10/05/2018 08:06 AM
No me estás respondiendo a lo que te pregunto; quizá yo no esté formulando las preguntas adecuadamente, o quizás ese no sea el mejor método de intercambio en este caso concreto... no lo sé. Pero bueno, aportaré un poquito más de mi propia posición.
Que los libros de texto estén regular, que Aristóteles y Luzán tuvieran limitaciones, y que todos las universidades actuales y todos los académicos que se precien de serlo estén utilizando algo, no le aporta ningún valor; más bien al contrario si relacionamos las tres consideraciones y observamos el predominio amplio y tradicional de Luzán, de Aristóteles, y de los propios libros de texto en sus tiempos y en sus ámbitos.
Intentar manipular algo inabarcable, utilizarlo con cualquier finalidad concreta, es absurdo (algo que por cierto se tenía en cuenta ya en los tiempos de Aristóteles y Luzán, pero como hemos superado esa época, siquiera cronológicamente, quizá no merezca la pena tenerlo en cuenta... o no); considerar que un cajón de sastre es funcional para otra cosa que para quitarse de encima incómodos dolores de cabeza por dificultades de resolución en la actualidad, me parece también absurdo. Destruye toda capacidad explicativa porque toda explicación consiste en reducir un conjunto de realidades a sus rasgos relevantes para la tarea en cuestión; una explicación que sea más amplia en su contenido que sus referentes es inútil, salvo en teología. Diablos, decir que algo inabarcable es una explicación es absurdo en sí mismo.
Las excepciones tienen valor como tales en función de la regla, porque permiten precisar/ampliar la regla; eliminar o ampliar la regla de base no incluye las excepciones, las destruye en tanto que tales y, por el camino, se pierde la regla, y el campo deja de ser algo manejable... aunque pasa perfectamente, al mismo tiempo, a ser terreno manejable por cualquiera con criterios de propiedad más o menos arbitrarios.
¿Es el ritmo función privativa de la poesía, al margen de que sea el factor diferencial tradicional de la misma? ¿Se reduce el ritmo y los recursos relacionados a la división de versos y estrofas? ¿Aluden los criterios métrico/estilísticos exclusivamente a la poesía? ¿No suponen en sí mismos, por otro lado, un conjunto de usos del lenguaje claramente diferenciados, sea en prosa o en verso? Pero espera, había renunciado a hacer preguntas. Vale, pues me toca decir que me parece absurdo equiparar función poética y literatura por las razones aducidas en otros puntos, especialmente si la literatura consiste en que un texto sea leído como fin en sí mismo... porque eso arrastraría a dicha función (y al resto de funciones del lenguaje, en consecuencia) al mismo pozo sin fondo al que caía la capacidad explicativa de lo literario, por las razones antes aducidas por mi punto de vista.
Si es imposible cifrar lo literario, en lo que a definición teórica se refiere, en una serie de rasgos, me parece que efectivamente, se quitan las barreras al campo, nuevamente... y los rebaños se escapan. Lo curioso es que los pastores del lugar sigan queriendo tener a sus rebaños consigo pese a haber eliminado lo que hacía posible que pudieran manejarlos.
Y volvemos a la misma problemática de fines y formas a la que aludía y que parece haber quedado en el olvido... todo puede ser leído como un fin en sí mismo por decisión del autor... pero esa decisión viene de una forma concreta... un libro de matemáticas, sí, pero "escrito de manera ingeniosa". Si TODO es susceptible de ser leído como literatura, entonces TODO es susceptible de ser leído como literatura... y CUALQUIER forma es válida para ello. Con lo cuál los fines no nos permiten precisar ninguna forma. A menos, claro está, que juguemos con los conceptos cuando nos convenga... pero eso, nuevamente, es algo que remite a la decisión de cualquier persona, sea académica o no, y no dice nada de la validez de la teoría. Ah, pero claro, una teoría de límites definidos (abarcable, apoyada en rasgos) sería poner barreras al campo. Muy bien, pues entonces no hablemos de teoría, hablemos de decisión personal.
Los cajones de sastre, los inabarcables, los imponderables, son recursos excelentes para sentirnos cómodos con lo que hacemos; solo exigen que se respete ese principio. Pero si bien aportan paz espiritual, aportan poco teóricamente hablando. En mi opinión. Que algo sea inabarcable, teóricamente, no quiere decir que la teoría deba apoyarse en lo que no puede abarcar, sino que debe aproximarse a lo inabarcable poco a poco, desde lo abarcable. Ese aproximarse tiene valor en sí mismo. Constituir la base de la teoría en lo inabarcable me parece de por sí un despropósito, un intento de rehuir la incomodidad de saber que algo se deja fuera cosas a través de ampliar ese algo tanto que se deja fuera a sí mismo.
Que los libros de texto estén regular, que Aristóteles y Luzán tuvieran limitaciones, y que todos las universidades actuales y todos los académicos que se precien de serlo estén utilizando algo, no le aporta ningún valor; más bien al contrario si relacionamos las tres consideraciones y observamos el predominio amplio y tradicional de Luzán, de Aristóteles, y de los propios libros de texto en sus tiempos y en sus ámbitos.
Intentar manipular algo inabarcable, utilizarlo con cualquier finalidad concreta, es absurdo (algo que por cierto se tenía en cuenta ya en los tiempos de Aristóteles y Luzán, pero como hemos superado esa época, siquiera cronológicamente, quizá no merezca la pena tenerlo en cuenta... o no); considerar que un cajón de sastre es funcional para otra cosa que para quitarse de encima incómodos dolores de cabeza por dificultades de resolución en la actualidad, me parece también absurdo. Destruye toda capacidad explicativa porque toda explicación consiste en reducir un conjunto de realidades a sus rasgos relevantes para la tarea en cuestión; una explicación que sea más amplia en su contenido que sus referentes es inútil, salvo en teología. Diablos, decir que algo inabarcable es una explicación es absurdo en sí mismo.
Las excepciones tienen valor como tales en función de la regla, porque permiten precisar/ampliar la regla; eliminar o ampliar la regla de base no incluye las excepciones, las destruye en tanto que tales y, por el camino, se pierde la regla, y el campo deja de ser algo manejable... aunque pasa perfectamente, al mismo tiempo, a ser terreno manejable por cualquiera con criterios de propiedad más o menos arbitrarios.
¿Es el ritmo función privativa de la poesía, al margen de que sea el factor diferencial tradicional de la misma? ¿Se reduce el ritmo y los recursos relacionados a la división de versos y estrofas? ¿Aluden los criterios métrico/estilísticos exclusivamente a la poesía? ¿No suponen en sí mismos, por otro lado, un conjunto de usos del lenguaje claramente diferenciados, sea en prosa o en verso? Pero espera, había renunciado a hacer preguntas. Vale, pues me toca decir que me parece absurdo equiparar función poética y literatura por las razones aducidas en otros puntos, especialmente si la literatura consiste en que un texto sea leído como fin en sí mismo... porque eso arrastraría a dicha función (y al resto de funciones del lenguaje, en consecuencia) al mismo pozo sin fondo al que caía la capacidad explicativa de lo literario, por las razones antes aducidas por mi punto de vista.
Si es imposible cifrar lo literario, en lo que a definición teórica se refiere, en una serie de rasgos, me parece que efectivamente, se quitan las barreras al campo, nuevamente... y los rebaños se escapan. Lo curioso es que los pastores del lugar sigan queriendo tener a sus rebaños consigo pese a haber eliminado lo que hacía posible que pudieran manejarlos.
Y volvemos a la misma problemática de fines y formas a la que aludía y que parece haber quedado en el olvido... todo puede ser leído como un fin en sí mismo por decisión del autor... pero esa decisión viene de una forma concreta... un libro de matemáticas, sí, pero "escrito de manera ingeniosa". Si TODO es susceptible de ser leído como literatura, entonces TODO es susceptible de ser leído como literatura... y CUALQUIER forma es válida para ello. Con lo cuál los fines no nos permiten precisar ninguna forma. A menos, claro está, que juguemos con los conceptos cuando nos convenga... pero eso, nuevamente, es algo que remite a la decisión de cualquier persona, sea académica o no, y no dice nada de la validez de la teoría. Ah, pero claro, una teoría de límites definidos (abarcable, apoyada en rasgos) sería poner barreras al campo. Muy bien, pues entonces no hablemos de teoría, hablemos de decisión personal.
Los cajones de sastre, los inabarcables, los imponderables, son recursos excelentes para sentirnos cómodos con lo que hacemos; solo exigen que se respete ese principio. Pero si bien aportan paz espiritual, aportan poco teóricamente hablando. En mi opinión. Que algo sea inabarcable, teóricamente, no quiere decir que la teoría deba apoyarse en lo que no puede abarcar, sino que debe aproximarse a lo inabarcable poco a poco, desde lo abarcable. Ese aproximarse tiene valor en sí mismo. Constituir la base de la teoría en lo inabarcable me parece de por sí un despropósito, un intento de rehuir la incomodidad de saber que algo se deja fuera cosas a través de ampliar ese algo tanto que se deja fuera a sí mismo.


"To be educated means to be able to play gracefully with ideas."