Más allá del planeta silencioso y Un viaje a Venus, de C.S. Lewis: Dos terceras partes de la Trilogía Cósmica del autor de las crónicas de Narnia. Libros muy interesantes y entretenidos, si no te molesta el nulo apego a la ciencia verdadera en sus descripciones de otros planetas, y el tono indisimuladamente cristiano de la historia.
Cuerpodivino, de Theodore Sturgeon: Muy bueno, muy recomendable, presentándonos una versión del cristianismo que haría que Tolkien y Lewis sufrieran un ataque, aunque en realidad estarían más que de acuerdo con los valores por los que se rige el protagonista del libro.
La Compañía Negra: la primera crónica, de Glen Cook: El inicio de una estupenda saga que, pese a sus defectos –el autor tienen pánico a las descripciones detalladas, nadie tienen un nombre “normal” y todo el mundo se conoce solo por su apodo, mientras más ridículo mejor, y la magia es demasiado descontrolada y no explican ninguna de sus reglas, todas cosas que quizás para más de alguien sean virtudes y no defectos- es muy recomendable, y un buen ejemplo de cómo la Fantasía Épica adulta, seria, sangrienta y moralmente ambigua no la inventó G.R.R. Martin.
Canción de Hielo y Fuego, de G.R.R. Martin: Al principio no me llamaba la atención pero ahora me he convertido en uno de los muchos adictos de esta saga, al punto que he perdido todo interés en ver la serie de HBO, por muchas cosas que me he enterado de la trama, no soy un fanático que considera que una adaptación al cine o tv debe ser 100% fiel, pero los encargados de la serie han hecho un montón de cambios que no solo no son necesarios y no son un aporte a la historia, sino que de hecho la empeoran y debilitan, eso sin contar las violaciones –ya saben cuales…-, violaciones que no están en los libros sino que además solo están para choquear al público, una pésima forma de volver “adulta” y “cruda” a una serie.
Saga de Geralt de Rivia, del polaco Andrzej Sapkowski: Muy entretenida serie de libros que nos muestran las aventuras y conflictos del brujo Geralt, un cazador de monstruos, en sus historias que –al menos en los primeros libros- parodian y deconstruyen los cuentos clásicos de hadas y varios otros clichés de la fantasía épica.
Historia Universal de Carl Grimberg: Son varios tomos –más de veinte- y son bastante amenos e informativos, aunque como datan de los años 50 están un tanto desfasados históricamente, además de que su lenguaje a menudo cae en estereotipos étnicos y raciales que hoy en día se considerarían poco serios como mínimo, o derechamente discriminatorios y racistas.
Yo, robot, de Isaac Asimov: Colección de cuentos sobre, adivinaron, robots, aquellas herramientas que tanto fascinaron a Asimov. Son cuentos que se dedican a explorar las consecuencias, problemas y límites de las Tres Leyes de la Robótica (es una lástima que los robots actuales sean tan primitivos que estas leyes no son necesarias, aunque quizás en el futuro lo sean, o se creen unas similares)
El nombre del mundo es bosque, de Ursula K. Le Guin: Cortito pero muy satisfactorio, una breve novela que es Avatar de James Cameron mucho antes de que a James Cameron se le ocurriera la idea de Avatar.
Peores:
Ninguno en realidad, no que yo recuerde al menos, tal vez fueron tan malos y horribles que decidí borrarlos por completo de mi mente.
¿Y cuales son los suyos?
Cuerpodivino, de Theodore Sturgeon: Muy bueno, muy recomendable, presentándonos una versión del cristianismo que haría que Tolkien y Lewis sufrieran un ataque, aunque en realidad estarían más que de acuerdo con los valores por los que se rige el protagonista del libro.
La Compañía Negra: la primera crónica, de Glen Cook: El inicio de una estupenda saga que, pese a sus defectos –el autor tienen pánico a las descripciones detalladas, nadie tienen un nombre “normal” y todo el mundo se conoce solo por su apodo, mientras más ridículo mejor, y la magia es demasiado descontrolada y no explican ninguna de sus reglas, todas cosas que quizás para más de alguien sean virtudes y no defectos- es muy recomendable, y un buen ejemplo de cómo la Fantasía Épica adulta, seria, sangrienta y moralmente ambigua no la inventó G.R.R. Martin.
Canción de Hielo y Fuego, de G.R.R. Martin: Al principio no me llamaba la atención pero ahora me he convertido en uno de los muchos adictos de esta saga, al punto que he perdido todo interés en ver la serie de HBO, por muchas cosas que me he enterado de la trama, no soy un fanático que considera que una adaptación al cine o tv debe ser 100% fiel, pero los encargados de la serie han hecho un montón de cambios que no solo no son necesarios y no son un aporte a la historia, sino que de hecho la empeoran y debilitan, eso sin contar las violaciones –ya saben cuales…-, violaciones que no están en los libros sino que además solo están para choquear al público, una pésima forma de volver “adulta” y “cruda” a una serie.
Saga de Geralt de Rivia, del polaco Andrzej Sapkowski: Muy entretenida serie de libros que nos muestran las aventuras y conflictos del brujo Geralt, un cazador de monstruos, en sus historias que –al menos en los primeros libros- parodian y deconstruyen los cuentos clásicos de hadas y varios otros clichés de la fantasía épica.
Historia Universal de Carl Grimberg: Son varios tomos –más de veinte- y son bastante amenos e informativos, aunque como datan de los años 50 están un tanto desfasados históricamente, además de que su lenguaje a menudo cae en estereotipos étnicos y raciales que hoy en día se considerarían poco serios como mínimo, o derechamente discriminatorios y racistas.
Yo, robot, de Isaac Asimov: Colección de cuentos sobre, adivinaron, robots, aquellas herramientas que tanto fascinaron a Asimov. Son cuentos que se dedican a explorar las consecuencias, problemas y límites de las Tres Leyes de la Robótica (es una lástima que los robots actuales sean tan primitivos que estas leyes no son necesarias, aunque quizás en el futuro lo sean, o se creen unas similares)
El nombre del mundo es bosque, de Ursula K. Le Guin: Cortito pero muy satisfactorio, una breve novela que es Avatar de James Cameron mucho antes de que a James Cameron se le ocurriera la idea de Avatar.
Peores:
Ninguno en realidad, no que yo recuerde al menos, tal vez fueron tan malos y horribles que decidí borrarlos por completo de mi mente.
¿Y cuales son los suyos?