El arco de la entrada no era simétrico, descansaba sobre dos columnas que se retorcían sobre sí mismas recordando, la atrófica hendidura, a una vieja apoyada en su cayado.
El Portal llevaba años en ese estado, cientos según los maestres, pero esa inexplicable resiliencia no conseguía expulsar de mi pensamiento el temor a ser aplastado algunasobra la a final día por una de esas grises piedras. Ese recelo, no impedía que siguiéramos acudiendo al templo, accediendo por la única entrada conocidafalta coma «El Portal de la senda de las Almas». Allí descansaban los nuestros, y allí les visitábamos.
El pueblo se asentaba en el lecho de un olvidado río, del que no se teniafalta tilde memoria, y sobre el que poco escrito quedaba. Todos sabíamos que aquello era un antiguo cauce, y que nadie debía ser enterrado allí, pues en el lecho de un río seco no se entierra a quien quiere descansar.
Era «Luna de Almas», durante un ciclo de luna entero, festejamos con los que no están su incierta presencia. Fuegos, danzas y ceremonias asentadas en rituales y celebraciones cuyo origen se remonta a tiempos tan antiguos y desconocidos, como el mismo cauce.
Esa noche, cuando la luna alcanzaba su plenitud, nos dirigíamos en procesión a la gruta, donde nuestros muertos reposan. Sólo túnicas de lana, sin adornos, descalzos, una vela o una antorcha, y un recipiente de barro con licores, destilados o fermentados, según las preferencias, cada familia tenia sus recetas.
En uno de sus tramos, la senda se adentra en un angosto desfiladero, las dos prominentes paredes enfrentadas daban la impresión de apoyarse la una contra la otra, cerrando el paso a todo aquel que allí penetra. El miedo y la duda te invaden la primera vez que te adentras en el pasillo, pero los muros nunca llegan a tocarse, guardan siempre la distancia. Se trata de una ilusión provocada por la curvatura del corredor, un largo instante de irracional angustia, que desaparece cuando también los hacen las paredes del pasillo, para y a pocos pasos ese “para” creo que sobra
——
He leido hasta ahí (aunque he echado un ojo a lo que viene después, pero sin leerlo a fondo). Mi opinión:
Demasiada descripción, pocos hechos narrados y ningún diálogo.
Es bueno que un texto tenga descripciones (es mi punto flojo) pero si no cuentas nada interesante ni muestras a personajes que puedan enganchar al lector por una cosa o por otra (y como mejor se conoce a los personajes es fundamentalmente mediante diálogos) no vas a enganchar al lector.
Cuida también el formato, que hay cambios no procedentes de fuente y tamaño de texto.
Otra cosa, deberías presentarte. Un saludo.
El Portal llevaba años en ese estado, cientos según los maestres, pero esa inexplicable resiliencia no conseguía expulsar de mi pensamiento el temor a ser aplastado algunasobra la a final día por una de esas grises piedras. Ese recelo, no impedía que siguiéramos acudiendo al templo, accediendo por la única entrada conocidafalta coma «El Portal de la senda de las Almas». Allí descansaban los nuestros, y allí les visitábamos.
El pueblo se asentaba en el lecho de un olvidado río, del que no se teniafalta tilde memoria, y sobre el que poco escrito quedaba. Todos sabíamos que aquello era un antiguo cauce, y que nadie debía ser enterrado allí, pues en el lecho de un río seco no se entierra a quien quiere descansar.
Era «Luna de Almas», durante un ciclo de luna entero, festejamos con los que no están su incierta presencia. Fuegos, danzas y ceremonias asentadas en rituales y celebraciones cuyo origen se remonta a tiempos tan antiguos y desconocidos, como el mismo cauce.
Esa noche, cuando la luna alcanzaba su plenitud, nos dirigíamos en procesión a la gruta, donde nuestros muertos reposan. Sólo túnicas de lana, sin adornos, descalzos, una vela o una antorcha, y un recipiente de barro con licores, destilados o fermentados, según las preferencias, cada familia tenia sus recetas.
En uno de sus tramos, la senda se adentra en un angosto desfiladero, las dos prominentes paredes enfrentadas daban la impresión de apoyarse la una contra la otra, cerrando el paso a todo aquel que allí penetra. El miedo y la duda te invaden la primera vez que te adentras en el pasillo, pero los muros nunca llegan a tocarse, guardan siempre la distancia. Se trata de una ilusión provocada por la curvatura del corredor, un largo instante de irracional angustia, que desaparece cuando también los hacen las paredes del pasillo, para y a pocos pasos ese “para” creo que sobra
——
He leido hasta ahí (aunque he echado un ojo a lo que viene después, pero sin leerlo a fondo). Mi opinión:
Demasiada descripción, pocos hechos narrados y ningún diálogo.
Es bueno que un texto tenga descripciones (es mi punto flojo) pero si no cuentas nada interesante ni muestras a personajes que puedan enganchar al lector por una cosa o por otra (y como mejor se conoce a los personajes es fundamentalmente mediante diálogos) no vas a enganchar al lector.
Cuida también el formato, que hay cambios no procedentes de fuente y tamaño de texto.
Otra cosa, deberías presentarte. Un saludo.