18/04/2018 07:53 AM
Bueno, antes que nada me lanzo con la definición de la RAE pa que no falte «Ambición: Deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama». En realidad, más que desear algo lo que hace la ambición es fijarse una meta que roza unos límites subjetivos (es decir que hay una intención de llegar a ella, no sólo se desea). Esos límites entre lo «ambicioso» y «no tan ambicioso» varían según la importancia que le da a ciertos factores el creador (y también los lectores): hablo del tiempo y trabajo requeridos, de la confianza en sí mismo y a la vez de cierto pragmatismo y, en fin, de la propia noción del creador sobre lo que es ser ambicioso. Alguno pensará que es ambicioso lanzándose a escribir un libro, otro pensará «voy a escribir diez libros» y le parecerá del todo factible y natural: luego puede resultar que el primero haya cumplido y el otro no, o a la inversa. En fin, que la ambición marca límites muy subjetivos. Con sus metas, algunos creadores buscan el reconocimiento ajeno, otros simplemente la satisfacción de cumplir un sueño personal: en cualquier caso, no deja de ser muy importante disfrutar de ese sueño incluso si no se ha cumplido aún.
Personalmente, como escritora, no me fijo metas, aparte de respetar a mis personajes, pasarlo bien y hacer que otros se lo pasen bien —supongo que en realidad se les puede llamar minimetas continuas. Puede tener su gracia fijarse una gran meta conscientemente, no lo descarto, pero he descubierto que para ciertas historias más ligadas al día a día de la vida de un personaje ayuda un montón no tener una meta clara: así me centro más en seguir al personaje que en arrastrarlo. Y precisamente así no se piensa en lo que es posible o no posible para el escritor: se piensa en lo que es posible o no posible para el personaje y el mundo. El escritor desaparece. Aunque, bueno, que la historia termine en tres tomos o en diez es resultado de que presto así y todo un poco de atención a la forma, pero tampoco me lo pienso mucho, es sólo una meta voluble que puedo apartar y modificar si molesta.
Pues a ver si algún día me animo a leer Malaz, con todo lo que se ha hablado en el foro de esta saga!
Me alegro de que estés de vuelta por el foro, Manzanillas!!
Saludos,
Personalmente, como escritora, no me fijo metas, aparte de respetar a mis personajes, pasarlo bien y hacer que otros se lo pasen bien —supongo que en realidad se les puede llamar minimetas continuas. Puede tener su gracia fijarse una gran meta conscientemente, no lo descarto, pero he descubierto que para ciertas historias más ligadas al día a día de la vida de un personaje ayuda un montón no tener una meta clara: así me centro más en seguir al personaje que en arrastrarlo. Y precisamente así no se piensa en lo que es posible o no posible para el escritor: se piensa en lo que es posible o no posible para el personaje y el mundo. El escritor desaparece. Aunque, bueno, que la historia termine en tres tomos o en diez es resultado de que presto así y todo un poco de atención a la forma, pero tampoco me lo pienso mucho, es sólo una meta voluble que puedo apartar y modificar si molesta.
Pues a ver si algún día me animo a leer Malaz, con todo lo que se ha hablado en el foro de esta saga!
Me alegro de que estés de vuelta por el foro, Manzanillas!!
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