25/02/2015 08:16 PM
Buenas compañero.
Pues después del arranque la cosa empieza a ponerse interesante, o quizás debería decir intrigante...
Me está empezando a oler a chamusquina y ya tengo a algún que otro "favorito" a culpable; pero tampoco quiero decir nada antes de tiempo.
Te dejo algunas anotaciones que tomé durante la lectura.
Así que nada, a ver por dónde sale la cosa.
Iep!
Pues después del arranque la cosa empieza a ponerse interesante, o quizás debería decir intrigante...
Me está empezando a oler a chamusquina y ya tengo a algún que otro "favorito" a culpable; pero tampoco quiero decir nada antes de tiempo.
Te dejo algunas anotaciones que tomé durante la lectura.
Quote:A lo lejos se escuchó el eco de lamentos lejanos
—¿Crees que intentaré escapar o algo? —Roman obedeció la instrucción de mala gana—. Te recuerdo que solo estoy aquí de paso, esto es un absurdo malentendido.
Los Oghrim siempre han estado en este palacio, les conozco desde que tengo uso de razón. (¿Aunque admito?) Admito que no tenía idea de que trabajaban aquí de carceleros.
Lo escoltaron hasta el salón del trono, donde le esperaba el canciller investido de soberanía por aquellos días. (La expresión "por aquellos días" me resulta contradictoria con lo narrado hasta el momento, ya que da la impresión de que todo sucede muy rápido, justo a continuación de que lo apresen. No parece que transcurra un periodo de tiempo entre la captura y el que lo saquen del calabozo, quizás alguna referencia a que pasa varios días en la celda le daría más consistencia )
—Las investigaciones sugieren que tus ansias de poder te segaron (¿segar o cegar?) el juicio. —La desilusión en su rostro era muy convincente—.
—Esa mujer, fue torturada hasta la agonía para revelar que ella asesinó a mi padre. —Lidias habló más lento y moduló excesivamente cada palabra, no quería explicar dos veces—.
—Lo siento mi amor. —Contestó con evidente vergüenza—. Pero dudo que comprendas del todo cómo ocurrieron las cosas.
—Tranquila querida, no vine a lastimarte —respondió mientras se inclinó (¿inclinaba?) a su lado—. Solo quiero que me digas la verdad.
—Gracias milady. Habíamos tres siervas en la habitación de mi rey, ella llegó después.
No podía salvar a la prostituta, ni liberar a Roman de los cargos. Nadie la creería.
Lidias observó la decapitación desde el balcón del palacio y desde la altura observó la ventana que daba a la habitación de su padre.
Lidias se echó hacía atrás miró el techo y notó como las vigas eran fácilmente alcanzables, si alguien saltara desde la ventana.
—Caminó con presteza y asegurándose de vez en cuando de que los agentes la seguían—.
—El entrecejo del agente se arrugó cual pasa— ¿Pero entonces qué la habría hecho regresar? Sus supuestos no tienen sentido.
Por la tarde Lidias fue solicitada en el despacho del prefecto, en lo alto de la torre de los Interventores, colindante al palacio.
No es que crea que usted mató a nuestro rey. Porque, no veo qué provecho usted tendría con ello.
Y estoy hablando de Roman, estoy segura de que no tiene nada que ver en esto y ahora mismo está en ese inmundo calabozo y quién sabe qué pestes podría contraer.
Cogió un saco que traía colgado hacía rato y lo arrojó sobre la mesa— ¿Sabe qué es eso? —
No había visto jamás esta marca, para serle sincero, lo que sé es por literatura; es por ello que no me explico, quién tendría el arrojo de contratar a una de esas ratas para acabar con el rey.
La princesa se hizo con un par de alforjas que encontró entre las pertenencias de Roman, metió en ellas queso, hongos y carne seca que encontró en la basta despensa. Guardó el puñal, se armó con todo cuanto creyó necesitar para sobrevivir fuera y lo metió en las alforjas. Bajó hasta los establos, allí encontró a su purasangre, lo ensilló con prisa, le colgó alforjas, y se sentó un momento sobre los fardos. Respiró profundo y contempló con expresión desolada.
Así que nada, a ver por dónde sale la cosa.
Iep!