lo había detenido en su decisión de ir a Noronnagro.
—¿Y por qué no está aquí contigo? —preguntó lentamente Fërngàel.
Sheran se apartó del escritorio sosteniendo la intensa mirada de aquellos ojos serenos y castaños que se habían clavado en él, esperando una explicación.
—Porque yo no quise —respondió Sheran sin morderse la lengua en absoluto.
Fërngàel apretó la mandíbula y cerró el libro con un gesto que, a pesar de ser contenido, demostraba con claridad meridiana su ira.
—Pues te equivocaste —dijo al fin.
El señor de Noronnagro levantó la vista y se encontró con la mirada de su huésped. No supo interpretarla. Como le ocurría a menudo.
—Te equivocaste —repitió Fërngàel, aquella vez con menos acritud.
—Eso es lo que tú piensas, pero yo tengo mis propias opiniones respecto a esa cuestión —replicó Sheran después de un segundo. Tampoco había animadversión en aquella respuesta.
Fërngàel hizo un gesto de abandono y se levantó de la mesa. Se paseó por el estudio. Se detuvo al fin frente a la alargada ventana, esculpida en forma de lirios de agua entrelazados sobre piedras multicolores. El mar, a sus pies, bramaba contra los acantilados.
—Crein cree que su hijo está muerto. ¿A quién hizo ajusticiar entonces Hroan al final de la guerra?
—Es evidente que no fue a Férenwir. Me temo que a cualquier infeliz que se le pareciera lo suficiente. Luego dejó que se extendiera la noticia —. Sheran elevó apenas las cejas en un gesto ausente. Varias heridas enrojecidas y sin sangre se abrieron en su frente y sus sienes—. Típico de ese rey malnacido.
—Cuando Crein se entere, se va a desatar una verdadera tormenta.
Por primera vez Sheran pareció salir de su tibio desinterés.
—¿Es qué vas a decírselo?
Fërngàel le dirigió una mirada extraña. Lo consideraba un amigo, pero era consciente de que era diferente al resto de sus parientes. Muy pocas veces lo había visto realmente afectado por algo, pero dudaba si, en aquel momento, se sentía lo suficientemente preocupado por la reacción de Crein cuando éste conociera todos los hechos.
—No le diré que podrías haber salvado a Férenwir y no lo hiciste —le dijo con cierta frialdad—. Pero no puedo negarle que sepa que su hijo sigue vivo. Tiene derecho a saberlo.
Sheran comprendió lo que Fërngàel había deducido al escuchar su pregunta. Sin embargo lo cierto era que la furia de sus parientes le preocupaba tan poco como que un soplo de brisa le agitara  los cabellos. De hecho la deseaba y tenía que contenerse para no provocarla. Los tiempos en que le importaba lo que los demás pensaran, dijeran o escupieran sobre él habían quedado enterrados bajo seis siglos de miseria. Así que ni siquiera intentó desmentir la errónea conclusión a la que había llegado Fërngàel.
—Sabes lo que ocurrirá si se lo dices.
—No puedo ocultárselo.
—Siempre haces lo mismo—. Sheran se apoyó contra el muro y cruzó los brazos. Era extraño descubrir toda la peligrosa indolencia de un gato en los suaves movimientos de aquel cuerpo, alto, poderoso, casi en carne viva—. Actúas de la manera que te parece más justa, sin importarte las consecuencias. Crein se arrojará de cabeza hacia Kriuh. ¿Es eso lo que quieres?
Pero ante aquel latido salvaje de ira contenida, Fërngàel parecía alzarse con toda la inamovible fuerza de un peñasco. Seguro como una roca. Su fuerza no era agresiva, no era salvaje y sin embargo Sheran se daba cuenta de cómo siempre conseguía contenerle. La energía que irradiaba no la comprendía, pero a menudo le resultaba casi consolador dejarse calmar por él.
—Tú se lo impedirás.
Sheran no hizo el menor gesto, su expresión no cambió en absoluto. Tampoco apartó los ojos de su interlocutor con una mirada entre incrédula y sarcástica.
—Deberías haber salvado a Férenwir. Así repararás tu error —continuó Fërngàel.
—No lo haría ni aunque considerara haber cometido un error —le respondió Sheran simplemente.
—Lo harás. —Fërngàel no añadió más, pero Sheran supo que le reclamaba una deuda.
Por fin los ojos de Sheran cambiaron y se entrecerraron. Ahora latía en ellos una chispa de amargura y enojo.
—¿Cuánto tiempo tendré que seguir pagándote que me liberaras de Nargthodome?
Fërngàel le devolvió una mirada severa.
—Esta vez la deuda no es conmigo. Y lo sabes muy bien.
Por un segundo Fërngàel creyó intuir una sombra de tensión en el rostro de Sheran. Se preguntó hasta que punto podía llegar a arrepentirse de lo ocurrido, de haber abandonado a Férenwir a su suerte, si es que realmente era capaz de arrepentirse de algo.
—De acuerdo —le concedió Sheran de malagana. Apenas era posible percatarse del rictus rígido en sus labios cortados—. Aunque puede que me cueste el cuello. Crein me la tiene jurada.
—Te lo tendrías bien merecido —le respondió Fërngàel secamente—. Pero sé que no será así.
Sheran apartó la mirada por fin.
—¿Y qué harás tú mientras yo me las veo con Crein? —preguntó con algo de brusquedad.
Fërngáel acarició el libro de cubiertas plateadas, repujadas con hojas y flores, que descansaba sobre el escritorio.
—No estamos preparados para una guerra y menos aún para una iniciada en un acceso de ira. Mientras tú entorpeces su camino hacia Kriuh, yo encontraré el modo de detenerle definitivamente.
—Si intentas hacerle desistir de que rescate a su hijo, eres aún más estúpido de lo que creía.
Fërngàel levantó la cabeza. Sheran le contemplaba con su devastado ceño levemente fruncido, pero, sorprendentemente, tras aquellas palabras por una vez el señor de Nerhu presintió cierto deje de calidez. Casi sonrió para sí mismo.
—Tú ocúpate tan solo de que tanto Crein como Erren lleguen ante los muros de Dhys lo más tarde posible.
Sheran no preguntó a que venía aquel extraño capricho. Haría lo que le pedía Fërngàel, pero en verdad la estirpe de Pernmar le traía sin cuidado. Y ese desinterés en todo lo que tuviera que ver con los suyos era lo máximo que Fërngàel había conseguido arrancarle en una promesa para detenerle en su sed de venganza.
—No tendrías que preocuparte por nada de eso si simplemente no le revelaras que su hijo está vivo —le recordó Sheran al cabo de un momento—. ¿Dónde está ahora ese tan cacareado sentido común tuyo, Fërngàel?
El señor de Nerhu inhaló hondamente. Alzó un rostro noble y firme, de piel extraordinariamente clara, hacia su pariente. Sus luminosos ojos del color del cobre y sus cabellos castaños como la madera pulida resaltaban de una forma hermosa en ella. Pero su expresión era inquebrantable.
—Mi sentido común me dice que no soy quien para decidir sobre un tema tan delicado entre un padre y un hijo. Detendré a Crein, pero jamás le mentiré.


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - JPQueirozPerez - 06/11/2017

Hola, he leído el primer capítulo y aunque me gusta bastante hay algunos detalles en los que veo problemas; por otro lado con la antigüedad del tema no sé si son cosas que habrás cambiado o alguien te ha comentado ya...

Para empezar hay algún párrafo demasiado largo; y si bien por como está escrito aquí da la impresión de que dos o más párrafos son uno solo, por ejemplo este es uno y es enorme:

Quote:Briseyd paseó distraídamente su mirada por la abarrotada mesa buscando alguna señal de sus parientes, aunque sin demasiadas esperanzas de encontrarlos allí. No era un secreto que el rey Nérdegar tenía a dos celestiales en sus tierras, pero tampoco era muy probable que los hubieran invitado a un banquete real. Todo el mundo hablaba de ellos, pero nadie les había visto las caras ni se sabía quiénes eran en realidad. Se sintió desalentada. El resto de su estancia en Ofräem la pasaría en compañía de Naradein y sus apocadas damas de compañía, lo que significaba aún menos probabilidades de cruzarse con ellos. A su alrededor los hombres gritaban pidiendo toneles de cerveza y los criados cargaban con pesadas bandejas de guisos humeantes. El ambiente era pegajoso, cargado de olor a carne de cerdo y a cera quemada y los gruñidos apagados de los perros se escuchaban bajo las largas mesas, mientras se disputaban los huesos que les arrojaban los comensales. Briseyd sentía de vez en cuando las miradas lascivas de los capitanes deslizándose de su rostro hasta el nacimiento de sus pechos. Aquellas miradas siempre habían provocado una insana satisfacción en su marido. Quizá por eso la había llevado con él aquella noche al banquete. No había ninguna otra mujer en el salón. A ella le molestaban sobremanera y se concentró en su plato de estofado, mientras a su lado Caens y Nérdegar trataban asuntos del gobierno de sus tierras. Recordó otra vez a Férenwir y sintió que perdía el apetito por completo. Su cuchara se deslizó por el borde del plato, hasta desaparecer en el guiso. Ni siquiera lo advirtió. Se esforzó por reconstruir aquella mirada que la había reconfortado tanto y el fugaz roce de sus labios. Sólo con recordar el tacto de su piel sintió que un estremecimiento ardiente le subía por las entrañas y le erizaba el vello. Pero apenas nada más. El tiempo transcurrido hacía que aquel breve encuentro le pareciera vago y lejano, como si sólo lo hubiera soñado y él nunca hubiera existido en realidad. Lo único que le quedaba ahora era la hiriente certeza de que muy lejos de ella, en el sur, Férenwir seguía siendo desangrado cada día. Ensimismada, levantó su copa y tomó un poco de vino, aunque tenía el estómago revuelto. Tropezó con unos ojos cristalinos que la observaban desde el fondo del salón. El joven que se hallaba sentado sobre el suelo cubierto de paja, en un rincón de la estancia, apartó la mirada al verse descubierto. Briseyd dejó la copa sobre la mesa y le contempló con interés. Iba ataviado con ropajes hermosos, pero sucios y desgarrados y que, era evidente, no le habían pertenecido antes de alcanzar aquel estado depauperado. Se abrazaba las largas piernas y descansaba la cabeza sobre las rodillas dobladas, con la cara vuelta ahora hacia la pared, como si pudiera olvidarse de donde se encontraba sólo por el hecho de no mirar el bullicioso salón. Briseyd sintió al instante una incontenible curiosidad. Aquel joven parecía completamente fuera de lugar en aquel banquete.

En cuanto a la historia en sí, veo algunos problemas; por ejemplo tenemos a Férenwir sin ninguna vigilancia en un lugar en el que una niña puede acceder sin problemas. Y en referencia a eso, el tema de los celestiales y el dichoso libro se hace confuso por ir entregándose en pistas tan diminutas; para muestra tenemos que aunque al comienzo del capítulo se hace referencia a que Briseyd busca a sus parientes, pero no se nos dice que Arjesen es uno de ellos de forma clara hasta que estamos en el castigo.

Por otro lado la actitud de Nérdegar tendría sentido si no se nos repitiera que todo lo hace con un motivo; por un lado tenemos que creer que cada uno de sus movimientos está planificado mientras por el otro lo que vemos es la actitud de un sádico que disfruta con el dolor ajeno sin más.

Por último la actuación de ese marcado por el fuego cuya existencia no se había comentado anteriormente queda como un Deus ex machina.


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Iramesoj - 06/11/2017

Yo he leido en el primer capitulo lo que está en cursiva (intentaré sacar tiempo para el resto, pero no siempre llega uno a todo). Aparte de lo que ha dicho JP que es raro que alguien que tendría que estar vigilado pueda recibir visitas furtivas como la que recibe, noto que usas "bocado" como sinónimo de "mordaza", cuando bocado no tiene tal aceptación, como se puede ver en la RAE:

http://dle.rae.es/?id=5iZDVhc

De todos modos es un texto de 2015 y doy por hecho que tendrás una versión mejorada. Por si acaso me equivoco, puntualizo también que los textos literarios han de justificarse. Un saludo!!


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Momo - 06/11/2017

Hola, JP. Gracias por pasarte y resucitar el hilo. Ya casi ni me acordaba de que estaba dormitando por estos lares.

Quote:Para empezar hay algún párrafo demasiado largo; y si bien por como está escrito aquí da la impresión de que dos o más párrafos son uno solo, por ejemplo este es uno y es enorme

A mí personalmente no me sangran los ojos con los párrafos demasiado largos, siempre y cuando el estilo sea lo suficiente ágil y el desarrollo de lo que se cuenta atrape al lector.
Digamos que semejantes parrafadas me salen de un tirón, desarrollando una idea hasta apurarla por completo, y suelen quedarse tal cual. Aunque me apunto el comentario, ya que supongo que evitar semejantes ladrillos facilitaría la lectura.

Quote:En cuanto a la historia en sí, veo algunos problemas; por ejemplo tenemos a Férenwir sin ninguna vigilancia en un lugar en el que una niña puede acceder sin problemas.

Estamos hablando de un prólogo, una entrada a la historia para crear una primera impresión y situar la lector. No sé si mi prólogo está muy logrado, pero no es muy detallado porque los detalles no son lo básico para la función que tiene.
De todas formas sencillamente nadie espera que una niña de trece años se escape del lecho de su anciano esposo en un castillo extraño para acercarse a un prisionero con el que no ha tenido nunca ninguna relación y al que no conoce de nada. A ver, el prisionero no está encadenado ni amordazado para evitar que ella se le acerque o que le hable. Esa es su situación cotidiana, esté Briseyd o no en el castillo. (Todo eso se va viendo más tarde) El impulso de Briseyd de acercarse a él es una contingencia que nadie tiene en cuenta. Hay guardias en los pasadizos, pero no estrictamente vigilando a Férenwir para evitarlo.  

Quote:Y en referencia a eso, el tema de los celestiales y el dichoso libro se hace confuso por ir entregándose en pistas tan diminutas; para muestra tenemos que aunque al comienzo del capítulo se hace referencia a que Briseyd busca a sus parientes, pero no se nos dice que Arjesen es uno de ellos de forma clara hasta que estamos en el castigo.

¿Qué puedo decir? Me encantan la pistas diminutas. Que el lector haga un montón de cábalas y al final todo desemboque en un desenlace distinto al esperado. Ese tipo de pistas que solo se comprenden más tarde, cuando llegas a cierta página y exclamas "¡Anda! Ahora miro atrás y lo veo todo distinto y todo encaja de una manera que no esperaba, pero completamente lógica". Esa sería la teoría en un mundo perfecto, claro.  Tongue También puede generar confusión.
Pero en el caso que comentas a las pocas páginas queda claro que son parientes. ¿Realmente es tan necesario dejarlo cuadriculado desde el principio? Yo prefiero ir descubriendo las cosas poco a poco.
El tema del libro sí que puede resultar más confuso. He ido añadiendo detalles para dejarlo más claro, pero quizá aun tendré que ampliar información.

Quote:Por otro lado la actitud de Nérdegar tendría sentido si no se nos repitiera que todo lo hace con un motivo; por un lado tenemos que creer que cada uno de sus movimientos está planificado mientras por el otro lo que vemos es la actitud de un sádico que disfruta con el dolor ajeno sin más.

En este punto sí que voy a rebatirte. Planificar tus movimientos, tener un motivo para cada cosa que haces, no excluye en absoluto que a la vez tengas una vertiente sádica. Puedes ser un sádico planificador o simplemente tu sadismo puede tener un objetivo concreto. Conseguir un fin  más allá de sí mismo. Y si este fuera el caso, puede que solo se sepa más adelante.

Quote:Por último la actuación de ese marcado por el fuego cuya existencia no se había comentado anteriormente queda como un Deus ex machina.

El marcado es un añadido posterior. Desde el principio he tenido un problema con este libro. Empecé centrada cien por cien en los personajes y no escribí absolutamente sobre nada más. Solo más tarde comencé a añadir detalles del mundo, de la sociedad, de los otros tipos de criaturas que yo sabía que pululaban por ahí pero que no había incluido, etc. Esta escena existía inicialmente sin el marcado. Sencillamente el arquero le disparaba al capitán antes de que éste le clavara el cuchillo al bufón. Y el arquero en la escena original y el marcado en la posterior comparten exactamente la misma función: son un seguro de Nérdegar para no perder el control de lo que sucede en esa cena, con su preciado bufón, en ningún sentido. Y como algo tenido en cuenta expresamente y de antemano por el rey yo no lo consideraría un deux ex machina.
Quizá la sensación te venga de que es un añadido posterior, junto con la conversación que trata de los marcados. Puede que no está aún bien amalgamado con el texto original.

Bueno, como habrás notado me encanta argumentar y te agradezco que me hayas dado de nuevo la oportunidad de hacerlo. Lo echaba de menos. Y me ayuda mucho saber que cosas no has visto claras.

Nos leemos.


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - JPQueirozPerez - 06/11/2017

He leído el segundo capítulo pero antes de comentarlo voy a contestar tu respuesta:

Quote:A mí personalmente no me sangran los ojos con los párrafos demasiado largos, siempre y cuando el estilo sea lo suficiente ágil y el desarrollo de lo que se cuenta atrape al lector. 

Digamos que semejantes parrafadas me salen de un tirón, desarrollando una idea hasta apurarla por completo, y suelen quedarse tal cual. Aunque me apunto el comentario, ya que supongo que evitar semejantes ladrillos facilitaría la lectura.

En ese caso ya es una cosa personal; pero ver un párrafo tan grande que son básicamente oraciones cortas separadas por puntos y seguido (con alguna más larga ocasional con comas), sin uso de otros signos de puntuación no me convence en absoluto.

Quote:Estamos hablando de un prólogo, una entrada a la historia para crear una primera impresión y situar la lector. No sé si mi prólogo está muy logrado, pero no es muy detallado porque los detalles no son lo básico para la función que tiene. 

De todas formas sencillamente nadie espera que una niña de trece años se escape del lecho de su anciano esposo en un castillo extraño para acercarse a un prisionero con el que no ha tenido nunca ninguna relación y al que no conoce de nada. A ver, el prisionero no está encadenado ni amordazado para evitar que ella se le acerque o que le hable. Esa es su situación cotidiana, esté Briseyd o no en el castillo. (Todo eso se va viendo más tarde) El impulso de Briseyd de acercarse a él es una contingencia que nadie tiene en cuenta. Hay guardias en los pasadizos, pero no estrictamente vigilando a Férenwir para evitarlo. 

Que sea un prólogo no tiene que ver con que deba o no ser más o menos detallado que el resto de la historia; pero sí que debe ser coherente. Y en el ejemplo cuando hablaba de Briseyd no la puse en mi comentario en referencia a ella; la cuestión es que si incluso una niña puede llegar a un prisionero tan importante, ¿qué impide a cualquier enemigo del rey con más recursos hacerlo y liberarle?

Quote:¿Qué puedo decir? Me encantan la pistas diminutas. Que el lector haga un montón de cábalas y al final todo desemboque en un desenlace distinto al esperado. Ese tipo de pistas que solo se comprenden más tarde, cuando llegas a cierta página y exclamas "¡Anda! Ahora miro atrás y lo veo todo distinto y todo encaja de una manera que no esperaba, pero completamente lógica". Esa sería la teoría en un mundo perfecto, claro.  [Image: tongue.png] También puede generar confusión.

Pero en el caso que comentas a las pocas páginas queda claro que son parientes. ¿Realmente es tan necesario dejarlo cuadriculado desde el principio? Yo prefiero ir descubriendo las cosas poco a poco.
El tema del libro sí que puede resultar más confuso. He ido añadiendo detalles para dejarlo más claro, pero quizá aun tendré que ampliar información.

Creo que hay un límite entre dar pistas pequeñas que luego el lector encaje al final (típico en la novela negra o de misterio) y que la información se vaya dando a trozos haciendo que el argumento no se entienda hasta pasados unos párrafos (o páginas, o capítulos). Por supuesto, en este caso nos enteramos quién es el pariente pero antes de ello casi no sabemos porqué los busca ahí.

Tal vez aclarando el tema del libro esto no sería tan problemático.

Quote:En este punto sí que voy a rebatirte. Planificar tus movimientos, tener un motivo para cada cosa que haces, no excluye en absoluto que a la vez tengas una vertiente sádica. Puedes ser un sádico planificador o simplemente tu sadismo puede tener un objetivo concreto. Conseguir un fin  más allá de sí mismo. Y si este fuera el caso, puede que solo se sepa más adelante.

Por supuesto, se puede ser sádico y planificar; pero mientras en el siguiente capítulo entendemos mejor porque es tan sádico con Arjensen; en el primero lo que tenemos es a un sádico al que se le supone todo planificado, y sin embargo tortura a un personaje que se supone que debe de ser importante para él sin que a nosotros como lectores se nos de una lógica de ello.

Y sí, como digo en el siguiente capítulo las cosas se aclaran un poco; pero en ese haría falta algo para que podamos ver que detrás de esa violencia hay una estrategia.

Quote:El marcado es un añadido posterior. Desde el principio he tenido un problema con este libro. Empecé centrada cien por cien en los personajes y no escribí absolutamente sobre nada más. Solo más tarde comencé a añadir detalles del mundo, de la sociedad, de los otros tipos de criaturas que yo sabía que pululaban por ahí pero que no había incluido, etc. Esta escena existía inicialmente sin el marcado. Sencillamente el arquero le disparaba al capitán antes de que éste le clavara el cuchillo al bufón. Y el arquero en la escena original y el marcado en la posterior comparten exactamente la misma función: son un seguro de Nérdegar para no perder el control de lo que sucede en esa cena, con su preciado bufón, en ningún sentido. Y como algo tenido en cuenta expresamente y de antemano por el rey yo no lo consideraría un deux ex machina. 

Quizá la sensación te venga de que es un añadido posterior, junto con la conversación que trata de los marcados. Puede que no está aún bien amalgamado con el texto original.

Hay una diferencia vital entre el arquero y el marcado; diferencia por la cual la escena sin el marcado no habría parecido un Deus ex —aunque al final por como está hecha no hay gran diferencia entre ellas—, la presencia del arquero la conocemos de antemano; mientras que el marcado hace aparición cuando tiene que salvar al bufón.

Tal vez dentro de la lógica interna de la historia, que el rey tenga esa clase de personaje en su corte tiene sentido; pero para nosotros es un personaje que aparece de repente para salvar el día.

Para que quede más claro lo que intento explicar, aprovechando que los celestiales están relacionados con los dioses y la propia expresión imagina esta situación: En la lógica interna del mundo que has creado que los dioses puedan intervenir es natural y uno de estos salva a cualquiera de los personajes —por ejemplo Arjensen durante el juego—; pero al mismo tiempo como lectores no lo sabíamos. Nos va a parecer que como escritora haces trampa, en cambio con la explicación por mucho que esos dioses sean omnipotentes si entendemos porque aparecen cuando lo hacen (o incluso nos podemos esperar su aparición) no lo veríamos igual.

En resumen (y considerando que es un añadido posterior) algún comentario de pasada quitaría la sensación; de hecho estarías jugando a lo que te gusta, dar pistas minúsculas que después harían sentido.

Sobre el siguiente capítulo, me gusta más; aunque es lento en cuanto a acción es mucho más claro en cuanto a informaciones.

Aunque veo el mismo problema con párrafos enormes, tal vez si jugaras con la puntuación como he comentado antes no se harían tan pesados; porque de hecho creo que no has usado más que la puntuación básica.

En cuanto a la historia en sí por un lado me parece exagerado los abusos al bufón. Sí, el rey ha hecho una prohibición sobre ayudarle, pero me extraña que nadie se decida a saltársela por hacerlo. O que el caballerizo decida hacer esos comentarios ahora habiendo podido hacerlo tantos años antes (el mismo problema que con el marcado, internamente puede tener sentido, pero para el lector no). O el encontronazo con esos chicos tras salir de la taberna, que hasta que su compañero intenta cortarle el dedo no crean que se están pasando no parece natural; sabiendo de quien es hijo el cabecilla podemos entender que sea así con Arjensen, pero que lo sean los otros no y son detalles que (junto a las propias características del personaje) le acercan peligrosamente a un Gary Stu.

Como un detalle que considero más secundario deberías repasar la conversación entre los reyes: aunque no llega a ser completamente así, los personajes se explican cosas que el otro ya debería saber (o sea, son explicaciones para el lector y no para el otro personaje)...

Espero que mis comentarios te sirvan, un saludo.

P.D.: Con el comentario de Iramesoj he recordado un detalle del primer capítulo, pones llevaba un singular bocado en la boca, más allá de lo del significado, es un pleonasmo.


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Iramesoj - 07/11/2017

Terminado el capítulo entero (ayer no tuve tiempo para leerlo). La parte de despues de hablar con Ferenwir resulta muy desgarradora, con todo ese maltrato al pobre bufón. Creo que ahí consigues tocar la fibra sensible del lector, y eso no es poco. Algo me dice que se irá revelando el pasado del bufón, al qu le deseo una vida mejor en el futuro. Hay mucha desgracia en las vidas de briseyd, el bufón y Ferenwir, y mucha maldad en los personajes en situación de poder, lo que incita a leer mas a ver si se arrelga la situacion


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Momo - 07/11/2017

Quote:Terminado el capítulo entero (ayer no tuve tiempo para leerlo). La parte de despues de hablar con Ferenwir resulta muy desgarradora, con todo ese maltrato al pobre bufón. Creo que ahí consigues tocar la fibra sensible del lector, y eso no es poco. Algo me dice que se irá revelando el pasado del bufón, al qu le deseo una vida mejor en el futuro. Hay mucha desgracia en las vidas de briseyd, el bufón y Ferenwir, y mucha maldad en los personajes en situación de poder, lo que incita a leer mas a ver si se arrelga la situacion

Buenas, Iramesoj,

Gracias por tu comentario, pero el libro se llama Infierno de Dioses e irá a mucho peor antes de mejorar. Quizá no sea para el estómago de un publico muy amplio. Pienso que puede llegar a ser incómodo e incluso desagradable para cierto tipo de lectores. No lo sé. Me lo planteé como una exploración personal sobre temas sobre los que no había escrito y casi sin querer se ha convertido en un libro muuuuuuyyyyy largo. Me gustan los extremos y, vamos, puede que a los 3 o 4 capítulos ya no puedas con tanta desgracia Mfr_lol Pero ya sabes que puedes (y debes) expresarte con total libertad. Todas las opiniones son interesantes. Un simple "me gusta" es un algo muy valioso para alguien que escribe. Pero no lo es menos un "esto ya no me convence tanto" porque te puede empujar a hurgar en el texto y replantearte cosas, que puedes aprovechar o no, según te convenga.


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Momo - 07/11/2017

Pues sí. Tus comentarios me sacan de mi zona de confort y por lo tanto son un acicate para volver a revisar el texto. Tarea que me suele dar bastante pereza.

Supongo que en parte tienes razón. El solo hecho que como lector hayas tenido problemas de comprensión sobre lo que pretendo explicar ya te la da. Pero quisiera ponerte un ejemplo sobre como lo concibo yo.

Quote:Que sea un prólogo no tiene que ver con que deba o no ser más o menos detallado que el resto de la historia; pero sí que debe ser coherente. Y en el ejemplo cuando hablaba de Briseyd no la puse en mi comentario en referencia a ella; la cuestión es que si incluso una niña puede llegar a un prisionero tan importante, ¿qué impide a cualquier enemigo del rey con más recursos hacerlo y liberarle?

¿Por que has deducido que Férenwir es un prisionero importante? Sólo porque yo te he dicho de autor a lector que es un celestial. Pero ¿y si nadie más lo sabe? ¿Y si lleva el bocado para que nadie lo sepa? ¿Y si la mejor manera de evitar que le liberen es hacer que nadie quiera hacerlo, debido a que ignoran su existencia? ¿Y si tenerlo excesivamente vigilado, por el contrario, llamara demasiado la atención sobre él?

Bueno, no es que intente convencerte. Solo intento darte mi punto de vista. A un nivel más prosaico te podría decir incluso que estamos en un castillo fortificado, con las puertas bien custodiadas, que puede considerarse tan seguro como la misma mazmorra del cautivo, que todo el mundo que estaba dentro se ha ido borracho a la cama después de un fiestorro de cien pares de narices y que por esa noche han dejado al cautivo encadenado al suelo del salón, que mañana ya lo llevamos a la mazmorra. O no. A lo mejor el rey aún no ha terminado con él y tiene previsto darle otra tunda a la hora del desayuno para empezar bien el día. En fin que circunstancias que propicien esa situación hay más de una. ¿Son coherentes? Muchas cosas aparentemente inverosímiles dejan de serlo una vez que se conocen los hechos que las desencadenan.
No soy tan rigurosa como tú a la hora de buscar las justificaciones lógicas, pero si me preguntan me suele sobrar imaginación para encontrar explicaciones plausibles Mfr_lol
El punto estaría que decidir cuándo deben darse esas explicaciones. Yo por lo usual suelo dejarlas siempre para bastante tarde, no se si es un torpe mecanismo para crear cierta tensión e intriga.

Quote:Por supuesto, en este caso nos enteramos quién es el pariente pero antes de ello casi no sabemos porqué los busca ahí.

Al principio menciono: todo el mundo sabía que Nérdegar tenía dos celestiales, aunque nadie sabía quienes eran ni les había visto las caras. Briseyd es celestial. Nérdegar tiene dos celestiales y ella lo sabe (porque en este caso sí es del dominio público. Otro hecho que puede parecer incongruente (por que unos sí y otros no), pero que tiene un motivo más adelante). Su marido la lleva a la corte de Nérdegar. Conclusión: está deseando encontrarse con ellos.
Otra cosa es que este proceso no quede claro en el texto. Me da dentera atiborrarlo de información. Prefiero que se vaya deduciendo a través del mismo desarrollarse de la historia. Pero también es más difícil evitar que el lector se pierda a veces.

Quote:En ese caso ya es una cosa personal; pero ver un párrafo tan grande que son básicamente oraciones cortas separadas por puntos y seguido (con alguna más larga ocasional con comas), sin uso de otros signos de puntuación no me convence en absoluto.

Lo de las frases cortas separadas por puntos ya me lo habían comentado, junto con la falta de descripciones. Faltan correcciones de estilo y desarrollo en ciertos aspectos. El texto no está corregido 100 %, Sin embargo de momento estoy más centrada en terminar de construir la historia hasta el final.

Quote:Como un detalle que considero más secundario deberías repasar la conversación entre los reyes: aunque no llega a ser completamente así, los personajes se explican cosas que el otro ya debería saber (o sea, son explicaciones para el lector y no para el otro personaje)...

Lo miraré. Siempre me ha gustado mucho esa conversación. Es muy fluida y al mismo tiempo da mucha información de forma interesante y casi sin que se note. Bueno, tú sí lo has notado. Wink

Quote:Hay una diferencia vital entre el arquero y el marcado; diferencia por la cual la escena sin el marcado no habría parecido un Deus ex —aunque al final por como está hecha no hay gran diferencia entre ellas—, la presencia del arquero la conocemos de antemano; mientras que el marcado hace aparición cuando tiene que salvar al bufón.

Como tú mismo has dicho el problema es el mismo que ya te comenté. Aún estoy añadiendo cosas y este añadido en concreto emerge de forma abrupta, sin preparación previa, del texto original. Me lo apunto para la próxima revisión. Junto con los interminables párrafos.

Quote:En cuanto a la historia en sí por un lado me parece exagerado los abusos al bufón.

Plenamente consciente de ello. Me gusta rebasar límites, aunque soy consciente de que puede saturar. No sé por qué me dio por ahí. Creo que estaba harta del típico libro de fantasía y quise hacer algo realmente sucio y oscuro. Algo que sacudiera a la gente y no la dejara indiferente. Aunque fuera en un aspecto negativo. En cuanto al carácter de Arjesen, no sé si será un Gary Stu, pero creo que es el más bueno de todos los personajes que he creado. Algunos me han dicho que es un poco tontaina. Pero la verdad es que hay gente así. No mucha, como en el libro, plagado de medias tintas y malas bestias.

Por cierto ya me he leído tus relatos cortos. En cuando pueda me paso a dejarte mis comentarios.

Nos leemos.


RE: [Fantasía épica] Infierno de dioses - 1.La reina desvalida - Iramesoj - 07/11/2017

Solo una pequeña puntualización:

En este último mensaje sigues llamando "bocado" a la mordaza, pese a que ya te he explicado, RAE en mano, que es incorrecto (y por tanto deberías sustituir esa palabra en tu novela)

Un saludo!