Buenas, Aljamar.
Como siempre he disfrutado leyéndote. Contigo no hay lugar para el aburrimiento y si eso lo acompañas con una narración ágil que no descuida el trasfondo de la historia, un mundo variopinto que se va abriendo poco a poco y personajes bien construidos (me gustó mucho la escena de la reunión de los mandamases), todas las pegas que se puedan poner a tu relato son puntuales.
Pero como hay confianza (si ya sé que cuando una frase empieza así vamos mal ) se me han "aparecido" una serie de reflexiones un tanto raras. No sabía si escribírtelas, porque creo que son un poco off topic, pero bueno voy a tirarme a la piscina y si no te ayudan en nada, solo ignóralas. Lo digo porque son puntos de vista bastante (muy) personales.
Tenía muchas ganas de saber si salías airoso del punto más complejo que habías planteado en tu relato según mis paranoias personales. Yo soy casi maníaca en cuanto al tema de engranar las partes del relato para que todo discurra como si los acontecimientos previos desembocaran inevitablemente en lo que se cuenta, aunque sea solo visible en el último momento. Que no se vea nada forzado por la mano del autor, guiando los sucesos y a los personajes hacia donde a él le conviene y no a donde se inclinan de forma natural. (Ojo que estoy diciendo que es un obsesión personal mía, no que yo sea ningún tipo de maestro en ese tema).
Así que para mí era muy importante ver como resolvías el reto de la inminente y aparentemente insoluble liberación de los prisioneros, tras la revelación de que Shäl tenía una de sus premoniciones. Pensé: "¿que c*** se va a sacar de la manga? Se acaba de echar encima un pedrusco descomunal". No había tampoco demasiada historia previa para haber preparado el camino en ese sentido y a mí me parecía muy difícil no caer en esa situación en el típico deus ex machina. Bueno, la sensación que me ha dejado a mí es agridulce. La deuda del antiguo patrón de Galed con el akari encaja perfectamente, justifica los sucesos con total lógica y no perjudica en nada al relato. Pero tampoco añade, porque es como un champiñón salido de la nada. Es pura casualidad que se hayan cruzado sus caminos.
Es curioso. Cuando leo tus comentarios de que quieres sorprender engordando a un elfo o haciendo su voz ronca, en contraposición al típico elfo de la literatura fantástica (de hecho Tolkeniano 100 %, porque si no recuerdo mal los elfos de la tradición celta original son como diminutos duendecillos), me pregunto (si, hoy estoy inaguantablemente preguntona ): "si quiere hacer un elfo tan diferente de un elfo, dejando casi solo el nombre, ¿por qué se empeña en meter un elfo? ¿Por que no crear otra criatura completamente distinta?" Después de todo parece que es eso lo que tienes realmente en mente al inspirarte en los samurais japoneses en cuanto al akari, por ejemplo.
Ya te comenté una vez que a mi me parecía que te empeñabas en sorprender en lo anecdótico, pero el relato en bloque se dirige hacia donde todos ya sabemos que va a ir. Por ejemplo cuando Galed vuelve a buscar a Shäl. Es lo que todos estamos esperando que haga. Lo que nos gustaría que hiciera el héroe, porque nos gustan/necesitamos a los héroes. Y Galed lo hace. ¿Satisfactorio? Muchísimo. ¿Sorprendente? Humm ... No.
Son solo reflexiones que se me han ocurrido, porque parece una pequeña contradicción. Por una parte pareces desear sorprender y por otra construyes un relato de aventuras arquetipo. No es una crítica, porque siempre he pensado que tanto tú como yo escribimos lo que nos gusta leer. Y como ya te dije en una ocasión tu relato es aventura pura y esa es tan buena opción como cualquier otra. Y soy muy consciente de que escribir un buen relato de aventuras no es nada fácil.
A parte de todo esto, estoy deseando leer más. ¿Qué más se le puede pedir a un lector? Y te aseguro que seré sincera. Si me aburro te enterarás.
Como siempre he disfrutado leyéndote. Contigo no hay lugar para el aburrimiento y si eso lo acompañas con una narración ágil que no descuida el trasfondo de la historia, un mundo variopinto que se va abriendo poco a poco y personajes bien construidos (me gustó mucho la escena de la reunión de los mandamases), todas las pegas que se puedan poner a tu relato son puntuales.
Pero como hay confianza (si ya sé que cuando una frase empieza así vamos mal ) se me han "aparecido" una serie de reflexiones un tanto raras. No sabía si escribírtelas, porque creo que son un poco off topic, pero bueno voy a tirarme a la piscina y si no te ayudan en nada, solo ignóralas. Lo digo porque son puntos de vista bastante (muy) personales.
Tenía muchas ganas de saber si salías airoso del punto más complejo que habías planteado en tu relato según mis paranoias personales. Yo soy casi maníaca en cuanto al tema de engranar las partes del relato para que todo discurra como si los acontecimientos previos desembocaran inevitablemente en lo que se cuenta, aunque sea solo visible en el último momento. Que no se vea nada forzado por la mano del autor, guiando los sucesos y a los personajes hacia donde a él le conviene y no a donde se inclinan de forma natural. (Ojo que estoy diciendo que es un obsesión personal mía, no que yo sea ningún tipo de maestro en ese tema).
Así que para mí era muy importante ver como resolvías el reto de la inminente y aparentemente insoluble liberación de los prisioneros, tras la revelación de que Shäl tenía una de sus premoniciones. Pensé: "¿que c*** se va a sacar de la manga? Se acaba de echar encima un pedrusco descomunal". No había tampoco demasiada historia previa para haber preparado el camino en ese sentido y a mí me parecía muy difícil no caer en esa situación en el típico deus ex machina. Bueno, la sensación que me ha dejado a mí es agridulce. La deuda del antiguo patrón de Galed con el akari encaja perfectamente, justifica los sucesos con total lógica y no perjudica en nada al relato. Pero tampoco añade, porque es como un champiñón salido de la nada. Es pura casualidad que se hayan cruzado sus caminos.
Es curioso. Cuando leo tus comentarios de que quieres sorprender engordando a un elfo o haciendo su voz ronca, en contraposición al típico elfo de la literatura fantástica (de hecho Tolkeniano 100 %, porque si no recuerdo mal los elfos de la tradición celta original son como diminutos duendecillos), me pregunto (si, hoy estoy inaguantablemente preguntona ): "si quiere hacer un elfo tan diferente de un elfo, dejando casi solo el nombre, ¿por qué se empeña en meter un elfo? ¿Por que no crear otra criatura completamente distinta?" Después de todo parece que es eso lo que tienes realmente en mente al inspirarte en los samurais japoneses en cuanto al akari, por ejemplo.
Ya te comenté una vez que a mi me parecía que te empeñabas en sorprender en lo anecdótico, pero el relato en bloque se dirige hacia donde todos ya sabemos que va a ir. Por ejemplo cuando Galed vuelve a buscar a Shäl. Es lo que todos estamos esperando que haga. Lo que nos gustaría que hiciera el héroe, porque nos gustan/necesitamos a los héroes. Y Galed lo hace. ¿Satisfactorio? Muchísimo. ¿Sorprendente? Humm ... No.
Son solo reflexiones que se me han ocurrido, porque parece una pequeña contradicción. Por una parte pareces desear sorprender y por otra construyes un relato de aventuras arquetipo. No es una crítica, porque siempre he pensado que tanto tú como yo escribimos lo que nos gusta leer. Y como ya te dije en una ocasión tu relato es aventura pura y esa es tan buena opción como cualquier otra. Y soy muy consciente de que escribir un buen relato de aventuras no es nada fácil.
A parte de todo esto, estoy deseando leer más. ¿Qué más se le puede pedir a un lector? Y te aseguro que seré sincera. Si me aburro te enterarás.