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[Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Printable Version

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RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Alerya - 09/04/2017

Hola, Jaden.
Si quieres saber más sobre cómo funciona el Dragón Lector, hay un hilo justo encima de Tus historias que trata sobre eso. Allí explican cómo y porqué se creó. Básicamente, la idea es leer y comentar los textos de los participantes y después ellos leen el tuyo y te comentan.
En ese mismo hilo puedes solicitar el permiso para entrar y esperar a que te contesten (parece que va un poco lento). Pero, mientras tanto, puedes aplicar la misma filosofía del Dragón Lector al apartado de Tus Historias. Como verás, también hay otros foreros que suben su texto donde ahora subes tú el tuyo. Puedes elegir una historia de tu interés, empezar a leerla y comentarla, así los demás compañeros sentirán interés por la tuya y harán lo mismo.
Yo, por ahora, no tengo mucho tiempo de pasarme por historias nuevas porque empiezo con los exámenes, y solo me paso por el Dragón Lector.
Suerte con tus escritos y espero que sigas adelante.


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Jaden Diamondknight - 09/04/2017

(09/04/2017 11:42 AM)Alerya Wrote: Hola, Jaden.
Si quieres saber más sobre cómo funciona el Dragón Lector, hay un hilo justo encima de Tus historias que trata sobre eso. Allí explican cómo y porqué se creó. Básicamente, la idea es leer y comentar los textos de los participantes y después ellos leen el tuyo y te comentan.
En ese mismo hilo puedes solicitar el permiso para entrar y esperar a que te contesten (parece que va un poco lento). Pero, mientras tanto, puedes aplicar la misma filosofía del Dragón Lector al apartado de Tus Historias. Como verás, también hay otros foreros que suben su texto donde ahora subes tú el tuyo. Puedes elegir una historia de tu interés, empezar a leerla y comentarla, así los demás compañeros sentirán interés por la tuya y harán lo mismo.
Yo, por ahora, no tengo mucho tiempo de pasarme por historias nuevas porque empiezo con los exámenes, y solo me paso por el Dragón Lector.
Suerte con tus escritos y espero que sigas adelante.
Muchísimas gracias por el dato, Alerya. Espero que puedas continuar leyendo mi novela, cuando te desocupes con los exámenes. 
Recuerda leer la parte de La Fiesta, que eso te faltó. nwnu


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Jaden Diamondknight - 15/04/2017

Tomando en cuenta lo inactivo que este tema ha estado, durante estos últimos días, he decidido postear la tercera parte de la novela. 
Disfrútenla. :p 

ADVERTENCIA: Esta sección contendrá escenas de violencia fuerte. Si les incomoda esto, es preferible dejar de leer desde el 23 de Marzo de 1755, a las 8:00 P.M. 

Por su atención, gracias. 



Justo cuando la relación iba a mejorar... 

22 de febrero de 1755. 11:00 A.M.
 
Han transcurrido cinco maravillosos años, desde que me había vuelto amiga de la joven duquesa, Katalina Montesco. El tiempo que había pasado con ella, era definitivamente lo más añorarle que tenía en mi vida. Ella y yo pasábamos los días que andábamos juntas, ya sea yendo al mercado a comprar ropa u otras cosas o a los bares, donde tomaríamos unos tragos y cantaríamos durante un rato, así como pasando los días de primavera en los extensos prados del reino, admirando el paisaje o platicando un rato, acerca de que pensábamos de lo que acontecía en nuestro mundo o lo que pasaba por nuestra mente. Comúnmente, solía acudir a sus sesiones de practica mágica, al igual que ella venia al barracón donde yo entrenaba, para verme a mí. Entre más pasaba los años, más le admiraba, más le respetaba y sobre todo, más la deseaba. Había noches enteras en las cuales me desvelaba masturbándome, pensando en la bella duquesa; el deseo innato e irresistible de poder sentir su aroma impregnarse sobre mi piel, el sentir su cuerpo calentarse sobre el mío, mientras su corazón retumbara como loco, al igual que el mío, el escuchar su dulce voz gritar desde el fondo de sus pulmones, por mí y solo por mí y sentir su pureza de virgen, deslizarse entre mis dedos y mi propia pureza, era lo único que pensaba en esas solitarias noches… esas frías noches, donde no podía dormir, pensando en su bello rostro, mirándome excitada, sabiendo que ella era mía y solo mía. Sintiendo que la lujuria que sentía por ella no iba a poder permanecer quieta por más tiempo, me había decidido en declararle mis verdaderos sentimientos a ella, pero ese día me iba a volver un espadachín genuino.
Mis compañeros, Katalina y yo, nos encontrábamos en el barracón donde solía entrenar, debido a que ahí es donde iba a darse la formal conmemoración, donde ellos y yo, nos convertiríamos en espadachines auténticos. Todos, excepto Katalina, estábamos vestidos con una armadura de hierro; algo barata, pero práctica. Ninguno de nosotros estaba usando el casco de nuestra armadura, para así poder apreciar mejor la escena. Ya todos mis compañeros habían pasado; solo faltaba yo. Pasaba al frente de la sala principal, donde mi maestro me iba a conmemorar espadachín, y escogería la espada que portaría de por vida.

-Escoge tu arma, señorita Victoria Hosenfeld. El arma que escojas, no solo define tu futuro estilo de pelea, si no también define tu propia personalidad.- En eso, mi maestro me permite ver el arsenal de armas que podía escoger. Había una gran variedad de sables; claymores, zweihanders, estoques, una gran variedad de tipos de espadas. Si debía decidir qué tipo de espada debería de usar, debería de escogerla, basándome más en mi propia personalidad y en el estilo de pelea que busco. Quiero un arma que combine con mi estilo que estoy buscando; volar con la gracia de una mariposa, la velocidad de una avispa y la fuerza de un escarabajo ermitaño. Con la determinación de toda mi alma, pasaba a tomar un estoque, de entre las espadas del arsenal; un sable delgado, pero flexible y letal, en las manos correctas. Me quedé observándolo, por un rato, sintiendo como es que me susurraba: “¿deseas mi poder? ¿Deseas ser mi acompañante?”
–Elijo el estoque, maestro Álvaro.- Le decía a mi maestro, volteando a verlo con el estoque en la mano, inclinándome ante él.
–Perfecto… Si esa es el arma que te acompañara por el resto de tu vida como espadachín, que así sea.- Mi maestro me decía esto, devolviéndome la reverencia. En eso, yo volvía con mi grupo de compañeros, a formarme en la fila. –Desde este momento, ustedes ya no son mis alumnos. Con todo el orgullo del mundo, os declaro a vosotros espadachines oficiales. Que el camino de la espada os dirija al futuro que deseen. – Al terminar de decirnos estas inspiradoras palabras, el maestro Álvaro hacia una reverencia final, a la cual nosotros respondíamos con una propia. No podía expresar con palabras la felicidad que sentía en ese momento. Finalmente había completado ese arduo entrenamiento que me había tomado tantos años. ¡Me había convertido en un espadachín plena!
 
2:00 P.M.
 
Después de la ceremonia, Katalina y yo salíamos con dirección a mi casa, para comer. Estaba nevando un poco; se podía ver las calles y las praderas de ese lugar, llenarse de un manto blanco y helado. Katalina y yo nos habíamos vestido con una capucha abrigada; yo estaba con un abrigo con capucha azul y Kat, con uno rojo.
–Jejejeje… me alegra que te hayas vuelto una espadachín, Vic.- La duquesa me decía esto, mientras me observaba alegremente, colocándose delante de mí.
–Muchísimas gracias, Kat. En serio que me alegra que tu si hayas venido a mi “graduación”.- Le decía a la duquesa, devolviéndole la sonrisa. Mis manos temblaban del frio que empezaba a hacer, pero podía aguantarlo.
–Dime, Victoria… ¿A dónde piensas ir a dar tus servicios como espadachín? Escuche que el emperador anda buscando nuevos reclutas, para la armada.-Katalina me posaba en frente de mí, viéndome curiosamente, con sus manos en la espalda.
–Nehhh… no me interesa entrar a la armada, si te soy sincera, Katalina. Si quiero defender y proteger algo, pero esa cosa no es el imperio.- Dándome la media vuelta, le decía esto a Katalina, volteando a ver hacia el cielo.
–No entiendo, Vic. ¿A qué te refieres con eso?- Katalina me preguntaba esto, ladeando su cabeza hacia la izquierda, mirándome confundida. Mi pecho ardía con una pasión infinita; sentía como es que mi cuerpo convulsionaba de deseo pasional. Ese mismo día, más temprano en la mañana, me había decidido a confesarle mis sentimientos a la bella duquesa.
–Quiero ser tu única espadachín, Kat…-  Me volteaba de nueva cuenta hacia donde estaba ella, mirándole con un rostro lleno de deseo. –Quiero ser yo quien te proteja de cualquier peligro. Quiero ser yo quien te acompañe a todas partes, custodiándote como una leona cuida a sus crías. Quiero vivir para ti y solo para ti, duquesa Katalina Montesco…- Me llevaba mis manos al pecho, agachando mi cabeza, tratando de resistirme a mis instintos salvajes.
-¿Qué… que estas tratando de decirme, Vic? ¿Acaso quieres ser mi guardaespaldas?- Katalina me preguntaba, haciéndose para atrás, temblando un poco aterrada por lo que le decía.
– ¡Quiero ser mucho más que eso! Quiero ser quien te acompañe todas las noches en las que te sientas sola. Quiero ser el hombro en el que puedas llorar, cuando te sientas triste. Quiero ser yo quien pueda tocar ese delicado cuerpo con mis manos y besas esos deliciosos labios, con mis propios labios…- Mientras continuaba diciéndole esto a Katalina, yo me acercaba más a ella, para tomar sus dos manos con las mías.
– ¿E-e-e-eso quiere decir que tu estas-?- Interrumpía a la joven duquesa, para arrebatarle un apasionado beso en los labios, tomándole de la cintura, levantándola un poco a mi altura. Enseguida de eso, separaba mi boca de la suya, para verla de manera penetrante a sus ojos.
–Estoy enamorada de ti, Kat.- La duquesa me observaba algo impresionada, con el rostro sonrojado, balbuceando rápidamente.
– ¿De- desde cuándo? ¿Desde cuándo has estado sintiendo esto por mí, Vic?- Katalina trataba de zafarse de mí, por lo que la soltaba, para que no se incomodara ni se intimidara más.
–Desde siempre, Kat. He estado enamorada de ti, desde el primer momento en que te vi, aquella noche de invierno, en aquella fiesta. Te veías como toda una diosa; tan elegante, tan hermosa, tan amorosa. Habías despertado emociones que creía que habían desaparecido en mí. Tu presencia me había hecho sentir viva, por primera vez.- Le decía esto a Katalina, llevando nuestras manos a mi pecho, bajando la cabeza mutuamente. – ¡Lo eres todo para mí! Si no aceptaras mis sentimientos… yo… yo… yo no sabría qué hacer. No sé qué pasaría conmigo.- Terminado de decir esto, Katalina soltaba mis manos abruptamente y me lanzaba una bofetada en la cara, con su mano derecha. Incrédula ante esta reacción, me quede mirándola impactada, observando lo molesta que estaba.
– ¿¡Cómo se te ocurre decir semejante barbaridad como esa!? “Lo eres todo para mí”, “no puedo vivir sin ti”. ¿Qué no sabes que esas frases son ofensivas para aquella persona que amas y que te ama? ¿¡Qué acaso no te das cuenta que estas mostrando más una codependencia enfermiza, que un amor autentico!?- Katalina me reclamaba esto, agachando su cabeza y fruncía el ceño, MUY enojada, apretando los puños con mucha fuerza. –Tú también me gustas a mí, Kat. Me acompañaste y me apoyaste cuando nadie más quería, y por eso te lo agradezco. Pero eso no significa que dependa o quiera depender de ti. Necesitar a una persona para vivir NO ES AMAR.- Sin entender muy bien lo que decía, me acercaba a ella y le miraba preocupada, algo intrigada por sus palabras.
–No entiendo lo que me dices, Katalina. ¿Qué tratas de decirme?- Le preguntaba a mi bella acompañante, tratando de levantarle su cara, pero ésta se movía bruscamente, cada vez que colocaba mi mano derecha en su mentón.
–El amar a una persona requiere de cuatro factores: Cariño, Respeto, Admiración y Retribución. Si no tienes uno de estos cuatro factores, no amas  a alguien.- En eso, Katalina se daba la media vuelta y miraba hacia arriba, para seguir explicándome. –Durante el lapso de tiempo en el cual hemos estado saliendo, empecé a sentir cariño, admiración y respeto hacia ti. Deseé desde hace mucho tiempo que estos sentimientos fueran correspondidos hacia tu persona también. Pero esas palabas que acabas de decir me han destrozado el corazón…- Me frotaba la mejilla izquierda, con mi siniestra mano, mirándole algo ansiosa, tratando de tranquilizarla.
– ¿Cuáles palabras te hirieron, Kat?- Katalina giraba su cabeza, con una mirada opacada de lágrimas, que parecía que fuera a romperse.
-¡TÚ MISMA DEBERÍAS DE SABERLO! “¡Lo eres todo para mí! Si no aceptaras mis sentimientos… yo… yo… yo no sabría qué hacer. No sé qué pasaría conmigo.” ¿¡Qué acaso vas a suicidarte o volverte loca, si no termino correspondiendo tus sentimientos!? ¿¡ACASO TU VIDA VALE TAN POCO!? ¿¡ACASO CREES QUE NO HAY MAS GENTE EN ESTE MUNDO QUE VAN A SENTIRSE TRISTE SI TE VAS O SI LES DAS LA ESPALDA, PERDIENDO LA RAZON!? ¿Qué acaso solo me ves como un objeto que necesitas para poder vivir?- La joven duquesa me reclamaba esto, mientras su voz empezaba a quebrarse en llanto, al mismo tiempo en que me quedaba desconcertada por sus palabras. No sabía si quiera como responderle, puesto a que yo misma no conocía la respuesta a esas preguntas; o mejor dicho, conocía las respuestas, pero me aterraba tanto afirmarlas, porque sabían que eran verdad. Ella tenía razón con todo lo que decía; si ella terminaba no correspondiéndome, me hubiera vuelto loca o me hubiera suicidado, sin darme cuenta cuánto daño le haría a la gente que me rodeaba. Sin darme cuenta, caía de rodillas al suelo, con mis manos apoyadas en éste, derramando unas pocas lágrimas.
–Perdóname, Katalina. No sabía que te doliera tanto que te viera como un objeto.- Le decía a Katalina, llorando de rodillas en el suelo. Estaba tan ocupada pensando en que si la merecía o no, como si fuera una clase de trofeo, que me había olvidado que trataba con otro ser humano, que pensaba y sentía. Y por mis pensamientos egoístas, ahora estoy pagando las consecuencias, con una reprimenda verbal seria.
–Si tanto deseas mi perdón, si tanto deseas que corresponda a tus sentimientos, como lo he deseado tanto, debes prometerme lo siguiente…- En eso, la duquesa fue conmigo y posó su mano derecha, sobre mi cabeza, por lo que volteé a verla, con el rostro sonrojado y lloroso. –Si en verdad me amas, respétame, quiéreme y admírame, así como te he admirado, respetado y querido, desde que empezamos a andar como amigas. En otras palabras, ámame también. Y también, permítete amar a otras personas que también te aman.- Al terminar de decirme esto, abrazaba a la joven duquesa, ahora llorando en su pecho. Los latidos de su corazón se sentían tan reconfortantes, como una canción de cuna y su mano se siente tan cálida y suave, como siempre.
–Lo-lo prometo.- Al terminar de decir esto, Katalina me frotaba la cabeza, aun sollozando sobre ella.
–No llores más, Victoria. Sonríe.-En eso, la duquesa me levanta el rostro con su mano derecha, sonriéndome tan cariñosamente. Con mis propias manos, limpiaba mi cara, para tratarle de devolverle la sonrisa. –Bueno, ¿nos vamos al castillo ya, cariño?- En eso, Katalina se levantaba del suelo, tomándome de la mano derecha, con su mano izquierda, dándome un beso en la mejilla derecha.
–E-está bien, Kat.- Le decía a la joven duquesa, sosteniendo la mejilla en la que me había besado, mirándole conmovida. Sus labios se sentían deliciosamente suaves. Hasta ese momento, ese era el día más feliz de mi vida.
 
2:30 P.M.
 
Después de haber caminado un rato más, finalmente llegamos a mi palacio, donde me despediría de Katalina. Ambas estábamos en la entrada del palacio, intercambiando unas pocas palabras de despedida, pero quién diría que alguien me estaría vigilando desde otra parte.
–Jejejeje. Bueno, creo que ya es hora de que vuelva a mi casa, Vic. No puedo esperar a nuestra primera cita formal.- Mi acompañante me decía esto, saltando un poco arriba y abajo, alegremente.
–Prometo que te llevaré al restaurant más elegante de todo el reino… si es que mi billetera me lo permite.- Le decía a Katalina, tomándole de las manos y reía sarcásticamente, bajando un poco la mirada, como queriendo bromear con ella.
–No es necesario, Vic. La intención es lo que más cuenta. Con que lo hagas por el hecho de que quieres hacerlo y no por el hecho de querer complacerme, por mí está bien.- En eso, Katalina se ponía de puntitas y me besaba la mejilla derecha. –Hasta que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, Vic.- Terminando de decir esto, Kat se daba la media vuelta y volteaba a verme, guiñándome el ojo derecho, sonriéndome pícaramente.
-Hasta que nuestros caminos se vuelvan a topar, Kat.- Le decía a Katalina, moviendo mi mano derecha de un lado hacia otro, para despedirme, mirándole con una sonrisa algo boba. Ya habiéndose ido de ahí, entré a la casa, para poder irme a mi cuarto.
– ¡Ya llegué, mamá!- Exclamaba esto en el vestíbulo del palacio, hasta que de pronto observaba a mi padre, bajando de las escaleras, algo molesto, pero no era algo que se notara mucho. –Ehmmmm… hola, papá. Ya regrese de con la señorita Montesco.- Le decía a mi padre, mirándole algo intimidada, bajando la cabeza y jugando con las yemas de mis dedos.
–Sí. Ya llegaste. Y puedo ver que te pasaste un rato divertido con ella.- Mi padre se cruzaba de brazos y se molestaba aún más; sentía su mirada lacerante por todo mi cuerpo. Es como si sintiera un deseo de sangre, con el simple hecho de mirarlo.
– ¿Q-qué pasa, papá? ¿Por qué estás tan molesto?- Le preguntaba a mi padre, retrocediendo un poco, pasando saliva por mi garganta, aún intimidada por su estado actual.
–No quieras engañarme, Victoria. Tú y la señorita Montesco son amantes.- Cuando escuché estas palabras de mi padre, yo me alarmaba y me quedaba paralizada del miedo. No podía encontrar las palabras adecuadas para responderle a mi papá, por lo que balbucee durante un rato.
–No-no-no es cierto, papá. La señorita Montesco y yo NO somos amantes.- Le respondía a mi padre, mientras mi voz se quebrantaba del miedo, incapaz de sostenerse por su cuenta.
– ¿¡Entonces cómo explicas el labial en tu mejilla derecha!?- Mi padre señalaba hacia la mejilla que tenía marcada con labial rojo de Katalina, por lo que yo la tocaba con las yemas de  mis dedos de la mano derecha, para ver cómo es que aún tenía marcados los labios de la bella duquesa.
–E-e-esto no es lo que parece, papá. LO JURO.- Le decía a mi padre, viéndole aterrada ante esa situación; pensé que me daría un infarto ahí mismo.
– ¡Si te estaba viendo desde afuera, cuando llegaste! Tú y ella se besaron. Dime, ¿desde cuándo ustedes dos han estado saliendo?- Mi padre me cuestionaba esto, viéndome eufórico. Viendo que no había manera de que lo siguiera ocultando, bajé la cabeza y cambiaba a un semblante derrotista.
–Apenas nos volvimos novias hoy…-
-Si ese es el caso, te prohíbo que sigas con ese noviazgo. La próxima vez que la veas, corta con ella. Dije que no quieres ser su novia.- Al terminar de escuchar las reclamantes palabras de mi padre, alzaba la cabeza y continuaba mirándole aterrada, cayendo de rodillas al suelo. ¡No! De ninguna manera podía dejar esa relación que había deseado establecer desde hace años. Finalmente me había vuelto amante de la mujer que más deseaba en el mundo, y mi padre me pedía dejarla.
–No… no quiero dejarla, papá. ¡Yo la amo y ella a mí también!- Le decía a mi padre esto, levantándome del suelo y le miraba molesta, empuñando ambas manos.
–Ustedes dos son mujeres. ¿Sabes todo el escándalo que se va a armar en el imperio, si descubren que dos miembros de la nobleza tienen una relación homosexual?- Mi padre hacia ademanes con los brazos, mientras me preguntaba esto, muy molesto.
–No me importa el escándalo que se arme. ¡Ella y yo nos amamos y eso es lo único que nos importa!- Antes de que pudiera seguir con mi reclamo, recordé las palabras de Katalina. Quizás me encontraba algo presionada ante las acusaciones de mi padre y eso me puso a la defensiva. Si lograba tranquilizarlo, dándole una perspectiva diferente de las cosas, podría apaciguarlo y convencerlo de dejarme andar con la duquesa. Suspiraba profundamente, para tranquilizarme y darle un veredicto formal, sin hacer mucho teatro y levantaba mi cabeza, viéndole más calmada. –Entiendo cómo te sientes papá. Estás buscando lo mejor para mí y para la familia, pero debes entender que esto es lo que quiero. Además, ya muchos miembros de otras familias nobles están teniendo relaciones homosexuales y nadie les está acusando o reclamando por ello. No te pido mucho, papá. Solo te pido que me dejes andar con la duquesa. Por favor.- Le explicaba a mi padre, modulando mi tono de voz, evitando sonar amenazante. Sin darme cuenta, mi padre también se tranquilizaba, pero aún se veía algo molesto.
–Está bien, niña. Te dejare andar con ella. ¿Ya qué?- Mi padre se daba la media vuelta, rascándose su nuca con su mano izquierda y fruncía el ceño, levantando el labio superior. –Eres igual a ti mamá, ¿lo sabes? Saben cómo convencer a la gente. Solo mírame a mí. Ella pidió casarse conmigo; yo no. - En eso, mi padre soltaba una carcajada satírica y se iba caminando de vuelta al segundo piso.
–Jejeje… Sí. Claro.- Le decía a mi padre, haciendo círculos en el suelo con los dedos de mi pie derecho, con el rostro sonrojado, algo avergonzada por ese comentario.
–Bueno, la comida va a estar lista, dentro de un rato más. Si vas a cambiarte de ropa, adelante.- Ya habiéndose ido a su cuarto, yo fui al mío, para poder quitarme mi armadura e irme a comer.
–Está bien, papá. Y gracias.- Le decía a mi padre, mientras terminaba de subir las escaleras y le sonreía alegremente.
 
23 de marzo de 1755. 6:00 P.M.
 
Ya había pasado un mes, desde que me había vuelto novia de Katalina. Nunca pensé que mis sentimientos terminaran siendo correspondidos de buena manera, pero ahora que fue así, me sentía la mujer más feliz del mundo. Estaba saliendo con la mujer más prestigiosa, hermosa y bondadosa de todo el imperio, lo cual me llenaba de vida. Había invitado a Kat a una cena romántica en la ciudad de Pralvea, en un restaurant al norte de la ciudad imperial. Siendo que quería que esto fuera una cena romántica, me había llevado a Katalina a la terraza del restaurant, donde podríamos apreciar la vista panorámica que el edificio podría ofrecernos. Katalina había ordenado una ensalada, con un poco de vino tinto, mientras yo había pedido un filete de res, con un poco de cerveza de raíz. Después de un rato de comer y conversar, ambas habíamos terminado nuestros platillos y nos dedicamos exclusivamente a hablar.
–Jajajajaja. Me gusta esta sección del restaurant, Vic. Te agradezco el detalle, pero me imagino que te ha de haber costado un ojo de la cara.- La bella duquesa me sonreía pícaramente, guiñándome con su ojo derecho.
–Jeje… la verdad es que fue muy difícil encontrar un local que a ti te pudiera gustar, por lo que me tomé unos días para buscar uno. Y mira lo bien que terminó resultando.- Le decía esto a Katalina, agachando mi cabeza, viéndole avergonzada, con el rostro un poco sonrojado.
–Me alegra que te hayas tomado la dedicación necesaria, para poder llevarme a un lugar bonito. En serio te lo agradezco, pero creo que con haber ido a un bar común y corriente, me hubiera bastado.-  Me decía Katalina, mientras me sonreía un poco y sostenía la mano derecha en su mejilla derecha.
– ¡Por supuesto que no! ¡Mi chica merece algo mejor que andar en uno de esos horrendos bares, donde los borrachos hasta vomitan y orinan en el suelo!- Le decía a mi novia, ladeando mi cabeza hacia la derecha y me cruzaba de brazos, con los ojos cerrados.
–Bueno… igualmente te agradezco que me hayas llevado aquí.- En eso, la bella duquesa terminaba de comer y se levanta de la mesa, para salir a recargarse en el barandal del balcón, observando las estrellas. –El cielo se puede ver muy claramente, desde esta altura, Vic.-
-Como dije, Kat… quería que disfrutaras esta cena tan humanamente como te sea posible. Quería que esta primera cita fuera un evento inolvidable para ti, por lo que busqué lo mejor de lo mejor… solo para ti.- En eso, me acercaba a ella y le abrazaba por la espalda, recargando mi cabeza sobre su hombro izquierdo. Ella olía tan bien en esa ocasión; el aroma de frutas silvestres que cargaba en esa noche me había cautivado delicadamente. –Daria y haría TODO por ti, solo por el simple hecho de verte sonreír, Kat.- En eso, la bella duquesa se daba la media vuelta y me apartaba de ella, observándome con un rostro lleno de misericordia y compasión.
– ¿Dijiste… “todo” por mí? - La chica bajaba la cabeza y se entristecía un poco, lo cual me intrigaba un poco. ¿Habré dicho algo que la había hecho sentirse mal?
–Por supuesto que sí, Kat. ¿Por qué te sientes tan triste?- Le preguntaba a la joven duquesa, queriendo animarle con un una sonrisa delicada, pero en eso ella me empujaba con sus manos, aún con la cabeza baja, ladeándola hacia la izquierda.
–Eso significa que llegarías al punto de matar por mi… ¿¡es cierto eso!?- El tono de voz de Katalina se había elevado un poco, sonando algo molesta. Yo seguía sin comprender la razón de la actitud que había tomado. En serio no sabía que, lo que iba a decir en ese momento, iba a hacer sentirse PEOR a mi bella acompañante.
–Si tú me pidieras hacer eso, lo haría.- Sin más previo aviso, la chica me daba una bofetada con su mano izquierda, en mi mejilla derecha, observándome muy enojada; casi como si le hubiera insultado. -¡Oye, ¿Qué te pasa!? ¡¿Por qué me bofeteas?!- En eso, le miraba asustada, frotándome la mejilla enrojecida por la cachetada. Me sentía confundida; aún no sabía que era lo que le había molestado.  
– ¿Que acaso crees que la gente es un mero objeto con el que puedes jugar, por mera diversión?- La joven duquesa empuñaba las manos, mientras su cabeza se estremecía de la rabia que sentía, empuñando sus manos fuertemente.
-No entiendo lo que dices, Katalina. ¿A qué te refieres con eso?- Le preguntaba a Katalina, ladeando mi cabeza hacia la derecha, rascándome la nuca con mi mano derecha.
-¿¡Que acaso piensas que yo me sentiría feliz si mataras gente inocente, como mero objeto de sacrificio!?- Katalina se llevaba ambas manos al pecho, al mismo tiempo en que su rostro derramaba lágrimas de tristeza. Mi cabeza apenas podía comprender lo que ella trataba de decirme, pero mi corazón me empujaba a querer consolarla. No podía soportar el hecho de verla llorar así; debía de hacer algo inmediatamente.
–B-Bueno… la verdad es que… no-no sé qué decir, con respecto a eso…- Bajaba la cabeza y me rascaba la nuca, sonriéndole un poco nerviosa, moviéndome de un lado a otro, como un péndulo. –Pero si a ti te molesta ese tipo de cosas, puedo complacerte de otra manera, si así lo deseas.- Subía mi mirada un poco, manteniendo la cabeza baja como un perrito desobediente, queriendo contentar a mi acompañante. Pero ella no respondía.
– ¿T-te sientes bien, Katalina? -  Entrelazaba mis manos con las suyas, las cuales estaban en el medio de mi pecho; pero ella seguía sin responder. Sus manos se sentían tan suaves y calientes.

-…Voy a ponértelo de manera más sencilla. ¿Crees que me haría feliz que mataras a alguien, con tal de complacerme?- Después de ese breve momento de silencio, mi novia me reclamaba esto, con un tono algo secante y sereno. Volteaba a verla, preocupada por esa reacción y veía un rostro triste y agachado. Ahí fue cuando me había dado cuenta de lo que estaba hablando y que tan mal le había hecho sentí mi comentario.
–N…no… Sabiendo que ESO no te haría feliz, no lo haría…- Me daba la media vuelta y le correspondía al abrazo, mientras sollozaba un poco. Podía sentir como es que su corazón se retumbaba del dolor y la tristeza. –Lamento haberte hecho sentir mal, Katalina. Pero aún no se lo que te hace feliz. Aún no se lo que le hace feliz a todos.- En eso, Katalina posaba sus manos en mi cabeza, frotando mi cabello con mucha delicadeza.
–Si quieres saber que es lo mejor para todos, incluyéndote, ponte a analizar las acciones que hagas y como es que afectaran a los demás y a ti.- La duquesa había cambiado su tono de voz, por uno más dulce y cálido, en lo que me sonreía un poco para consolarme.
– ¿C-como se hace eso, Katalina?- Le preguntaba a Katalina, levantando mi mirada y le observaba con los ojos llorosos y una cara tambaleante de la tristeza e incertidumbre.
–No es tan simple como suena, Vic… Eso es algo que debes de descubrir por ti misma.- Katalina me decía esto, mirándome a los ojos de manera penetrante y cálida. Confundida por lo que me decía, levantaba la cabeza y le observaba, aun teniendo los ojos llorosos.
–Pro-prometo que encontrare la manera de descubrir cómo se hace eso, Kat.-
 
 
8:00 P.M.
 
Katalina y yo ya habíamos salido del restaurant, y ahora nos encontrábamos caminando por las calles de la capital. Por lo regular, la gigantesca ciudad solía ser más activa durante las noches, pero pareciera que el destino escogió hacernos una amarga jugada, ya que todo estaba muy oscuro y desolado. Se podía sentir una calma tétrica, como la calma previa a la tormenta. Kat y yo nos encontrábamos mirando a todas partes, manteniendo la guardia alta, por si algún asaltante quisiera atacarnos, pudiendo ver MUY poco, debido a la oscuridad de la noche. Llevaba a la bella duquesa tomada del brazo izquierdo, la cual se aferraba a mi brazo derecho, caminando muy despacio, intimidada por el ambiente actual. En mi caso, yo debía permanecer tranquila, para poder darle un poco de confianza a mi acompañante.
–Debimos habernos ido en la carrosa de tu papá, Victoria. El aspecto que está dando la ciudad en este momento, me da una muy mala espina. Además, tengo entendido que hay un grupo de violadores que andan atacando a la gente. - Katalina me decía esto, mientras encogía el cuerpo y se pegaba más a mí, casi casi temblando del miedo.
– ¡No te preocupes por ello, Kat! Vamos a estar bien. Además, tu casa no queda muy lejos de aquí.- Le decía a la duquesa, abrazándole más fuerte, sonriéndole un poco, para apaciguarla. Lo que menos necesitaba en ese momento, era que Katalina me hiciera sentir insegura. Si ella se derrumbaba, yo también lo haría; era solo cuestión de tiempo. Ya nos acercábamos a la salida norte de la ciudad, cuando de pronto, sentía un tremendo escalofrió en la espalda, cuando escuché algo que se acercaba hacia nosotras.
–Katalina… alguien nos sigue. Apresuremos el paso discretamente.- Le decía a mi acompañante, volteando disimuladamente hacia atrás, esperando a obtener una vista clara de la persona que nos seguía, pero no veía a nadie. Katalina me hacía una seña con la cabeza, diciéndome que sí, por lo que empezamos a caminar un poco más rápido. Las pisadas de la persona que nos seguida se hacían más fuertes, y cada vez más cercanas, por lo que ambas apretábamos el paso. Pero no importa que tanto apresuráramos el paso; las pisadas de nuestros seguidores se escuchaban cada vez más cerca. – ¡Corre, Kat!- Al decirle esto a la duquesa, ambas empezábamos a correr de manera agitada, tratando de alejarnos de los persecutores.
– ¡Pero estoy usando tacones!- Katalina me respondía esto, algo asustada, cayéndose al suelo, por lo difícil que le costaba correr con tacones.
– ¡Vamos, Katalina! ¡Aguanta un poco más! ¡Ya vamos a llegar a la salida!- Le decía a Katalina, apresurando más el paso. De lo nerviosa que estaba, no me daba cuenta que estaba jalando a mi amante, casi al punto de lastimarla. Lo único que pasaba por mi mente, era el hecho que debía de proteger a mi bella duquesa.
– ¡KYAHHHHH!- En eso, sentía como es que Katalina se zafaba de mi mano derecha, por lo que voltee asustada hacia atrás y veía cómo es que ella caía al suelo duramente.
- ¡Katalina!- Al ver esto, salí corriendo hacia donde estaba ella, para levantarla del suelo, mirándole muy preocupada. – ¡Kat, ¿te encuentras bien!?- Le preguntaba a la bella duquesa, cargándola entre mis brazos. Ella había sufrido unos pocos raspones y sus ropas se habían estropeado por culpa del lodo, pero parecía bastante bien, fuera de eso.
–Me… me duele. Mi pie… me duele.- Escuchando las palabras llenas de agonía de Katalina, inmediatamente le levanto la falda y le examino los pies. Lo primero con lo que me topo, era con una enorme bola inflamada en el tobillo izquierdo de la duquesa. ¡Katalina se había fracturado el tobillo!
– ¡Tra-tranquilízate, Kat! ¡Voy a llevarte cargando! Solo no te muevas tanto, por favor.- Trataba de tranquilizar a mi amante, levantándole del suelo, pero de pronto, algo me detiene. Unas risas siniestras se escuchaban venir desde donde nosotras habíamos estado.
– ¿Se van tan pronto, mamacitas? Pero ni siquiera hemos empezado.- En eso, un grupo de bandidos se acercaban hacia donde estábamos nosotras, saliendo de entre las sombras. Eran tres grotescos hombres, vistiendo en harapos, con un aspecto por demás peligroso.
– ¿Quiénes son ustedes?- Le preguntaba a los asaltantes, mirándoles enojada, evitando mostrar el terror que sentía en ese momento.
–No importa quienes seamos nosotros. Lo único que importa es lo bien que nos harán sentir, así que mejor quédense quietas, si no quieren que las lastimemos.- Uno de los asaltantes nos decía esto, acercándose con un cuchillo en la mano derecha.
–No se preocupen. Prometemos ser gentiles con ustedes, si colaboran.- Otro asaltante nos decía esto, relamiéndose los labios, con una expresión perversa en el rostro.
– ¡Yo quiero cogerme a la tetona!- El asaltante gordo decía esto, bajándose la bragueta de su pantalón. Estaba aterrada y Katalina un tanto más que yo. No podía defenderme; había dejado mi estoque en la mansión. Pero debía de hacer algo; no podía dejar que esos desgraciados dañaran la pureza de la duquesa. De lo contrario, nada en este mundo podría quitarme la culpa por ello. Carcomida por el miedo y el coraje, me voy corriendo hacia el asaltante flacucho, tratando de atacarlo de la manera más salvaje posible, pero éste detiene mi mano derecha con su siniestra mano, mientras que el otro alto sostenía mi otra mano.
–Creí que habíamos dicho que seriamos gentiles con ustedes si cooperaban con nosotros. Pero veo que quieres que esto sea de la manera más difícil. ¿Verdad, mocosa?- En eso, el flaco chaparro acercaba su cuchillo hacia mi garganta.
– ¡Momento…! ¿¡Que estás haciendo, ‘mano!? ¿Qué acaso no querías divertirte un poco con ellas?- El tipo alto le decía al flacucho, mientras le observaba un poco molesto, cruzándose de brazos.
– ¡No te preocupes por eso, ‘mano! Después de todo, ésta ni está tan buena. La otra tetona si lo está, así que nos divertiremos con ella y nos deshacemos de ésta güera ya.- Cuando escuche esas palabras llenas de lujuria de ese hombre, no pude evitar sentirme aún más aterrada de lo que ya estaba, creyendo que me iba a desmoronar ahí mismo.
– ¿¡QUE!? ¡NO! ¡Por favor, se los imploro! No nos hagan daño. Les daremos lo que sea, pero por favor… déjenos ir.- Katalina reclamaba asustada, tratando de arrastrarse por el suelo, con dirección hacia donde estaba yo, pero el tipo gordo se colocaba encima de ella, con un gesto de lujuria en su rostro.
–No te vayas, mamacita. Que hoy quiero cogerme a alguien tan buena como tú, ahora mismo.- Temiendo que esos tipos se atrevieran a ultrajar al posible único amor de mi vida, empecé a llorar un poco, agachando la mirada, sintiéndome terriblemente impotente ante semejante situación.
–Como última voluntad, les pido esto… hagan lo que quieran conmigo. Pero se los imploro… Déjenla ir a ella. Ella lo es todo para mí…- En eso, el flaco me miraba con una sonrisa perversa en su rostro, como queriendo burlarse de mí.
–Con que esa chica s tu novia, ¿eh? No te preocupes por eso, niña. Te prometo que ya estarás muerta para cuando empecemos a divertirnos con tu noviecita. JAJAJAJAJAJA.- Seguido de esto, el tipo gordo le despedazaba la falda a Katalina y empezaba a manosearla con sus grotescas y toscas manos, mientras restregaba su  rostro en el cuello de la duquesa.
-¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! ¡DETENGANSE! ¡POR FAVOR, DETENGANSE!- Katalina exclamaba aterrorizada, moviéndose bruscamente para liberarse del gordo. Los gritos de terror de la duquesa me cruzaban la cabeza, como un cuchillo caliente a la mantequilla. En ese momento entendí que debía de hacer algo… de lo contrario, la belleza, la pureza, la alegría y el amor por la vida de Katalina se desharía. Sin darme cuenta, mi respiración se agitaba, mi corazón palpitaba como loco, mis pupilas se dilataban y sentía como me volvía más fuerte. Inéditamente, pateaba al tipo delgado en sus genitales, por lo que éste me soltaba a mí y al cuchillo, para poder retorcerse del dolor. Entonces, me agachaba rápidamente y tomaba el cuchillo que el asaltante había tirado, para inmediatamente rebanar el brazo del tipo alto que me sujetaba.
– ¡YAHHHHHHHHHHHHH!- El tipo alto se tambaleaba hacia atrás, cayendo aterrado al suelo. La sangre que le había brotado del brazo me había cubierto el rostro y la blusa, así como el cuchillo.
– ¡Oye, ¿qué te pasa, pendeja?! ¿¡Qué acaso quieres hacerte la valiente!?- El tipo gordo se levantaba de encima de Katalina, para ir a atacarme, pero yo reaccionaba más rápido y le apuñalaba en el estómago, mirándolo enojada.
–Te dije que la dejaras ir…- Le decía al gordo esto, con un tono bajo y frio, mientras éste me observaba incrédulo, inmovilizado por el miedo.
–V-vic…- La duquesa me observaba aterrada, por lo que decidí responderle a ella con: “por favor, no mires esto, Kat…”. Seguido de esto, la chica dirigía su mirada a otra parte, bajando la mirada, cerrando los ojos. En serio no quería que viera lo que estaba a punto de hacer. En eso, torcía el cuchillo y le abría el estómago al gordo, llegando a abrir su pecho también. El asaltante gordo caía como peso muerto en el suelo, al mismo tiempo en que mis ropas se llenaban de más sangre.
– ¡Desgraciada…!- El tipo alto al cual le había cortado el brazo se levantaba del suelo, con su única mano intacta y sacaba un cuchillo, para atacarme. Sabía que usar un cuchillo como arma no es igual que usar un estoque, pero podría improvisar un poco, por lo que me puse en pose de combate.
–…- Sin decir nada, el otro tipo lanzaba un tajo desde arriba, y lo esquivaba inmediatamente, moviéndome hacia la izquierda, para poder apuñalarlo al estómago, pero bloqueaba hacia abajo, quedando expuesta a su ataque, por lo que recuperé mi compostura más rápido. Si ese tipo seguía bloqueando mis ataques, el cuchillo se desafilaría, así que debía de darme prisa Y así fue como comenzó un breve combate; él lanzaba una tajada a la izquierda, yo me movía hacia la derecha y le atacaba hacia algún otro ángulo. Pasaron unos pocos segundos, antes de que pudiera apuñalarlo en la yugular, para luego cortarle el cuello hacia la izquierda, casi decapitándolo.
– Condenada niña… ¡Vas a lamentar esto!- El asaltante chaparro se levantaba del suelo enfurecido por lo que había hecho, por lo que me preparaba para atacar. Justo cuando estaba en frente de mí, levantaba el cuchillo y le arranqué su grotesco rostro de su cabeza, cayendo al suelo. Ya estando la cara cortada en el suelo, paso a pisarla con mi pie derecho, llena de rabia. Unos segundos después, recobré la compostura y volteaba a ver a Katalina, la cual aún estaba volteando a ver a otro lado, con la mirada baja y los ojos cerrados.
–Kat…- Decía esto, con un tono de voz muy poco audible, casi como un susurro, mirando a la duquesa, con una mirada penetrante y el rostro sonrojado. El vestido húmedo y rasgado que le había quedado a Katalina, dejaba ver su bien dotado cuerpo, lo cual no podía hacer otra cosa más que hacerme sentir una enorme lujuria. Me sentía sucia… estaba cayendo tan bajo como aquellos tipos que maté hace unos segundos. Pero debía conservar la poca calma que me quedaba. No podía ser yo quien le arrebatara su pureza de mujer… aun…
-Vi-vic… ¿Q-qué pasó?- En eso, la otra chica levantaba el rostro y abría los ojos, para poder verme. –Vi-vi-vi-vic… ¿¡Qué pasó aquí!? ¿Qué le hiciste a esos hombres?- Katalina titubeaba del miedo y la incertidumbre, mirando cómo estaba empapada de sangre, tratando de retroceder un poco.
–Era ésta la razón por la cual no quería que vieras lo que iba a hacer, Kat.- Le decía a la duquesa, agachando la mirada por la tristeza que sentía, dejando caer el cuchillo al suelo. Kat precedía a bajar la mirada y ver los cuerpos de los tres hombres que había matado y no pudo evitar asustarse aún más.
–Eeee-eessos hombres están- - Antes de que la duquesa pudiera terminar la sentencia, me acercaba a ella y le tapaba la boca con el índice de mi mano derecha, inclinándome un poco.
–Shhhhhhhh… Déjame llevarte de vuelta a tu casa, Kat.- Ante esto, la chica movía la cabeza de arriba hacia abajo, diciendo que sí, por lo que la tomaba entre mis brazos y la cargaba como una princesa. Quizás no lo era, pero para mí si lo es; y lo sigue siendo. Entonces, sin decir nada más, ambas continuamos caminando hasta la casa de ella.
– ¡Los gritos vinieron de allá! ¡Muévanse! ¡Muévanse! ¡Muévanse! – Antes de que nos pudiéramos ir, logré escuchar los gritos de unas personas que se dirigían hacia donde nosotras estábamos. Al salir del callejón, Kat y yo nos topábamos con soldados de la guardia real; uno alto y algo robusto, usando una lanza y el otro era más bajo, usaba una espada ancha, ambos con sus cascos puestos. – Condesa Hosenfeld… Duquesa Montesco… ¿¡qué ha pasado aquí!? ¡Denos un informe breve de la situación actual! – Uno de los guardias exclamaba esto apuntándome con su espada ancha. Yo solo levantaba la cabeza, mirándoles con una mirada vacía, sin nada de brillo en mis ojos.
–Unos tipos intentaron violarnos… No tenía otra opción… - Al escuchar esto, los dos soldados se quedaban mirándome directamente, abriendo sus ojos ampliamente de la incredibilidad.
– ¿A-acaso eso significa-? – Antes que el guardia que cargaba una lanza terminara la pregunta, Katalina alzaba la voz, temblando un poco del susto de hace rato.
– ¡Puedo explicarlo, señores! ¡La señorita Hosenfeld y yo fuimos atacadas por un grupo de asaltantes que intentaron violarnos! ¡Victoria solo trataba de defenderse y de rescatarme! ¡LO JURAMOS! – Al terminar de decir esto, yo me movía hacia la izquierda, dándoles paso a los soldados de la guardia real, los cuales presencian la escena del crimen.
–Dios bendito… - Los dos guardias se dirigían a donde estaban los cadáveres, revisando detalladamente, evitando hacer mucho desorden, para no alterar la escena.
– ¡Un momento! – En eso, el soldado con la espada ancha sacaba una hoja de papel, la cual él leía detenidamente. –Estos tipos encajan con la descripción física de aquellos violadores de los que nos hablaban las víctimas, hace unos días. – Su compañero se acercaba a él, tomando la hoja de papel abruptamente para leerla.
–Hmmm… tienes razón. Esos tipos son los mismos de los que hablan los testigos de las víctimas que fueron atacadas. – El caballero de la espada colocaba su mano derecha en su barbilla, leyendo aún la hoja de papel, cuando de pronto ambos voltean a ver a Kat y a mí.
–U-ustedes dos pueden irse. Le diremos a nuestro superior que nos ayudaron a detener a estos criminales. – El soldado con la lanza nos apuntaba con esta, indicándonos que nos fuéramos inmediatamente.
–E-está bien… - Katalina le decía esto a los soldados, sonriendo tenuemente, mientras colocaba su mano derecha en mi mejilla izquierda, dirigiendo su mirada a mí ahora. Yo voltee a ver a mi amada duquesa, sin decir nada más, aún con una mirada cadente de vida. –Vámonos a mi casa, Vic. Suficientes desventuras por hoy. – Al terminar de decirme esto, con un tono de voz algo alentador, emprendía rienda directa a la casa de Katalina.
 
8:30 P.M.
 
Unos minutos después de caminar, llegábamos a la casa de Katalina, para poder dejarla con sus padres. No sabía con qué rostro me iba a representar ante los padres de Kat; por mi culpa, su hija se ha fracturado el tobillo. Además de que había presenciado la escena de un asesinato. Ese tipo de cosas son casi imposibles de olvidar; el rojo y el olor de la sangre es algo que queda impregnado en el alma de una persona de tan delicado corazón como el de ella. Tenía mucho miedo; no sabía qué hacer, una vez que me abriera esa puerta y le presentara a su hija en semejantes condiciones. Estando en frente de la gran puerta del castillo de Katalina, recargando mi frente sobre la madera de la puerta, con la mirada baja, pensando en lo que podría pasar, cuando de pronto la duquesa colocaba su mano derecha en mi mejilla izquierda, sonriéndome un poco.
–Debes de serle sincera a mi familia, Vic. Luchaste para protegerme y eso es lo que en verdad importa. Quizás ellos lo comprendan, si les dices lo que en verdad pasó.- Al escuchar las palabras de Katalina, trataba de sonreír un poco, pero aún estaba asustada. Aun así, debía de conservar la calma y disimular que no sentía miedo de las repercusiones que se dieran, a partir de los acontecimientos de hoy.
–E-está bien, Kat.- En eso, abrí la puerta del castillo, para poder entrar en él. Desgraciadamente, para mi mala suerte, sus padres se encontraban pasando por el salón principal del castillo, por lo que me detectaron inmediatamente.
-¿¡Q-Qué le pasó a nuestra hija, señorita Hosenfeld!?- La madre de Katalina, la cual pasaba con una canasta de ropa sucia, soltaba la canasta y se dirigía a toda velocidad a donde estábamos nosotras.
–Mejor dicho, “¿qué les pasó a ustedes dos?”, sería la correcta pregunta.- En eso, el padre de Kat, quien estaba bajando de las escaleras, se dirigía amenazantemente hacia nosotras tres, viéndose algo molesto. La reacción de ambos no era de sorprenderme; su única hija mostraba rasgos de haber sido atacada y yo estaba cubierta de sangre. Todo podía apuntar a que le había hecho algo MUY malo. Bajaba la cabeza, algo temerosa, para ver a Kat a la cara y ella me daba una señal con la cabeza, queriendo decirme que les dijera lo que pasó, por lo que me levantaba la mirada y les veía seriamente a sus padres.
–Fuimos atacadas por un grupo de asaltantes que trataron de violarnos. Quisimos escapar, pero Katalina se rompió el tobillo, tratando de correr con los tacones puestos. Intentaron matarme a mí, debido a que trate de defenderme, por lo que solo abusarían de su hija. Temiendo por lo que le pudiera pasar a ella, tomé uno de los cuchillos de los bandidos y los maté a los tres.- Terminando de darles mi explicación sobre el acontecimiento, me daba un momento para tomar de aire profunda, para poder tomar un poco de valor por lo que iba a decirles. –Lo único que quería era tener una cita con su hija, pero no esperaba que la situación se volviera tan tétrica. No quería poner en riesgo la vida de su hija; mi novia. Pero aun así, acepto toda la culpa de lo que pasó hoy, así que no pediré perdón por lo que le pasó a su hija, siendo que era mi responsabilidad protegerla…- Terminando de decir esto, bajaba la cabeza, como señal de vergüenza y lloraba un poco, dejando caer algunas lágrimas sobre el cuerpo de Kat.
–Vic…- La duquesa me decía esto, sosteniéndome el rostro, con su mano derecha, mirándome muy triste, mientras su padre me la quitaba de los brazos, viéndose muy molesto.
–Vete de aquí, niña…- El tono secante y profundo de la voz del señor Montesco me lo decía todo. No quería verme si quiera en pintura. Debía de irme de ahí, lo más pronto posible, antes de que se enojara aún más, por lo que simplemente bajé la cabeza y me iba caminando de ahí.
–Está bien…- Tenía tanta vergüenza, que ni siquiera pude despedirme de Kat o de ellos apropiadamente. Siendo sincera, creo que ellos tampoco estaban de humor para despedirse formalmente. Ya habiendo salido del castillo de la familia Montesco, me dirigía de nueva cuenta al camino de tierra, para tomar una carroza de vuelta a la mansión. Al menos tuve suerte de que una carroza pasara por ahí, por lo que hice una señal con la mano, para que se detuviera. En eso, la carroza se detenía y yo subía a ésta, para poder dirigirme a la casa.
–Le pagaré el doble de monedas si no pregunta por la sangre en mi ropa y no se detiene para tomar otro pasajero. Solo lléveme a la mansión Hosenfeld, por favor.- Le daba 100 monedas de oro al conductor de la carroza, para que me llevara directo a la mansión, recargándome en la ventanilla del lado izquierdo del carro.
–Bu-bueno… está bien, niña.- El conductor sonreía alegremente por la cantidad de dinero que le había dado, por lo que simplemente se dedica a continuar con la trayectoria que le había pedido seguir.
 
10:30 P.M.
 
Finalmente había llegado a la casa, tambaleándome del frio que la sangre impregnaba en mi ropa, dirigiéndome lentamente a la entrada, cuando de pronto mi madre abría las puertas, observándome algo preocupada.
– ¿Que te pasó, hija? ¿Por qué vienes así?- Mi madre me preguntaba aterrada, tocando la ropa bañada en sangre. Sin más chistar, le dije lo que me pasó a mi madre, agachando la cabeza y me entristecía aún más. –Momento… ¿TÚ mataste a tres violadores en la capital, tratando de defender a la señorita Montesco?- Mi madre me sostenía el rostro, mirándome directamente a los ojos, impresionada por el relato que le había contado.
–Solo déjame ir a mi cuarto, mamá. Quiero dormir…- Le decía a mi madre, caminando lentamente hacia las escaleras de la mansión, con una mirada vacía en mis ojos, para dirigirme a mi cuarto.
–Hija… protegiste a una persona de alguien quien quería hacerle daño. No debes de sentir vergüenza de ello. Ni por un minuto.- Mi madre recalcaba esto, mientras continuaba caminando por las escaleras. Sus palabras me habían contentado al menos un poco, por lo que sonreí un poco, mientras continuaba dirigiéndome a mi cuarto. 




RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Duncan - 15/04/2017

ya lo lei y me parece sobrecargado, puedes decir lo mismo con menos palabras, los dialogos, no sè, no me parecen creibles, ¿se puede cercenar una mano con un cuchillo?, con una mano cortada pasa lo mismo que con una patada en los testiculos o una fractura, quedas fuera de combate, ¿por que la madre de una duquesa carga la ropa sucia?, un momento ¿que no debio de llevar Victoria a Katalina con un doctor?, otra vez ¿no hay sirvientes?, ¿hay carrozas taxi?, ¿no dan servicio en los restaurants de lujo?, ¿100 monedas de oro?, aqui si conviene ver la cotizacion de los metales porque esas 100 monedas equivalen a un poco mas de 5000 dolares si esas monedas eran de 1/20 de onza cada una, creo que una o dos monedas de oro era mas que suficiente para hacer ciego a un cochero.

No lo tomes a mal que yo soy asi con todo lo que leo y veo, busco que tenga congruencia, por eso veo casi puro anime de comedia, porque el de accion es pan con lo mismo, siempre el prota no importa como va a ganar, por eso me gusta one punch man, ahorra el relleno que te lleva a lo mismo que pasa en todos los animes.


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Jaden Diamondknight - 15/04/2017

(15/04/2017 05:42 PM)Duncan Wrote: ya lo lei y me parece sobrecargado, puedes decir lo mismo con menos palabras, los dialogos, no sè, no me parecen creibles, ¿se puede cercenar una mano con un cuchillo?, con una mano cortada pasa lo mismo que con una patada en los testiculos o una fractura,  quedas fuera de combate, ¿por que la madre de una duquesa carga la ropa sucia?, un momento ¿que no debio de llevar Victoria a Katalina con un  doctor?, otra vez ¿no hay sirvientes?, ¿hay carrozas taxi?, ¿no dan servicio en los restaurants de lujo?, ¿100 monedas de oro?, aqui si conviene ver la cotizacion de los metales porque esas 100 monedas equivalen a un poco mas de 5000 dolares si esas monedas eran de 1/20 de onza cada una, creo que una o dos monedas de oro era mas que suficiente para hacer ciego a un cochero.

No lo tomes a mal que yo soy asi con todo lo que leo y veo, busco que tenga congruencia, por eso veo casi puro anime de comedia, porque el de accion es pan con lo mismo, siempre el prota no importa como va a ganar, por eso me gusta one punch man, ahorra el relleno que te lleva a lo mismo que pasa en todos los animes.

1.- Se bien que necesito mejorar mis diálogos y más cosas. Por eso entré al foro; porque se que mi novela no está lista para ser lanzada al público.
2.- Depende del filo y del estado del cuchillo, así como la fuerza de la tajada.
3.- ¿Acaso tu ropa permanecería limpia, después de ser atacada por un grupo de asaltantes? 
4.- Victoria debía reportarse primero con los padres de Katalina. 
5.- Hay sirvientes, pero no son necesarios para la trama.
6.- Sí hay taxis carroza en ese mundo.
7.- Las chicas estaban recibiendo servicio de lujo. ¿Por qué crees que estaban en la terraza del restaurante? 
8.- Victoria quería asegurarse de silenciar al cochero. No importaba el precio.


Agradezco nuevamente que haya tomado el tiempo para darme su critica, pero preferiría tomar consejos de alguien quien sí supiera puntuación y ortografía básica. nwn


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - John Harker - 16/04/2017

(15/04/2017 11:43 PM)Jaden Diamondknight Wrote:
(15/04/2017 05:42 PM)Duncan Wrote: ya lo lei y me parece sobrecargado, puedes decir lo mismo con menos palabras, los dialogos, no sè, no me parecen creibles, ¿se puede cercenar una mano con un cuchillo?, con una mano cortada pasa lo mismo que con una patada en los testiculos o una fractura,  quedas fuera de combate, ¿por que la madre de una duquesa carga la ropa sucia?, un momento ¿que no debio de llevar Victoria a Katalina con un  doctor?, otra vez ¿no hay sirvientes?, ¿hay carrozas taxi?, ¿no dan servicio en los restaurants de lujo?, ¿100 monedas de oro?, aqui si conviene ver la cotizacion de los metales porque esas 100 monedas equivalen a un poco mas de 5000 dolares si esas monedas eran de 1/20 de onza cada una, creo que una o dos monedas de oro era mas que suficiente para hacer ciego a un cochero.

No lo tomes a mal que yo soy asi con todo lo que leo y veo, busco que tenga congruencia, por eso veo casi puro anime de comedia, porque el de accion es pan con lo mismo, siempre el prota no importa como va a ganar, por eso me gusta one punch man, ahorra el relleno que te lleva a lo mismo que pasa en todos los animes.

1.- Se bien que necesito mejorar mis diálogos y más cosas. Por eso entré al foro; porque se que mi novela no está lista para ser lanzada al público.
2.- Depende del filo y del estado del cuchillo, así como la fuerza de la tajada.
3.- ¿Acaso tu ropa permanecería limpia, después de ser atacada por un grupo de asaltantes? 
4.- Victoria debía reportarse primero con los padres de Katalina. 
5.- Hay sirvientes, pero no son necesarios para la trama.
6.- Sí hay taxis carroza en ese mundo.
7.- Las chicas estaban recibiendo servicio de lujo. ¿Por qué crees que estaban en la terraza del restaurante? 
8.- Victoria quería asegurarse de silenciar al cochero. No importaba el precio.


Agradezco nuevamente que haya tomado el tiempo para darme su critica, pero preferiría tomar consejos de alguien quien sí supiera puntuación y ortografía básica. nwn

Yo sé bastante de esas cosas. No obstante, te voy a decir algo: "preferiría" es una palabra que no casa aquí. No olvides que la gente emplea su tiempo en leerte.

Y otra cosa, si tienes que dar tú las explicaciones en vez de tu novela, es que tu novella falla en algo básico, que es en dar respuesta a cualquier duda que surja.

Dicho esto, te recomiendo el Diccionario panhispánico de dudas, que ahí te dicen como emplear bien la puntuación. Solo hay que molestarse en leer.


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Jaden Diamondknight - 16/04/2017

Gracias por el dato, John.
Tomaré el dato en cuenta, cuan pronto me sea posible.


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Momo - 16/04/2017

Bueno, Jaden, anímate. Piensa una cosa: vale muchísimo más una opinión negativa (aunque sea algo abrupta) y sincera, que una adulación falsa. La primera te ayuda a mejorar aunque sea a palos, pero mejorar es lo que queremos todos ¿no? La segunda te hunde en tu propia complacencia y perpetúa tus errores.
De una crítica has de tomar lo que te sirva y olvidarte de lo demás.  
Ya que he entrado, creo que como mínimo te debo mi opinión: he leído algunos fragmentos de tu relato de forma aleatoria y lo he dejado. No quiero entrar en si es bueno o malo. No he leído lo suficiente para juzgar, aunque diría que no es mi estilo de libro. Parece orientado a un público más adolescente. Pero más que eso lo que me ha impedido continuar leyendo ha sido que el texto no parece trabajado a fondo, sino un tanto descuidado. Escribir, escribir y escribir para pulir el estilo es lo que yo te recomendaría. Practicar es muy importante.
Si te pasas por el Dragón Lector y vuelves a colgar un texto más pulido, te prometo que me lo leeré. Si es que te interesa mi opinión, que tampoco soy Dostoievski Wink


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Jaden Diamondknight - 16/04/2017

(16/04/2017 03:42 PM)Momo Wrote: Bueno, Jaden, anímate. Piensa una cosa: vale muchísimo más una opinión negativa (aunque sea algo abrupta) y sincera, que una adulación falsa. La primera te ayuda a mejorar aunque sea a palos, pero mejorar es lo que queremos todos ¿no? La segunda te hunde en tu propia complacencia y perpetúa tus errores.
De una crítica has de tomar lo que te sirva y olvidarte de lo demás.  
Ya que he entrado, creo que como mínimo te debo mi opinión: he leído algunos fragmentos de tu relato de forma aleatoria y lo he dejado. No quiero entrar en si es bueno o malo. No he leído lo suficiente para juzgar, aunque diría que no es mi estilo de libro. Parece orientado a un público más adolescente. Pero más que eso lo que me ha impedido continuar leyendo ha sido que el texto no parece trabajado a fondo, sino un tanto descuidado. Escribir, escribir y escribir para pulir el estilo es lo que yo te recomendaría. Practicar es muy importante.
Si te pasas por el Dragón Lector y vuelves a colgar un texto más pulido, te prometo que me lo leeré. Si es que te interesa mi opinión, que tampoco soy Dostoievski Wink

Ayyyy dios... yo quería escribir para un publico adulto. Confused
Si me pueden dar toda la ayuda posible, por mí estaría bien. Solo no sean abrasivos con ello
En eso necesito ayuda, en que mi escritura se vea más dirigida hacia adultos, sin volverme otro clon de Canción de Hielo y Fuego.
Gracias por su atención.


RE: [Fantasía/Chicas Mágicas]La Leyenda de las Reinas de Cristal 1.1 - Nikto - 20/04/2017

Historias de publico "adulto" no implica que haya que tener muerte o sexo o desmembramientos. No te fijes en la edad, escribe lo que quieres escribir y los lectores llegarán solos. Llegarán los jovenes y los viejos y los del medio Tongue. Escribir pensando en el público primero, y no en la historia que quieres escribir, te puede jugar en contra. Tómalo con calma, y acepta las críticas con los brazos abiertos hasta de aquellos que "no sepan ortografía", dado que puede ser tu siguiente lector (es la única forma de mejorar).