20/02/2022 09:02 AM
Termine el 4º volumen de Malaz, La casa de cadenas. Ahí va mi breve reseña:
Karsa Orlong mola y mucho... que es el p*to amo vaya.
El libro en sí, como a menudo me pasa con Malaz, me deja un sabor agridulce... y ojo, que me esta gustando la saga, pero no puedo evitar ser realista. Lo que pasa es que el libro mejor no puede empezar, Karsa es un personaje que acapara toda la atención en la primera parte del libro, es un personaje incorrecto, bravucón y lleno de incoherencias y eso produce una evolución de personaje creíble y grandiosa a medida que sus delirios van enfrentándolo al mundo real, que es un lugar enorme y muy alejado de su pequeña tribu, sus costumbres barbaras y sus insignificantes dioses.
Pero es que cuando se acaba esta parte de Karsa, que justo enlaza con una escena del libro 2 de Malaz (Las puertas de la casa de la muerte), el libro se vuelve tedioso por momentos, lento y para que mentir, aburrido. Me costó un buen esfuerzo seguir centrado en la trama y gracias debo a personajes como Violin, Kalam y las intrigantes apariciones de la Cuerda (Cotillion)... porque lo que es el nudo del libro me ha parecido demasiado lento en su desarrollo de acontecimientos, y cuando por fin en las 100 últimas paginas (estamos hablando de que el libro tiene casi 1200 creo recordar) se acelera la trama hacia el colofón... lo sentí demasiado breve y no siendo de nuevo por las breves escenas de Karsa, me ha faltado la épica de los finales del segundo y tercer volumen de la saga.
En fin, que entiendo que esto es una carrera de fondo, y que lo que ha pasado en este libro tendrá repercusiones en los siguientes. Yo reconozco que he disfrutado y sufrido el libro casi a partes iguales; y aunque a ha predominado lo primero, tengo que reiterar que Malaz es una saga muy difícilmente recomendable. No es para todo el mundo desde luego... pero si es para ti, muchas otras obras te van a parecer insulsas, porque en Malaz me está destacando su genial worldbuilding, sus sufridos y encomiables personajes, sus conversaciones acidas y el drama magnético que envuelve toda la obra.
Karsa Orlong mola y mucho... que es el p*to amo vaya.
El libro en sí, como a menudo me pasa con Malaz, me deja un sabor agridulce... y ojo, que me esta gustando la saga, pero no puedo evitar ser realista. Lo que pasa es que el libro mejor no puede empezar, Karsa es un personaje que acapara toda la atención en la primera parte del libro, es un personaje incorrecto, bravucón y lleno de incoherencias y eso produce una evolución de personaje creíble y grandiosa a medida que sus delirios van enfrentándolo al mundo real, que es un lugar enorme y muy alejado de su pequeña tribu, sus costumbres barbaras y sus insignificantes dioses.
Pero es que cuando se acaba esta parte de Karsa, que justo enlaza con una escena del libro 2 de Malaz (Las puertas de la casa de la muerte), el libro se vuelve tedioso por momentos, lento y para que mentir, aburrido. Me costó un buen esfuerzo seguir centrado en la trama y gracias debo a personajes como Violin, Kalam y las intrigantes apariciones de la Cuerda (Cotillion)... porque lo que es el nudo del libro me ha parecido demasiado lento en su desarrollo de acontecimientos, y cuando por fin en las 100 últimas paginas (estamos hablando de que el libro tiene casi 1200 creo recordar) se acelera la trama hacia el colofón... lo sentí demasiado breve y no siendo de nuevo por las breves escenas de Karsa, me ha faltado la épica de los finales del segundo y tercer volumen de la saga.
En fin, que entiendo que esto es una carrera de fondo, y que lo que ha pasado en este libro tendrá repercusiones en los siguientes. Yo reconozco que he disfrutado y sufrido el libro casi a partes iguales; y aunque a ha predominado lo primero, tengo que reiterar que Malaz es una saga muy difícilmente recomendable. No es para todo el mundo desde luego... pero si es para ti, muchas otras obras te van a parecer insulsas, porque en Malaz me está destacando su genial worldbuilding, sus sufridos y encomiables personajes, sus conversaciones acidas y el drama magnético que envuelve toda la obra.
Atrás solo quedan los errores, adelante en cambio hay... errores nuevos, pero imprevisibles y diversos. Disfrutaré y lamentaré cada uno de ellos a su debido tiempo.