19/12/2017 04:06 PM
(This post was last modified: 20/12/2017 10:49 AM by Logan Allen.)
Este es el libro que estaba escribiendo ahora mismo. Me han dicho que arranca mejor que el primero y que se nota evolución. Aver que opináis vosotros. Dejo prólogo y primer capítulo.
En un planeta muy diferente al nuestro y muy avanzado, con coches voladores, gente vestida mayormente con prendas que parecían hechos de látex y edificios luminosos, cristalinos y llenos de hologramas…
Unos científicos, ataviados con una especie de batas de látex grisáceos y con una especie de cascos de energía transparente que envolvían sus cabezas, atravesaban un luminoso pasillo hasta llegar ante un portón custodiado por dos hombres, equipados con unos trajes de licra negro sobre los que descansaban imponentes piezas de armadura hechas con alguna aleación avanzada y que daba la sensación de ser algo similar al titanio.
- Traemos noticias importantes. Necesitamos ver al director – decía uno de los científicos, los cuales eran cuatro y que aparentaban tener una edad cercana a la tercera edad
- Adelante, pueden pasar – dijo de los guardias armados, también, con una especie de rifles recortados pero hechos con un material similar al de su armadura
Sincronizadamente, los dos guardias presionaron unos interruptores que había a cada extremo del portón y, este, se abrió de par en par mostrando un enorme despacho con ventanales cristalinos y con una larga y redonda mesa de cristal donde algunas personas se encontraban reunidas. Se trataba de hombres y mujeres de avanzada edad arropados con resplandecientes trajes blancos y que se encontraban tomando un café en unas tazas de cristal cuando los científicos llegaron.
- ¿Lo tenéis? – pregunto el hombre que estaba sentado al otro extremo de la mesa. Un hombre con arrugas, gafas y un corto pelo blanco
- Así es, hemos dado con la fórmula. Nuestro sueño de crear el primer bio-soldado al final se verá cumplido – decía una de las científicas
- Bien, en ese caso es hora de llamarle – dijo el que debía ser el director dirigiéndose a una pareja de hombre y mujer – A vuestro hijo, como primer voluntario, le hemos reservado al final el placer de ser él primero en convertirse en un bio-soldado. Podéis llamarlo.
- Oh, gracias director – decía el varón emocionado antes de, acompañado por su también emocionaba mujer, abandonar la sala
- Alex Raider será el primer bio-soldado. Con él, las fuerzas especiales intergalácticas no tendrán que volver a preocuparse de que un androide pueda exterminarlos – concluyo el hombre antes de darle permiso a los científicos para que abandonaran el despacho dejando al director y, al resto de líderes, seguir con su reunión
En el interior de un piso de uno de los enormes rascacielos de la ciudad de Eltar, la capital del pequeño planeta conocido como Nymphus, un muchacho moreno, alto y con algún abdominal, se encontraba haciendo sparring contra un saco de energía flotante que parecía actuar como un boomerang, el chico le golpeaba y el saco terminaba volviendo con la misma fuerza con la que el chico le golpeaba. El muchacho iba vestido con unos simples pantalones de látex negros dejando su atlético torso al descubierto aunque no había nadie más en esa pequeña sala oscura en la que parecía no haber ni paredes ni techo, ni siquiera se veía al suelo. Lo único que se veía era el saco brillante y a él cuando el saco estaba lo suficientemente cerca.
El muchacho entrena sus increíbles cualidades físicas golpeando el saco con cuidado de no verse alcanzado por los rebotes. El chico usaba tanto movimientos de puño como de patada hasta que, al final, el chico asesto una fuerte patada en el centro del saco de energía haciendo que este se partiera en dos pulverizándose.
- Simulación de entrenamiento terminada – anunciaba una voz robotizada mientras que el muchacho se veía en una pequeña habitación con paredes de titanio reforzado y en la que solo había un pedestal muy avanzado con una pantalla táctil en su superficie
- Gracias por el entrenamiento, Lucy. No ha estado mal – reconoció el muchacho, de pelo corto y negro, mientras salía de la sala llegando a un pasillo con paredes que brillaban mínimamente con un tono azul marino
- Solo he programado la simulación tal y como pidió, señor Raider – decía la inteligencia artificial a la que el muchacho llamaba Lucy
- Por favor Lucy. No me gusta que me llames así. Llámame Alex, te lo pido – Alex llego a su cómodo y pequeño salón cuyo suelo oscuro actuaba como espejo, pasando de largo la mesa de cristal para cuatro personas y así llegar al brillante y luminoso mini bar donde se cogió una copa para servirse una especie de zumo proteico que tenía en una jarra de cristal – Umm, la receta de hoy te ha quedado genial Lucy. Que bien me cuidas.
- Siempre a su servicio, señor – volvió a repetir Lucy inconscientemente
- Oh vamos Lucy. El día que logre que me llames por mi nombre, tirare voladores – termino de decir Alex cuando la puerta se abría entrando sus padres, que eran los mismos que estaban en aquella reunión donde les pidieron avisar a su hijo
- Hijo, ya esta – decía su padre entusiasmado
- ¿En serio? – pregunto Alex sorprendido - ¿Ya está lista la fórmula?
- Así es y nos han pedido que te avisemos. Están deseando crear al primer bio-soldado
- Genial – decía Alex contento mientras apretaba fuertemente el puño – Al final tanto tiempo de entrenamiento habrá servido para algo. Estaba deseando formar parte de las fuerzas especiales. Quién me iba a decir que lo haría siendo el primer bio-soldado.
- Si. Tienes suerte de que estén faltos de personal tras lo ocurrido hace unos días con el rey androide y de que necesiten gente. Cuando les enviaste tu solicitud afirmando que aceptarías entrar en el programa bio-soldado, fue fácil interceder por ti dada nuestra posición en el nuevo equipo directivo – le decía su madre mientras se acercaba a su hijo para luego abrazarlo y darle un beso – Que orgullosa estoy de ti, hijo mío. Estoy segura de que harás un gran papel.
- Gracias mama. Prometo que lo voy a hacer bien.
***
En un precioso coche volador, Alex era llevado, por sus padres, a un enorme complejo de la ciudad protegida por varios drones que patrullaban a su alrededor para asegurarse de que no accedía nadie que no debiera.
El coche aterrizo sobre el pequeño aeródromo del tejado y varios guardias, vestidos como los que había en el portón del despacho del director, empezaron a escoltar a Alex y a sus padres por el interior de los enormes pasillos del complejo donde sus trabajadores, tanto científicos, técnicos como soldados, se asomaron para ver pasar al que iba a ser el primer bio-soldado, quién también iba a convertirse en un compañero más.
Finalmente, llegaron sobre una larga barandilla que rodeaba una sala enorme y redonda. Frente a la entrada de la sala, había una pasarela que cruzaba media sala y llevaba a una pequeña plataforma flotante. La barandilla estaba repleta de científicos y, al otro lado de la sala y tras una cristalera, se veía al director con los tenientes de los equipos científicos de los F.E.I esperando la llegada de Alex.
- Bienvenido hijo – se escucho al director que hablaba usando el sistema de megafonía que tenía en los avanzados ordenadores que había en aquella oficina que se veía dentro de esa cristalera – Dada tu petición voluntaria de participar en el proyecto y analizando tus cualidades físicas, te hemos elegido para ser el primer bio-soldado. ¿Estas preparado?
- Si, señor. Estoy listo – respondió Alex con un tono que intuía nervios y emoción
- Bien. Ahora, voy a pasarle el micrófono al hombre que ha logrado dar con la fórmula y él explicara todo el proceso para que sepas lo que tienes que hacer – El director le pasó el micrófono, que estaba sujetando, al científico con gafas que tenía justo al lado
- Encantado de conocerle, señor Raider – dijo el científico tras coger el micrófono – Yo soy el doctor Willard, el encargado de dirigir el proyecto bio-soldado. Por favor, quédese en calzoncillos y póngase sobre la plataforma ubicada al final de la pasarela.
Alex se quito la ropa hasta quedar vestido únicamente con unos ceñidos boxer azul marino dejando la ropa en manos de algunos científicos que le ayudaron a desvestirse y, luego, cruzo descalzo la pasarela hasta quedarse sobre esa plataforma flotante.
Mientras todo el mundo contemplaba el cuerpo atlético de Alex, los científicos de la sala privada hicieron que la plataforma empezara a descender al interior de una estrecha jaula de cristal con forma de capsula. La “cápsula” se cerró con el joven dentro quien, ahora sí, se estaba poniendo realmente nervioso.
- Bien. Ahora voy a explicar a los presentes lo que va a suceder. Hemos logrado elaborar una sustancia química a partir de los restos de algunas de las criaturas mundanas de la Galaxia Sigma tales como vampiros o licántropos. Esta sustancia amplificara las cualidades físicas del muchacho haciendo que manifieste algunos rasgos característicos de esas razas como súper fuerza, una increíble resistencia física o unos reflejos sobrehumanos.
El doctor Willard se giro hacia su equipo de científicos haciéndoles una seña con la cabeza para que encendieran unos pitorros que hicieron que, del fondo de la jaula de cristal, empezara a salir un transparente líquido verde que, progresivamente, fue cubriendo el cuerpo de Alex inundando toda la prisión de cristal.
– No os preocupéis. No se ahogara.
Ese líquido verde, antes de llegar a cubrir su cabeza, empezó a ser aparentemente absorbido por el cuerpo de Alex mientras que, en cierto modo, su cuerpo iba mutando a la vez que él gritaba tratando de aguantar el dolor que estaba sufriendo a causa de aquella metamorfosis.
Su cuerpo termino adquiriendo una acentuada definición haciendo que sus músculos se vieran bien marcados dotando a Alex del cuerpo más tonificado posible.
- Es increíble. Lo han conseguido – decía uno de los guardias mientras miraba emocionado a Alex
- Abrirla – pidió el doctor a sus científicos haciendo que la jaula se abriera en dos dejando que Alex cayera de pies sobre el suelo - ¿Cómo te encuentras? – le pregunto el doctor con micrófono en mano
- Me siento, me siento diferente – admitió el muchacho – Es raro. No se explicarlo pero me siento más ligero y más fuerte a la vez. No se si tiene sentido y le oigo, le oigo mucho mejor que antes. Incluso, puedo oír a sus compañeros hablar ahora mismo como si tuviera la oreja pegada en el cristal.
- No te preocupes. Es normal. Tienes las capacidades de algunas criaturas mundanas. Tú oído esta mucho más afinado al igual que tu vista – aclaro el doctor con una sonrisa – Ahora prueba a moverte. Haz algunos movimientos.
Alex empezó a moverse y, pudo ver, que se movía mucho más rápido que antes con menor esfuerzo. También probó a dibujar puñetazos o patadas comprobando que sus movimientos eran casi tan veloces como el viento haciendo que, al final, al tratar de hacer una patada giratoria se viera impulsado golpeándose contra la pared donde creo un boquete.
- Bueno, ahora solo necesita acostumbrarse a su nuevo cuerpo – decía el doctor al director de las fuerzas especiales
- Buen trabajo doctor. Felicidades – El director le dio la mano antes de salir de esa sala privada – Llevar a Alex al gimnasio para que pueda hacerse a su nuevo cuerpo sin riesgos para los demás – le pidió el director a varios soldados
***
Alex, consciente de que necesitaba practicar, se dejo ayudar para llegar al gimnasio sin ocasionar daños. El gimnasio era una enorme cámara de titanio equipada con todo tipo de tecnologías para que sus agentes pudieran entrenar. Había todo tipo de armas y, todas ellas, de tecnología muy avanzada como una especie de escopetas que lanzaban bombas de fuego o espadas de titanio “rellenas” de energía luminosa.
En una zona libre de cosas, Alex estuvo durante un buen rato tratando de hacerse con su nuevo cuerpo e, incluso, cuando ya empezaba a hacerse a él, algunos soldados se ofrecieron para entrenar combate con él para así que también terminara por ser capaz de controlar su cuerpo en esa faceta.
Sus nuevos compañeros quedaron impresionados de lo rápido que se movía Alex y de, como, no les daba tiempo a bloquear sus ataques a pesar de tratarse de personas muy entrenadas.
El entrenamiento termino con una calurosa bienvenida de parte de esos soldados que entrenaron con él y que le hicieron ver que estaban encantados de tenerle como compañero.
***
Cuando terminaron las practicas, el doctor Willard apareció por el gimnasio para que Alex fuera al laboratorio ya que tenían algo para él.
- Bien Alex. Ahora que ya te has hecho con tu nuevo cuerpo, vamos a hacerte entrega de algo que hemos creado para ti.
El director señaló a una vitrina de cristal en la que se encontraba un impresionante traje hecho de algún tipo de aleación extraña. El traje era de cuerpo completo, tapando incluso manos, pies y cabeza. A su espalda, llevaba lo que parecían dos katanas hechas con esa misma aleación que la armadura. Finalmente, de algunas partes como estómago, caderas, hombros o, incluso, el visor de la cabeza, asomaban unas ranuras brillantes con forma de discos que, probablemente, servirían para introducir algo.
– Esta hecho con un mineral muy raro, extraído de las minas de la luna Zeta. El mineral más resistente que hemos visto hasta ahora. El traje se acoplara a tu cuerpo y lo llevaras ceñido a él.
El doctor le mostró un oculto interruptor en el traje que hacía que el traje se abriera. Alex, que seguía sin ropa, entro dentro del traje colocando sus pies sobre las “alfombrillas” que había en la parte de los pies del traje. Presionando nuevamente el interruptor del traje, Alex vio como el traje se cerraba lentamente para darle tiempo a colocar sus brazos y así que el traje se pudiera cerrar bien.
Tal y como el doctor había dicho, el traje se adhirió a Logan haciéndose uno con su cuerpo puesto que, el muchacho, sintió como si el traje no pesara prácticamente. Sentía como si el traje fuera una simple tela que cubría todo su cuerpo y que, el visor del casco, eran sus ojos al conectarse, por medio de algún tipo de enlace neuronal, su vista con el visor del casco que tenía forma de “V”.
- Y finalmente lo tenemos. Alex Raider, el primer bio-soldado – susurro el director que llegaba en ese momento a tiempo para ver como Alex estrenaba el traje probando a colocarse en posición de combate y desenvainando, con un veloz movimiento, las dos katanas de su espalda cuyas afiladas hojas estaban recubiertas por algunos finos hilos de energía lumínica que tomaban forma de espirales y que terminaban en las puntas.
Prólogo
En un planeta muy diferente al nuestro y muy avanzado, con coches voladores, gente vestida mayormente con prendas que parecían hechos de látex y edificios luminosos, cristalinos y llenos de hologramas…
Unos científicos, ataviados con una especie de batas de látex grisáceos y con una especie de cascos de energía transparente que envolvían sus cabezas, atravesaban un luminoso pasillo hasta llegar ante un portón custodiado por dos hombres, equipados con unos trajes de licra negro sobre los que descansaban imponentes piezas de armadura hechas con alguna aleación avanzada y que daba la sensación de ser algo similar al titanio.
- Traemos noticias importantes. Necesitamos ver al director – decía uno de los científicos, los cuales eran cuatro y que aparentaban tener una edad cercana a la tercera edad
- Adelante, pueden pasar – dijo de los guardias armados, también, con una especie de rifles recortados pero hechos con un material similar al de su armadura
Sincronizadamente, los dos guardias presionaron unos interruptores que había a cada extremo del portón y, este, se abrió de par en par mostrando un enorme despacho con ventanales cristalinos y con una larga y redonda mesa de cristal donde algunas personas se encontraban reunidas. Se trataba de hombres y mujeres de avanzada edad arropados con resplandecientes trajes blancos y que se encontraban tomando un café en unas tazas de cristal cuando los científicos llegaron.
- ¿Lo tenéis? – pregunto el hombre que estaba sentado al otro extremo de la mesa. Un hombre con arrugas, gafas y un corto pelo blanco
- Así es, hemos dado con la fórmula. Nuestro sueño de crear el primer bio-soldado al final se verá cumplido – decía una de las científicas
- Bien, en ese caso es hora de llamarle – dijo el que debía ser el director dirigiéndose a una pareja de hombre y mujer – A vuestro hijo, como primer voluntario, le hemos reservado al final el placer de ser él primero en convertirse en un bio-soldado. Podéis llamarlo.
- Oh, gracias director – decía el varón emocionado antes de, acompañado por su también emocionaba mujer, abandonar la sala
- Alex Raider será el primer bio-soldado. Con él, las fuerzas especiales intergalácticas no tendrán que volver a preocuparse de que un androide pueda exterminarlos – concluyo el hombre antes de darle permiso a los científicos para que abandonaran el despacho dejando al director y, al resto de líderes, seguir con su reunión
Capítulo 01: Alex Raider
En el interior de un piso de uno de los enormes rascacielos de la ciudad de Eltar, la capital del pequeño planeta conocido como Nymphus, un muchacho moreno, alto y con algún abdominal, se encontraba haciendo sparring contra un saco de energía flotante que parecía actuar como un boomerang, el chico le golpeaba y el saco terminaba volviendo con la misma fuerza con la que el chico le golpeaba. El muchacho iba vestido con unos simples pantalones de látex negros dejando su atlético torso al descubierto aunque no había nadie más en esa pequeña sala oscura en la que parecía no haber ni paredes ni techo, ni siquiera se veía al suelo. Lo único que se veía era el saco brillante y a él cuando el saco estaba lo suficientemente cerca.
El muchacho entrena sus increíbles cualidades físicas golpeando el saco con cuidado de no verse alcanzado por los rebotes. El chico usaba tanto movimientos de puño como de patada hasta que, al final, el chico asesto una fuerte patada en el centro del saco de energía haciendo que este se partiera en dos pulverizándose.
- Simulación de entrenamiento terminada – anunciaba una voz robotizada mientras que el muchacho se veía en una pequeña habitación con paredes de titanio reforzado y en la que solo había un pedestal muy avanzado con una pantalla táctil en su superficie
- Gracias por el entrenamiento, Lucy. No ha estado mal – reconoció el muchacho, de pelo corto y negro, mientras salía de la sala llegando a un pasillo con paredes que brillaban mínimamente con un tono azul marino
- Solo he programado la simulación tal y como pidió, señor Raider – decía la inteligencia artificial a la que el muchacho llamaba Lucy
- Por favor Lucy. No me gusta que me llames así. Llámame Alex, te lo pido – Alex llego a su cómodo y pequeño salón cuyo suelo oscuro actuaba como espejo, pasando de largo la mesa de cristal para cuatro personas y así llegar al brillante y luminoso mini bar donde se cogió una copa para servirse una especie de zumo proteico que tenía en una jarra de cristal – Umm, la receta de hoy te ha quedado genial Lucy. Que bien me cuidas.
- Siempre a su servicio, señor – volvió a repetir Lucy inconscientemente
- Oh vamos Lucy. El día que logre que me llames por mi nombre, tirare voladores – termino de decir Alex cuando la puerta se abría entrando sus padres, que eran los mismos que estaban en aquella reunión donde les pidieron avisar a su hijo
- Hijo, ya esta – decía su padre entusiasmado
- ¿En serio? – pregunto Alex sorprendido - ¿Ya está lista la fórmula?
- Así es y nos han pedido que te avisemos. Están deseando crear al primer bio-soldado
- Genial – decía Alex contento mientras apretaba fuertemente el puño – Al final tanto tiempo de entrenamiento habrá servido para algo. Estaba deseando formar parte de las fuerzas especiales. Quién me iba a decir que lo haría siendo el primer bio-soldado.
- Si. Tienes suerte de que estén faltos de personal tras lo ocurrido hace unos días con el rey androide y de que necesiten gente. Cuando les enviaste tu solicitud afirmando que aceptarías entrar en el programa bio-soldado, fue fácil interceder por ti dada nuestra posición en el nuevo equipo directivo – le decía su madre mientras se acercaba a su hijo para luego abrazarlo y darle un beso – Que orgullosa estoy de ti, hijo mío. Estoy segura de que harás un gran papel.
- Gracias mama. Prometo que lo voy a hacer bien.
***
En un precioso coche volador, Alex era llevado, por sus padres, a un enorme complejo de la ciudad protegida por varios drones que patrullaban a su alrededor para asegurarse de que no accedía nadie que no debiera.
El coche aterrizo sobre el pequeño aeródromo del tejado y varios guardias, vestidos como los que había en el portón del despacho del director, empezaron a escoltar a Alex y a sus padres por el interior de los enormes pasillos del complejo donde sus trabajadores, tanto científicos, técnicos como soldados, se asomaron para ver pasar al que iba a ser el primer bio-soldado, quién también iba a convertirse en un compañero más.
Finalmente, llegaron sobre una larga barandilla que rodeaba una sala enorme y redonda. Frente a la entrada de la sala, había una pasarela que cruzaba media sala y llevaba a una pequeña plataforma flotante. La barandilla estaba repleta de científicos y, al otro lado de la sala y tras una cristalera, se veía al director con los tenientes de los equipos científicos de los F.E.I esperando la llegada de Alex.
- Bienvenido hijo – se escucho al director que hablaba usando el sistema de megafonía que tenía en los avanzados ordenadores que había en aquella oficina que se veía dentro de esa cristalera – Dada tu petición voluntaria de participar en el proyecto y analizando tus cualidades físicas, te hemos elegido para ser el primer bio-soldado. ¿Estas preparado?
- Si, señor. Estoy listo – respondió Alex con un tono que intuía nervios y emoción
- Bien. Ahora, voy a pasarle el micrófono al hombre que ha logrado dar con la fórmula y él explicara todo el proceso para que sepas lo que tienes que hacer – El director le pasó el micrófono, que estaba sujetando, al científico con gafas que tenía justo al lado
- Encantado de conocerle, señor Raider – dijo el científico tras coger el micrófono – Yo soy el doctor Willard, el encargado de dirigir el proyecto bio-soldado. Por favor, quédese en calzoncillos y póngase sobre la plataforma ubicada al final de la pasarela.
Alex se quito la ropa hasta quedar vestido únicamente con unos ceñidos boxer azul marino dejando la ropa en manos de algunos científicos que le ayudaron a desvestirse y, luego, cruzo descalzo la pasarela hasta quedarse sobre esa plataforma flotante.
Mientras todo el mundo contemplaba el cuerpo atlético de Alex, los científicos de la sala privada hicieron que la plataforma empezara a descender al interior de una estrecha jaula de cristal con forma de capsula. La “cápsula” se cerró con el joven dentro quien, ahora sí, se estaba poniendo realmente nervioso.
- Bien. Ahora voy a explicar a los presentes lo que va a suceder. Hemos logrado elaborar una sustancia química a partir de los restos de algunas de las criaturas mundanas de la Galaxia Sigma tales como vampiros o licántropos. Esta sustancia amplificara las cualidades físicas del muchacho haciendo que manifieste algunos rasgos característicos de esas razas como súper fuerza, una increíble resistencia física o unos reflejos sobrehumanos.
El doctor Willard se giro hacia su equipo de científicos haciéndoles una seña con la cabeza para que encendieran unos pitorros que hicieron que, del fondo de la jaula de cristal, empezara a salir un transparente líquido verde que, progresivamente, fue cubriendo el cuerpo de Alex inundando toda la prisión de cristal.
– No os preocupéis. No se ahogara.
Ese líquido verde, antes de llegar a cubrir su cabeza, empezó a ser aparentemente absorbido por el cuerpo de Alex mientras que, en cierto modo, su cuerpo iba mutando a la vez que él gritaba tratando de aguantar el dolor que estaba sufriendo a causa de aquella metamorfosis.
Su cuerpo termino adquiriendo una acentuada definición haciendo que sus músculos se vieran bien marcados dotando a Alex del cuerpo más tonificado posible.
- Es increíble. Lo han conseguido – decía uno de los guardias mientras miraba emocionado a Alex
- Abrirla – pidió el doctor a sus científicos haciendo que la jaula se abriera en dos dejando que Alex cayera de pies sobre el suelo - ¿Cómo te encuentras? – le pregunto el doctor con micrófono en mano
- Me siento, me siento diferente – admitió el muchacho – Es raro. No se explicarlo pero me siento más ligero y más fuerte a la vez. No se si tiene sentido y le oigo, le oigo mucho mejor que antes. Incluso, puedo oír a sus compañeros hablar ahora mismo como si tuviera la oreja pegada en el cristal.
- No te preocupes. Es normal. Tienes las capacidades de algunas criaturas mundanas. Tú oído esta mucho más afinado al igual que tu vista – aclaro el doctor con una sonrisa – Ahora prueba a moverte. Haz algunos movimientos.
Alex empezó a moverse y, pudo ver, que se movía mucho más rápido que antes con menor esfuerzo. También probó a dibujar puñetazos o patadas comprobando que sus movimientos eran casi tan veloces como el viento haciendo que, al final, al tratar de hacer una patada giratoria se viera impulsado golpeándose contra la pared donde creo un boquete.
- Bueno, ahora solo necesita acostumbrarse a su nuevo cuerpo – decía el doctor al director de las fuerzas especiales
- Buen trabajo doctor. Felicidades – El director le dio la mano antes de salir de esa sala privada – Llevar a Alex al gimnasio para que pueda hacerse a su nuevo cuerpo sin riesgos para los demás – le pidió el director a varios soldados
***
Alex, consciente de que necesitaba practicar, se dejo ayudar para llegar al gimnasio sin ocasionar daños. El gimnasio era una enorme cámara de titanio equipada con todo tipo de tecnologías para que sus agentes pudieran entrenar. Había todo tipo de armas y, todas ellas, de tecnología muy avanzada como una especie de escopetas que lanzaban bombas de fuego o espadas de titanio “rellenas” de energía luminosa.
En una zona libre de cosas, Alex estuvo durante un buen rato tratando de hacerse con su nuevo cuerpo e, incluso, cuando ya empezaba a hacerse a él, algunos soldados se ofrecieron para entrenar combate con él para así que también terminara por ser capaz de controlar su cuerpo en esa faceta.
Sus nuevos compañeros quedaron impresionados de lo rápido que se movía Alex y de, como, no les daba tiempo a bloquear sus ataques a pesar de tratarse de personas muy entrenadas.
El entrenamiento termino con una calurosa bienvenida de parte de esos soldados que entrenaron con él y que le hicieron ver que estaban encantados de tenerle como compañero.
***
Cuando terminaron las practicas, el doctor Willard apareció por el gimnasio para que Alex fuera al laboratorio ya que tenían algo para él.
- Bien Alex. Ahora que ya te has hecho con tu nuevo cuerpo, vamos a hacerte entrega de algo que hemos creado para ti.
El director señaló a una vitrina de cristal en la que se encontraba un impresionante traje hecho de algún tipo de aleación extraña. El traje era de cuerpo completo, tapando incluso manos, pies y cabeza. A su espalda, llevaba lo que parecían dos katanas hechas con esa misma aleación que la armadura. Finalmente, de algunas partes como estómago, caderas, hombros o, incluso, el visor de la cabeza, asomaban unas ranuras brillantes con forma de discos que, probablemente, servirían para introducir algo.
– Esta hecho con un mineral muy raro, extraído de las minas de la luna Zeta. El mineral más resistente que hemos visto hasta ahora. El traje se acoplara a tu cuerpo y lo llevaras ceñido a él.
El doctor le mostró un oculto interruptor en el traje que hacía que el traje se abriera. Alex, que seguía sin ropa, entro dentro del traje colocando sus pies sobre las “alfombrillas” que había en la parte de los pies del traje. Presionando nuevamente el interruptor del traje, Alex vio como el traje se cerraba lentamente para darle tiempo a colocar sus brazos y así que el traje se pudiera cerrar bien.
Tal y como el doctor había dicho, el traje se adhirió a Logan haciéndose uno con su cuerpo puesto que, el muchacho, sintió como si el traje no pesara prácticamente. Sentía como si el traje fuera una simple tela que cubría todo su cuerpo y que, el visor del casco, eran sus ojos al conectarse, por medio de algún tipo de enlace neuronal, su vista con el visor del casco que tenía forma de “V”.
- Y finalmente lo tenemos. Alex Raider, el primer bio-soldado – susurro el director que llegaba en ese momento a tiempo para ver como Alex estrenaba el traje probando a colocarse en posición de combate y desenvainando, con un veloz movimiento, las dos katanas de su espalda cuyas afiladas hojas estaban recubiertas por algunos finos hilos de energía lumínica que tomaban forma de espirales y que terminaban en las puntas.