No recuerdo si este fue el primer cuento en ser subido, o si fue el segundo o el tercero, sí recuerdo que fue el primero que leí, y también uno de los que más me llamó la atención al momento de echar un vistazo a los comentarios que los demás foreros iban dejando en tu texto.
En lo personal, he de decir que coincido en muchas cosas con lo señalado por ellos más arriba, y en muchas otras no.
Para empezar, vos sos el dueño de tu historia, el autor, el ente superior, una suerte de pequeño dios donde el texto, es decir tu cuento, es el mundo sobre el cual fue podés ir labrando tu obra creadora. Por lo tanto, si decidís que debe nevar en julio en New York, está perfecto que así sea. La justificación a esto la debés conocer vos, y aunque hubiera resultado interesante que dejaras entrever los por qué a lo largo del texto, estás en todo tu derecho de no hacerlo, dejándolo como una incógnita imposible de resolver, lo cual, a mi modo de ver, le da mucho juego a la historia, obligándonos a los lectores a imaginar mil y un posibles alternativas. La verdad es que me ha gustado mucho.
Además, me parece un puntazo muy positivo que toda la historia se estructure en torno a una anécdota, y que este hecho nos sea revelad recién sobre el final. Es un giro de tuerca bastante interesante que denota una mente creativa e ingeniosa detrás de la narrativa.
Por contra, todo el texto emite una sensación deslucida por culpa de pequeños fallos formales que van “afeando” la lectura, y que hubieran podido ser evitados con una revisión más profunda (en este sentido, y al igual que he hecho ya con otros relatos, te ofrezco realizar una revisión gramatical completa de tu texto una vez que el reto haya terminado): por ejemplo, mayúsculas inoportunas que no corresponden, tildes faltantes, palabras mal escritas, verbos conjugados en un tiempo verbal extraño, descripciones que podrían haber dado mucho más de sí, motivaciones poco claras de los personajes y, sobre todo, una construcción de diálogos que repetidamente se presenta de modo incorrecto.
En tal sentido, y como hice ya con otro cuento, aprovecho esta oportunidad para explicarte cómo debe estructurarse un diálogo, y para eso tomo ejemplos de tu propio texto:
Cada personaje, que quede claro, habla en una línea distinta. Sus intervenciones van precedidas siempre por una raya, y la raya con la que se inicia cada parlamento de un personaje va enganchada a la primera palabra. Por ejemplo:
“Conmovido por esa muestra de afecto, Thomas devolvió el abrazo y secó sus lágrimas.
—Vayamos a terminar nuestro castillo, muchachos.”
Por otra parte, las intervenciones del narrador también van precedidas por una raya. Por ejemplo:
“—¡Hola, muchachos! —vociferó Thomas y se acercó a sus amigos.”
Como podés ver, no hay ninguna raya cerrando el diálogo o la acotación. Al final de cada línea de diálogo siempre hay un punto y aparte. La única excepción se produce cuando después de la acotación del narrador, el personaje continúa hablando. En ese caso, la raya del diálogo debe ir pegada a la última letra de la intervención del narrador y se puntúa detrás de esta raya. Por ejemplo:
“— ¿Qué onda, Tom? —respondió la chica—. Te tardaste muchísimo.”
Una vez teniendo en claro eso, pasamos a la parte más complicada, que son los puntos, comas, signos de interrogación, mayúsculas y minúsculas dentro de la acotación del narrador. Para estos primero tenemos que identificar de qué tipo es la intervención del narrador. Básicamente existen dos posibilidades:
La explicación del narrador referencia a cómo habla el personaje (es un verbo dicendi).
La explicación del narrador referencia a lo que hace el personaje, o a cualquier otra cosa que no tenga que ver con cómo habla el personaje (es un verbo no dicendi).
Con los verbos dicendi, el inciso siempre empieza en minúscula (detrás de una raya pegada a la primera palabra) y la puntuación se pone a final del inciso. Por ejemplo:
“—Si es que Tommy no quiere ser el rey, yo lo seré —dijo Sarah y se colocó entre ambos niños. Mark solo se cruzó de brazos y la miró con soslayo.
La única excepción a esta regla se produce con la aparición de los signos de interrogación y exclamación.
“—¿Ya pensaste en quién va a ser el “rey” del castillo? —preguntó Sarah.”
“—¡Hola, muchachos! —vociferó Thomas y se acercó a sus amigos.”
Como ves, detrás del inciso sigue habiendo un punto y final. Además, y a pesar del signo de exclamación o interrogación, el inciso se inicia en minúscula.
Con los verbos no dicendi, en cambio, los incisos aclaratorios del narrador se escriben en mayúsculas y se puntúa siempre antes del inciso, aunque también debe puntuarse al final. Por ejemplo:
— Gracias, muchachos. —Viendo que sus amigos apoyaban su deseo, Thomas levantó la mirada y devolvió una sonrisa.
—Que se derrita. —Mark no parecía preocupado—. Tendremos todo el invierno para armar otro. ¿Verdad que sí, Tom?
Por último, te recomiendo también dos máximas que suelo repetir bastante, porque a mí me cambiaron por completo la forma de escribir: “no expliqués, mostrá”, y “menos es más”
Te lo muestro con ejemplos:
“No expliqués, mostrá”. En un pasaje vos decís:
“Viendo que sus amigos apoyaban su deseo, Thomas levantó la mirada y devolvió una sonrisa.
—Gracias, muchachos. Hagámoslo, de ser así.
Terminada la conversación, los niños asintieron y se prepararon para construir el castillo de hielo.
Un rato después, los muchachos ya tenían listo el “cimiento” del edificio listo. Solo faltaban los muros y el techo, con suerte, tendrían tiempo para hacer las ventanas y la puerta de acceso. Ahí fue cuando a Sarah se le vino una idea a la cabeza. “Me pregunto quién va a ser el ‘rey’ del castillo”, fue lo que la niña pensó y volteó a mirar a Thomas. “Espero que a Tommy no le moleste la idea de volverme la reina de su castillo”.”
Yo hubiera dicho lo mismo, pero de esta manera
Thomas les devolvió una sonrisa.
—Gracias, muchachos. Empecemos entonces.
Poco a poco fueron levantando los cimientos del castillo. Al cabo de un rato ya sólo faltaban los muros y el techo, y todo parecía indicar que les sobraría el tiempo para terminar incluso las ventanas y el portón de acceso.
“Me pregunto quién va a ser el rey de este castillo”, se dijo Sarah, mientras veía a Thomas construir bloques de nieve. “Espero que a él no le moleste que yo sea la reina.”
Menos es más. En el comienzo del texto vos decís:
“Las noticias del último suceso más reciente en Nueva York no tardaron en esparcirse. Un fenómeno sin precedente alguno aconteció. Una nevada, en pleno verano, se desató.”
Y si bien no está mal, podés decir lo mismo de un modo mucho más simple que ayude a la fluidez de la lectura. Por ejemplo:
“Las noticias del último suceso no tardaron en esparcirse por las calles de Nueva York. Un fenómeno sin precedentes acababa de ocurrir: una nevada en pleno verano.”
Por lo demás, y como ya dije antes, el texto en sí me ha gustado mucho, pude empatizar con el pequeño Thomas, me pareció un giro de tuerca excelente que al final fuera todo una anécdota contada por el Thomas mayor (ya arquitecto), y de tu texto destaco sobre todo las increíbles descripciones de las que hace gala tu pluma. Pasajes como aquel que dice “El crepúsculo cayó con sus sábanas negras a través del cielo” o aquel otro que reza “Sin que se dieran cuenta, el ocaso se apresuraba a paso redoblado” me han parecido magistrales. Te felicito de todo corazón.