22/12/2017 10:53 PM
(22/12/2017 09:45 PM)JPQueirozPerez Wrote: Escenas así son las que me refiero con lo del ritmo tedioso: esas dos escenas son básicamente diálogos, pero no son diálogos interesantes; suena demasiado mecánicos.
Aun con ello está bien conocer alguna cosa más del mundo o de los personajes secundarios; aunque haces cosas como que Victoria cuente lo que hará la princesa cuando en teoría no debería, por un lado traiciona la confianza de su amiga y por el otro está traicionando a la corona...
Capítulo 3: Una princesa, una diosa… Una responsabilidad divina
Nos encontrábamos a las afueras del barracón, después de haber practicado algunas nuevas posiciones y formas, descansando un poco; Geraldo y yo nos encontrábamos apoyados en el muro [¿en cuál? debería ser en uno de los muros] del ala oeste del edificio.
– ¡Vaya, Victoria, hoy estás que ardes en el entrenamiento! Dime, ¿qué te trae tan inspirada? – Geraldo me preguntaba esto, secándose el sudor de la frente, con un pañuelo blanco.
– ¿Eh? ¿De qué hablas, Geraldo? Yo estoy perfectamente bien. – Le decía al muchacho, confundida, rascándome la nuca. No me había dado cuenta de cuanto había mejorado mi rendimiento ese mismo día.
– ¡Sabes bien de lo que hablo, Victoria! – En eso, Geraldo se levantaba del suelo y me miraba exaltado, haciendo ademanes de manos, simulando los movimientos de esgrima. –Tus movimientos, bloqueos y evasiones se han vuelto mucho más precisos y más veloces. Te has agotado menos y tus ataques son mucho más fuertes; peleas como si estuvieras poseída. ¿No te habías dado cuenta? – Él continuaba haciendo ademanes con las manos, mirándome impresionado, pero yo le miraba aún más confundida.
–La verdad es que no. Yo sólo me dediqué a pelear; nada más. – Le contesté a Geraldo, cruzando los brazos.
–Entonces… ¿en qué estaba pensando, mientras peleaba, Vic?- El muchacho [ya dije una vez que el muchacho en una narración en primera persona no tiene sentido cuando se refiere a un amigo] me preguntaba esto, sentándose a mi derecha. “Lo que estaba pensando en ese momento…” Sí recuerdo lo que estaba pensando en ese momento. Estaba recordando la velada del cumpleaños de Fabiola, cuando estaba con Katalina.
–Bueno… sonará estúpido, pero estaba pensando en la fiesta que asistí dos días atrás; la princesa Fabiola y yo conocimos y conversamos con la duquesa Katalina Montesco.
– ¿La señorita Montesco? ¿¡Conoces a la duquesa Montesco!? –
– Por supuesto. ¿Por qué preguntas? –
–Por nada en especial, Victoria. Solo me sorprende que la hayas conocido. ¿Qué más hiciste allá en la fiesta, Vic? – Geraldo me preguntó esto, colocándose en frente de mí, cruzando sus brazos. No sabía si era buena idea decirle sobre el ritual al que Fabiola iba a someterse; parte de mí no quería que se involucrara en algo que lo sobrellevaba. Pero no podía mentirle.
–Si te lo digo, ¿prometes no involucrarte? – Al decirle esto al muchacho, éste asentaba con la cabeza, diciendo que sí. –La princesa Fabiola va a realizar un extraño ritual que va a convertirle en una vasija para una deidad. –
– ¿Una… vasija? ¿Podrías explicarme un poco mejor sobre ello? – En eso, el muchacho se acercaba más a mí, inclinándose hacia adelante.
–La princesa básicamente va a ser un ritual para que un dios escoja su cuerpo como una vasija. No quise decirte esto, por miedo a que ella se enojara conmigo si supiera que fui a esparcir la noticia. Ella es mi mejor amiga; lo que menos quiero es perderla. –
–N-no te preocupes, Victoria. Prometo no decirle a alguien sobre esto. ¿Pero qué llevó a la princesa a tomar esa decisión? –
–Ella me dijo que quería hacerlo para poder ayudar con cuanto fuera posible al reino. Lo más que puedo hacer es asistir a la Ceremonia de Ascensión. –
–Te pediría que me dejaras ir… Pero esa no es la mejor opción. No quiero que la princesa se enoje contigo. –
–Hablando de una razón para luchar, ¿cómo ha estado tu familia? –
–…Las cosas no han mejorado en mi casa, desde que mi padre abandonó a mi madre y a mis hermanas por otra mujer. – Geraldo regresaba al muro del barracón y se recargaba en éste, bajando la mirada entristecido. –Siendo que ahora soy el hombre de la casa, depende de mí de darle el sustento a mi familia. Por eso quise volverme espadachín; para poder darle un mejor futuro a mi familia, porque sé que ellos dependen de mí ahora. [no sé hasta que punto un trabajo en el que puedes morir es una buena manera de sustentar a tu familia]– Me quedaba mirando intrigada al muchacho, en lo que él continuaba explicándome sus razones para volverse espadachín. En ese entonces, no sabía en la situación que se encontraba. Sin haberme dado cuenta, me dirigía hacia donde él estaba y colocaba mi mano en su hombro, devolviéndole una sonrisa.
–No te preocupes. Si tu fuerza del alma [¿fuerza de voluntad?, ¿espíritu?] es realmente grande, tu meta será alcanzada. –
– ¿Cómo dices, Victoria? – El muchacho volteaba a verme, con una mirada llena de incertidumbre, secándose las lágrimas de sus ojos.
–La señorita Montesco me dijo esto, cuando hablé con ella en la fiesta de antier: “Nuestros caminos son distintos, pero la fuerza de nuestra alma es lo que nos reunirá en el mismo lugar”. Por lo que entendí de esa frase, es que si nuestra fuerza de voluntad para conseguir aquello que queremos es igual de grande, aún si nuestros caminos difieren, podremos reunirnos una vez más. – Le decía a Geraldo, llevando mi mano izquierda al pecho y volteaba a ver hacia arriba, con un semblante pacifico.
–Guau… Si la duquesa Montesco le dijo eso, me imagino que también debe de ser muy sabia, para su joven edad. Espero que pueda conocerla uno de estos días. –
–Jeje. Ya llegará la oportunidad, Geraldo. –
–Sois [no sólo la ha estado tuteando sino que justo después dice lo sabías en lugar de lo sabéis] muy linda cuando sonríes. ¿Lo sabías? –
–Gracias, Geraldo. –
–Otra cosa, Vic… cuando veas a la princesa, dígale que le mando saludos. –
–No te molestes, Geraldo. Ella ya está comprometida con Saúl. – Le dije esto al muchacho, encogiendo los hombros.
– ¿El marqués Saúl es su prometido? Diablos… Todas las chicas bonitas ya tienen pareja…– Entonces, Geraldo se retiraba del lugar, viéndose muy derrotado. Yo solo rodaba los ojos, sonriendo socarronamente. Ni siquiera trata de ocultar su nivel de perversión, tras esa carita de angelito. [¿? ¿dónde está la perversión? sólo lo vemos interesado en la princesa que por lo que sabemos es bonita (además de ser princesa)]
14 de Febrero de 884. 11:00 A.M.
Ha pasado un mes desde la fiesta de cumpleaños de Fabiola. La Ceremonia de Ascensión se daba ese día. Aún no sabía a qué atenerme… ¿qué iba a pasar con la princesa, si ella terminara siendo rechazada? Debía estar ahí, para darle cuanto apoyo ella necesitara. Me encontraba en la entrada del castillo real, esperando a Fabiola y a sus padres.
– ¿Por qué se tarda tanto? – Inmediatamente, la princesa Fabiola y sus padres salían del edificio.
–Señorita Hosenfeld… ¿está segura que quiere venir a la ceremonia? No es por ser grosera, pero esto puede incomodarle un poco. – La reina me decía esto, caminando hacia donde estaba yo.
–Vuestra [Su] hija es mi mejor amiga. Lo más que puedo hacer es apoyarla moralmente. –
–…[sobran los puntos]Gracias, Victoria…– La princesa me decía esto, sonriéndome un poco. Al voltear a verla, podía notar algo de nerviosismo en su rostro; ha de estar temblando del miedo por dentro, pero está haciendo su mayor esfuerzo por disimularlo.
–Subamos al carruaje, señoritas. La ceremonia comienza en dos horas más. – El rey Fernando nos decía esto, abriendo la puerta de la carroza [siendo rey, como mínimo el cochero va a abrirle la puerta; pero realmente debería tener sirvientes, ayudantes y mayordomos que se encargaran de algo así], para dejarnos pasar. Nosotras tres asentábamos [¿asentíamos?] con la cabeza, entrando al coche; los reyes se sentaban en el asiento al frente, mientras que Fabiola y yo nos sentábamos atrás. –Adelante. – Entonces, Fernando le daba la orden al conductor de poner en marcha la carroza. Ya con esto, el conductor les daba la orden a los caballos para moverse, por lo que nuestro viaje al santuario comenzaba.
–Su majestad Cornelia… hay algo que quiero saber. Se trata de lo que fue a hacer a Astrid. – Le decía esto a la reina, colocando mis manos sobre el regazo. Tenía curiosidad por saber lo que hizo en la nueva república.
– ¿La nueva ruta comercial? No hay mucho que decir, señorita Hosenfeld. Fui a firmar un tratado con el nuevo presidente de Astrid: Samuel Ford. – Al terminar la explicación de la reina, yo me cruzaba de brazos. –Astrid aún se está recuperando de la guerra que tuvo contra el reino de Astea. – Aún no entendía algo. ¿A qué se debió esa guerra? Me daba curiosidad saberlo.
– ¿Exactamente por qué entraron en guerra, su majestad Cornelia? – Le preguntaba esto a la reina, recargándome un poco sobre el asiento.
–Astrid fue por mucho tiempo una colonia del reino de Astea. Los habitantes de la ahora república se hartaron de vivir bajo la opresión del reino; querían su propia independencia. Pero Astea no estaba de acuerdo con esta ideología; ahí fue cuando sus perspectivas chocaron. Solo una debía imperar. Me imagino que ya sabes a que consolido eso, señorita Hosenfeld. –
–Es una lástima, por las vidas que se perdieron en esa guerra. Pero al menos las generaciones futuras tendrán un mejor mundo donde vivir. –
–Lamento haberme perdido tu fiesta de cumpleaños, Fabiola. Te prometo que, de regalo, la próxima semana podrás ir al norte del reino a comprar lo que quieras para ti. – [además de lo extraño es que diga eso un mes después, ya le había hecho un regalo]
–Gracias, madre…– La princesa aún se veía algo preocupada, agachando la mirada, frotando sus manos. Queriendo apaciguar el miedo de ella, yo le tomaba las manos, sonriéndole cariñosamente.
–Vas a salir victoriosa de esto, Fabiola. Ya lo verás. –
–Gracias, Victoria. Sabía que podía contar contigo. – A veces Fabiola suele actuar más despreocupada y valiente de lo que realmente es. Ésta no era una de esas ocasiones. [no he hecho correcciones de diálogos con respecto a rayas ni a lo de que deberías añadir quién va hablando, tampoco de las comillas que no son las correctas]
Como dije, la novela aún puede cambiar. Si tienes una mejor idea para resolver ese problema, házmelo saber.
Gracias por la corrección, por cierto.
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