Y no solo esta infravalorada la del critico textual, sino la del critico en general.
La razón es sencilla de ver pero difícil de aceptar: Porque a la mayoría no les gusta que les digan que lo que hacen esta mal.
Vienen entonces las negaciones en formas variopintas de falacia:
- El ad hominem: tú que sabes si nunca has hecho esto.
- El de autoridad: tú no tienes credenciales para hablar al respecto.
- El ad populum: a mucha gente le gusta / lo tiene por cierto, así que no importa lo que digas.
- El llamado a la ignorancia: no hay una regla que diga que es así.
Además, hay una percepción negativa sobre el critico por esto mismo, estilo Antoine Ego; la de un ser lleno de ira, mala fe y cuyo trabajo es descartable. Si no existiera, mejor.
El critico es algo así como el enemigo.
La verdad sea dicha el propio termino se ha pervertido. Al mezclar opinión con critica, lo que se logra es que siempre haya un gallito saltando con el mismo canto «Al final todo es subjetivo». Porque ni la critica es señalar todo lo malo, ni la opinión saber lo que se esta diciendo. Hay personas que dicen «esto me gusta» o «no me gusta» y ni saben cuál es la causa. Peor es cuando creen saberla y no es así. Esos juicios por tanto se toman a la ligera y se aceptan sin más, esta bien, no todo debe ser riguroso... pero de alli a ponerlo al nivel de quien analiza bajo parámetros de veras formales, pues es un despropósito.
Una perversión.
Al final se cumple esa percepción tan humana, de que le ponemos mayor atención a lo malo que a lo bueno. Si lo decimos como es, el propósito del critico y la critica en general, es la de promover el refinamiento de las obras. Quien no escucha a sus críticos esta condenado a ensimismarse y meterse en una zona de confort perpetua. Quien los toma demasiado en cuenta esta condenado a perder su esencia. La critica es necesaria, pero igual que con muchas cosas, es necesaria la moderación para hacerle justicia y aprovecharla como es debido.
La razón es sencilla de ver pero difícil de aceptar: Porque a la mayoría no les gusta que les digan que lo que hacen esta mal.
Vienen entonces las negaciones en formas variopintas de falacia:
- El ad hominem: tú que sabes si nunca has hecho esto.
- El de autoridad: tú no tienes credenciales para hablar al respecto.
- El ad populum: a mucha gente le gusta / lo tiene por cierto, así que no importa lo que digas.
- El llamado a la ignorancia: no hay una regla que diga que es así.
Además, hay una percepción negativa sobre el critico por esto mismo, estilo Antoine Ego; la de un ser lleno de ira, mala fe y cuyo trabajo es descartable. Si no existiera, mejor.
El critico es algo así como el enemigo.
La verdad sea dicha el propio termino se ha pervertido. Al mezclar opinión con critica, lo que se logra es que siempre haya un gallito saltando con el mismo canto «Al final todo es subjetivo». Porque ni la critica es señalar todo lo malo, ni la opinión saber lo que se esta diciendo. Hay personas que dicen «esto me gusta» o «no me gusta» y ni saben cuál es la causa. Peor es cuando creen saberla y no es así. Esos juicios por tanto se toman a la ligera y se aceptan sin más, esta bien, no todo debe ser riguroso... pero de alli a ponerlo al nivel de quien analiza bajo parámetros de veras formales, pues es un despropósito.
Una perversión.
Al final se cumple esa percepción tan humana, de que le ponemos mayor atención a lo malo que a lo bueno. Si lo decimos como es, el propósito del critico y la critica en general, es la de promover el refinamiento de las obras. Quien no escucha a sus críticos esta condenado a ensimismarse y meterse en una zona de confort perpetua. Quien los toma demasiado en cuenta esta condenado a perder su esencia. La critica es necesaria, pero igual que con muchas cosas, es necesaria la moderación para hacerle justicia y aprovecharla como es debido.