16/03/2019 10:54 PM
Claro que Grembeld no había entendido el deseo formulado por el rey y, por otra parte, eso mismo era lo que el Rey Soth deseaba. Sin embargo cada una de las palabras repetidas de su discurso formaban un sortilegio mágico [es una explicación extraña; como un cuento para niños no veo que las palabras estén lo suficientemente remarcadas para parecer un sortilegio, como un relato para adolescentes o incluso adultos, esto parece estar explicado a destiempo (tarde para entender el diálogo, pronto para sorprendernos por el comportamiento de Grembeld)]. Inmediatamente Grembeld corrió hacia las caballerizas y escogió el más veloz de los caballos blancos de Afglin y lo ensilló con la más hermosa de las sillas de montar, pero como él era solo un paje, tuvo que conformarse con ir a pie, aunque, bien es cierto, que los pies de las gentes de aquel reino eran más rápidos que los mismos ciervos del bosque [¿para qué los caballos entonces? Puedo entender el concepto de un rey usando un transporte por el simple hecho de ser un rey, pero das a entender que el uso de animales para transporte es algo relativamente común]. Cuando el Rey Soth descendió de su trono a través de la delgada escalinata de cristal [te dedicas a hacer descripciones cuando no tocan, esto debería haber ido al principio cuando vimos por primera vez ese lugar], Grembeld descubrió con sorpresa que el gran rey apenas le llegaba a la cintura, y, por su parte, el rey Soth descubrió con disgusto que Grembeld era dos veces más alto que él. Y le miró enojado, mientras su paje le ayudaba a montar.
Siguiendo un estrechísimo sendero que se levantaba sobre insondables precipicios negros, atravesaron las grutas doradas y veteadas de esmeraldas de las montañas, hasta que una inmensa pared cuajada de diamantes de todos los colores [los diamantes no son de todos los colores, podrías decir simplemente gemas o piedras preciosas] les cortó el paso. Eran esas las gigantescas puertas de Afglin, el reino encantado del rey Soth, y solo él podía abrirlas. Así que, como tenía algo de prisa, alzó su mano y dijo con voz retumbante.
—AhmalajadIndoriendliadin. [que esto parezca una palabra mágica mientras el sortilegio de antes usaba palabras comunes no tiene sentido]
En seguida, la montaña le respondió, con un ronco bostezo, y las paredes de diamante se abrieron y una tremolante brisa fría acarició sus rostros. Poco después un cielo azul oscuro, como un gran lago profundo, apareció entre las rocas negras y Grembeld lo contempló sobrecogido, pues nunca antes había visto nada igual.
El rey Soth, bajo la oscura capa de la noche, miró a Grembeld de reojo y le dijo.
—Ahora tienes que seguirme.
Y, dicho esto, espoleó a su montura dejando al joven con la palabra en la boca, pues los caballos mágicos son más rápidos que el mismo viento [además de que está mal que digas que son caballos mágicos ahora, dabas a entender que estas criaturas eran prácticamente tan rápidas como caballos al decir que son más rápidos que ciervos]. Todavía estaba diciendo Grembeld: "Si, señor" [comillas latinas], cuando una ligera brisa le golpeó en el rostro y el rey Soth ya se había perdido por los confines del horizonte [con esto acabas de decir que estas monturas hacen unos tres kilometros en unos segundos; es ridículo el comentario de ser más rápidos que ciervos ante esta velocidad]. Así que Grembeld tuvo que correr como un condenado toda la noche [entiendo por como estaba escrita la oración antes que ellos andan más rápido que el movimiento de un ciervo (su máxima velocidad), de ahí que digas que eran más rápidos y no que podían ser más rápidos; pero ahora me vienes con todo este cambio, y, aunque corriendo entiendo que no corra a unos 300 m/s, doy por hecho que no está muy alejado de esa velocidad considerando que de media la velocidad en carrera son unas diez veces la velocidad andando], siguiendo el blanco destello de las crines del caballo a lo lejos y el jinete no se detuvo ni una sola vez hasta que llegó a Ninht. A donde habría podido llegar mucho antes, la verdad, si hubiera tomado el camino recto, pero el caballo se había pasado todo el viaje yendo de acá para allá, de izquierda a derecha, al norte y al sur y dando vueltas y vueltas, mientras Grembeld, sobresaltado, se preguntaba si su rey no estaría borracho. Cuando por fin Grembeld llegó a la aldea de Ninht y alcanzó a su señor, que se hallaba muy contento sentado sobre la hierba húmeda, ya había pasado más de la mitad de la noche [esto es imposible; podrás usar la excusa de lo hizo un mago pero teniendo en cuenta la descripción que das al principio de que desde la aldea ven la ladera de la montaña, es imposible que considerando el tiempo que tardan en llegar y a la velocidad que van eso sea posible (a no ser que la propia aldea esté en una alta montaña, lo cual no parece ser el caso). Podrás decir que siendo un cuento infantil es algo que se puede perdonar, pero sigo sin ver lo infantil del cuento] y él se había quedado sin resuello.
—Has tardado mucho —lo amonestó el rey.
Pero Grembeld se dejó caer en el suelo completamente exhausto y sin poder abrir la boca.
Sigo sin ver la comedia; en este trozo puedo llegar a ver ideas que desarrollada podrían dar lugar a chistes, pero incluso esas ideas son más conceptos que un chiste a medio construir. Por otro lado, no veo el cuento infantil, lo veo demasiado complejo para un niño pequeño, y si es para uno mayor (digamos un preadolescente) no tiene nada que llame la atención realmente (una gran aventura por ejemplo).
Está bien escrito, pero parece que es un simple ejercicio de escritura en el cuál no sabías qué escribir (y ya no hablo del contenido, hablo de la forma).
Siguiendo un estrechísimo sendero que se levantaba sobre insondables precipicios negros, atravesaron las grutas doradas y veteadas de esmeraldas de las montañas, hasta que una inmensa pared cuajada de diamantes de todos los colores [los diamantes no son de todos los colores, podrías decir simplemente gemas o piedras preciosas] les cortó el paso. Eran esas las gigantescas puertas de Afglin, el reino encantado del rey Soth, y solo él podía abrirlas. Así que, como tenía algo de prisa, alzó su mano y dijo con voz retumbante.
—AhmalajadIndoriendliadin. [que esto parezca una palabra mágica mientras el sortilegio de antes usaba palabras comunes no tiene sentido]
En seguida, la montaña le respondió, con un ronco bostezo, y las paredes de diamante se abrieron y una tremolante brisa fría acarició sus rostros. Poco después un cielo azul oscuro, como un gran lago profundo, apareció entre las rocas negras y Grembeld lo contempló sobrecogido, pues nunca antes había visto nada igual.
El rey Soth, bajo la oscura capa de la noche, miró a Grembeld de reojo y le dijo.
—Ahora tienes que seguirme.
Y, dicho esto, espoleó a su montura dejando al joven con la palabra en la boca, pues los caballos mágicos son más rápidos que el mismo viento [además de que está mal que digas que son caballos mágicos ahora, dabas a entender que estas criaturas eran prácticamente tan rápidas como caballos al decir que son más rápidos que ciervos]. Todavía estaba diciendo Grembeld: "Si, señor" [comillas latinas], cuando una ligera brisa le golpeó en el rostro y el rey Soth ya se había perdido por los confines del horizonte [con esto acabas de decir que estas monturas hacen unos tres kilometros en unos segundos; es ridículo el comentario de ser más rápidos que ciervos ante esta velocidad]. Así que Grembeld tuvo que correr como un condenado toda la noche [entiendo por como estaba escrita la oración antes que ellos andan más rápido que el movimiento de un ciervo (su máxima velocidad), de ahí que digas que eran más rápidos y no que podían ser más rápidos; pero ahora me vienes con todo este cambio, y, aunque corriendo entiendo que no corra a unos 300 m/s, doy por hecho que no está muy alejado de esa velocidad considerando que de media la velocidad en carrera son unas diez veces la velocidad andando], siguiendo el blanco destello de las crines del caballo a lo lejos y el jinete no se detuvo ni una sola vez hasta que llegó a Ninht. A donde habría podido llegar mucho antes, la verdad, si hubiera tomado el camino recto, pero el caballo se había pasado todo el viaje yendo de acá para allá, de izquierda a derecha, al norte y al sur y dando vueltas y vueltas, mientras Grembeld, sobresaltado, se preguntaba si su rey no estaría borracho. Cuando por fin Grembeld llegó a la aldea de Ninht y alcanzó a su señor, que se hallaba muy contento sentado sobre la hierba húmeda, ya había pasado más de la mitad de la noche [esto es imposible; podrás usar la excusa de lo hizo un mago pero teniendo en cuenta la descripción que das al principio de que desde la aldea ven la ladera de la montaña, es imposible que considerando el tiempo que tardan en llegar y a la velocidad que van eso sea posible (a no ser que la propia aldea esté en una alta montaña, lo cual no parece ser el caso). Podrás decir que siendo un cuento infantil es algo que se puede perdonar, pero sigo sin ver lo infantil del cuento] y él se había quedado sin resuello.
—Has tardado mucho —lo amonestó el rey.
Pero Grembeld se dejó caer en el suelo completamente exhausto y sin poder abrir la boca.
Sigo sin ver la comedia; en este trozo puedo llegar a ver ideas que desarrollada podrían dar lugar a chistes, pero incluso esas ideas son más conceptos que un chiste a medio construir. Por otro lado, no veo el cuento infantil, lo veo demasiado complejo para un niño pequeño, y si es para uno mayor (digamos un preadolescente) no tiene nada que llame la atención realmente (una gran aventura por ejemplo).
Está bien escrito, pero parece que es un simple ejercicio de escritura en el cuál no sabías qué escribir (y ya no hablo del contenido, hablo de la forma).