17/04/2020 04:04 PM
Pues a raiz de una cosa hablada en el Dragón voy a plantear un debate: si escribimos fantasía ambientada en un escenario pseudomedieval, ¿hasta donde son permisibles los “anacronismos”? (Las comillas es porque si se trata de fantasía no ambientada en un pasado que existió realmente, dudo que sea correcto llamarlos así)
Como los escritores no tenemos por qué tomar como referencias unicamente libros, voy a poner una referencia literaria y otra audiovisual, ambas potenciales fuentes de inspiración para autores de fantasía:
1.Xena, la princesa guerrera.
Como sabréis, se trata de una serie ambientada en el mundo antiguo grecorromano, con numerosos anacronismos y licencias históricas:
En primer lugar, coinciden numerosos personajes, lugares o situaciones históricas que nunca llegaron a coincidir en realidad (por poner solo un ejemplo: el poeta Homero vive en la misma época que los samuráis)
En segundo lugar, aparecen cosas totalmente inverosímiles en la época en la que está ambientado. Un caso muy claro es el concurso de belleza femenina del capítulo “Miss Anfípolis”:
https://youtu.be/lO6kJrSRcqw?t=147
2.El señor de los anillos.
De por sí, toda la obra es un anacronismo, en tanto que la Tierra Media se supone que existió en nuestro mundo real, acabando la Tercera Edad 6000 años antes de la era en la que vivía Tolkien. Esto lo afirmó él en 1958. Recapitulando, el fin de la Tercera Edad (eventos posteriores al Retorno del Rey) ocurrió en el año 4042 antes de JC. Dado que en esa época las civilizaciones estaban enormemente atrasadas con respecto a la Edad Media, y el ambiente de el Hobbit y ESDLA es pseudomedieval, todo en sí es anacrónico.
Pero incluso si obviamos eso, y suponemos que ESDLA ocurre en una realidad alternativa pseudomedieval, nos encontramos cosas que en la auténtica Edad Media no existían. Ejemplos:
-En la comunidad del anillo y las dos torres (quizá en el retorno del rey también), se mencionan las patatas. Dicha planta es originaria de América, y en el Viejo Mundo se empezó a consumir en el siglo XVIII.
-En la Comarca hay relojes de mesa, pues el propio Bilbo tiene uno en su casa, como se menciona tanto cuando están los enanos en su casa en El Hobbit cuando Gandalf va a verle al inicio de la comunidad del anillo. En ambos libros se menciona que el reloj lo tiene “sobre la repisa de la chimenea”, lo que significa que es de un tamaño pequeño, y no de pared. Los primeros relojes mecánicos se inventaron en el siglo XIV, (la edad media acaba en el XV) y tuvo que ser bastante tiempo más tarde cuando una persona pudiera tener en su casa un reloj de sobremesa, pues los primeros relojes mecánicos se usaron en edificios grandes como iglesias, y tuvo que pasar tiempo hasta que fue posible producir el mismo mecanismo en tamaño de mesa, y poder producir suficiente cantidad como para que fuera rentable fabricarlos y venderlos.
—-
Estos ejemplos creo que nos muestran que el uso de anacronismos no hacen que el producto final no atraiga al público, pues un gran número de personas han disfrutado tanto de ESDLA como de Xena. Sin embargo, es evidente que hay una línea que no se debe traspasar (ej: aviones de combate en la Tierra Media). Para ver dónde está la línea que no se debe traspasar, clasificaré algunos de los anacronismos mencionados en varios grupos:
1.Los anacronismos de costumbres sociales (no existían los concursos de belleza femenina en la antigüedad grecorromana).
2.Los anacronismos de imposibilidad circunstancial con independencia de la tecnología (no era posible el uso de patatas en la gastronomía en la Edad Media).
3.Los anacronismos tecnológicos (en la Edad Media no había posibilidad de tener un reloj de mesa en tu casa).
¿Donde está la línea en el género fantástico? Yo creo que lo que se ha de tener en cuenta es la ambientación (a grandes rasgos) y la verosimilitud dentro del mundo creado.
Abordando los anacronismos tipo 1, creo que sería un error que alguien me dijera que no puedo poner un concurso de belleza femenina en una novela de fantasía pseudomedieval, si en ese mismo mundo aparecen elementos mitológicos (magia, monstruos, espíritus, zombies...).
Cualquier elemento de esos resultaría más fantástico que un concurso de ese tipo. En una novela histórica (donde se han de seguir las normas del mundo real en la época real donde sucede la acción) no debería hacerlo, pero el autor de fantasía se inspira en escenarios ya existentes y los modifica, por lo que no tiene esas restricciones propias del autor que escribe otros géneros. Su mundo puede tener casas, vestimentas y tecnologías medievales, pero costumbres aparecidas en siglos posteriores. Mientras el conjunto del mundo creado tenga coherencia interna, ¿por qué no?
Respecto a los anacronismos tipo 2, es el autor del mundo fantástico quien pone las normas. Si el autor quiere que se cultiven y coman patatas en un escenario inspirado en una época anterior a que este alimento se consumiera, puede hacerlo en tanto que escribe fantasía, y el escenario donde transcurre la historia lo ha creado él. Otra cosa es una novela histórica (donde se han de seguir las normas del mundo real en la época real donde sucede la acción), pero el autor de fantasía se inspira en escenarios ya existentes y los modifica, por lo que no tiene esas restricciones propias del autor que escribe otros géneros.
Y por último, los anacronismos tipo 3, creo que son los que provocan el mayor problema: si la ambiéntación es medieval, algunas tecnologías que en esa época eran impensables desentonan totalmente (por ejemplo, aviones, o videojuegos), pero otros desentonan menos. Pienso que a la hora de meter un anacronismo tecnológico hay que tener cuenta que no desentone mucho. Por ejemplo, opino yo, el reloj de Bilbo no desentona mucho en el tipo de historia que se narra, pero desentonaría mucho si tuviera un teléfono, ya que es una tecnología mucho más compleja que provocaría una incoherencia considerable. Pero, en el caso del anacronismo tecnológico, es dificil establecer la línea exacta entre lo admisible y lo inadmisible.
¿Qué opináis vosotros?
Como los escritores no tenemos por qué tomar como referencias unicamente libros, voy a poner una referencia literaria y otra audiovisual, ambas potenciales fuentes de inspiración para autores de fantasía:
1.Xena, la princesa guerrera.
Como sabréis, se trata de una serie ambientada en el mundo antiguo grecorromano, con numerosos anacronismos y licencias históricas:
En primer lugar, coinciden numerosos personajes, lugares o situaciones históricas que nunca llegaron a coincidir en realidad (por poner solo un ejemplo: el poeta Homero vive en la misma época que los samuráis)
En segundo lugar, aparecen cosas totalmente inverosímiles en la época en la que está ambientado. Un caso muy claro es el concurso de belleza femenina del capítulo “Miss Anfípolis”:
https://youtu.be/lO6kJrSRcqw?t=147
2.El señor de los anillos.
De por sí, toda la obra es un anacronismo, en tanto que la Tierra Media se supone que existió en nuestro mundo real, acabando la Tercera Edad 6000 años antes de la era en la que vivía Tolkien. Esto lo afirmó él en 1958. Recapitulando, el fin de la Tercera Edad (eventos posteriores al Retorno del Rey) ocurrió en el año 4042 antes de JC. Dado que en esa época las civilizaciones estaban enormemente atrasadas con respecto a la Edad Media, y el ambiente de el Hobbit y ESDLA es pseudomedieval, todo en sí es anacrónico.
Pero incluso si obviamos eso, y suponemos que ESDLA ocurre en una realidad alternativa pseudomedieval, nos encontramos cosas que en la auténtica Edad Media no existían. Ejemplos:
-En la comunidad del anillo y las dos torres (quizá en el retorno del rey también), se mencionan las patatas. Dicha planta es originaria de América, y en el Viejo Mundo se empezó a consumir en el siglo XVIII.
-En la Comarca hay relojes de mesa, pues el propio Bilbo tiene uno en su casa, como se menciona tanto cuando están los enanos en su casa en El Hobbit cuando Gandalf va a verle al inicio de la comunidad del anillo. En ambos libros se menciona que el reloj lo tiene “sobre la repisa de la chimenea”, lo que significa que es de un tamaño pequeño, y no de pared. Los primeros relojes mecánicos se inventaron en el siglo XIV, (la edad media acaba en el XV) y tuvo que ser bastante tiempo más tarde cuando una persona pudiera tener en su casa un reloj de sobremesa, pues los primeros relojes mecánicos se usaron en edificios grandes como iglesias, y tuvo que pasar tiempo hasta que fue posible producir el mismo mecanismo en tamaño de mesa, y poder producir suficiente cantidad como para que fuera rentable fabricarlos y venderlos.
—-
Estos ejemplos creo que nos muestran que el uso de anacronismos no hacen que el producto final no atraiga al público, pues un gran número de personas han disfrutado tanto de ESDLA como de Xena. Sin embargo, es evidente que hay una línea que no se debe traspasar (ej: aviones de combate en la Tierra Media). Para ver dónde está la línea que no se debe traspasar, clasificaré algunos de los anacronismos mencionados en varios grupos:
1.Los anacronismos de costumbres sociales (no existían los concursos de belleza femenina en la antigüedad grecorromana).
2.Los anacronismos de imposibilidad circunstancial con independencia de la tecnología (no era posible el uso de patatas en la gastronomía en la Edad Media).
3.Los anacronismos tecnológicos (en la Edad Media no había posibilidad de tener un reloj de mesa en tu casa).
¿Donde está la línea en el género fantástico? Yo creo que lo que se ha de tener en cuenta es la ambientación (a grandes rasgos) y la verosimilitud dentro del mundo creado.
Abordando los anacronismos tipo 1, creo que sería un error que alguien me dijera que no puedo poner un concurso de belleza femenina en una novela de fantasía pseudomedieval, si en ese mismo mundo aparecen elementos mitológicos (magia, monstruos, espíritus, zombies...).
Cualquier elemento de esos resultaría más fantástico que un concurso de ese tipo. En una novela histórica (donde se han de seguir las normas del mundo real en la época real donde sucede la acción) no debería hacerlo, pero el autor de fantasía se inspira en escenarios ya existentes y los modifica, por lo que no tiene esas restricciones propias del autor que escribe otros géneros. Su mundo puede tener casas, vestimentas y tecnologías medievales, pero costumbres aparecidas en siglos posteriores. Mientras el conjunto del mundo creado tenga coherencia interna, ¿por qué no?
Respecto a los anacronismos tipo 2, es el autor del mundo fantástico quien pone las normas. Si el autor quiere que se cultiven y coman patatas en un escenario inspirado en una época anterior a que este alimento se consumiera, puede hacerlo en tanto que escribe fantasía, y el escenario donde transcurre la historia lo ha creado él. Otra cosa es una novela histórica (donde se han de seguir las normas del mundo real en la época real donde sucede la acción), pero el autor de fantasía se inspira en escenarios ya existentes y los modifica, por lo que no tiene esas restricciones propias del autor que escribe otros géneros.
Y por último, los anacronismos tipo 3, creo que son los que provocan el mayor problema: si la ambiéntación es medieval, algunas tecnologías que en esa época eran impensables desentonan totalmente (por ejemplo, aviones, o videojuegos), pero otros desentonan menos. Pienso que a la hora de meter un anacronismo tecnológico hay que tener cuenta que no desentone mucho. Por ejemplo, opino yo, el reloj de Bilbo no desentona mucho en el tipo de historia que se narra, pero desentonaría mucho si tuviera un teléfono, ya que es una tecnología mucho más compleja que provocaría una incoherencia considerable. Pero, en el caso del anacronismo tecnológico, es dificil establecer la línea exacta entre lo admisible y lo inadmisible.
¿Qué opináis vosotros?