(08/05/2018 10:21 AM)Licordemanzana Wrote: 2) Porque no es más paradójico hablar de diálogo en literatura de lo que lo es suponer que una obra se escribe para un destinatario, pese a que éste pueda no estar nunca en presencia del autor; y éste último pasa a segundo plano desde el momento en que se culmina la obra, y el diálogo se establece entre la propia obra y el lector, tampoco supondría un problema. Porque la comunicación se establece, en última instancia, entre representaciones: la representación que el destinatario se hace del emisor y viceversa, y por más que estemos acostumbrados a prestar atención a las manifestaciones más explícitas de dichos roles, pongamos en la alternancia de emisión de sonidos en lengua hablada, o de renglones de tinta en la escrita, o de líneas de bits en la digital, no por ello deja de ser cierto que el proceso ocurre en última instancia en el ámbito cognitivo de cada cual.
El problema que le veo a esto que he marcado en negrita es que me parece inviable toda posibilidad de diálogo entre una persona y un ser inerte. Para que haya diálogo tiene que haber mensajes intercambiados entre un emisor y un receptor que se intercambian a su vez los roles constantemente. Una persona y una obra nunca se van a poder cambiar los roles; la obra nunca va a ser "receptora" de ningún tipo de mensaje, más que nada, porque los textos en sí mismos no tienen neuroreceptores ni nada que les permita captar el más mínimo contenido léxico.
(08/05/2018 10:21 AM)Licordemanzana Wrote: Así, la lectura supone un diálogo entre el lector y la obra porque el fin comunicativo de alterar los conjuntos de representaciones del destinatario se da, y no se da de vez, con límites tan claros como el fin de un enunciado sonoro, sino que conforme la lectura avanza, el lector cambia o no, y ese cambio supone ya una "respuesta", un cambio de "protagonista" de la conversación que altera a su vez la relación con el libro, el cual "responderá" con nuevos párrafos, y esto supone un diálogo en última instancia, a mi entender.
Pero eso no es un "diálogo" como tal. En todo caso, creo que la palabra "diálogo" puede utilizarse a modo de metáfora para explicar la relación habida entre la obra y el lector. No hay un "diálogo" literal porque sea como sea esa relación la obra siempre va a responder con los mismos párrafos, al margen de que el lector los interprete de alguna forma o no; el lector, en todo caso, puede tener un diálogo consigo mismo sobre sus impresiones anteriores o posteriores de la obra, pero nunca "con la obra" como tal.
(08/05/2018 10:21 AM)Licordemanzana Wrote: 3) Respecto de las formas de escribir más propensas al diálogo mmm diría que no es tanto una cuestión de "forma" como de "intención"; por lo pronto, por si acaso, te devuelvo la pregunta, ¿a qué te refieres con "forma de escribir"?
A las distintas propuestas literarias existentes en el mundo.
(08/05/2018 10:21 AM)Licordemanzana Wrote: 4) Por fin llegamos: desautoriza el diálogo porque ese tipo de planteamiento que pone el énfasis en que lo que es, es, y está bien como está, atenta directamente contra la generación de nuevas representaciones; desde esa aceptación, la única parte que tiene posibilidades de generar nuevas representaciones es el lector, pues lo que se desprende del texto es la intención de seguir en la misma tónica.
Y de cualquier otra forma seguiría siendo el lector la única parte con posibilidad de generar nuevas representaciones. Insisto en que para generar una representación las obras literarias necesitarían de cerebro, cosa que por ahora no tienen.
(08/05/2018 10:21 AM)Licordemanzana Wrote: Además, este tipo de intercambio supone que, de asumir el lector las nuevas representaciones que le pueda generar la lectura, a fin de continuar con la misma, tendrá que anclarse a su vez en esas representaciones ya formadas, lo cual deslegitima el proceso previo de adaptación al interlocutor... Es decir, supone un "diálogo tramposo" en el que bajo la pretensión de intercambio se enmascara que una de las partes está cómoda como está y solo aspira a que la otra acepte sus presupuestos, necesarios para la lectura, sirviéndose para ello de lo que la tradición ha establecido que se puede esperar de una obra literaria.
Insisto en que por mucho que haya pretensión, el intercambio como tal es imposible que se de; puede en todo caso haber un proceso parecido en el interior del lector, que dialogue consigo mismo sobre sus distintas impresiones, pero no intercambio. Y en cuanto a ese proceso de diálogo interno, ¿por qué habría de verse truncado por algunas obras concretas?
(08/05/2018 10:54 AM)kaoseto Wrote: Los libros que me han sugerido ese diálogo falacioso tenían una característica en común: el autor intentaba darte una impresión realista de unos personajes vacíos, de comportamiento no humano, simples instrumentos de su propio objetivo. Y eso me da arcadas :S
¿Hay acaso algún libro cuyos personajes no sean instrumentos del objetivo del autor? ¿Es eso posible más allá del nivel conceptual?
"¡Que la vida se tome la pena de matarme
ya que yo no me tomo la pena de vivir!"