Hola, @Bicerofonte. Antes que nada, bienvenido al foro. Y, ahora, ahí va un análisis más de tu texto. Espero que te sirva de algo, aprovecha lo que te venga bien.
Aún hace falta alguna que otra revisión ortográfica y de estilo para pulir el texto aún más de lo que lo has hecho tras las correcciones que te ha dado el compañero. Por ejemplo, las horas, la edad, todos esos números deberías escribirlos con letras. Acentúas muchos "qué" que, en realidad, no deberían llevar tilde, al igual que "éste" en "éste asunto". En la cita que sigue al título, esos puntos suspensivos finales no aportan nada ahí donde están, fuera de las comillas, se podrían suprimir sin más.
En cuanto al argumento de tu historia, no está mal, aunque creo que le falta algo más de elaboración. Sobre la estructura, cuenta con todo lo necesario, planteamiento, nudo y desenlace, pero tal vez la brevedad haya afectado un poco a la hora de exponer los acontecimientos que se suceden, pues da la impresión de que todo ocurre de manera precipitada. Uno de los personajes hace afirmaciones, cuando menos, cuestionables (sobre todo para un científico), y este las acepta con una facilidad asombrosa, sin más. Por ejemplo, no sabemos por qué el joven sabe e insiste tanto en que la clave está en las dos esmeraldas (salvo que es un recurso para aportar la sorpresa final, el lector no cuenta con ningún otro dato que le sirva para contextualizar esa referencia). Todo lo que iba ocurriendo se rendía "convenientemente" al fin previsto por el autor. No digo que no deba alcanzarse ese fin, pues es el final escogido y por tanto debe alcanzarse, pero hubiera preferido que no fuera tan "directo", que a las "piezas" que diseñaste como puzzle para conformar esta historia les hubiera costado un poco más encajar, que no lo hubieran hecho "a la primera" (hasta el encuentro de la feliz pareja se resuelve a toda velocidad y se enamoran como tortolitos, y eso arroja aún más dudas sobre las inexplicadas preocupaciones del viajero temporal sobre su propia existencia).
Y, por cierto, te quedó todo muy, muy, romántico... Demasiado, para mi gusto.
Aún hace falta alguna que otra revisión ortográfica y de estilo para pulir el texto aún más de lo que lo has hecho tras las correcciones que te ha dado el compañero. Por ejemplo, las horas, la edad, todos esos números deberías escribirlos con letras. Acentúas muchos "qué" que, en realidad, no deberían llevar tilde, al igual que "éste" en "éste asunto". En la cita que sigue al título, esos puntos suspensivos finales no aportan nada ahí donde están, fuera de las comillas, se podrían suprimir sin más.
En cuanto al argumento de tu historia, no está mal, aunque creo que le falta algo más de elaboración. Sobre la estructura, cuenta con todo lo necesario, planteamiento, nudo y desenlace, pero tal vez la brevedad haya afectado un poco a la hora de exponer los acontecimientos que se suceden, pues da la impresión de que todo ocurre de manera precipitada. Uno de los personajes hace afirmaciones, cuando menos, cuestionables (sobre todo para un científico), y este las acepta con una facilidad asombrosa, sin más. Por ejemplo, no sabemos por qué el joven sabe e insiste tanto en que la clave está en las dos esmeraldas (salvo que es un recurso para aportar la sorpresa final, el lector no cuenta con ningún otro dato que le sirva para contextualizar esa referencia). Todo lo que iba ocurriendo se rendía "convenientemente" al fin previsto por el autor. No digo que no deba alcanzarse ese fin, pues es el final escogido y por tanto debe alcanzarse, pero hubiera preferido que no fuera tan "directo", que a las "piezas" que diseñaste como puzzle para conformar esta historia les hubiera costado un poco más encajar, que no lo hubieran hecho "a la primera" (hasta el encuentro de la feliz pareja se resuelve a toda velocidad y se enamoran como tortolitos, y eso arroja aún más dudas sobre las inexplicadas preocupaciones del viajero temporal sobre su propia existencia).
Y, por cierto, te quedó todo muy, muy, romántico... Demasiado, para mi gusto.
«La palabra es tiempo y el silencio eternidad». Maurice Maeterlinck