Trantándose de arte... lo que el creador cree que pone en la obra no tiene porque coincidir con lo que los consumidores creen ver en ella (y, si me apuras, raramente lo hacen). A fin de cuentas lo que importa, mayormente, es que facture. Es más, hay mucho artista encantado de que haya la polémica con sus obras, pues el propio hecho de montar escándalo es la única forma que conocen para salir de la mediocridad.
Recuerdo un pintor vecino de mi pueblo, que estaba encantado con una crítica particularmente elogiosa, pese a que no entendía los términos de la misma. Pero no le importó, pues reconocía que la mayor parte de su trabajo era del inconsciente, en plan "si es que no sé como lo hago".
Recuerdo un pintor vecino de mi pueblo, que estaba encantado con una crítica particularmente elogiosa, pese a que no entendía los términos de la misma. Pero no le importó, pues reconocía que la mayor parte de su trabajo era del inconsciente, en plan "si es que no sé como lo hago".