Fin del capitulo 1...
— Puede ser. Pero en este caso, también son locos los médicos que se lo consienten e incluso las madres candidatas, como mamá… Y mamá no tiene nada de loca.
— Sabes, cuando una roza la muerte tantas veces, se vuelve capaz de cualquier cosa. Pero esto no es valor, hermano, esto es supervivencia", replica Moon, antes de desmayarse.
FIN DEL CAPÍTULO 1
1.3
Su pass le despierta al amanecer. Tan sólo ha dormido dos horas. Quiere tomar una pastilla antifatiga, pero al final renuncia. Terminará de dormir en la nave, así el viaje se hará más corto. Un día ajetreado le espera, cuatro horas para ir a Dakota, cuatro horas de vuelta, y en el medio, la famosa cita... De pronto la angustia le recorre la espalda y se come un nuevo trozo de relajante jazmín. No mucho, para que el efecto termine antes de las doce y media, la hora de su cita fatídica. Luego baja las escaleras, aún vestido con su túnica de dormir.
En la cocina, se encuentra con su hermana Moon, sentada a la mesa detrás de una bandeja de medicalimentos. Parece de mal humor.
"Oye, aquí apesta a fluido corporal. Aumenta un poco el oxígeno, que si no, con todos tus gérmenes me vas a obligar a ponerme la mascarilla. Apuesto a que jugaste toda la noche...
— Y tú estás más blanca que un módulo sanitario. ¿No tendrás un poco de anemia, acaso?
Moon rompe a llorar y Tao lamenta inmediatamente su respuesta. Su comentario fue particularmente desagradable, su hermana, durante la semana, tuvo que controlar de muy cerca su hemograma.
“Lo siento, Moon. No quería… Es esta maldita cita con nuestro padre que me pone nervioso.
— No te preocupes, que ya está olvidado. A mí también me da miedo. Daría cualquier cosa por no ir."
Tao se acerca para besar a su hermana, pero se abstiene por temor a contaminarla. Después de pasar por la cabina de desinfección corporal, se lo dará.
"Pass, aumenta el oxígeno de la cocina, nivel 2. Quiero un desayuno. Leche de soja, tres galletas de tofu fresa, un kiwi rosa y un Ceilán desteínado."
Un minuto después, Tao retira su comida del buzón de los pedidos a domicilio. Un desayuno "Succulent”, el proveedor oficial, no muy fino, pero eficiente. Tao prefiere la comida exótica de “Goodfood", pero esta empresa forma parte del mercado alternativo y hay que moverse para ir a comprar los productos.
Kwam Samaki entra en la cocina. Adivina las ojeras debajo los ojos de su hijo y el aspecto lívido de su hija y no puede reprimir mordisquearse ligeramente el labio inferior, signo para ella de extrema preocupación.
“Buenos días hijos. Os pondréis vuestros uniformes escolares. No he preparado equipaje, en principio, volveréis a casa esta noche. Pero si estás cansada, Moon, no dudes en pedir la autorización para pasar la noche en Dakota Palace. Y no te olvides tu capucha y tu kit de enfermería por si hay alguna emergencia. Daos prisa, me gustaría que cogierais el tubo antes de las 8:00, nunca se sabe, podría haber colas en las ramificaciones y no quiero que lleguéis tarde a esta cita tan importante."
Como dos buenos soldados, Tao y Moon ejecutan las órdenes de su madre. En un cuarto de hora están en el hall, listos para su largo viaje. Al pasar por la compuerta del garaje, Kwam Samaki aprovecha para hacer las últimas recomendaciones a su hijo:
"¿Tuviste tiempo para meditar?
— Sí, mamá, hasta altas horas de la noche.
— Eso es bueno. Pero no te estreses demasiado tampoco. Permanece tenso por dentro pero relajado en la superficie, deja que tu padre haga las preguntas y todo irá bien. ¿De acuerdo?
— Sí, lo sé, no te preocupes, mamá."
Kwam Samaki le acaricia tiernamente la mejilla, besa a Moon. Acto seguido los niños suben a la nave.
1.4
“Pass vehículo, open. A la estación de Tasmania".
La nave sale del garaje, se desliza lentamente por las calles de Wilpena Pound, y una vez fuera de la población, aumenta su velocidad para sobrevolar el gran desierto del Sur Australiano. 13 minutos después, Tao y Moon llegan a la estación Tasmania, una inmensa plataforma que reposa sobre el océano.
"Coge el tubo del Pacífico, estación Vancouver-Seattle".
La espera no es larga, el sistema operativo de la estación ajusta diez vehículos a la misma oruga en menos de cinco minutos, y como todos los vehículos tienen el mismo destino, no habrá más ramificaciones que realizar hasta América. Moon pide al pass que aumente el nivel de renovación de aire y que tiña las ventanas, el sol le daña los ojos y el contacto visual con los pasajeros de las demás naves le molesta.
"¿Tú sabes lo que le vas a decir, a nuestro padre?" pregunta de repente, después de un largo silencio, mientras Tao ya empezaba a dormitar.
— No, ni idea. ¿Y tú?
— Quiero preguntarle por qué nos ha traído al mundo, si no tiene tiempo de ocuparse de nosotros.
— En serio, ¿le vas a preguntar eso?
— No, yo nunca me atrevería. Pero me gustaría..."
Tao sonríe. En el fondo su hermana es como él, se nota que comparten los mismos genes. Sienten igual las cosas, reflexionan de la misma forma... Y sin embargo no dejan de discutir. Tal vez sea esta similitud extrema que molesta tanto a Tao, él no tiene autoestima y no puede soportar ver en ella su propio reflejo. Es lo que dice Mum y es muy probable, pero tal vez sean al contrario las diferencias, las experiencias de ambos, diametralmente opuestas, las que crearon tal barrera entre ellos. Tao siempre ha gozado de una salud espléndida, sin embargo Moon padece desde el nacimiento una enfermedad crónica, una sepsis multiforme que incluso los mayores expertos no logran curar. La chica es inmunodeficiente, hemofílica, fotofóbica y alérgica al aire natural, lo que le obliga, cuando sale, a usar lentes polarizadas y una vestimenta que protege completamente su cuerpo de la luz y de las lesiones. Tao, desde su más tierna infancia, ha pasado la mayor parte de su tiempo cuidándola, jugando con ella cuando se aburría sola en su habitación, consolándola en sus crisis depresivas o haciéndole compañía en el hospital. Incluso tuvo que operarse varias veces a causa de su hermana, cuando hace diez años ella sufrió un terrible ataque de septicemia que infectó la mayoría de sus órganos vitales. Era absolutamente necesario clonar los de Tao... Esta es precisamente la razón por la que su progenitor quiere siempre gemelos, porque son compatibles entre ellos en caso de cirugía clónica. Pero si este gran hombre pensó, con razón, que un gemelo puede salvar la vida de su alter ego, ¿habrá pensado en alguna ocasión que en caso de enfermedad de uno de ellos, son dos vidas que se sacrifican en lugar de una?
Al filo de los años, la brecha entre los dos hermanos se ensanchó y llegaron los reproches. Él era egoísta, superficial y sin carácter, y ella, amargada, neurótica y asocial.
"Abraham Windseller... Mi padre… Me pregunto qué clase de hombre debe ser"
Moon ha vuelto a despertar a Tao.
"No lo sé y si te digo la verdad, no me interesa. Estaremos una hora allí, seremos formales y educados, y regresaremos al redil como si nada. Es un mal momento que pasar, pero lo vamos a superar, no te preocupes.
— ¿Sabes que no soy la única de sus hijas que conoce todos estos problemas de salud? Desde hace por lo menos tres décadas, los espermatozoides de nuestro padre se deterioraron, los genetistas ya no son capaces de descongelarlos adecuadamente y el resultado es que casi uno de cada cinco niños sufre de sepsis, como yo.
— ¿Y cómo tú sabes esto?
— Mamá lo ha descubierto, poniéndose en contacto con otros hermanastros nuestros.
— ¿Se puso en contacto con las familias? Creía que esto estaba prohibido antes de nuestra mayoría de edad.
— Sí, pero investigó en secreto. Le valió para perder seis puntos en su carné de identidad.
— Seis puntos, ¡joder! ¡Cuatro más, y vuelve a Tailandia! No me imagino a mamá viviendo entre los primitivos y los parias.
— Ríete, anda. Pero es cierto, mamá arriesgó su nacionalidad por mí. Y creo que nuestro padre lo sabe todo.
— No creo... Debe tener otros asuntos en mente para vigilar a todas las mujeres que fecundó. Ni siquiera las conoce, las primeras tal vez se las follaría de verdad, pero ya hace tiempo que no… ¿Te lo imaginas, con 150 años, montando a mamá?
— No tiene gracia. Para, eres un grosero.
— Y tú, una cursi. ¡26 años y aún virgen!"
Otro comentario ofensivo. Moon, a causa de su enfermedad, no frecuenta a casi nadie. No tiene amigos ni "colegasex”. En la calle, anda cubierta de los pies a la cabeza y nadie puede imaginarse la belleza que se encuentra oculta debajo de su traje. Sin embargo, Moon es hermosa, aún más bella que su madre, tiene los mismos ojos almendrados, la misma sonrisa, pero sus rasgos eurasianos son más finos y su mirada más profunda. Los únicos chicos que vieron su rostro descubierto, compañeros de clase que Tao traía a casa, se enamoraron de inmediato. Pero Moon los rechazó a todos. Ella cree aún en el gran amor, en el príncipe azul. Durante todo el día, esperando la llegada de su amante ideal, se refugia en su habitación para dictar a su pass haikus apasionados y relatos románticos imaginados por ella.
“Tao, yo no quiero conocer a mi padre. Deber de ser un loco.
— ¿Por qué? ¿Porque sigue haciendo bebés con 175 años sabiendo que son propensos a ser anormales?
— ¿Acabas de llamarme anormal? Es muy molesto, sabes... Pero sí, por eso justamente, querer hacer niños con esta edad no me parece muy sano.
— Puede ser. Pero en este caso, también son locos los médicos que se lo consienten e incluso las madres candidatas, como mamá… Y mamá no tiene nada de loca.
— Ya. Pero nuestro padre es el que manda. Esta manía por ser eternamente joven, sus ansias por enseñar al mundo que aún es fértil. ¿Ves cómo lo presentan en las noticias? Padre Abraham, el guía, el patriarca de la humanidad... ¡Se cree un Dios!, Y si se encuentra con una de sus hijas "anormales", como tú dices, vete a saber cómo reaccionará. Después de un siglo y medio de poder absoluto, no sé si está acostumbrado a este tipo de frustraciones."
Moon está al borde de un ataque de ansiedad, como antes de su última operación.
"Hermana, yo entiendo lo que quieres decirme, pero por favor, cálmate. Después de todo, los demás hijos pasaron por este ritual y no están muertos, que yo sepa. Se trata sólo una formalidad, nada más.
— No quiero ir y no iré, y punto.
— ¿Y cómo lo conseguirás? No hay opción, es imposible evitar el encuentro.
— Sí, se puede. ¿Tienes un laserpencil de repuesto?
— Claro. Incluso cuatro.
— Dame uno. "
Ante los ojos atónitos de Tao, Moon parte en dos el pencil. Luego coge uno de los trozos y con un gesto decidido planta la punta rota en su muñeca. Un reguero de sangre cae en la banqueta blanca impoluta.
"¿A qué esperas para llamar emergencias? ¿A que pierda toda mi sangre? ", dice con tono sarcástico. Tao, sin pensarlo más, se pone a gritar:
"¡Pass open, pass open! Llama a urgencias.
— Aquí la estación de Brunei. Le escucho.
— ¡Mi hermana es hemofílica y acaba de hacerse un corte en la muñeca!
— No se preocupe. Trate de reducir la hemorragia con un pañuelo o un trozo de túnica. Organizamos un aterrizaje forzoso en la estación de Filipinas, estaremos allí en menos de tres minutos. "
Moon tiene una sonrisa triunfal.
"Escúchame Tao. Hemos peleado por este pencil y en el forcejeo, se rompió y me hice esta herida. ¿Vale? Si todo va bien, en una hora estás en casa, y yo en el hospital. Tan sólo quedan doce días para el principio del viaje de graduación, lo que significa que la próxima cita con nuestro padre tendrá lugar como mínimo dentro de seis meses. Tendremos más tiempo para prepararnos.”
— Estás loca, completamente loca, le contesta Tao, mientras está vendando la herida con el pañuelo de su uniforme. Loca, pero… ¡Que valentía! Yo nunca me hubiera atrevido a tal cosa. Te quiero, hermana”, añade en voz baja.
— Sabes, cuando una roza la muerte tantas veces, se vuelve capaz de cualquier cosa. Pero esto no es valor, hermano, esto es supervivencia", replica Moon, antes de desmayarse.
FIN DEL CAPÍTULO 1