28/11/2017 01:10 PM
Buenos días a todos.
Ésta es una pregunta, dos realmente, que me ha asaltado más de una vez y para la que aún no tengo la solución perfecta.
La parte que más clara tengo es la del “dónde”.
En mi caso, la respuesta es, en la biblioteca, cerca de una buena sección de libros, revistas o cómics que me atraigan y me permitan distraerme momentáneamente si me quedo trabado en algún punto de la historia. Mi siguiente alternativa es en casa, pero ahí, siempre hay más distracciones.
La parte del “cómo”, sin embargo, es la que más me cuesta. Me gusta poder escribir en cualquier momento del día, ya sea en el transporte público, en un bar, o en cualquier otro lugar donde en un momento dado, me venga una escena a la mente. He probado casi de todo, y pese a las casi 500 páginas de mi primera novela, aún no he dado con el medio ideal para hacerlo.
En este caso, me refiero a la parte creativa de la escritura, ya que la parte de edición final, para mí, está claro que debe hacerse en un ordenador con una pantalla, teclado y ratón en condiciones.
Empecé escribiendo en papel, a veces en casa, en ocasiones en la calle, en un bar, etc.; me parecía algo muy práctico, que siempre podía tener a mano y que me permitía tachar y anotar entre líneas sin mayor problema. Terminé con un buen montón de papeles heterogéneos, llenos de borrones y correcciones, que aún siguen guardados en una carpeta. Debo decir, que pese al enorme trabajo de transcripción que supone, me sirvió para cambiar ciertos pasajes que no había desarrollado debidamente, y que el texto, escrito a mano, puede llegar a verse muy bonito.
Después le llegó el momento a un pequeño portátil, tipo netbook, con su procesador de textos y una batería que dura unas 10h. Me lo llegué a llevar a la playa, y perdí varias veces la batalla contra el sol, tratando de leer lo que escribía, pero a fin de cuentas ha sido el método que mejor me ha funcionado hasta el momento, no en la playa, pero sí sentado en la biblioteca. El teclado puede llegar a sentirse pequeño, pero por otro lado, la autonomía y el tamaño te permiten mucha movilidad frente a ordenadores de mayores (además, la inversión necesaria es pequeña).
A día de hoy, mi segundo libro viaja conmigo en el teléfono móvil. Escribo desde diferentes ordenadores, incluido el netbook de arriba, usando el teléfono como medio de almacenamiento. De esta forma, cuando no tengo un ordenador a mano, siempre puedo continuar con la historia desde el propio teléfono. Es una solución que te permite tener tus capítulos siempre al día y bien ordenados.
El siguiente paso será empezar a utilizar el móvil junto con un teclado inalámbrico que probaré en las próximas semanas, lo que espero me permita más movilidad aún. La pantalla será la del móvil, pequeña pero fácil de leer incluso en situaciones con mucha luz, y además, podré trabajar siempre sobre el mismo soporte.
Los medios de escritura en la nube... aún no terminan de convencerme.
Y vosotros, ¿cómo y dónde escribís?
Un saludo.
Ésta es una pregunta, dos realmente, que me ha asaltado más de una vez y para la que aún no tengo la solución perfecta.
La parte que más clara tengo es la del “dónde”.
En mi caso, la respuesta es, en la biblioteca, cerca de una buena sección de libros, revistas o cómics que me atraigan y me permitan distraerme momentáneamente si me quedo trabado en algún punto de la historia. Mi siguiente alternativa es en casa, pero ahí, siempre hay más distracciones.
La parte del “cómo”, sin embargo, es la que más me cuesta. Me gusta poder escribir en cualquier momento del día, ya sea en el transporte público, en un bar, o en cualquier otro lugar donde en un momento dado, me venga una escena a la mente. He probado casi de todo, y pese a las casi 500 páginas de mi primera novela, aún no he dado con el medio ideal para hacerlo.
En este caso, me refiero a la parte creativa de la escritura, ya que la parte de edición final, para mí, está claro que debe hacerse en un ordenador con una pantalla, teclado y ratón en condiciones.
Empecé escribiendo en papel, a veces en casa, en ocasiones en la calle, en un bar, etc.; me parecía algo muy práctico, que siempre podía tener a mano y que me permitía tachar y anotar entre líneas sin mayor problema. Terminé con un buen montón de papeles heterogéneos, llenos de borrones y correcciones, que aún siguen guardados en una carpeta. Debo decir, que pese al enorme trabajo de transcripción que supone, me sirvió para cambiar ciertos pasajes que no había desarrollado debidamente, y que el texto, escrito a mano, puede llegar a verse muy bonito.
Después le llegó el momento a un pequeño portátil, tipo netbook, con su procesador de textos y una batería que dura unas 10h. Me lo llegué a llevar a la playa, y perdí varias veces la batalla contra el sol, tratando de leer lo que escribía, pero a fin de cuentas ha sido el método que mejor me ha funcionado hasta el momento, no en la playa, pero sí sentado en la biblioteca. El teclado puede llegar a sentirse pequeño, pero por otro lado, la autonomía y el tamaño te permiten mucha movilidad frente a ordenadores de mayores (además, la inversión necesaria es pequeña).
A día de hoy, mi segundo libro viaja conmigo en el teléfono móvil. Escribo desde diferentes ordenadores, incluido el netbook de arriba, usando el teléfono como medio de almacenamiento. De esta forma, cuando no tengo un ordenador a mano, siempre puedo continuar con la historia desde el propio teléfono. Es una solución que te permite tener tus capítulos siempre al día y bien ordenados.
El siguiente paso será empezar a utilizar el móvil junto con un teclado inalámbrico que probaré en las próximas semanas, lo que espero me permita más movilidad aún. La pantalla será la del móvil, pequeña pero fácil de leer incluso en situaciones con mucha luz, y además, podré trabajar siempre sobre el mismo soporte.
Los medios de escritura en la nube... aún no terminan de convencerme.
Y vosotros, ¿cómo y dónde escribís?
Un saludo.
La magia coexiste con la tecnología, los nasdar, que dominan la galaxia, con elfos y enanos, y los humanos, habitantes de la Tierra del siglo XXI, reaparecen tras creerse extintos, encarnados en Hanir, un joven que se ve arrastrado a una realidad totalmente desconocida. @GuiasNexos