11/03/2018 12:10 AM
(This post was last modified: 11/03/2018 12:12 AM by Fernando Martín Ramos-Catalina.)
Hola a todo, soy Fernando Martín, nuevo en el foro. Recientemente he terminado el segundo borrador de mi novela, que ya englobaba toda la obra completa(El primero llegaba solo a los dos tercios por diversas cuestiones), y me gustaría subir por aquí el prólogo, para que me den su opinión y comentarios. No les de miedo ser duros o críticos, para eso precisamente lo subo, y me tomaré en consideración cualquier apunte de posible mejora que me hagan.
Es posible que suba más capítulos en un futuro, y además he de decir que el nombre de la novela es provisional(Aun no he pensado uno).
Prólogo: En la pesadilla interior
Lucien se despertó bruscamente. Lo primero que pudo sentir a través de sus manos era un suelo frío y duro. Se encontraba tumbado, en un sitio muy oscuro, tanto, que apenas veía más de un par de metros.Mientras se ponía de pie tanteaba torpemente con las manos a su alrededor, en busca de algún tipo de objeto con el que pudiera chocar. Estaba realmente desorientado, lo último que recordaba era que se había acostado después de acabar el día de su veinte cumpleaños. Un miedo terrible lo invadió poco a poco, a medida que su mente se hacía las preguntas más básicas ¿Qué me ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí ?.
Y mientras el miedo a lo desconocido se apoderaba de él,su vista fue adaptándose a aquel sombrío lugar, y comenzó a ver ligeramente en aquella oscuridad casi total. Empezó a darse cuenta de que estaba en una especie de sala, con unas columnas enormes a su alrededor, que parecían ser de algún material similar al mármol. Se acercó a una de estas, y una vez a su lado, se dio cuenta de la magnitud de aquel lugar, ya que era más alta de lo que alcanzaba a ver su vista. Tenían pinta de ser antiguas y eran bastante tétricas, cosa que no ayudaba a sofocar el intenso miedo que sentía Lucien. Podía sentir como el corazón le latía aceleradamente, y respiraba de manera sonora debido al estrés de la situación. De repente, un pequeño destello se produjo a lo lejos, en apenas un instante, pero lo suficiente como para que Lucien fuera capaz de percibirlo.
“Habrá sido mi imaginación” pensó mientras se frotaba las manos nerviosamente.
Estaba, muerto de miedo, en una sala enorme si saber cuándo o cómo había llegado hasta allí, sólo ante una basta oscuridad que parecía no tener fin, y con su mente creando teorías absurdas que no ayudaban en nada. Rompió a llorar de desesperación. A esta sensación de impotencia le acompañaba un frío que le helaba los huesos, y del cual el pijama de franela que llevaba no le protegía demasiado bien.
-Ahora mismo tienes que ser fuerte, llorar no te servirá de ninguna ayuda- se dijo a sí mismo en voz baja.
Tras luchar contra sus propios miedos, empezó a pensar más fríamente. Comenzó a fijarse mejor en su entorno, en busca de cualquier signo revelador. A pesar de todo, el sitio le resultaba familiar, como si lo conociera, aunque estaba claro que nunca antes había estado allí. Se sentó apoyando la espalda sobre la columna de ¿piedra?, y agarró sus piernas con las manos,en posición fetal, con el objetivo de mantener a raya el frío lo máximo posible. Intento hacer memoria, pero no recordaba absolutamente nada que le sugiriera cómo había llegado a aquel lugar.
Pasó un buen rato, no sabía realmente cuánto, ya que era difícil saber cómo discurría el tiempo en aquel sitio. Decidió que no podía quedarse allí pensando eternamente. Entonces, volvió a ver otro destello a lo lejos, de nuevo apenas un parpadeo, tan fugaz, que no sabía si sería fruto de su imaginación. Decidió quedarse mirando fijamente en aquella dirección en busca de cualquier signo que le indicara que aquello era algo real.
Al poco tiempo, el destello volvió a repetirse. Lucien siguió mirando hacia allí, con la intención de asegurarse. Tras prestar atención se dio cuenta de que el destello era cíclico.Pensó que era una locura, pero era lo único que tenía, y al fin y al cabo toda esa situación también lo era, así que decidió ir hacia aquel parpadeo. Comenzó su caminata en dirección al único indicio de algo en aquella vacía oscuridad,con el frío castigándole los músculos. A medida que andaba se dio cuenta que había más columnas en aquel lugar, y todas eran tan altas como la primera, aunque no tenía una idea real su tamaño, dada la escasa visibilidad. Había un patrón entre ellas, mismo material y estilo, de aspecto antiguo, y con musgo o algo similar que trazaba unas siluetas que no podía distinguir demasiado bien.
A medida que se acercaba, comenzó a percatarse de que provenía una tenue luz de la dirección hacia donde caminaba. Poco a poco se fue acercando a su fuente, y con esta luz comenzaron los detalles. Ahora podía ver que las columnas eran claramente de un material pétreo, que mezclaba tonos blancos con grisáceos, y aquello que le había parecido musgo eran en realidad unas lineas verdes oscuras intensas de algún tipo de mineral, que recorrían toda su superficie hasta su punto más alto. Aunque la base de la columna era muy austera, las partes superiores estaban decoradas con unas florituras muy extrañas.
También podía ver el techo, que estaba formado por bóvedas, que se apoyaban sobre las columnas. El suelo era del mismo material que estás, aunque carecía de esas líneas verdes, y estaba compuesto por losetas que estaban en perfectas condiciones, a pesar del aspecto extremadamente antiguo que tenían. Se fijó en que todo era exactamente igual, y el miedo empezó a dejar paso a la curiosidad, a medida que una sensación de familiaridad lo invadía de nuevo.Nada de aquello tenía sentido, pero aquella sensación extrañamente calmaba su miedo y angustia.
Tras un rato caminando, al fin estaba bastante cerca de la luz como para ver su origen. Era un cristal blanco, que emitía una luz alrededor de aquella marea de oscuridad. Este había dejado de parpadear desde hace rato, como si al acercarse él , ya no fuera algo necesario. Daba la sensación de que el objetivo de aquellos destellos fuera llamar su atención,pero aquello era imposible, un cristal no podía hacer eso, era algo inanimado.
Se acercó al cristal hasta estar a una distancia de unos metros, con mucho cuidado, mirando a todas partes, aunque realmente sólo veía más de lo mismo: más columnas y más negrura a lo lejos. De repente, empezó a sentir como el cristal lo llamaba, lo percibía, pero ¿Cómo podía ser aquello?, tantas preguntas sin respuesta le hacían sentir que no tenía ningún control de la situación. Tras un rato decidiendo que hacer, llegó a una conclusión, se estaba volviendo loco en aquel lugar, y cada vez sentía que el cristal lo llamaba con más fuerza, como si le lanzará un susurro sin palabras a su mente, que le decía de alguna forma que no comprendía que se acercara.Además, aquella tenue luz blanca había eliminado por completo el frío que sufría, y le transmitía una sensación de calidez veraniega. Y allí, sólo, perdido en algún lugar misterioso, decidió que no tenía ninguna otra opción, y se acercó aún más.
Ahora ya estaba a un metro escaso, y podía verlo con claridad. El cristal tenía forma de dos conos unidos por la base.Medía unos tres metros de alto, y flotaba suavemente sobre el suelo. Era ligeramente transparente y liso, como si estuviera totalmente pulido. Ahora que estaba más cerca, sentía la presencia del cristal de manera aún más fuerte. Este le incitaba a tocarlo, era casi como una orden, y a Lucien le costaba resistirse a esta. El cristal le susurraba , aunque no de la forma que lo hacían los demás. Era capaz de transmitirle calma y seguridad, a la vez que le ordenaba tocarlo, con una voz sin palabras que atacaba directamente a sus emociones ,haciéndole sentir de cierta forma el impulso y la obligación de obedecerla sin cuestionar. ¿Cómo iba un cristal a darle algún tipo de orden? De hecho,¿Cómo iba un cristal siquiera a comunicarse con él?
Tras un rato ensimismado en esa sensación, resistiéndose a la orden que se deslizaba por su mente y con tantas preguntas, se decidió a obedecer. Lucien acercó la mano lentamente hacia el cristal y a medida que se aproximaba, este comenzó a reaccionar, emitiendo un brillo intenso. Muy despacio, pasó la mano por su superficie lisa.Estaba caliente, y parecía emitir algún tipo de pulsaciones, muy similares a el latido de un corazón. Entonces el cristal cambió repentinamente a un tono verde oscuro, y comenzó a emitir una luz de este mismo color.
Al momento, todas las sensaciones que el cristal proyectaba en Lucien cambiaron radicalmente. Los sentimientos de paz y tranquilidad fueron sustituidos por ira, desesperación, miedo y dolor, que invadieron su mente. Este, incapaz de soportar la marea de sensaciones que entraban en su conciencia a un ritmo vertiginoso, cayó al suelo de rodillas, mientras se agarraba la cabeza con ambas manos y gritaba de dolor, a la misma vez que las emociones negativas se arremolinaban en sus pensamientos.Entonces montones de imágenes comenzaron a pasar por su cabeza a una velocidad pasmosa. Eran tan rápidas que apenas podía distinguir nada de ellas. Sentía que la cabeza le iba a explotar, a la vez que un intenso dolor invadía cada uno de los nervios de su cuerpo. Notaba como el corazón le latía tan fuerte en el pecho que parecía que se le iba a salir.
Empezó a sangrarle la nariz, y de repente,tan rápido como había comenzado, aquel torrente de emociones negativas desapareció. Lucien pudo mirar el cristal de nuevo mientras se retorcía de dolor,de rodillas, y pudo comprobar que seguía manteniendo ese color verde oscuro, pero al mirarlo, pudo sentir cómo las sensaciones que emitía el cristal en su mente habían cambiado de nuevo. Este parecía enviarle una sensación de familiaridad, como si el cristal le tuviera cariño de alguna forma. Y entonces este mandó un mensaje claro y directo a la mente de Lucien, con una voz grave y cavernosa, que destilaba poder a cada palabra que pronunciaba
“Bienvenido de nuevo amo” retumbaba el mensaje dentro de su cabeza.
Y tras esto, el cristal emitió un destello de luz verde intensa que lo cegó totalmente. Para cuando recobró la vista, este había desapareció,dejándolo de nuevo sumido en una oscuridad y silencio total. Y en este enorme mar de vacío, pudo oír una voz muy lejana, con una forma de hablar muy aguda y penetrante, incluso se diría irritante, a la vez que parecía tener un toque infantil, que provenía de algo que claramente no era humano:
“Al fin te veo”
Y mientras el miedo se apoderaba de él, y el eco de aquella frase resonaba por esas oscuras cámaras una y otra vez, acompañada de una carcajada maligna, Lucien cayó inconsciente, presa del dolor y el cansancio.
Es posible que suba más capítulos en un futuro, y además he de decir que el nombre de la novela es provisional(Aun no he pensado uno).
Prólogo: En la pesadilla interior
Lucien se despertó bruscamente. Lo primero que pudo sentir a través de sus manos era un suelo frío y duro. Se encontraba tumbado, en un sitio muy oscuro, tanto, que apenas veía más de un par de metros.Mientras se ponía de pie tanteaba torpemente con las manos a su alrededor, en busca de algún tipo de objeto con el que pudiera chocar. Estaba realmente desorientado, lo último que recordaba era que se había acostado después de acabar el día de su veinte cumpleaños. Un miedo terrible lo invadió poco a poco, a medida que su mente se hacía las preguntas más básicas ¿Qué me ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí ?.
Y mientras el miedo a lo desconocido se apoderaba de él,su vista fue adaptándose a aquel sombrío lugar, y comenzó a ver ligeramente en aquella oscuridad casi total. Empezó a darse cuenta de que estaba en una especie de sala, con unas columnas enormes a su alrededor, que parecían ser de algún material similar al mármol. Se acercó a una de estas, y una vez a su lado, se dio cuenta de la magnitud de aquel lugar, ya que era más alta de lo que alcanzaba a ver su vista. Tenían pinta de ser antiguas y eran bastante tétricas, cosa que no ayudaba a sofocar el intenso miedo que sentía Lucien. Podía sentir como el corazón le latía aceleradamente, y respiraba de manera sonora debido al estrés de la situación. De repente, un pequeño destello se produjo a lo lejos, en apenas un instante, pero lo suficiente como para que Lucien fuera capaz de percibirlo.
“Habrá sido mi imaginación” pensó mientras se frotaba las manos nerviosamente.
Estaba, muerto de miedo, en una sala enorme si saber cuándo o cómo había llegado hasta allí, sólo ante una basta oscuridad que parecía no tener fin, y con su mente creando teorías absurdas que no ayudaban en nada. Rompió a llorar de desesperación. A esta sensación de impotencia le acompañaba un frío que le helaba los huesos, y del cual el pijama de franela que llevaba no le protegía demasiado bien.
-Ahora mismo tienes que ser fuerte, llorar no te servirá de ninguna ayuda- se dijo a sí mismo en voz baja.
Tras luchar contra sus propios miedos, empezó a pensar más fríamente. Comenzó a fijarse mejor en su entorno, en busca de cualquier signo revelador. A pesar de todo, el sitio le resultaba familiar, como si lo conociera, aunque estaba claro que nunca antes había estado allí. Se sentó apoyando la espalda sobre la columna de ¿piedra?, y agarró sus piernas con las manos,en posición fetal, con el objetivo de mantener a raya el frío lo máximo posible. Intento hacer memoria, pero no recordaba absolutamente nada que le sugiriera cómo había llegado a aquel lugar.
Pasó un buen rato, no sabía realmente cuánto, ya que era difícil saber cómo discurría el tiempo en aquel sitio. Decidió que no podía quedarse allí pensando eternamente. Entonces, volvió a ver otro destello a lo lejos, de nuevo apenas un parpadeo, tan fugaz, que no sabía si sería fruto de su imaginación. Decidió quedarse mirando fijamente en aquella dirección en busca de cualquier signo que le indicara que aquello era algo real.
Al poco tiempo, el destello volvió a repetirse. Lucien siguió mirando hacia allí, con la intención de asegurarse. Tras prestar atención se dio cuenta de que el destello era cíclico.Pensó que era una locura, pero era lo único que tenía, y al fin y al cabo toda esa situación también lo era, así que decidió ir hacia aquel parpadeo. Comenzó su caminata en dirección al único indicio de algo en aquella vacía oscuridad,con el frío castigándole los músculos. A medida que andaba se dio cuenta que había más columnas en aquel lugar, y todas eran tan altas como la primera, aunque no tenía una idea real su tamaño, dada la escasa visibilidad. Había un patrón entre ellas, mismo material y estilo, de aspecto antiguo, y con musgo o algo similar que trazaba unas siluetas que no podía distinguir demasiado bien.
A medida que se acercaba, comenzó a percatarse de que provenía una tenue luz de la dirección hacia donde caminaba. Poco a poco se fue acercando a su fuente, y con esta luz comenzaron los detalles. Ahora podía ver que las columnas eran claramente de un material pétreo, que mezclaba tonos blancos con grisáceos, y aquello que le había parecido musgo eran en realidad unas lineas verdes oscuras intensas de algún tipo de mineral, que recorrían toda su superficie hasta su punto más alto. Aunque la base de la columna era muy austera, las partes superiores estaban decoradas con unas florituras muy extrañas.
También podía ver el techo, que estaba formado por bóvedas, que se apoyaban sobre las columnas. El suelo era del mismo material que estás, aunque carecía de esas líneas verdes, y estaba compuesto por losetas que estaban en perfectas condiciones, a pesar del aspecto extremadamente antiguo que tenían. Se fijó en que todo era exactamente igual, y el miedo empezó a dejar paso a la curiosidad, a medida que una sensación de familiaridad lo invadía de nuevo.Nada de aquello tenía sentido, pero aquella sensación extrañamente calmaba su miedo y angustia.
Tras un rato caminando, al fin estaba bastante cerca de la luz como para ver su origen. Era un cristal blanco, que emitía una luz alrededor de aquella marea de oscuridad. Este había dejado de parpadear desde hace rato, como si al acercarse él , ya no fuera algo necesario. Daba la sensación de que el objetivo de aquellos destellos fuera llamar su atención,pero aquello era imposible, un cristal no podía hacer eso, era algo inanimado.
Se acercó al cristal hasta estar a una distancia de unos metros, con mucho cuidado, mirando a todas partes, aunque realmente sólo veía más de lo mismo: más columnas y más negrura a lo lejos. De repente, empezó a sentir como el cristal lo llamaba, lo percibía, pero ¿Cómo podía ser aquello?, tantas preguntas sin respuesta le hacían sentir que no tenía ningún control de la situación. Tras un rato decidiendo que hacer, llegó a una conclusión, se estaba volviendo loco en aquel lugar, y cada vez sentía que el cristal lo llamaba con más fuerza, como si le lanzará un susurro sin palabras a su mente, que le decía de alguna forma que no comprendía que se acercara.Además, aquella tenue luz blanca había eliminado por completo el frío que sufría, y le transmitía una sensación de calidez veraniega. Y allí, sólo, perdido en algún lugar misterioso, decidió que no tenía ninguna otra opción, y se acercó aún más.
Ahora ya estaba a un metro escaso, y podía verlo con claridad. El cristal tenía forma de dos conos unidos por la base.Medía unos tres metros de alto, y flotaba suavemente sobre el suelo. Era ligeramente transparente y liso, como si estuviera totalmente pulido. Ahora que estaba más cerca, sentía la presencia del cristal de manera aún más fuerte. Este le incitaba a tocarlo, era casi como una orden, y a Lucien le costaba resistirse a esta. El cristal le susurraba , aunque no de la forma que lo hacían los demás. Era capaz de transmitirle calma y seguridad, a la vez que le ordenaba tocarlo, con una voz sin palabras que atacaba directamente a sus emociones ,haciéndole sentir de cierta forma el impulso y la obligación de obedecerla sin cuestionar. ¿Cómo iba un cristal a darle algún tipo de orden? De hecho,¿Cómo iba un cristal siquiera a comunicarse con él?
Tras un rato ensimismado en esa sensación, resistiéndose a la orden que se deslizaba por su mente y con tantas preguntas, se decidió a obedecer. Lucien acercó la mano lentamente hacia el cristal y a medida que se aproximaba, este comenzó a reaccionar, emitiendo un brillo intenso. Muy despacio, pasó la mano por su superficie lisa.Estaba caliente, y parecía emitir algún tipo de pulsaciones, muy similares a el latido de un corazón. Entonces el cristal cambió repentinamente a un tono verde oscuro, y comenzó a emitir una luz de este mismo color.
Al momento, todas las sensaciones que el cristal proyectaba en Lucien cambiaron radicalmente. Los sentimientos de paz y tranquilidad fueron sustituidos por ira, desesperación, miedo y dolor, que invadieron su mente. Este, incapaz de soportar la marea de sensaciones que entraban en su conciencia a un ritmo vertiginoso, cayó al suelo de rodillas, mientras se agarraba la cabeza con ambas manos y gritaba de dolor, a la misma vez que las emociones negativas se arremolinaban en sus pensamientos.Entonces montones de imágenes comenzaron a pasar por su cabeza a una velocidad pasmosa. Eran tan rápidas que apenas podía distinguir nada de ellas. Sentía que la cabeza le iba a explotar, a la vez que un intenso dolor invadía cada uno de los nervios de su cuerpo. Notaba como el corazón le latía tan fuerte en el pecho que parecía que se le iba a salir.
Empezó a sangrarle la nariz, y de repente,tan rápido como había comenzado, aquel torrente de emociones negativas desapareció. Lucien pudo mirar el cristal de nuevo mientras se retorcía de dolor,de rodillas, y pudo comprobar que seguía manteniendo ese color verde oscuro, pero al mirarlo, pudo sentir cómo las sensaciones que emitía el cristal en su mente habían cambiado de nuevo. Este parecía enviarle una sensación de familiaridad, como si el cristal le tuviera cariño de alguna forma. Y entonces este mandó un mensaje claro y directo a la mente de Lucien, con una voz grave y cavernosa, que destilaba poder a cada palabra que pronunciaba
“Bienvenido de nuevo amo” retumbaba el mensaje dentro de su cabeza.
Y tras esto, el cristal emitió un destello de luz verde intensa que lo cegó totalmente. Para cuando recobró la vista, este había desapareció,dejándolo de nuevo sumido en una oscuridad y silencio total. Y en este enorme mar de vacío, pudo oír una voz muy lejana, con una forma de hablar muy aguda y penetrante, incluso se diría irritante, a la vez que parecía tener un toque infantil, que provenía de algo que claramente no era humano:
“Al fin te veo”
Y mientras el miedo se apoderaba de él, y el eco de aquella frase resonaba por esas oscuras cámaras una y otra vez, acompañada de una carcajada maligna, Lucien cayó inconsciente, presa del dolor y el cansancio.