Gracias por el link! Lo he abierto en Kindle Cloud y he visto que tengo 30 días para leerlo.
Le he echado un rápido vistazo a las primeras líneas (ahora mismo estoy liada escribiendo) y me ha parecido que empieza bien. Creo que va a ser más de mi estilo que Shaedra así que tiene bastantes numero para que lo lea. Ya te diré.
Referente a los comentarios que estamos intercambiando (cosa que me encanta en realidad) quisiera darles un último pincelazo.
Yo siempre he asociado eso de ser adulto más a la perdida de la inocencia que poseemos de niños que a alcanzar una edad en concreto. Puedes perderla cuando eres muy joven, o madurar tardíamente o no perderla nunca. Hay ancianos adorables que aún conservan la inocencia de cuando eran niños, pocos la verdad, porque el mundo nos va moldeando aunque no queramos y nos hace crecer a la fuerza. Para mí esa gente mayor siempre serán niños de espíritu y les gustarán un tipo de historias diferentes de las que me gustan a mí, por ejemplo. Eso no es malo en absoluto. No es ni mejor, ni peor. Como tú dices son gustos. También hay niños que parecen haber nacido ya ancianos. Algunos por las circunstancias, pero otros porque su carácter es así y nunca han sido inocentes, lo cual no quiere decir que sean malos. Simplemente ven el mundo más como és. Los niños de espíritu no. Esa es la diferencia que yo le encuentro a una literatura adulta de una más infantil. Discutible evidentemente. Para mí la literatura infantil no se caracteriza por el tema. Se pueden escribir cuentos infantiles realmente terribles y de hecho los cuentos originales de Perrault, Andersen etc eran bastante macabros. Recuerdo que cuando era pequeña el cuento de Las zapatillas rojas me dejo absolutamente acongojada. Tampoco diría que se defina por la calidad ni por el tipo de lenguaje ni escritura, no considero por ejemplo El principito un cuento infantil, aunque lo niños puedan leerlo perfectamente, al igual que los adultos. Y cada uno de ellos disfrutará del texto en dos niveles diferentes. Quizá entonces lo mediría más desde la perspectiva desde la cual se narran los cosas (y también de la perspectiva desde la que se leen), de desentrañar lo que hay tras lo que se cuenta. De ir un poco más allá de la primera capa de la cebolla.
Eso que dices es una buena base para trabajar los personajes. Yo no entiendo a todo el mundo (y ahí debería incluirme yo misma, porque a veces no sé porque hago ciertas cosas) y a lo mejor ese es uno de los problemas que me encuentro al crearlos. Sin embargo es cierto que la mayoría de las personas son bastante predecibles, al menos en circunstancias controladas y en la superfície. Cuando la cosas se descontrolan.... ahhh, ahí empieza lo interesante....
Nos leemos.
Le he echado un rápido vistazo a las primeras líneas (ahora mismo estoy liada escribiendo) y me ha parecido que empieza bien. Creo que va a ser más de mi estilo que Shaedra así que tiene bastantes numero para que lo lea. Ya te diré.
Referente a los comentarios que estamos intercambiando (cosa que me encanta en realidad) quisiera darles un último pincelazo.
Quote:Si es que yo siempre me he preguntado qué significa realmente eso de historias adultas. Reconozco que hay niveles de escritura y de dificultad, pero luego las categorías se basan más en los gustos que en la edad a mi parecer. Vamos, una persona de trece años y una de sesenta pueden perfectamente compartir los mismos gustos. Todo depende del individuo.
Yo siempre he asociado eso de ser adulto más a la perdida de la inocencia que poseemos de niños que a alcanzar una edad en concreto. Puedes perderla cuando eres muy joven, o madurar tardíamente o no perderla nunca. Hay ancianos adorables que aún conservan la inocencia de cuando eran niños, pocos la verdad, porque el mundo nos va moldeando aunque no queramos y nos hace crecer a la fuerza. Para mí esa gente mayor siempre serán niños de espíritu y les gustarán un tipo de historias diferentes de las que me gustan a mí, por ejemplo. Eso no es malo en absoluto. No es ni mejor, ni peor. Como tú dices son gustos. También hay niños que parecen haber nacido ya ancianos. Algunos por las circunstancias, pero otros porque su carácter es así y nunca han sido inocentes, lo cual no quiere decir que sean malos. Simplemente ven el mundo más como és. Los niños de espíritu no. Esa es la diferencia que yo le encuentro a una literatura adulta de una más infantil. Discutible evidentemente. Para mí la literatura infantil no se caracteriza por el tema. Se pueden escribir cuentos infantiles realmente terribles y de hecho los cuentos originales de Perrault, Andersen etc eran bastante macabros. Recuerdo que cuando era pequeña el cuento de Las zapatillas rojas me dejo absolutamente acongojada. Tampoco diría que se defina por la calidad ni por el tipo de lenguaje ni escritura, no considero por ejemplo El principito un cuento infantil, aunque lo niños puedan leerlo perfectamente, al igual que los adultos. Y cada uno de ellos disfrutará del texto en dos niveles diferentes. Quizá entonces lo mediría más desde la perspectiva desde la cual se narran los cosas (y también de la perspectiva desde la que se leen), de desentrañar lo que hay tras lo que se cuenta. De ir un poco más allá de la primera capa de la cebolla.
Quote:Bueno, justificación a un acto siempre la hay, sea sensata o no. En cualquier caso, opino que, aun no siendo necesario justificarlo todo, está bien dar al lector una idea de qué es lo que puede hacer un personaje, cómo puede reaccionar, y en definitiva, darle una idea de cuál es su carácter. Como lectora, me gusta cuando leo una obra con un personaje que acaba resultándote familiar y que, aunque siga sorprendiéndote, finalmente te dices: vaya, pues sí, es normal que haya hecho eso. Al menos a mí son los personajes que más me gustan, los que puedo llegar a conocer y comprender, aunque piensen diferente y actúen según otras normas.
Eso que dices es una buena base para trabajar los personajes. Yo no entiendo a todo el mundo (y ahí debería incluirme yo misma, porque a veces no sé porque hago ciertas cosas) y a lo mejor ese es uno de los problemas que me encuentro al crearlos. Sin embargo es cierto que la mayoría de las personas son bastante predecibles, al menos en circunstancias controladas y en la superfície. Cuando la cosas se descontrolan.... ahhh, ahí empieza lo interesante....
Nos leemos.