22/05/2018 07:28 AM
Es imposible que existiera el Jesús de la Biblia por un motivo: por mucho que los autores de los evangelios intentasen ser fieles a la realidad, es completamente imposible captar la esencia absoluta de una persona real mediante la palabra escrita, puesto que lo que siempre va a haber, en su lugar, es una visión personal o parcial del mismo. Si Jesús existió, lo que hay en la Biblia no es el Jesús real, sino una ficcionalización del mismo; y es a esa versión ficticia a la que se adora en el cristianismo. Se adora, por tanto, a un personaje cuyo carácter ficcional viene intrínseco consigo mismo. Es totalmente imposible afirmar que "un personaje de ficción es real"; es una paradoja, un oxímoron. En todo caso, pudo haber existido un personaje en el que se inspiraron para crear a Jesús, y es posible que ese personaje fuese carpintero, hiciese lo mismo que Jesús, que tuviese carácter divino y que también se llamase Jesús de Nazaret, pero en ningún caso esa persona real puede identificarse con el personaje que aparece en la Biblia.
Sobre el carácter divino de ese posible carpintero en el que se pudieron inspirar para crear al personaje ficticio de Jesús de Nazaret, Pablo de Olavide afirmaba, en su novela El Evangelio en triunfo o historia de un filósofo desengañado, que Jesucristo tenía que ser necesariamente Dios, porque, de no serlo, no hubiese podido resucitar; y si no hubiese podido resucitar, no sería tan tonto de dejarse atrapar por los romanos cuando tuvo varias ocasiones de escapar. Según Olavide, ésa es la "prueba empírica" de la divinidad de Jesús. Lo que pienso del supuesto empirismo de esa prueba es lo siguiente:
[video=youtube]watch?v=X_tKzZiSJY4[/video]
Sobre el carácter divino de ese posible carpintero en el que se pudieron inspirar para crear al personaje ficticio de Jesús de Nazaret, Pablo de Olavide afirmaba, en su novela El Evangelio en triunfo o historia de un filósofo desengañado, que Jesucristo tenía que ser necesariamente Dios, porque, de no serlo, no hubiese podido resucitar; y si no hubiese podido resucitar, no sería tan tonto de dejarse atrapar por los romanos cuando tuvo varias ocasiones de escapar. Según Olavide, ésa es la "prueba empírica" de la divinidad de Jesús. Lo que pienso del supuesto empirismo de esa prueba es lo siguiente:
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"¡Que la vida se tome la pena de matarme
ya que yo no me tomo la pena de vivir!"