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Engañar al lector - JPQueirozPerez - 07/05/2019 Ayer acabé de leer una novela, Una historia negra de Antonella Lattanzi, y se me planteó esta cuestión. ¿Cuáles son las claves para engañar al lector (o al espectador en caso de obras audiovisuales) para hacer un giro y que sea sorprendente y no decepcionante? Para ejemplificar lo que hablo, pondré algunos ejemplos de obras que engañan al lector/espectador y diré porque considero que en algunos casos crean un buen giro y en otros sólo son trampas baratas. Dejaré las explicaciones en spoiler para quien no haya consumido dichos productos y quiera hacerlo en el futuro. Algunos ejemplos de un buen engaño, que funcionan para dar un giro: Para empezar la propia Una historia negra: El porqué creo que funciona para hacer un giro: Aunque el narrador se mete a veces en los pensamientos o recuerdos de los personajes, realmente es un narrador equsiciente con ciertos toques deficientes; no se llega a mentir realmente al lector contando una versión contraria a lo que ha ocurrido (al menos no se miente más de lo que se miente a otros personajes) Dexter, sexta temporada También muchas películas de suspense que tienen el típico giro final sorprendente (como El sexto sentido, Los otros, Shutter Island o Sospechosos habituales) que no deja de ser un engaño con respecto a lo que creía el espectador, pero sin haberle mentido, sino que juega con sus prejuicios. Ahora voy a entrar en una zona más gris, casos en los que hay que forzar un poco la suspensión de incredulidad para dar un sentido al asunto. Harper's Island Slasher, segunda temporada (Guilty Party) Este último ejemplo está más en lo que es una burda trampa de guión que un engaño ingenioso, de lo que lo estaba Harper's Island, sin embargo, me entretuve con la serie (aunque prefiero su primera temporada), así que puedo hacer algunas cabriolas mentales para aceptarlo; el siguiente caso no es así: Una escapada perfecta Ahora que ya he dejado una buena introducción, voy a abrir debate: Primero lo escencial: ¿otros ejemplos que consideréis buenos engaños para crear un giro, o por el contrario simples trampas de alguien que no sabe escribir? Luego, ¿habéis usado elementos que engañen al lector?, ¿cuáles? Y, retomando la pregunta inicial, ¿qué consideráis como clave para crear un engaño que produzca un giro perfecto? En mi caso, el ejemplo que he puesto de Dexter es de lo mejor, porque no es un detalle que se destaque de manera retroactiva (como podemos considerar en El sexto sentido por ejemplo), sino que está ahí, en mi caso fuí consciente de ello en ese momento; otro podría no darse cuenta nunca; otro más podría recordarlo de pronto cuando ocurre el giro. Sin embargo, no me veo capaz de trasladarlo a un relato ... RE: Engañar al lector - Daghdha - 08/05/2019 Antes de contestar, ¿alguien sería tan amable y paciente de explicarme cómo ocultar los spoilers? RE: Engañar al lector - JPQueirozPerez - 08/05/2019 (08/05/2019 03:52 AM)Daghdha Wrote: Antes de contestar, ¿alguien sería tan amable y paciente de explicarme cómo ocultar los spoilers? pones entre corchetes spoiler y /spoiler antes y después de lo que quieras ocultar respectivamente: [ spoiler ] esto sin espacio da lugar a esto: [ /spoiler ] RE: Engañar al lector - Daghdha - 08/05/2019 Muchas gracias Agatha Christie fue criticada por utilizar, en El asesinato de Roger Ackroyd, el siguiente recurso (cuidado, gran spoiler): Uno diferente, que utilizo yo de vez en cuando y por el que probablemente también me gane el calificativo de tramposo, es el siguiente. Voy a improvisar. Se supone que la narración se realiza desde la perspectiva de un personaje al que llamaremos Fulanito, y mi intención como autor es ocultar la identidad de su interlocutor durante el máximo tiempo posible: "Fulanito observó por la mirilla. Varias sombras esperaban pacientemente. Con un suspiro, abrió la puerta y aguardó en silencio. Pasados unos instantes, una de las figuras entró. - ¿Cómo estas? - He tenido días mejores -contestó Fulanito con una sonrisa sarcástica. El recién llegado asintió, y retiró su capucha, dejando ver un rostro preocupado. - ¿Ha salido todo bien? - No. En realidad, todo lo que podría haber salido mal, ha salido mal -respondió Fulanito apesadumbrado. El otro torció el gesto, y paseó la mirada por la habitación con desdén. - Era fácil. Muy fácil. Y ni siquiera has sido capaz de conseguir algo tan simple -sentenció con crueldad. Fulanito se sintió enrojecer ante el desprecio de su visitante. - No tienes derecho a hablarme así. Hice todo lo que pude. - Pero no lo suficiente. - Quizá tú tengas más fortuna. - Quizá -sonrió, desafiante, Menganito-. Probaré." Y así, pero durante varias páginas. ¿Es trampear? El protagonista, Fulanito, sabe desde el principio la identidad del personaje al que recibe, pero es elección del autor el momento en el que va a desvelarla. No creo que sea engañar a nadie, y sin embargo seguro que habrá lectores que así se sientan. RE: Engañar al lector - JPQueirozPerez - 08/05/2019 Había olvidado a Agatha Christie. Diez negritos hace una trampa muy sucia, y me jode porque me gusta como está narrado, y el concepto de como se comenten los asesinatos pero Bueno, tu ejemplo no lo veo tramposo, tal vez molesto (porque el lector no sabe a quien imaginar y tal vez para cuando se desvela, pensaba en alguien completamente diferente; tendría que verlo en un caso concreto en el que eso funcione para el giro para poder decir más. RE: Engañar al lector - Daghdha - 09/05/2019 Es que mucha veces no me termina de quedar claro si realmente se trata de un engaño, o simplemente fue una cagada del autor. El ejemplo que pones de Diez negritos pudo deberse a un mero despiste (no lo se, ese no lo leí, solo vi una obra de teatro). Harry Potter es ejemplo de muchas cagadas e incoherencias de la autora. Uno famosísimo que seguro que conoces que podríamos tomar como un engaño al lector, aunque yo me incline ahora por por pensar más bien que fue una metedura de pata, es el de: En cualquier caso, ¿tú alguna vez has empleado algún recurso para despistar, o directamente engañar, a tus lectores? RE: Engañar al lector - JPQueirozPerez - 09/05/2019 No he escrito textos que necesiten giros, al menos no basados en alguna clase de engaño al lector como los aquí mencionados. Con respecto a Harry Potter: Con el caso de Diez negritos, sí, pudiera ser un error, pero mientras lo de Harry Potter es algo que podrías pasar por alto por ser un detalle que no se menciona, aquí tenemos un detalle que es mencionado de forma clara y consisa (y que por supuesto afecta a la posibilidad del lector de deducir quién es el culpable). RE: Engañar al lector - Amaika - 12/05/2019 Si consigues engañarte a ti mismo es que vas por buen camino. Si al leerlo se ve obvio ya se fastidió la magia. RE: Engañar al lector - JPQueirozPerez - 12/05/2019 (12/05/2019 01:45 AM)Amaika Wrote: Si consigues engañarte a ti mismo es que vas por buen camino. Si al leerlo se ve obvio ya se fastidió la magia. Si te engañas a ti mismo, probablemente acabes metiendo la pata como Rowling. RE: Engañar al lector - baverd - 12/05/2019 "¿Cuáles son las claves para engañar al lector (o al espectador en caso de obras audiovisuales) para hacer un giro y que sea sorprendente y no decepcionante?" Si lo que estás preguntando es cómo escribir para influír de forma positiva en otros, creo que la respuesta es muy poco romántica, pero bien sencilla: la clave está en saber quién leerá tu obra y en adaptar en consecuencia tanto la narrativa como el argumento. Para explicarme mejor, diré que yo soy de la opinión de que se puede escribir de dos formas distintas, casi diría que opuestas. La primera consiste en escribir de forma que te sientas contento con lo que escribes sin darle demasiadas vueltas a cómo lo recibirá el lector, lo que te permite improvisar, innovar, arriesgar o cualquier otra acción que podría causar una taquicardia en cualquier editor. Esto te permite crear obras con una mayor sinceridad y frescura, pero todos sabemos que una gran cantidad de público (ya sean lectores o telespectadores) se asustan si comienzan a ver que el sentido de las frases es demasiado abstracto o complejo. En cambio, la otra forma de escritura, la más extendida en la actualidad, requiere de una gran cantidad de revisiones y correcciones de la forma y del contenido, además de mucho trabajo de adaptación al público al que va dirigido, aunque esto incñuya en su calidad objetiva. La literatura es, por desgracia, un mundo en el que las etiquetas y los géneros literarios han hecho muchísimo daño. Generalmente se espera que los escritores se limiten a un tipo de género y se recela de aquél que trate de venderse a si mismo como un escritor polivalente. Y los consumidores somos parte del problema, ya que lo primero que hacemos en cualquier tienda es irnos a la sección que nos interesa y quejarnos si el libro que hemos comprado no se corresponde con ello (por ejemplo, me voy a la parte de novela fantástica, pero encuentro Harry Potter, que la considero literatura juvenil y por tanto me siento engañado). Esto hace que las historias que se cuenten tengan que seguir casi siempre unos estereotipos de los que cuesta muchísimo salirse y, por tanto, cada vez es más difícil darle vueltas de tuerca realmente interesantes jugando con las mismas bases. A lo que voy es a que a la hora de crear giros argumentales de forma premeditada, la premisa debe ser identificar a los potenciales lectores de tu escrito y plantearte qué clases de obras están hartos de consumir. JK Rowling escribía para niños y adolescentes, además de que su obra tenía lugar en un mundo mágico del que ni los más sabios sabían lo suficiente como para asegurar que algo fuese imposible. Con esta premisa, el fallo de Rowling fue simplemente que no prestó la suficiente atención a los detalles como para contentar al público más adulto o exigente, pero los niños y adolescentes que en su día lo leíamos no le dábamos mucha importancia a según qué fallos porque en su mundo vivías día a día con el hecho de que si no entendías algo o no te acababa de parecer lógico, seguramente habría una explicación mágica que tarde o temprano te permitiar comprender. Al final, Rowling se centraba mucho en qué contarle a sus lectores y no tanto en cómo contarlo, motivo por el que sus constantes improvisaciones son evidentes cuando no eres parte de su público objetivo o cuando maduras lo suficiente como para empezar a fijarte en los detalles. Agatha Christie es un caso totalmente contrario. Ella debía sorprender a lectores de una sociedad que estaba fascinada por la criminología, por lo que para ella era vital que el balance entre lo que se contaba y el cómo se contaba fuera innovador. No hay que olvidar, además, que en su momento se necesitaba mucho menos para sorprender a la gente (que no tenía acceso a la cantidad de obras que tenemos hoy en día y por tanto había menos con lo que comparar). Al final, creo que si tienes en cuenta lo que te he comentado, quizá coincidas conmigo en que la conclusión obvia es cuidar los detalles (que, al fin y al cabo, son los que orientan a los lectores) con mucho mimo y coherencia. Hay que saber cuándo darlos y cómo hacerlo. Cuando tu lector no es muy exigente, cualquier deus ex machina es asumible si lo mimas un poco y no hace falta que hayas dado ni media señal de que el final de una gran historia acabaría con un meteorito que lo manda todo al catapunchinpún; mientras que un lector avezado y curtido en mil tramas necesitará que el escritor le estudie para poder ofrecerle un desafío acorde a su experiencia, pues necesita material de calidad para encontrar algo refrescante. Si además le das otra vuelta, verás que incluso se da el caso de gente que actualmente prefiere los giros de guión sencillos y predecibles, y que con frecuencia consideran muchas obras maestras de la narración como demasiado complejas, aburridas o incluso incomprensibles. |