02/06/2015 11:49 AM
Bueno, el género de la fantasía es tan amplio que es obvio que no se le puede poner reglas estrictas a la magia, vendría a ser lo mismo que poner reglas a la imaginación y esta es tan diversa que sería imposible. Aun así, me parece muy interesante tratar de entender cuáles son los diferentes usos que se han ido haciendo de la magia en este género (como es interesante filosofar en otros aspectos de la escritura, como es la construcción de los personajes, por ejemplo). En este caso, creo que Sanderson (como otros escritores seguramente, no tengo ni idea) tiene razón en las definiciones de las leyes (en las definiciones, tal vez no siempre en las explicaciones). En realidad, todas tienen que ver con el equilibrio, que es en mi opinión una de las palabras clave para la escritura (considerando que el objetivo del escritor es entretener al lector de fantasía). Hay muchos tipos de equilibrio: equilibrio del mundo (y por consiguiente de la magia), de las relaciones entre los personajes y de sus caracteres (en mi opinión el más importante), de la acción, de las casualidades, etc. Ahora bien, un libro entretenido no tiene por qué respetar todos esos equilibrios y un libro que los respete todos no tiene por qué ser entretenido: la teorización de todos estos aspectos simplemente sirve para evitar abusos y errores recurrentes, tipo que el malo malo tenga una trompeta intergaláctica que escupa trolls de la cuarta y quinta dimensión y que el protagonista (segundo error) tenga que agenciarse una piedra interdimensional para lograr acabar con él.
Lo principal, creo, es hacer que el lector no note nunca la presencia del autor en las acciones que van transcurriendo. Este debería contentarse, en mi opinión, con dar todos los ingredientes (como lo son la historia de base, los caracteres…) para crear objetos (personajes, magia, mundo…) y luego los únicos que interactuarían durante la lectura serían el lector y los objetos creados por el autor y no el autor en sí, quien se contentaría con aportar nuevos ingredientes que no estén en contradicción directa con los anteriormente creados y se dejaría llevar por la lógica de las acciones de cada personaje ante las nuevas situaciones: de esta forma, no solamente se añaden detalles imprevisibles que sorprenden tanto al escritor como al lector, sino que además se conocen mejor los límites para que este no se sienta desconcertado ante los acontecimientos. Resumiendo, personalmente veo las cosas así:
Considerando esto, creo que se puede aplicar la misma teoría exclusivamente a la magia, basándose en el principio de equilibrio y preguntándose cuál es el objetivo de la obra y la importancia de la magia en la misma. Si la magia se considera como un objeto (magia dura) debe estar sometida al equilibrio del mundo. Si es tan sólo un ingrediente que llega directamente al lector sin pasar por la etapa de los objetos, tiene el riesgo de que el lector no lo tome en serio si se abusa de él en la trama principal.
Más que nada la magia debe ir acorde con el mundo: si el mundo es absurdo, la magia puede serlo también, pero incluso en mundos fantasiosos infantiles hay límites en la magia y se cuida cierto equilibrio. Mirad el El maravilloso mago de Oz, la magia no puede hacer todo: cada objeto mágico tiene una característica, como el sombrero de oro que sólo puede utilizarse tres veces (si bien recuerdo), y esos límites le dan un carácter simpático y asimilable. Precisamente, la idea de «simpatía» creo que es la más importante de todas, porque contribuye a darle un tono familiar a la historia y al mundo creado (magia incluida). Aunque, insisto, todo esto es muy subjetivo, porque en realidad depende enteramente de los gustos del lector, quien es quien decide si le gusta o no una obra.
Uf, cuánto hablo. Además me he dado cuenta de que tengo la mala manía de poner un montón de paréntesis XD Pero me parece muy interesante hablar del tema y se podría discurrir mucho sobre él. Es lo bueno de los temas donde es imposible zanjar diciendo: «la magia es así y punto».
Lo principal, creo, es hacer que el lector no note nunca la presencia del autor en las acciones que van transcurriendo. Este debería contentarse, en mi opinión, con dar todos los ingredientes (como lo son la historia de base, los caracteres…) para crear objetos (personajes, magia, mundo…) y luego los únicos que interactuarían durante la lectura serían el lector y los objetos creados por el autor y no el autor en sí, quien se contentaría con aportar nuevos ingredientes que no estén en contradicción directa con los anteriormente creados y se dejaría llevar por la lógica de las acciones de cada personaje ante las nuevas situaciones: de esta forma, no solamente se añaden detalles imprevisibles que sorprenden tanto al escritor como al lector, sino que además se conocen mejor los límites para que este no se sienta desconcertado ante los acontecimientos. Resumiendo, personalmente veo las cosas así:
Quote:autor -> ingredientes -> objetos (personajes, mundo) -> acciones, reacciones, movimiento -> lector
Considerando esto, creo que se puede aplicar la misma teoría exclusivamente a la magia, basándose en el principio de equilibrio y preguntándose cuál es el objetivo de la obra y la importancia de la magia en la misma. Si la magia se considera como un objeto (magia dura) debe estar sometida al equilibrio del mundo. Si es tan sólo un ingrediente que llega directamente al lector sin pasar por la etapa de los objetos, tiene el riesgo de que el lector no lo tome en serio si se abusa de él en la trama principal.
Más que nada la magia debe ir acorde con el mundo: si el mundo es absurdo, la magia puede serlo también, pero incluso en mundos fantasiosos infantiles hay límites en la magia y se cuida cierto equilibrio. Mirad el El maravilloso mago de Oz, la magia no puede hacer todo: cada objeto mágico tiene una característica, como el sombrero de oro que sólo puede utilizarse tres veces (si bien recuerdo), y esos límites le dan un carácter simpático y asimilable. Precisamente, la idea de «simpatía» creo que es la más importante de todas, porque contribuye a darle un tono familiar a la historia y al mundo creado (magia incluida). Aunque, insisto, todo esto es muy subjetivo, porque en realidad depende enteramente de los gustos del lector, quien es quien decide si le gusta o no una obra.
Uf, cuánto hablo. Además me he dado cuenta de que tengo la mala manía de poner un montón de paréntesis XD Pero me parece muy interesante hablar del tema y se podría discurrir mucho sobre él. Es lo bueno de los temas donde es imposible zanjar diciendo: «la magia es así y punto».
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