12/05/2016 08:17 AM
(This post was last modified: 12/05/2016 08:19 AM by Conejito Intergaláctico.)
Uf, pues tienes razón Mercader, no me había dado cuenta. Pero ahora mismo las cambio, gracias por puntualizar mis erratas.
Fardis, es que eso no es un poema, porque no rima un carajo, pero aún así, no sé porqué lo escribí de esa forma. Gracias por tu granito de arena.
Fardis, es que eso no es un poema, porque no rima un carajo, pero aún así, no sé porqué lo escribí de esa forma. Gracias por tu granito de arena.
Las lanzas, caídas, rotas, bañadas de sangre reposan sobre mi dicha.
El aire, pesado y gris inunda mis pulmones.
El cielo, negro y desolador, dibujado solo por la Luna Roja.
Tumbado, entre los escombros de esta triste guerra, respiro pesadamente.
El aire apesta.
Apesta a muerte.
A muerte y destrucción.
Toso violentamente, la sensación de volverse cada vez más débil es abrumadora.
Girando la cabeza, miro mis manos, caídas en cruz cuan largo era.
Muevo los dedos, manchados de tinta roja.
Puedo moverlos.
Miro al cielo.
Cómo la sombra de Dios se expande ante mí, y este desolador paisaje.
Cierro los ojos.
Recuerdo...
¿Cuántas almas maté aquella noche?
¿Cuantas vidas quité en mi existencia?
¿Cuanto tiempo ha pasado desde que empezó todo?
Nunca pude responder a esas preguntas.
Ni las respondería aunque lo supiera.
Exhalo el gas que llenó mi cuerpo poco a poco.
Gota.
Abro los ojos, sorprendido.
Gota.
El cielo.
¿Qué le pasa?
Gota.
Un miedo inunda mi alma.
¿Que es eso?
Gota.
Agarro la cara con las manos, aún llenas de esa maldita tinta roja.
Gota.
Miro el cielo.
"Lluvia."
Creo que ése era el nombre correcto de eso.
Lluvia.
De pronto...
Siento paz.
Cierro los ojos, dejo caer mis pesados brazos y respiro.
Huele a pureza.
Jamás había sentido algo semejante.
El aire, pesado y gris inunda mis pulmones.
El cielo, negro y desolador, dibujado solo por la Luna Roja.
Tumbado, entre los escombros de esta triste guerra, respiro pesadamente.
El aire apesta.
Apesta a muerte.
A muerte y destrucción.
Toso violentamente, la sensación de volverse cada vez más débil es abrumadora.
Girando la cabeza, miro mis manos, caídas en cruz cuan largo era.
Muevo los dedos, manchados de tinta roja.
Puedo moverlos.
Miro al cielo.
Cómo la sombra de Dios se expande ante mí, y este desolador paisaje.
Cierro los ojos.
Recuerdo...
¿Cuántas almas maté aquella noche?
¿Cuantas vidas quité en mi existencia?
¿Cuanto tiempo ha pasado desde que empezó todo?
Nunca pude responder a esas preguntas.
Ni las respondería aunque lo supiera.
Exhalo el gas que llenó mi cuerpo poco a poco.
Gota.
Abro los ojos, sorprendido.
Gota.
El cielo.
¿Qué le pasa?
Gota.
Un miedo inunda mi alma.
¿Que es eso?
Gota.
Agarro la cara con las manos, aún llenas de esa maldita tinta roja.
Gota.
Miro el cielo.
"Lluvia."
Creo que ése era el nombre correcto de eso.
Lluvia.
De pronto...
Siento paz.
Cierro los ojos, dejo caer mis pesados brazos y respiro.
Huele a pureza.
Jamás había sentido algo semejante.
No estés triste, ¡a alguien le importas! A mí no, ¡pero a alguien más sí!