20/12/2017 02:15 PM
Esperaba no tener que publicar este texto, pero visto lo visto me veo en la obligación de hacerlo. Esta es la primera versión de un texto que estoy presentando actualmente en el Dragón Lector; actualmente es el más antiguo de los escritos que conservo.
Me veo en la obligación de presentarlo porque veo que hay gente a la que mis correcciones les desmotivan a seguir con las historias con las que están trabajando. Por tanto, creo que es imprescidible que esa gente vea la clase de textos que escribía hace más de una década.
En parte es útil porque bastante de los errores que cometía en ese momento los he visto en textos que he corregido aquí; otros en cambio no los he visto (como el hecho de que este texto no tiene separación de párrafos).
Por ello, espero que los que hayan recibido correcciones mías y se hayan desmotivado, lean este texto para comparar con mi manera de escribir actualmente, así verán que simplemente todo es cuestión de práctica. Insto además a esa misma gente a, en caso de tener la oportunidad hagan en este texto una corrección como las que hago yo; no por mí (al final este texto ya no tiene ninguna utilidad) sino porque les será más fácil ver errores suyos en textos de otra gente.
Para que la lectura sea algo más clara unas explicaciones: los saltos de línea dividen diferentes páginas; los números de colores en el archivo original era superíndices, que desconozco como añadir aquí; las notas de los apéndices se refieren a esos superíndices.
Prólogo: Los hermanos nigromantes
El sol se mostraba majestuoso con su tonalidad rojiza sobre el castillo
Aur Khan, muchos creían que estaba abandonado puesto que las murallas que debían
defenderlo aun no habían sido totalmente construidas, sin contar por supuesto con la
masacre que había tenido lugar hace ya algunos años, pero no era así, allí vivían
Sarkrius y Jijuins; un par de altos gemelos, con un pelo rubio casi blanco y los ojos
verdes, pero lo más importante es que eran nigromantes.
Sarkrius siempre fue una especie de líder, ya que no tenían ningún hermano mayor,
Jijuins le hacia caso pues su hermano ya sabia hacer nigromancia desde casi antes
incluso de aprender a andar, sabía que si no le hacia caso su hermano podría matarle,
por eso Jijuins decidió aprender nigromancia, para defenderse, pero pronto
decidieron unir sus poderes y ellos solos asaltaron el mismo castillo en el que se
encontraban ahora hace catorce años, no fue muy difícil, la mayoría de los habitantes
del castillo dormían mientras la otra mitad asistía a un banquete, ahora el castillo era
suyo y desde ahí buscarían su objetivo, las tres armaduras de los dioses elementales
cuyo poder las hacía incluso indestructibles, el fuego, la armadura de la diosa
Vulcano, el agua, la armadura del dios Okeano y el viento, la armadura del dios
Eolos; la tierra, antes también había sido una de las armaduras elementales, pero fue
destruida, aunque parezca extraño, pero durante la guerra contra las criaturas de
Ultratumba, su dios Wraakgodin la rompió con su poderosa lanza Elionda,1 y el dios
de la armadura de la tierra, Steen, murió allí mismo pues la herida fue mortal, pero
según se cuenta los enanos la reconstruyeron pues solo estaba un poco rota por el
punto donde se encuentra el corazón, aunque esa acción era prácticamente imposible.
Jijuins miraba a su hermano desde la puerta, mientras este creaba un portal de
contacto con Ultratumba.
- ¿Tienes miedo hermanito, de algunos bebedores de sangre y unos perros grandes?
– Dijo Sarkrius en un tono burlón.
- Esos bebedores de sangres como les llamas son los poderosos vampiros y el más
débil de todos ellos sabe más magia que cualquier mortal y esos perros grandes son
los licántropos guerreros del señor Wraakgodin, juez de Ultratumba. – Respondió su
hermano como desafiándole.
- Creo que ya no recuerdas todo el poder que hemos conseguido gracias a nuestro
señor, ya no somos simples mortales… – Dijo Sarkrius mientras hacia aparecer un
vampiro, que era un ser espeluznante, era totalmente pálido, la cara huesuda, los ojos
eran totalmente rojos, el pelo que era canoso le llegaba a los hombros y sus dientes
caninos superiores sobresalían de la boca y tenían un color amarillento.
- ¿Quiénes sois? – Preguntó el vampiro con dificultad, pues la lengua de
Ultratumba es muy diferente a la lengua humana, pero los vampiros conocen la
lengua humana, pues en una época pasada también lo fueron.
- Bienvenido espectro maldito, mi nombre es Sarkrius y este es mi hermano
Jijuins.
- ¿Vosotros formáis parte de los guerreros de Ultratumba, no es así?
- Cierto, y te hemos sacado de Ultratumba para que nos ayudes, debemos recuperar
las armaduras sagradas y para eso te necesitamos. – Respondió Sarkrius.
- ¿Y yo que ganaré con eso? – Preguntó el vampiro mientras con un rápido
movimiento de mano aplastaba una rata que corría por el suelo y luego la empezaba a
devorar.
- Podrás ser libre para matar a quien quieras menos, por supuesto, a nuestros
objetivos. – Dijo Jijuins, su hermano le miró y sonrió.
- ¿Qué tengo que buscar? – Preguntó el vampiro, con ganas de salir de aquel lugar
para expandir el terror.
- Tienes que buscar al niño que haya nacido hoy y tenga en su sangre restos del
dios Okeano, el primer dios que reencarnará. – Dijo severamente Sarkrius.
- ¿Bien y que le hago? – Preguntó el vampiro.
- Mata a sus padres y destruye su casa, dentro de diez años, conseguirá la
armadura, cuando lo haga le matas y nos entregas la armadura. – Dijo riéndose a
carcajadas Sarkrius mientras el vampiro se dirigía a la puerta.
- Me hartaré a comer niños, su sangre es tan dulce… – Dijo el vampiro mientras
abría la puerta.
- ¿Estas seguro, que no matará a quien buscamos? – Preguntó Jijuins, empezando a
preocuparse.
- Sí, estoy seguro, pues sabe que si falla volverá a Ultratumba y ya sabes que allí el
alimento escasea. – Dijo Sarkrius mientras salía al balcón y contemplaba la luna llena
que se alzaba en el cielo nocturno, una luna brillante que podría iluminar los caminos
sin necesidad alguna de antorcha.
Mientras tanto Jijuins entró en una biblioteca que había en el castillo, allí guardaban
todos los libros de magia oscura2 que tenían, Jijuins buscaba un libro sobre Okeano,
el dios del agua, que según las leyendas se hundió en el gran Océano de Plata y juró
que volvería convertido en un humano, aparentemente cada mil años renacía, pero su
cuerpo no aguantaba el nuevo poder que tenia, que alguien sobreviviera siendo su
reencarnación era algo muy insólito, solo ocurrió dos veces, esta noche y hace tres
mil trescientos noventa y siete años cuando nació Philtropodis, que tuvo un final
triste, se cuenta que, cuando descubrió que era la reencarnación de Okeano, decidió
conquistar el mundo, pero su primo un día decidió acabar con su locura de un
hachazo, intentó acabar con su vida pero Philtropodis no lo permitió, se volvió loco y
mató a todos sus familiares, y vivió durante años gracias al poder de su espíritu
inmortal, pero a los trescientos noventa y siente años, decidió navegar por el Océano
de Plata, su barco se metió en un remolino y Philtropodis murió ahogado.
- Tendremos que tener cuidado a que no le pase lo de Philtropodis a nuestro
pequeño amigo. – Dijo una voz a las espaldas de Jijuins.
- Hermano, me has asustado, pero siempre me ha extrañado eso, solo uno sobrevive
y se vuelve loco, ¿estás seguro de que ese dios quiere tener una reencarnación
humana? – Preguntó incrédulo Jijuins.
- ¿Acaso olvidas el motivo por el cual Okeano quería reencarnar? – Le preguntó a
su vez Sarkrius.
- Sí ¿Pero no podría simplemente haber seguido como Philtropodis?
- Ese dios buscaba a alguien perfecto, Philtropodis lo parecía pero tenía un corazón
oscuro – Dijo Sarkrius, pero al ver la cara de protesta de su hermano continúo. -. Es
posible que haya gente que pueda considerar que nosotros también pero, al ponernos
las armaduras no nos pasará nada, pues no somos reencarnaciones de ese dios.
– ¿Y como sabes que no nos pasará nada? ¿Wraakgodin nos dijo alguna vez que
pudiéramos ponernos las armaduras? – Preguntó Jijuins mirando a su hermano con la
misma cara de protesta.
- Lo se porque mientras tú te vas a recoger estúpidas hierbas para hacer esos
inútiles venenos tuyos, para cazar ciervos y conejos, yo leo el futuro en el cielo, y las
estrellas me han dicho que hoy tendremos que destruir la plaza fuerte de Sark Khan
si deseamos que todo salga perfecto, – Dijo Sarkrius mientras señalaba a un punto
luminoso que se veía a lo lejos por la ventana de la biblioteca. – y sobre nuestro
señor Wraakgodin, él nunca dijo que no pudiéramos quedarnos y usar las armaduras,
además – añadió mirando a su hermano. -, que la gente piense que somos malvados
por nuestra manera de actuar no significa que no estemos luchando por un bien
superior. – Terminó de hablar Sarkrius y su hermano esbozó lo que parecía ser una
sonrisa.
Pronto cogieron sus armaduras, que estaban hechas de pidmantino o hierro de fuego,
era un metal que solo se hallaba en los infiernos materiales3, ellos lo consiguieron
cuando hacían una invocación de un demonio de poco poder para probar sus
habilidades, y pronto forjaron estas armaduras con un yelmo con forma de cabeza de
carnero, las dos eran idénticas y de un color gris oscuro, casi negro, tan solo se
reconocía a cada hermano por el arma, Sarkrius llevaba un hacha de doble hoja que
le iba de punta a punta del hombro y era igual que el de alto, con unos dibujos en
relieve de unas serpientes, en cada lado había dos entrelazadas y sus ojos eran
compuestos de rubíes, Jijuins en cambio llevaba unas cuchillas hechas del mismo
material, eran una continuación de sus guanteletes que el había mandado colocar,
pues no le gustaba empuñar armas, y así llevaría un arma mortífera y con solo mover
los brazos mostraría su letal poder.
Al salir del castillo las puertas se cerraron mágicamente, mientras tanto el vampiro
llegó a un cruce de caminos, se había puesto una capa con capucha, para que no
reconocieran sus rasgos vampíricos, en ese momento saltó delante suyo un hombre.
- ¡La bolsa o la vida! – Gritó el hombre, era un asaltador de caminos, pero el
vampiro solo se quitó la capucha y de un salto llegó al lado del asaltador de caminos
y le rompió el cuello, luego le abrió la cabeza y se comió su cerebro, el cadáver del
asaltador quedó en el suelo tirado y lleno de sangre, con la cabeza abierta y el cuello
roto, el vampiro se puso otra vez la capucha y siguió su camino.
Mientras tanto los hermanos llegaron a la puerta de la muralla de Sark Khan, su
objetivo era destruir la plaza fuerte y mientras ellos hacían que todos se fijaran en lo
que pasaba en la fortaleza, el vampiro podría matar a los padres del niño y nadie les
ayudaría, Sarkrius había planeado esa idea desde hacia meses.
Sarkrius levantó el hacha y con solo darle un golpe la puerta de diez metros de alto,
seis de largo y tres de grosor cayo hecha pedazos, no se trataba de fuerza sino de
magia oscura, los guardias de las dos torres a cada lado de la puerta miraron para
abajo y los de adentro de la puerta sacaron las espadas, pero Jijuins con un rápido
movimiento de brazos corto las cabezas a dos de esos guardias, la mayoría de los
guardias huyó hacia el castillo, pero se quedaron tres, uno de ellos atacó a Jijuins y
este le cortó el brazo derecho, le fue a dar un golpe de gracia, pero el guardia puso el
brazo izquierdo, donde se le hicieron dos cortes profundos, el guardia empezó a
gritar por el dolor y de pronto cogió a Jijuins del cuello, el cual de una patada en el
estomago se lo quitó de encima, luego le piso el tórax y como golpe final le atravesó
la garganta con una de las cuchillas, mientras tanto, Sarkrius levantaba el hacha y
dando una vuelta completa sobre si mismo rompía a los guardias por la mitad,
mientras sus piernas seguían de pie durante unos instantes, todo lo que quedaba por
arriba de la cintura cayó al suelo y se formó un enorme charco de sangre, los
hermanos siguieron caminando, sin inmutarse tan siquiera por la lluvia de flechas
que les caía de la muralla, todo los guardias de las murallas les atacaban con sus
arcos, pero un trocito de madera con una punta de hierro no podía romper el
pidmantino, seguían avanzando y parecían imparables, pero no todo salió como lo
previsto pues, es verdad que todos los habitantes del campo vinieron, pero también
los padres del elegido, los hermanos no esperaban que la madre se moviera del lecho
tan poco tiempo después de haber dado a luz, pero esto era porque desconocían la
devoción que tenían por el señor de Sark Khan, incluso más que por el rey ya que lo
consideraban el mejor de los señores que habían tenido desde hacia varias
generaciones, así que el niño estaba allí, lo que significaba que habría testigos, nadie
le dijo al vampiro que no atacara si había testigos, se habían metido en la trampa que
habían armado, pues ahora cuando vieran un vampiro, la mayoría de reinos vendrían
aquí con sus ejércitos, pues un vampiro es considerado una de las criaturas más
peligrosas existentes como decía Jijuins, y cuando vieran a los hermanos con el
vampiro los relacionarían y la indulgencia (si se puede llamar así al temor) del rey
Lucan IV terminaría y todos esos reinos irían a acabar con ellos, ahora sabían que no
tenían escapatoria pues tan solo con que los guardias hablaran del casco de carnero
negro los hermanos serian reconocidos y aunque fueran poderosos no podrían
enfrentarse a varios ejércitos sin ayuda, solo había una posibilidad.
- ¡Ahora hermano! – Gritó Sarkrius, su hermano ya sabía lo que tenia que hacer.
Sarkrius saltó y cogió al bebé mientras Jijuins se habría camino entre la multitud y
dejaba un rastro de sangre detrás suyo, Sarkrius lo seguía y como habían planeado
solo los padres del bebé les siguieron, pues nadie se había dado cuenta del secuestro,
solo sus padres y, las heridas hechas por Jijuins no eran mortales a propósito, para
que menos gente se pudiera llegar a dar cuenta de lo que acababa de pasar, además
de que si todos estaban más preocupados por salvar a los heridos olvidarían a los
hermanos y si alguno los nombraban el rey haría oídos sordos como siempre, y así
los llevaron hasta adentro de un bosque de pinos y dejaron el bebé al lado de uno de
los enormes árboles, los padres lo encontraron y se alegraron pero no por mucho
tiempo, pronto llegó el vampiro sin la capucha, bajando por el árbol como una araña,
con toda la boca manchada de rojo, pasó por el lado del niño sin hacerle nada y eso
tranquilizó a los hermanos, que miraban desde unos árboles, el vampiro desgarró el
pecho de la madre y se comió sus pulmones y su corazón, al padre le mordió el
cuello con otro propósito además de beberse toda su sangre, quería su alma, después
de que el niño se quedase huérfano el vampiro se fue, Sarkrius cogió al niño y juntos
fueron al templo de Okeano y lo dejaron en una cesta con una nota que decía: “Soy la
reencarnación de Okeano, mis padres han muerto para que yo consiga la armadura
sagrada, si no la consigo en diez años el templo y todos su habitantes desaparecerán”.
En ese momento salió del templo un sacerdote regordete y de pelo y ojos castaños
que leyó la nota y se llevó para adentro al niño que ahora dormía placidamente,
cubierto de sangre.
- ¿Que haremos? – Preguntó el sacerdote a los otros dos que estaban con él.
- Lo primero es darle un nombre, y el más apropiado para este niño creo que es
Héctor, porque si no me equivoco Héctor es Okeano en élfico, o al menos eso es lo
que debería haber sido4. – Dijo uno de los sacerdotes que era el más alto de todos
tenia el pelo negro y unos ojos verdes, que a diferencia de los hermanos esos ojos
inspiraban confianza y no temor.
- Bien pero como sabemos que la nota es de verdad, ¿como sabemos que sus padres
no le han abandonado? – Dijo otro sacerdote uno anciano con unos pelos blancos
como la nieve con cara de sabelotodo.
- Vamos Joseph, esta lleno de sangre, ¿Es que ahora las lagrimas son rojas? – Dijo
el primer sacerdote.
- Bien pero le enseñaré de la misma forma que lo hago con todos los demás, al
menos que me demuestre saber algo especial. – Dijo Joseph mirando al niño
- Bien pues por ahora este es el único niño que probablemente sea la reencarnación
de Okeano y yo le enseñare a luchar con la lanza, ¿me ayudaras Nepto? – Preguntó el
sacerdote y el sacerdote alto asintió.
- Yo le enseñaré a cabalgar sobre hipocampos, Hidrais. – Dijo Nepto.
- Bien, yo iré a dejar al niño en mis aposentos. – Dijo Hidrais mientras cogía al
niño y se lo llevaba.
- No creo que sea el elegido, como puede una reencarnación de dios ser tan
despreocupada. – Dijo Joseph señalando a Héctor quien seguía durmiendo.
- Es solo un bebé, déjalo que duerma, el pobre a perdido a sus padres esta noche. –
Dijo Nepto, mientras salía de la sala.
- No lloró. – Dijo Jijuins mientras subían las escaleras de su castillo y entraban al
comedor, un comedor adornado con cuadros del noble que habitaba el castillo antes
que los hermanos, y de sus antepasados.
- Es un dios, no iba a llorar por unos mortales. – Respondió su hermano fríamente.
- ¡No es un dios es solo una reencarnación, que no sabemos tan siquiera si llegará a
conseguir la armadura! – Chilló harto Jijuins mientras se quitaba el yelmo y lo dejaba
sobre la mesa.
- ¿Dices que no se leer el futuro? – Preguntó enfadado quitándose el yelmo y
tirándolo al suelo.
- No he dicho eso, he dicho que a lo mejor nos equivocamos. – Dijo Jijuins
intentando calmar a su hermano.
- ¡¿Nos? no digas nos, porque solo yo he hecho algo, tu eres un inútil, no sirves
para nada solo sabes hacer esos inútiles venenos para cazar conejos! – Gritó Sarkrius
con la mirada de un loco a causa de la rabia.
- Pues adiós hermano, no soporto más que me trates así. – Dijo Jijuins mientras
cogía el yelmo y salía del castillo y comenzaba a caminar en dirección a la Montaña
Skirianna5.
- ¡Si vete y dentro de diez años no vuelvas suplicando perdón, la armadura será
solo mía! – Dijo riendo Sarkrius.
Apéndices
Notas
1. En la lengua arcana significa perforadora, esto es debido a su principal habilidad,
las diferentes hojas de las que se compone esta lanza pueden girar a velocidades
vertiginosas, haciendo más penetrante el ataque, aunque Steen tan solo fue
atravesado por la punta del arma.
2. Que es otro de los nombres de la nigromancia, ya que en la lengua arcana de los
dioses la palabra nigro significa oscuro y mancia significa magia.
3. Ultratumba, el infierno de los muertos y el Inframundo, el infierno de los
demonios.
4. Okeano en élfico es Aector, aunque cuando los humanos lo escucharon por
primera vez entendieron Héctor.
5. Del enano skiri que significa lobo y anna que significa implacable, pues los lobos
que habitaban antes estas montañas eran tan fieros que eran comparados a los
fenrir del norte.
Me veo en la obligación de presentarlo porque veo que hay gente a la que mis correcciones les desmotivan a seguir con las historias con las que están trabajando. Por tanto, creo que es imprescidible que esa gente vea la clase de textos que escribía hace más de una década.
En parte es útil porque bastante de los errores que cometía en ese momento los he visto en textos que he corregido aquí; otros en cambio no los he visto (como el hecho de que este texto no tiene separación de párrafos).
Por ello, espero que los que hayan recibido correcciones mías y se hayan desmotivado, lean este texto para comparar con mi manera de escribir actualmente, así verán que simplemente todo es cuestión de práctica. Insto además a esa misma gente a, en caso de tener la oportunidad hagan en este texto una corrección como las que hago yo; no por mí (al final este texto ya no tiene ninguna utilidad) sino porque les será más fácil ver errores suyos en textos de otra gente.
Para que la lectura sea algo más clara unas explicaciones: los saltos de línea dividen diferentes páginas; los números de colores en el archivo original era superíndices, que desconozco como añadir aquí; las notas de los apéndices se refieren a esos superíndices.
Prólogo: Los hermanos nigromantes
El sol se mostraba majestuoso con su tonalidad rojiza sobre el castillo
Aur Khan, muchos creían que estaba abandonado puesto que las murallas que debían
defenderlo aun no habían sido totalmente construidas, sin contar por supuesto con la
masacre que había tenido lugar hace ya algunos años, pero no era así, allí vivían
Sarkrius y Jijuins; un par de altos gemelos, con un pelo rubio casi blanco y los ojos
verdes, pero lo más importante es que eran nigromantes.
Sarkrius siempre fue una especie de líder, ya que no tenían ningún hermano mayor,
Jijuins le hacia caso pues su hermano ya sabia hacer nigromancia desde casi antes
incluso de aprender a andar, sabía que si no le hacia caso su hermano podría matarle,
por eso Jijuins decidió aprender nigromancia, para defenderse, pero pronto
decidieron unir sus poderes y ellos solos asaltaron el mismo castillo en el que se
encontraban ahora hace catorce años, no fue muy difícil, la mayoría de los habitantes
del castillo dormían mientras la otra mitad asistía a un banquete, ahora el castillo era
suyo y desde ahí buscarían su objetivo, las tres armaduras de los dioses elementales
cuyo poder las hacía incluso indestructibles, el fuego, la armadura de la diosa
Vulcano, el agua, la armadura del dios Okeano y el viento, la armadura del dios
Eolos; la tierra, antes también había sido una de las armaduras elementales, pero fue
destruida, aunque parezca extraño, pero durante la guerra contra las criaturas de
Ultratumba, su dios Wraakgodin la rompió con su poderosa lanza Elionda,1 y el dios
de la armadura de la tierra, Steen, murió allí mismo pues la herida fue mortal, pero
según se cuenta los enanos la reconstruyeron pues solo estaba un poco rota por el
punto donde se encuentra el corazón, aunque esa acción era prácticamente imposible.
Jijuins miraba a su hermano desde la puerta, mientras este creaba un portal de
contacto con Ultratumba.
- ¿Tienes miedo hermanito, de algunos bebedores de sangre y unos perros grandes?
– Dijo Sarkrius en un tono burlón.
- Esos bebedores de sangres como les llamas son los poderosos vampiros y el más
débil de todos ellos sabe más magia que cualquier mortal y esos perros grandes son
los licántropos guerreros del señor Wraakgodin, juez de Ultratumba. – Respondió su
hermano como desafiándole.
- Creo que ya no recuerdas todo el poder que hemos conseguido gracias a nuestro
señor, ya no somos simples mortales… – Dijo Sarkrius mientras hacia aparecer un
vampiro, que era un ser espeluznante, era totalmente pálido, la cara huesuda, los ojos
eran totalmente rojos, el pelo que era canoso le llegaba a los hombros y sus dientes
caninos superiores sobresalían de la boca y tenían un color amarillento.
- ¿Quiénes sois? – Preguntó el vampiro con dificultad, pues la lengua de
Ultratumba es muy diferente a la lengua humana, pero los vampiros conocen la
lengua humana, pues en una época pasada también lo fueron.
- Bienvenido espectro maldito, mi nombre es Sarkrius y este es mi hermano
Jijuins.
- ¿Vosotros formáis parte de los guerreros de Ultratumba, no es así?
- Cierto, y te hemos sacado de Ultratumba para que nos ayudes, debemos recuperar
las armaduras sagradas y para eso te necesitamos. – Respondió Sarkrius.
- ¿Y yo que ganaré con eso? – Preguntó el vampiro mientras con un rápido
movimiento de mano aplastaba una rata que corría por el suelo y luego la empezaba a
devorar.
- Podrás ser libre para matar a quien quieras menos, por supuesto, a nuestros
objetivos. – Dijo Jijuins, su hermano le miró y sonrió.
- ¿Qué tengo que buscar? – Preguntó el vampiro, con ganas de salir de aquel lugar
para expandir el terror.
- Tienes que buscar al niño que haya nacido hoy y tenga en su sangre restos del
dios Okeano, el primer dios que reencarnará. – Dijo severamente Sarkrius.
- ¿Bien y que le hago? – Preguntó el vampiro.
- Mata a sus padres y destruye su casa, dentro de diez años, conseguirá la
armadura, cuando lo haga le matas y nos entregas la armadura. – Dijo riéndose a
carcajadas Sarkrius mientras el vampiro se dirigía a la puerta.
- Me hartaré a comer niños, su sangre es tan dulce… – Dijo el vampiro mientras
abría la puerta.
- ¿Estas seguro, que no matará a quien buscamos? – Preguntó Jijuins, empezando a
preocuparse.
- Sí, estoy seguro, pues sabe que si falla volverá a Ultratumba y ya sabes que allí el
alimento escasea. – Dijo Sarkrius mientras salía al balcón y contemplaba la luna llena
que se alzaba en el cielo nocturno, una luna brillante que podría iluminar los caminos
sin necesidad alguna de antorcha.
Mientras tanto Jijuins entró en una biblioteca que había en el castillo, allí guardaban
todos los libros de magia oscura2 que tenían, Jijuins buscaba un libro sobre Okeano,
el dios del agua, que según las leyendas se hundió en el gran Océano de Plata y juró
que volvería convertido en un humano, aparentemente cada mil años renacía, pero su
cuerpo no aguantaba el nuevo poder que tenia, que alguien sobreviviera siendo su
reencarnación era algo muy insólito, solo ocurrió dos veces, esta noche y hace tres
mil trescientos noventa y siete años cuando nació Philtropodis, que tuvo un final
triste, se cuenta que, cuando descubrió que era la reencarnación de Okeano, decidió
conquistar el mundo, pero su primo un día decidió acabar con su locura de un
hachazo, intentó acabar con su vida pero Philtropodis no lo permitió, se volvió loco y
mató a todos sus familiares, y vivió durante años gracias al poder de su espíritu
inmortal, pero a los trescientos noventa y siente años, decidió navegar por el Océano
de Plata, su barco se metió en un remolino y Philtropodis murió ahogado.
- Tendremos que tener cuidado a que no le pase lo de Philtropodis a nuestro
pequeño amigo. – Dijo una voz a las espaldas de Jijuins.
- Hermano, me has asustado, pero siempre me ha extrañado eso, solo uno sobrevive
y se vuelve loco, ¿estás seguro de que ese dios quiere tener una reencarnación
humana? – Preguntó incrédulo Jijuins.
- ¿Acaso olvidas el motivo por el cual Okeano quería reencarnar? – Le preguntó a
su vez Sarkrius.
- Sí ¿Pero no podría simplemente haber seguido como Philtropodis?
- Ese dios buscaba a alguien perfecto, Philtropodis lo parecía pero tenía un corazón
oscuro – Dijo Sarkrius, pero al ver la cara de protesta de su hermano continúo. -. Es
posible que haya gente que pueda considerar que nosotros también pero, al ponernos
las armaduras no nos pasará nada, pues no somos reencarnaciones de ese dios.
– ¿Y como sabes que no nos pasará nada? ¿Wraakgodin nos dijo alguna vez que
pudiéramos ponernos las armaduras? – Preguntó Jijuins mirando a su hermano con la
misma cara de protesta.
- Lo se porque mientras tú te vas a recoger estúpidas hierbas para hacer esos
inútiles venenos tuyos, para cazar ciervos y conejos, yo leo el futuro en el cielo, y las
estrellas me han dicho que hoy tendremos que destruir la plaza fuerte de Sark Khan
si deseamos que todo salga perfecto, – Dijo Sarkrius mientras señalaba a un punto
luminoso que se veía a lo lejos por la ventana de la biblioteca. – y sobre nuestro
señor Wraakgodin, él nunca dijo que no pudiéramos quedarnos y usar las armaduras,
además – añadió mirando a su hermano. -, que la gente piense que somos malvados
por nuestra manera de actuar no significa que no estemos luchando por un bien
superior. – Terminó de hablar Sarkrius y su hermano esbozó lo que parecía ser una
sonrisa.
Pronto cogieron sus armaduras, que estaban hechas de pidmantino o hierro de fuego,
era un metal que solo se hallaba en los infiernos materiales3, ellos lo consiguieron
cuando hacían una invocación de un demonio de poco poder para probar sus
habilidades, y pronto forjaron estas armaduras con un yelmo con forma de cabeza de
carnero, las dos eran idénticas y de un color gris oscuro, casi negro, tan solo se
reconocía a cada hermano por el arma, Sarkrius llevaba un hacha de doble hoja que
le iba de punta a punta del hombro y era igual que el de alto, con unos dibujos en
relieve de unas serpientes, en cada lado había dos entrelazadas y sus ojos eran
compuestos de rubíes, Jijuins en cambio llevaba unas cuchillas hechas del mismo
material, eran una continuación de sus guanteletes que el había mandado colocar,
pues no le gustaba empuñar armas, y así llevaría un arma mortífera y con solo mover
los brazos mostraría su letal poder.
Al salir del castillo las puertas se cerraron mágicamente, mientras tanto el vampiro
llegó a un cruce de caminos, se había puesto una capa con capucha, para que no
reconocieran sus rasgos vampíricos, en ese momento saltó delante suyo un hombre.
- ¡La bolsa o la vida! – Gritó el hombre, era un asaltador de caminos, pero el
vampiro solo se quitó la capucha y de un salto llegó al lado del asaltador de caminos
y le rompió el cuello, luego le abrió la cabeza y se comió su cerebro, el cadáver del
asaltador quedó en el suelo tirado y lleno de sangre, con la cabeza abierta y el cuello
roto, el vampiro se puso otra vez la capucha y siguió su camino.
Mientras tanto los hermanos llegaron a la puerta de la muralla de Sark Khan, su
objetivo era destruir la plaza fuerte y mientras ellos hacían que todos se fijaran en lo
que pasaba en la fortaleza, el vampiro podría matar a los padres del niño y nadie les
ayudaría, Sarkrius había planeado esa idea desde hacia meses.
Sarkrius levantó el hacha y con solo darle un golpe la puerta de diez metros de alto,
seis de largo y tres de grosor cayo hecha pedazos, no se trataba de fuerza sino de
magia oscura, los guardias de las dos torres a cada lado de la puerta miraron para
abajo y los de adentro de la puerta sacaron las espadas, pero Jijuins con un rápido
movimiento de brazos corto las cabezas a dos de esos guardias, la mayoría de los
guardias huyó hacia el castillo, pero se quedaron tres, uno de ellos atacó a Jijuins y
este le cortó el brazo derecho, le fue a dar un golpe de gracia, pero el guardia puso el
brazo izquierdo, donde se le hicieron dos cortes profundos, el guardia empezó a
gritar por el dolor y de pronto cogió a Jijuins del cuello, el cual de una patada en el
estomago se lo quitó de encima, luego le piso el tórax y como golpe final le atravesó
la garganta con una de las cuchillas, mientras tanto, Sarkrius levantaba el hacha y
dando una vuelta completa sobre si mismo rompía a los guardias por la mitad,
mientras sus piernas seguían de pie durante unos instantes, todo lo que quedaba por
arriba de la cintura cayó al suelo y se formó un enorme charco de sangre, los
hermanos siguieron caminando, sin inmutarse tan siquiera por la lluvia de flechas
que les caía de la muralla, todo los guardias de las murallas les atacaban con sus
arcos, pero un trocito de madera con una punta de hierro no podía romper el
pidmantino, seguían avanzando y parecían imparables, pero no todo salió como lo
previsto pues, es verdad que todos los habitantes del campo vinieron, pero también
los padres del elegido, los hermanos no esperaban que la madre se moviera del lecho
tan poco tiempo después de haber dado a luz, pero esto era porque desconocían la
devoción que tenían por el señor de Sark Khan, incluso más que por el rey ya que lo
consideraban el mejor de los señores que habían tenido desde hacia varias
generaciones, así que el niño estaba allí, lo que significaba que habría testigos, nadie
le dijo al vampiro que no atacara si había testigos, se habían metido en la trampa que
habían armado, pues ahora cuando vieran un vampiro, la mayoría de reinos vendrían
aquí con sus ejércitos, pues un vampiro es considerado una de las criaturas más
peligrosas existentes como decía Jijuins, y cuando vieran a los hermanos con el
vampiro los relacionarían y la indulgencia (si se puede llamar así al temor) del rey
Lucan IV terminaría y todos esos reinos irían a acabar con ellos, ahora sabían que no
tenían escapatoria pues tan solo con que los guardias hablaran del casco de carnero
negro los hermanos serian reconocidos y aunque fueran poderosos no podrían
enfrentarse a varios ejércitos sin ayuda, solo había una posibilidad.
- ¡Ahora hermano! – Gritó Sarkrius, su hermano ya sabía lo que tenia que hacer.
Sarkrius saltó y cogió al bebé mientras Jijuins se habría camino entre la multitud y
dejaba un rastro de sangre detrás suyo, Sarkrius lo seguía y como habían planeado
solo los padres del bebé les siguieron, pues nadie se había dado cuenta del secuestro,
solo sus padres y, las heridas hechas por Jijuins no eran mortales a propósito, para
que menos gente se pudiera llegar a dar cuenta de lo que acababa de pasar, además
de que si todos estaban más preocupados por salvar a los heridos olvidarían a los
hermanos y si alguno los nombraban el rey haría oídos sordos como siempre, y así
los llevaron hasta adentro de un bosque de pinos y dejaron el bebé al lado de uno de
los enormes árboles, los padres lo encontraron y se alegraron pero no por mucho
tiempo, pronto llegó el vampiro sin la capucha, bajando por el árbol como una araña,
con toda la boca manchada de rojo, pasó por el lado del niño sin hacerle nada y eso
tranquilizó a los hermanos, que miraban desde unos árboles, el vampiro desgarró el
pecho de la madre y se comió sus pulmones y su corazón, al padre le mordió el
cuello con otro propósito además de beberse toda su sangre, quería su alma, después
de que el niño se quedase huérfano el vampiro se fue, Sarkrius cogió al niño y juntos
fueron al templo de Okeano y lo dejaron en una cesta con una nota que decía: “Soy la
reencarnación de Okeano, mis padres han muerto para que yo consiga la armadura
sagrada, si no la consigo en diez años el templo y todos su habitantes desaparecerán”.
En ese momento salió del templo un sacerdote regordete y de pelo y ojos castaños
que leyó la nota y se llevó para adentro al niño que ahora dormía placidamente,
cubierto de sangre.
- ¿Que haremos? – Preguntó el sacerdote a los otros dos que estaban con él.
- Lo primero es darle un nombre, y el más apropiado para este niño creo que es
Héctor, porque si no me equivoco Héctor es Okeano en élfico, o al menos eso es lo
que debería haber sido4. – Dijo uno de los sacerdotes que era el más alto de todos
tenia el pelo negro y unos ojos verdes, que a diferencia de los hermanos esos ojos
inspiraban confianza y no temor.
- Bien pero como sabemos que la nota es de verdad, ¿como sabemos que sus padres
no le han abandonado? – Dijo otro sacerdote uno anciano con unos pelos blancos
como la nieve con cara de sabelotodo.
- Vamos Joseph, esta lleno de sangre, ¿Es que ahora las lagrimas son rojas? – Dijo
el primer sacerdote.
- Bien pero le enseñaré de la misma forma que lo hago con todos los demás, al
menos que me demuestre saber algo especial. – Dijo Joseph mirando al niño
- Bien pues por ahora este es el único niño que probablemente sea la reencarnación
de Okeano y yo le enseñare a luchar con la lanza, ¿me ayudaras Nepto? – Preguntó el
sacerdote y el sacerdote alto asintió.
- Yo le enseñaré a cabalgar sobre hipocampos, Hidrais. – Dijo Nepto.
- Bien, yo iré a dejar al niño en mis aposentos. – Dijo Hidrais mientras cogía al
niño y se lo llevaba.
- No creo que sea el elegido, como puede una reencarnación de dios ser tan
despreocupada. – Dijo Joseph señalando a Héctor quien seguía durmiendo.
- Es solo un bebé, déjalo que duerma, el pobre a perdido a sus padres esta noche. –
Dijo Nepto, mientras salía de la sala.
- No lloró. – Dijo Jijuins mientras subían las escaleras de su castillo y entraban al
comedor, un comedor adornado con cuadros del noble que habitaba el castillo antes
que los hermanos, y de sus antepasados.
- Es un dios, no iba a llorar por unos mortales. – Respondió su hermano fríamente.
- ¡No es un dios es solo una reencarnación, que no sabemos tan siquiera si llegará a
conseguir la armadura! – Chilló harto Jijuins mientras se quitaba el yelmo y lo dejaba
sobre la mesa.
- ¿Dices que no se leer el futuro? – Preguntó enfadado quitándose el yelmo y
tirándolo al suelo.
- No he dicho eso, he dicho que a lo mejor nos equivocamos. – Dijo Jijuins
intentando calmar a su hermano.
- ¡¿Nos? no digas nos, porque solo yo he hecho algo, tu eres un inútil, no sirves
para nada solo sabes hacer esos inútiles venenos para cazar conejos! – Gritó Sarkrius
con la mirada de un loco a causa de la rabia.
- Pues adiós hermano, no soporto más que me trates así. – Dijo Jijuins mientras
cogía el yelmo y salía del castillo y comenzaba a caminar en dirección a la Montaña
Skirianna5.
- ¡Si vete y dentro de diez años no vuelvas suplicando perdón, la armadura será
solo mía! – Dijo riendo Sarkrius.
Apéndices
Notas
1. En la lengua arcana significa perforadora, esto es debido a su principal habilidad,
las diferentes hojas de las que se compone esta lanza pueden girar a velocidades
vertiginosas, haciendo más penetrante el ataque, aunque Steen tan solo fue
atravesado por la punta del arma.
2. Que es otro de los nombres de la nigromancia, ya que en la lengua arcana de los
dioses la palabra nigro significa oscuro y mancia significa magia.
3. Ultratumba, el infierno de los muertos y el Inframundo, el infierno de los
demonios.
4. Okeano en élfico es Aector, aunque cuando los humanos lo escucharon por
primera vez entendieron Héctor.
5. Del enano skiri que significa lobo y anna que significa implacable, pues los lobos
que habitaban antes estas montañas eran tan fieros que eran comparados a los
fenrir del norte.