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Reto Final 22: Ocaso y olvido - Printable Version

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Reto Final 22: Ocaso y olvido - Joker - 22/11/2022

Aquellos eran tiempos de luz, de ciudades ancestrales y bestias aladas surcando los cielos. Había rebaños de ovejas albinas y manadas de lobos de lomo verdoso, pesca en los ríos y mares y una muerte segura si te adentrabas en ellos. Eran los tiempos en que los antiguos dioses se encontraban solo en los libros viejos y polvorientos, pues la edad de la razón se había impuesto y las religiones se diluyeron hasta solo formar parte del folclore. Eran los tiempos en que los senderos de la magia y la hechicería se habían ido olvidando, y con el olvido, su razón de ser.

Y en esos tiempos, la tríada de razas superiores, que solo habían conocido la guerra entre ellos, se cansaron y encontraron la paz sin buscarla. Y es que los Mephistis, Behemis y Luzbelis descubrieron mejores formas de ocupar su tiempo, un tiempo que podía alcanzar el milenio en cada generación, y por tanto, dejaron el apremio apartado en un rincón.

Y en épocas de paz, los días se vuelven lentos y decadentes.

Las antiguas razas se habían dedicado al estudio cada vez más abstracto de la filosofía, la música y el arte, perdiendo el interés por el mundo que les rodeaba, paseando ante sus largas vidas y meditando sobre la existencia del Universo.

Pero la existencia seguía su curso y el Universo proveía de nuevas razas. Y fue en ese tiempo cuando el Hombre, una raza menor, nacida entre los grandes, se refugiaba en los rincones oscuros. En esa oscuridad se forjó su espíritu, brotado del miedo, y comenzó su lucha contra todo lo que no entendía.

Los Hombres eran de vida breve, y para su supervivencia, el Universo los había dotado con una prodigiosa velocidad de reproducción. En lo que a las razas superiores les pareció un efímero espacio de tiempo, llegaron a asentarse en todo el continente, rodeando los castillos de las antiguas razas, pero sin atreverse a molestarles por miedo a su ira. Y cuando se dieron cuenta de que la ira no llegaba, la superstición fue menguando y el rencor creciendo en sus corazones. La belleza de las construcciones de las razas antiguas no conmovía al Hombre, sino que alimentaba los celos y la envidia.

Sin embargo, la antiguas razas no se percataron de ello. Habían habitado aquel continente durante tanto tiempo que hasta los registros más antiguos se habían convertido en polvo. El poder y conocimiento acumulado durante milenios reposaba en las estanterías de maderas nobles en las más que nobles bibliotecas. Sabían de la existencia del Hombre, pero no le daban más importancia que a la existencia de los lobos. Los consideraban animales que formaban parte del ecosistema. Las antiguas razas los habían estudiado en sus inicios, catalogado en sus tomos de fauna e incluso algunos Mephistis los habían incorporado a sus zoológicos privados.

Y cuando los Hombres dejaron de pelearse entre ellos y sus caciques se unieron frente a un enemigo común, fue tarde para los antiguos. El Hombre atacó a las antiguas razas allí donde las encontraba, llevando la muerte y el horror a límites que ni los más antiguos Mephistis, Behemis o Luzbelis habían conocido, y éstas no entendían el odio del que eran víctimas, pues nunca habían causado daño a los hombres. Redujeron a cenizas grandes joyas arquitectónicas que habían permanecido en pie milenios, exterminando a todos sus habitantes de las formas más atroces, como solo podría hacer una mente desquiciada que trata de liberarse así de su locura.

El Hombre, el esclavo del miedo, orgulloso de su ignorancia, carbonizaba todo el conocimiento acumulado durante generaciones por las antiguas razas. Ciego por el odio, provocó cataclismos en el equilibrio del mundo al utilizar brujería oscura en la consecución de sus insignificantes ambiciones.

Parecía, por tanto, una terrible injusticia que aquellas sabias razas perecieran a los pies de criaturas que eran poco más que animales, como si las carroñeras se dieran un festín sobre el cuerpo paralizado de un filósofo, sin comprender cómo era posible que se pudiera hacer tanto daño por un objetivo tan insignificante.

Al crear la Hombre, el Universo le había dado la espalda a las antiguas razas.

El Universo, creador, no distingue entre unas criaturas u otras, ni de los elementos que lo constituyen. Todos son iguales. Está en la naturaleza del Universo crear, durante toda la eternidad, sin control. Y esto también aplica a sus creaciones que, alcanzando un alto nivel de consciencia, tratan de controlarlo.

Todos aquellos pensamientos se expandían y contraían mientras Hefastos, posiblemente de los últimos ancianos Mephistis, contemplaba con ojos húmedos y tristes el ejército de hombres que asaltaba su castillo. Se encontraba en uno de los balcones del torreón del homenaje, apoyado sobre la balaustrada como un anciano cansado se apoya sobre su bastón.

Aquellos hombres eran como una hueste de hormigas asaltando a un escorpión. Muchos morían, destruidos por los hechizos y criaturas invocadas, pero eran repuestos de inmediato. Las pocas y desentrenadas fuerzas con las que resistía el embate sucumbirían en breve.

Hefastos suspiró, agotado. Miró sus manos, ahora viejas. Habían adquirido un color carmesí apagado. Lejos quedó el tiempo en que su piel era de color rojo brillante, intenso. Sus dientes, antes puntiagudos y cortantes como sierras, perdieron su filo algunos siglos atrás, y su crin azabache, que le recorría la espalda hasta la cola, era ahora lacia y cana. Como él, la era de los antiguos habían envejecido, y su tiempo estaba llegando a su fin.

Demasiado tarde comprendieron que centurias de paz les habían debilitado frente a nuevos enemigos, pero con formas primitivas de vivir. ¿Acaso no es la violencia un instinto básico de todas las criaturas creadas por el Universo? Pero las razas antiguas habían desechado la violencia tiempo atrás, comprendiendo y aborreciendo sus terribles consecuencias. La razón, el diálogo y la diplomacia se habían convertido en las únicas formas de resolver los pocos conflictos que surgían, pues en la madurez de la existencia racial habían aprendido a vivir en armonía los unos y los otros. O a ignorarse. Y no supieron enfrentarse a la amenaza, cuando finalmente fueron conscientes de que era real. Con la bandera del diálogo se enviaron emisarios tratando de parar la guerra, pero se recibía de vuelta la cabeza cortada del mensajero. ¡Cuánta barbarie innecesaria! Muchas familias de las antiguas razas optaron por la rendición, contrarios a levantar las armas contra los hombres, pues habían extirpado la violencia de sus vidas y preferían vivir subyugados a matar. Fueron torturados salvajemente en multitudinarios espectáculos sangrientos, donde los hombres se tomaban su venganza inventada. Y cuando llegaban historias semejantes a los castillos, nadie les daba veracidad. Eran incapaces de creer que algo así pudiese ocurrir.

Igual que en esos mismos momentos en los que Hefastos contemplaba la destrucción de su existencia. No se podía creer que estuviese ocurriendo. Pero él sí había tomado medidas e instruído a los habitantes del castillo, enseñándoles olvidados ritos de invocación y conjuración, y adiestrando en combate a todo aquel que pudiese empuñar un arma. Porque él sí recordaba los horrores de las guerras, cómo luchar y cómo utilizar la violencia hasta las últimas consecuencias.
Pero sus fuerzas eras escasas. Si hubiesen recibido ayuda militar podrían haber resistido, o incluso repelido el ataque, solo para poder rearmarse y abastecerse hasta la siguiente batalla. Porque así es la guerra, una serie continua de batallas y descansos, de luchas y reabastecimientos, hasta que uno de los dos bandos no puede más.

Pero todo eso ya no importaba. Ni las centurias de conocimiento atesorado, ni todos los versos creados, ni el arte, ni la filosofía desarrollados en detrimento de las guerras. Nada de eso importaba ya, pues sería reducido a ceniza para que otra civilización emergente buscara su propio camino de conocimiento, si alguna vez abandonaba el de la violencia. Porque el conocimiento y la violencia van por sendas distintas.

Un estruendo le sacó de sus elucubraciones. Habían derribado la puerta de entrada del torreón. Su tiempo de vida se escurría como la arena entre los dedos.
—Padre, ya han entrado.

Hefastos se volvió. En el umbral del balcón estaban sus dos hijos, de porte orgulloso y mirada severa. La sangre joven contempla la guerra con ojos distintos.

El último de los ancianos Mephistis abrió los brazos y sus hijos corrieron a abrazarlo. Fue un abrazo largo e intenso, en el que trataron de condensar en unos instantes los abrazos que nunca más se darían.
—Os quiero, hijos míos.
—Nos llevaremos a la no existencia a todos los que podamos. Esta victoria les saldrá cara —dijo el mayor.

Se separaron y miraron por última vez. Nada era como habían deseado que ocurriese.
—Marchad.

Los dos hijos abandonaron el balcón y entraron en el salón, en dirección a sus puestos.

Hefastos se volvió de nuevo, contemplando el cielo estrellado por última vez. El misterio de las estrellas no había sido descubierto, aunque muchas hipótesis se habían discutido. Tal vez estos hombres, tras milenios de evolución, podrían llegar a discernir sus secretos.

El calor de los incendios provocados por el asalto era ya agobiante. Él se resistía a dar su último paso, tratando de aferrarse unos instantes más a la existencia, tratando de mantener el conocimiento de miles de años un tiempo más, como si fuese a ocurrir algún extraño suceso, un milagro supersticioso del que ignorase su existencia, o tal vez una fuerza cósmica fuese a aparecer para arreglar aquella injusticia universal. Con una sonrisa amarga abandonó aquella idea. Tan solo era un producto más de la negación de lo que estaba ocurriendo.

Con pasos agotados se dirigió al pentagrama que había dibujado en el suelo unos días atrás. Estaba dentro de un círculo perfecto y envuelto por intrincados símbolos arcanos. En pocas ocasiones en su juventud había tenido que utilizarlo, cuando todavía estaban en guerra con los Behemis y Luzbelis. E hizo bien en conservar los grimorios donde se explicaba todo el proceso.

Se desnudó y puso las palmas frente a su pecho, con la cabeza ligeramente inclinada hacia arriba, mientras empezaba su salmo. Al principio no era más que un susurro, pero poco a poco las palabras arcanas fueron ganando en intensidad hasta que se convirtieron en un rugido. Se clavó las garras en el pecho para que la sangre brotara y el dolor activara la siguiente fase del ritual.

Su cuerpo se iba transformando, ganando en volumen y musculatura. La voz se distorsionaba, hasta quedar gutural y desgarradora.

Cuando el ritual de transformación terminó, lanzó un rugido largo e intenso a la luna que dejaría su impronta en el miedo de todos los hombres que sobrevivieron a aquella noche, y que se transmitiría durante generaciones.

Hefastos se llevaría por delante a todos los que pudiese, aunque al Universo no le importase lo más mínimo.


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Krivus - 24/11/2022

Comenzamos el reto final con una buena historia. Está muy bien escrita, se lee con fluidez y resulta interesante e incluso llegue a sentir pena por las otras razas. Casi parece la antesala a una historia más grande porque ha dejado abiertos muchos hilos y en especial con ese final.
Si algo entorpeció mucho la lectura en mi opinión, fueron las moralejas y lecciones en cada párrafo. Me explico, no son malas, pero al aparecer una detrás de la otra crean una sensación de pesadez o casi parodia. Eso porque son demasiadas para un texto tan corto.
En segundo lugar, aunque la historia de Hefastos funciona bien, el final fue demasiado abrupto. Se entiende lo que sucede y va acorde a la situación, pero es algo que sucede de repente y entonces la historia termina.
En definitiva una buena historia con algunas cosillas a mejorar.
Éxito en el reto.


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Zarono - 24/11/2022

Bueno, primer relato del reto, y en este caso tenemos la clásica narración que parece una introducción a una historia más larga, una especie de prólogo a una novela. Siembra las ganas de saber más, y qué historia se nos planteará; lo poco que vemos en este breve relato es la clásica lucha evolutiva entre una nueva especie, más ambiciosa y pujante, frente a una especie débil y agotada, cuyo final es inevitable según las leyes del Universo.
Es una narración interesante, que me recuerda al Silmarillion en algunos momentos. Su problema, pues el mismo que todos estos relatos arquetípicos que se asemejan al Silmarillion, que para algunos lectores pueden ser tediosos de leer, ya que tienen mucha información y poco dinamismo y acción. Aún así, enhorabuena al autor por iniciar el reto y le deseo suerte en él.


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Celembor - 27/11/2022

Vamos con el primer relato presentado. Un historia que nos transporta hasta los últimos instantes de vida de una criatura milenaria, llena de melancolía, rabia contenida y frustración. Relato pausado, reflexivo, con continuas moralejas que me han resultado muy interesantes y que me han abierto más de una vía de relación con nuestra sociedad. Y hasta cierto punto, un paralelismo entre fantasitura y el resto de plataformas más novedosas.
En unas miles de palabras nos cuenta la nostalgia de toda una civilización perdida, sus conocimientos, su arte, todo que desaparece engullido por una nueva raza que arrasa con todo. ¿No ha pasado eso con la historia de la humanidad? No sé ni cuántos pueblos y civilizaciones se han perdido quedando solo como unas anotaciones a pie de página en la Historia.
En contrapartida, es un relato lento que no gana dinamismo ni en los momentos finales. Esto puedo cansar o aburrir si no sabes qué vas a leer. Pero aun así, creo que está bastante bien conseguido. Y creo que cierra muy bien, no da pie a continuar la historia, pues si se contara la historia de esos humanos ya sería otra historia.
Por otro lado, no he visto faltas que me sacaran de la lectura, así que eso juega en positivo para la valoración final.

Mucha suerte en el reto, autor, pues posiblemente sea la última vez que te leamos.


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Pafman - 02/12/2022

Bueno pues empiezo mis lecturas de los relatos del foro.
Y lo hago con un relato que empieza pareciendo descriptivo (pues la mitad de él es una mera descripción del mundo en que la historia se rodea) pero termina siendo narrativo.
La parte descriptiva, para mi sorpresa, se me hizo ligera, amena, muy bien narrada. Me recordó no sé por qué motivo, a un libro que leí hace poco: el problema de los tres cuerpos, que es de ciencia ficción, pero la manera de pensar de esas razas me recordó lo que en el libro que he señalado era la manera de pensar de otras especies extraterrestres. Creo que todo esto se debe a que el autor ha sabido discernir muy bien a como se comportaría una raza superior, que ha logrado dejar de lado los hechos mundanos para tratar de reflexionar sobre los grandes interrogantes de la vida.
Y, al igual que en el libro que señalé, en este breve relato aparecen los hombres, con vidas breves y grandes capacidades de evolución, de aprendizaje que desbaratan los planes de estas razas... en ambos (relato y libro) los humanos vienen descritos como un virus letal.
El relato ha sido ameno e ingenioso. Si quizás debo hilar fino y sacar alguna crítica esta sería que en sí el relato no es tal, hablamos de una escena de apenas 5 minutos con un gran preámbulo antes. Pero aún así es un relato que he leído con muy buen ritmo.
Bien empezamos!


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Guardián Ciego - 06/12/2022

A ver, vamos a ver, otro digno exponente de la fantasía. El foro se despide con dignidad.

Y como digno exponente de la fantasía usa las herramientas conocidas, como fungir de prólogo a una historia más grande. En este caso, una especie de causa de origen para una bestias que, no sé, asemeja un hombre lobo primordial.

En cuanto al desarrollo, a mí en lo personal, me agradaron las continuas reflexiones y constantes recordatorios de la personalidad de las antiguas razas. En general, los escritores nunca consiguen transmitir la sensación de que el elfo o el dios o x personaje inmortal carga con milenios de años a sus espaldas. Debería ser ser de extrema sabiduría y conocimiento, y marcada espiritualidad. Aquí se hizo un intento decente, lo que ha de reconocerse.
Lo único que juega en contra es el hecho de que, por regla general, la raza más avanzada en materia de conocimiento, por pacífica e ingenua que sea, debería poder reducir a cenizas a cualquier enemigo con menor tecnología. Aquí, las tres razas superiores (y peor aún, son tres), a pesar de su nobleza, debieron poder cuando menos defenderse de buena manera. No comprendo eso de que no procesaban tanta violencia e injusticia hasta que era demasiado tarde.

Por último, hablando de violencia, y en general, cuando el conquistador elimina al nativo lo hace después de haber desarrollado un complejo sistema religioso y racial que valida su accionar. Le falto eso al texto, en mi opinión por su puesto. Porque se plantea como que los hombres, por alguna especia de miedo/odio atávico alojado en su instinto, quisieron acabar con las razas superiores... y no sé, ¿eso es posible en tu mundo? ¿Cómo funciona?

En fin, por lo demás, el relato es bastante ameno, fluido y emotivo, ciertamente me gusto. Suerte.


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Selmeras - 12/12/2022

Felicidades por el relato.

Me ha gustado mucho la premisa. Empaticé enseguida con el protagonista y me imaginé siendo uno de los defensores, luchando por proteger la ciudad ancestral de los sucios humanos. Además, el relato se mantiene sobre la idea y llega a un final bastante satisfactorio. También me gustó la descripción del prota.

Lo único negativo que encuentro es que sea tan corto.


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Wherter - 14/12/2022

Pues seguimos con un relato triste, por qué el ser humano es tan destructivo? En fin, a lo largo de la historia se ven reflejadas las vivencias que el relato nos narra, no es nada nuevo, pero ha estado muy bien llevado. Me gustó ese final. La leyenda del hombre lobo nació en este universo?

No podría señalarte errores porque aunque los hubiera, el texto es tan pulido que se pasan por alto. Si hubo algo que me desagradó fue la repetición en varios momentos de que las razas antiguas no vieron venir la maldad de los Hombres y, por ello, no pudieron hacerles frente. Creo que con decirlo una vez al lector ya nos queda claro.

(27/11/2022 02:14 PM)Celembor Wrote: . Un historia que nos transporta hasta los últimos instantes de vida de una criatura milenaria, llena de melancolía, rabia contenida y frustración. Relato pausado, reflexivo, con continuas moralejas que me han resultado muy interesantes y que me han abierto más de una vía de relación con nuestra sociedad. Y hasta cierto punto, un paralelismo entre fantasitura y el resto de plataformas más novedosas.

Después de leer tu aportación no puedo estar más de acuerdo contigo. Podríamos ser nosotros esas razas milenarias que se han dedicado a las artes, la cultura y los hombres los nuevos tiktokers, youtubers, etcc... Si el autor quiso hacer ese paralelismo . Chapeau!!!


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - Miles - 15/12/2022

Me ha costado engancharme a este relato, porque cuenta demasiado y muestra muy poco, la sensación es que es un prolegómeno que sienta las bases para construir una buena historia, pero cuando llega la acción y la resolución son demasiado breves. Aun así hay cosas que me han gustado, el tono estilo legendarium con buenas descripciones le ha perfecto por ejemplo, y la temática sobre unos personajes de una raza longeva que van viendo como se acerca su ocaso por culpa de "criaturas mejor adaptadas" es una buena analogía de como nuestro foro a perdido su estatus debido a las nuevas herramientas y costumbres de los internautas. Como digo esa analogía me ha gustado y pienso tenerla en cuenta en las votaciones.

Mucha suerte en el reto, y nunca dejes de escribir, quién sabe, quién dice que este relato introductorio no se vaya convertir en en una novela.


RE: Reto Final 22: Ocaso y olvido - JPQueirozPerez - 17/12/2022

Impresión general: Una buena historia del ocaso de toda una civilización, aunque a mi parecer no consigue transmitir el sentimiento adecuado, que por los adjetivos que se usan es la pena o ira por lo que hacen los hombres, porque básicamente el narrador da unas opiniones pero describe unos hechos contrarios; por ejemplo, decir que los hombres no tienen motivos para vengarse tras decir que son considerados como animales hasta el punto de haber sido metidos en zoos...

Aspectos técnicos: En español, los nombres de razas, como con las nacionalidades, va en minúscula.

Por lo demás no he visto erratas, y la manera de narrar es muy sobria; funcionaría bien si no fuera por lo que he dicho antes sobre la contradicción dentro de la narración.

Historia: La historia pasa volando por toda la existencia de este mundo, como una lectura en la Wikipedia, y el tema importante que es el asalto final, queda condensado en pinceladas aquí y allá y en las últimas líneas. Hubiera sido agradable leer esto en una obra algo más larga (tal vez recorriendo la vida de Hefastos), para en esta parte ahorrarnos el infodumping e ir directamente al asunto del asalto, pudiendo incluso llegar a ver alguna escena de batalla.

Mundo: Con el mundo pasa similar; hay toda una sensación de texto enciclopédico, sin profundizar mucho en nada (no sé decir si esto es otro mundo o el nuestro en un pasado remoto). Encima, lo poco que vemos acaba sonando demasiado cliché, lo que significa que podríamos haberlo ahorrado para entrar más en lo que siente Hefastos y en la acción que está teniendo lugar.

Personajes: El único como tal (aunque aparezcan sus hijos) es Hefastos, y tampoco profundizamos demasiado en él (y arrastra el problema de la disonancia entre lo narrado y el narrador); probablemente en la hipotética obra sobre su vida, esto no pasaría porque ya le conocemos de todos los capítulos previos.

La temática: ¿El final no solo de un personaje sino de toda una civilización? ¿Encima haciendo una alegoría sobre la diplomacia y la violencia, o la razón y la fuerza bruta? Entra en la temática de cabeza.

Lo mejor: Hefastos es un personaje lo suficientemente interesante como para que, viendo tan poco de él, estaría dispuesto a leer una obra sobre su vida.

Lo peor: Este intento de vender a los hombres como salvajes violentos que solo sienten ira cuando se nos ha dicho que han sido considerados (y tratados) como animales.

Destacados: Por la descripción de Hefastos, es de suponer que su raza no tiene que ver con las razas clichés de la fantasía, y diría que lo mismo aplica para las otras dos.

Sugerencias: Sino una obra sobre Hefastos, una sobre este mundo profundizando sea en el conflicto entre las tres razas o en el que tienen con los hombres pero no con esta visión maniqueísta que encontramos aquí.