Si, todavia estoy con el corazón destrozado. Primero Ursula, y ahora Liliana. Dos maestras que se respetaban mutuamente (creo que en la edición en inglés de Los Días del Venado, la recomendación es de Ursula).
Una gran persona. Les dejo esto para los que no la conocieron o nunca escucharon hablar de ella, y también para lo que si. Es de una charla en la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín, en Buenos Aires) en el marco del Primer Encuentro de Sagas y Literatura Fantástica (Noviembre de 2015):
Una gran persona. Les dejo esto para los que no la conocieron o nunca escucharon hablar de ella, y también para lo que si. Es de una charla en la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín, en Buenos Aires) en el marco del Primer Encuentro de Sagas y Literatura Fantástica (Noviembre de 2015):
Liliana Bodoc Wrote:"LO FANTASTICO EN LA LITERATURA: una posibilidad y una necesidad"
Comienzo por lo que me parece más relevante: leemos literatura porque una vida no nos alcanza. No nos alcanza un amor, un patio, una profesión… Y tampoco nos alcanza una muerte. Querríamos morir en un campo de batalla, en una cama junto a nuestros seres amados, querríamos morir sin despertar, pero también diciendo una frase inolvidable. Y sobre todo, querríamos morir y seguir viendo lo que ocurre.
Leemos literatura fantástica porque el recorte al que nuestra pertenencia cultural llama realidad no es bastante para entendernos y menos para entender al otro.
Es frecuente asimilar lo fantástico a la evasión, a la construcción de irracionalidad. Es frecuente creer que la fantasía puede producir pensamientos y conductas inviables e ineficientes en el mundo real.
Prejuicio y desconocimiento. Paradigma desprestigiado por el discurso dominante. Mandato de un sistema que necesita individuos y no tribus; que le saca provecho a la uniformidad, que se apodera, o pretende apoderarse de la verdad. Que prefiere obviar el hecho de que gran parte de la realidad humana y social es una construcción y un modo de organizar las percepciones y no un modelo preexistente. Con seguridad, lo fantástico pertenece a un ámbito difícil y contradictorio, y es presa fácil para la charlatanería y la infantilización.
Sin embargo, el concepto de lo mágico y/o de lo fantástico como un abordaje de la realidad y un modo de comprender el mundo enaltece a la especie humana, habla de sus múltiples inteligencias, nos advierte que la razón no siempre alcanza, que no es bastante para explicar los fenómenos ambiguos que genera nuestra subjetividad.
También somos hijos de la maravilla.
Al fin, ¿por qué la especie humana alentó la fantasía en la construcción de sus culturas?, ¿cuál es la explicación para el anhelo de lo sobrenatural, de lo maravilloso, que parece acompañar a todos los pueblos del mundo?, ¿es posible decir que lo fantástico es un asunto "primitivo", que se debe a la ausencia de mejores explicaciones?
Cierto es que el pensamiento racional y el método científico han tomado las riendas del conocimiento para generar tanto las soluciones como los nuevos desafíos. No obstante, el pensamiento mágico siempre pugna por reaparecer, y lo consigue. Lo maravilloso se actualiza y regresa, cambia de registro, se transforma en arte, se disfraza de meta-ciencia, pero siempre vuelve.
Es en este sentido que me atrevo a señalar algunas causas que justifican este anhelo por lo fantástico.
- La primera de ellas es que lo fantástico nos permite crear nuevos conceptos. No duendes saltarines, no zombis, no vampiros, sino conceptos acerca del Otro, acerca de lo lejano y desconocido, de lo escaso y misterioso, de lo terrible y de inefable. Y crear conceptos es crear conocimiento.
- La segunda razón es que despotencia el miedo. Lo fantástico es capaz de intervenir en nuestros más grandes terrores para hacerlos accesibles. Les otorga cuerpo, conductas, orígenes, y así podemos mirar a nuestros miedos a los ojos.
- Lo fantástico puede proponer explicaciones alternativas para los fenómenos reales, ensayando soluciones no convencionales.
Tal vez, aunque sea atávica y simbólicamente, la literatura fantástica nos revela la existencia de otro orden posible, de culturas gigantescas e incomprensibles. Y nos permite visualizar que no hay un único modo serio de conocer el mundo, ni un solo recorte aceptable de la realidad.
Pensemos un momento en la lectura de textos fantásticos y en las potencias que posiblemente pueda desarrollar.
La lectura de textos fantásticos desarrolla necesariamente nuestra condición poética, porque no hay modo de acceder a esos textos sino es en clave simbólica y metafórica. En todo caso, obliga a los lectores a ejercitar la fascinación además del raciocinio.
Pensemos en Alicia y su País de las Maravillas.
Alicia cae por un pozo, como por una búsqueda, y se encuentra enfrentada a un mundo que no comprende. Llega cargando su bagaje de practicidad, sentido común, pensamiento inductivo, racional, con su mundo de mandatos unívocos: esto es esto. Llega y se encuentra con personajes que, de un modo u otro, se plantean como Otros. Una otredad que atraviesa la lógica establecida, propone pensamientos alternativos y soluciones nuevas. Una otredad que problematiza el concepto de realidad, y resuelve de maneras distintas, inéditas.
Alicia no es una divagación caótica, una explosión de sinsentido. Y muchísimo menos es el sueño de una niña, tal como lo escribió Lewis Carroll seguramente guiado por su época. Alicia es una metáfora eterna del ser humano ante la "tragedia" de la realidad. Una metáfora acerca de la necesidad humana de afrontar el tiempo, el amor, la muerte, la cordura con más herramientas que el puro sentido común y la racionalidad.
Alicia es la exposición de que la palabra unívoca no solo no es bastante para comunicarnos, sino que al contrario, genera desencuentros y soledad.
Podemos y debemos leer literatura fantástica porque la realidad que habitamos, desde la división del tiempo hasta la tabla periódica, desde los colores hasta los pecados originales, es una construcción transitoria. Es un dibujo que no descarta la multiplicidad de dibujos que proponen otras realidades, igual de válidas que la nuestra.
Debemos leer literatura fantástica porque somos adultos.
También porque nuestro cuerpo, si sabemos escucharlo, nos reclama el espacio inconmensurable y libre de la magia. Debemos leer literatura fantástica porque vivimos demasiado poco para la gran capacidad de soñar que nos fue otorgada.
"El que desea sacar la espada es un principiante. El que puede sacar la espada es un experto. El que es la espada misma es un maestro." —Risuke Otake.