21/03/2019 11:05 AM
Más que la cuestión erótica, lo que considero verdaderamente relevante es la evolución de las relaciones robot - humanos, y como la misma va a afectar a nuestras relaciones interpersonales.
En un mundo donde el individualismo aparece cada vez más enraizado en la sociedad, la irrupción de una tecnología que nos permita escoger y "diseñar" a nuestro antojo a los seres con los que confraternizaremos, va irremediablemente a acarrear consecuencias de difícil evaluación. Actualmente muchos utilizan la tecnología como herramienta para interactuar con otros; pero en este hipotético futuro tecnológico, la "herramienta" será el fin, el objetivo, y los seres humanos podríamos quedar, como consecuencia, en un segundo plano.
Una máquina no te va a engañar, no te defraudará, no destrozará tus expectativas. El robot es creado para servir al ser humano, y esa comodidad puede derivar en una engañosa placidez. ¿Para qué vamos a complicarnos la vida tratando de entender a nuestros semejantes, cuando disponemos de un instrumento que nos asegura la satisfacción plena? Que sean relaciones "falsas" será lo de menos, ya que nos importará la apariencia, el envoltorio de color rosa que nos promete felicidad ininterrumpida.
Me parece inquietante, y por consiguiente, interesantísimo. Quizá el mundo que imaginaron autores como Asimov esté más cerca de lo que pensábamos.
En un mundo donde el individualismo aparece cada vez más enraizado en la sociedad, la irrupción de una tecnología que nos permita escoger y "diseñar" a nuestro antojo a los seres con los que confraternizaremos, va irremediablemente a acarrear consecuencias de difícil evaluación. Actualmente muchos utilizan la tecnología como herramienta para interactuar con otros; pero en este hipotético futuro tecnológico, la "herramienta" será el fin, el objetivo, y los seres humanos podríamos quedar, como consecuencia, en un segundo plano.
Una máquina no te va a engañar, no te defraudará, no destrozará tus expectativas. El robot es creado para servir al ser humano, y esa comodidad puede derivar en una engañosa placidez. ¿Para qué vamos a complicarnos la vida tratando de entender a nuestros semejantes, cuando disponemos de un instrumento que nos asegura la satisfacción plena? Que sean relaciones "falsas" será lo de menos, ya que nos importará la apariencia, el envoltorio de color rosa que nos promete felicidad ininterrumpida.
Me parece inquietante, y por consiguiente, interesantísimo. Quizá el mundo que imaginaron autores como Asimov esté más cerca de lo que pensábamos.
Te equivocaste, brujo. Confundiste el cielo con las estrellas reflejadas en la superficie de un estanque.