Aclaración: este therad es hecho en base a un post de mi autoría de mi blog (lamazmorradelmaster.blogspot.com) Si bien se refiere al ámbito de los juegos de rol, es perfectamente aplicable a la literatura fantástico-medieval.
Comparto el criterio del gran escritor George Martin cuando se refiere a que hay que tener cuidado con el uso indiscriminado de la magia. Es como un condimento, lo justo y lo necesario agrada, lo contrario satura a quién lo prueba.
Nunca me llevé bien dirigiendo magos, quizá porque tengo una visión de que lo mágico debe ser algo casi secreto, oscilando entre el mito y el milagro, algo que no suele ocurrir con habitualidad. Aunque parezca tonto hace poco me dí cuenta de ello, fue hace un mes aproximadamente dirigiendo una aventura de mi creación. El equilibrio de la magia era perfecto ya que me había basado en reglas de D&D pero algo me hacía ruido; el hecho de que alguien salga por ahí tirando rayos o haciendo cosas "inhumanas" de manera tan natural como sacarse la cera de los oídos.
Al principio pensé que nuevamente había desbalanceado el juego (como sucede a menudo cuando recién se crea un nuevo juego de rol), pero al revisar todo el material descubrí que no, y en ese momento me percaté que odio la magia.
Estaba acostumbrado a jugar "La llamada de Cthulhu" y que poseer un libro mágico sea lo mas extraño, inusual y sobre todo peligroso. Todos conocíamos las consecuencias de manejar tales elementos en el juego, algunos como mi amigo Rodrigo lo pudieron emplear muy bien al punto de dominar hechizos que envolvían en llamas al oponente o que transportaban a la compañía a un lugar cercano. Otros, como quien les escribe en esta mazmorra, siempre que intentaba aprender magia algo malo ocurría -en realidad los dados me odian- y en vez de incorporar el hechizo perdía cordura. Claro, en su momento me desesperaba, tenía en mis manos algo de gran poder que no solamente no podía usar sino que estaba dañando a mi personaje.
Hoy en día como master recuerdo esas épocas y pienso "Mierda, que bien hecho estaba ese juego". Nos daba la posibilidad de ser poderosos, pero no era gratis ni tan libre como en juegos de contexto fantástico medieval como D&D y Pathfinder. En la llamada la magia es algo que existe verdaderamente pero que muy pocos lo pueden usar y a un elevadísimo precio. Mi amigo no se la pasaba lanzando hechizos una vez al día, y el hecho de hacer uso de sus dotes mágicas siempre generaban un debate en el grupo, ya que siempre existía la posibilidad de que nuestro compañero perdiera más cordura y enloqueciera.En otras palabras, el empleo de la magia era algo casi único, excepcional, y sobre todo estratégico.
Quizá podrían contradecirme sosteniendo que la magia es algo típico del género fantástico-medieval, a lo que yo respondo: no necesariamente. Hace unos meses dirigí la Canción de Hielo Fuego y fué algo espectacular. Mis compañeros -seguidores de la serie/libro- antes de empezar se imaginaban haciendo uso de la magia de Melissandre, reviviendo muertos, pariendo sombras asesinas y haciendo vaya R´hllor a saber que otras locuras. ¡Qué desilusión cuando se toparon con la dura realidad! En este juego de rol la magia prácticamente no existe. No hay tal cosa como lanzar bolas de fuego. Lo más parecido es la especialidad de "Cambia pieles" y el juego no la pone tan fácil. Para adquirirla hay que cumplir una serie de requisitos tan riguros que generalmente un personaje debe esperar a subir de nivel para obtenerla.
Lo que al principio fue desilusión luego se transformó en diversión. La aventura tenía de todo, combate y justas, política y traiciones, romances y asesinatos.Lo pasaron muy bien y sin necesidad de andar lanzando hechizos por ahí.
Si recurrimos a clásicas obras de la literatura fantástica, la trilogía del anillo por ejemplo, podremos apreciar mi punto. Gandalf utiliza la magia de manera excepcional (y eso que es un Maiar). De lo que en este momento puedo recordar, hace uso de ella en el libro primero contra el corrompido Bilbo Bolsón, luego en el libro segundo durante la especie de "batalla mágica" contra Saruman y posteriormente durante la lucha contra el Balrog con el clásico hechizo "no pasarás".
A pesar que este personaje dista bastante de los magos de otros libros y de los juegos de rol, ¿quién dudaría del poder de Gandalf? ¿Quién pondría en tela de sospecha sus poderes mágicos?
Creo que mi nueva actitud de "antimagia", o mejor dicho, "magia coherente y limitada" llegó para quedarse. Obviamente, deberé revisar el juego que realicé (que todavía se encuentra en fase BETA) como también replantearme el dirigir otro tipo de juegos donde los hechizos no sean los protagonistas. Espero pronto informar sobre mis resultados.
Nunca me llevé bien dirigiendo magos, quizá porque tengo una visión de que lo mágico debe ser algo casi secreto, oscilando entre el mito y el milagro, algo que no suele ocurrir con habitualidad. Aunque parezca tonto hace poco me dí cuenta de ello, fue hace un mes aproximadamente dirigiendo una aventura de mi creación. El equilibrio de la magia era perfecto ya que me había basado en reglas de D&D pero algo me hacía ruido; el hecho de que alguien salga por ahí tirando rayos o haciendo cosas "inhumanas" de manera tan natural como sacarse la cera de los oídos.
Al principio pensé que nuevamente había desbalanceado el juego (como sucede a menudo cuando recién se crea un nuevo juego de rol), pero al revisar todo el material descubrí que no, y en ese momento me percaté que odio la magia.
Estaba acostumbrado a jugar "La llamada de Cthulhu" y que poseer un libro mágico sea lo mas extraño, inusual y sobre todo peligroso. Todos conocíamos las consecuencias de manejar tales elementos en el juego, algunos como mi amigo Rodrigo lo pudieron emplear muy bien al punto de dominar hechizos que envolvían en llamas al oponente o que transportaban a la compañía a un lugar cercano. Otros, como quien les escribe en esta mazmorra, siempre que intentaba aprender magia algo malo ocurría -en realidad los dados me odian- y en vez de incorporar el hechizo perdía cordura. Claro, en su momento me desesperaba, tenía en mis manos algo de gran poder que no solamente no podía usar sino que estaba dañando a mi personaje.
Hoy en día como master recuerdo esas épocas y pienso "Mierda, que bien hecho estaba ese juego". Nos daba la posibilidad de ser poderosos, pero no era gratis ni tan libre como en juegos de contexto fantástico medieval como D&D y Pathfinder. En la llamada la magia es algo que existe verdaderamente pero que muy pocos lo pueden usar y a un elevadísimo precio. Mi amigo no se la pasaba lanzando hechizos una vez al día, y el hecho de hacer uso de sus dotes mágicas siempre generaban un debate en el grupo, ya que siempre existía la posibilidad de que nuestro compañero perdiera más cordura y enloqueciera.En otras palabras, el empleo de la magia era algo casi único, excepcional, y sobre todo estratégico.
Quizá podrían contradecirme sosteniendo que la magia es algo típico del género fantástico-medieval, a lo que yo respondo: no necesariamente. Hace unos meses dirigí la Canción de Hielo Fuego y fué algo espectacular. Mis compañeros -seguidores de la serie/libro- antes de empezar se imaginaban haciendo uso de la magia de Melissandre, reviviendo muertos, pariendo sombras asesinas y haciendo vaya R´hllor a saber que otras locuras. ¡Qué desilusión cuando se toparon con la dura realidad! En este juego de rol la magia prácticamente no existe. No hay tal cosa como lanzar bolas de fuego. Lo más parecido es la especialidad de "Cambia pieles" y el juego no la pone tan fácil. Para adquirirla hay que cumplir una serie de requisitos tan riguros que generalmente un personaje debe esperar a subir de nivel para obtenerla.
Lo que al principio fue desilusión luego se transformó en diversión. La aventura tenía de todo, combate y justas, política y traiciones, romances y asesinatos.Lo pasaron muy bien y sin necesidad de andar lanzando hechizos por ahí.
Si recurrimos a clásicas obras de la literatura fantástica, la trilogía del anillo por ejemplo, podremos apreciar mi punto. Gandalf utiliza la magia de manera excepcional (y eso que es un Maiar). De lo que en este momento puedo recordar, hace uso de ella en el libro primero contra el corrompido Bilbo Bolsón, luego en el libro segundo durante la especie de "batalla mágica" contra Saruman y posteriormente durante la lucha contra el Balrog con el clásico hechizo "no pasarás".
A pesar que este personaje dista bastante de los magos de otros libros y de los juegos de rol, ¿quién dudaría del poder de Gandalf? ¿Quién pondría en tela de sospecha sus poderes mágicos?
Creo que mi nueva actitud de "antimagia", o mejor dicho, "magia coherente y limitada" llegó para quedarse. Obviamente, deberé revisar el juego que realicé (que todavía se encuentra en fase BETA) como también replantearme el dirigir otro tipo de juegos donde los hechizos no sean los protagonistas. Espero pronto informar sobre mis resultados.
http://lamazmorradelmaster.blogspot.com.ar