24/11/2015 05:33 PM
(This post was last modified: 24/11/2015 05:37 PM by Geralt de Rivia.)
(24/11/2015 03:10 PM)Zarono Wrote: Estos movimientos que analizan meta-literariamente e ideológicamente las novelas y la literatura me encantan, me traigo unas risas con ellos que casi me da un infarto
Son tan listos, y siempre ven lo que los demás (pobres y miserables mortales) no vemos.
Sobre el tema hay una anécdota muy curiosa que contó Gabriel García Marquez en un par de entrevistas que le hicieron.
Resulta que en una ocasión su hijo, Rodrigo García Barcha., se presentó a un examen de literatura, dentro de las pruebas de admisión en un prestigioso centro de estudios londinense.
Dio la casualidad, o la causalidad, que justamente uno de los puntos del cuestionario versaba sobre el libro "El coronel no tiene quién le escriba", una de las obras más reconocidas de su padre después de "Cien años de soledad". La pregunta en cuestión decía, palabras más palabras menos: "¿Qué representa la figura del gallo en el libro 'El Coronel no tiene quien le escriba'?"
Probablemente el bueno de Rodrigo se debe haber relamido al ver aquel punto en particular, porque siendo quién era le resultaba muy fácil responder a la pregunta. Había oído decenas de veces a su padre diciendo que aquel gallo que hereda el viejo coronel, el cual se pasa la vida en su casa tapado de deudas mientras espera la llegada de su pensión, simbolizaba la legendaria gallina de los huevos de oro, y así respondió el muchacho.
Hasta ahí todo normal. Lo curioso del caso, empero, es que la pregunta le fue dada como inválida, a pesar de que como hijo de Marquez era él el que estaba en lo cierto con su respuesta. El profesor, sin embargo, le respondió que según tal crítico la gallina representaba la fuerza popular reprimida, y que así debió haber respondido.
Como imaginarán a García Márquez siempre le divirtió mucho todo aquello, sobre todo porque, como aclaraba siempre en sus entrevistas, en un principio había pensado que el libro terminara con el coronel ya cansado de todo, retorciéndole el pescuezo al gallo y haciendo con él una sopa de protesta.