15/07/2016 07:54 AM
Ayer estuve pensando qué pasaría si el delirio de un esquizofrénico tuviera consciencia y pudiera opinar sobre su propia condición.
No es gran cosa, pero lo comparto de todas formas. La próxima prometo escribir algo de fantasía épica. (Y más extenso)
SUBCONSCIENTE CONSCIENTE
Miro la cara asustada de mi amigo. A cada parpadeo que da entre lágrimas parece sufrir más y más ¿Qué le atormenta?
Vivo un día más, preso de los delirios de mi compañero, que me habla y me explica sus dudas y temores. Si bien lo aborrezco, él me aborrece más a mí. Sin embargo, no podemos vivir el uno sin el otro. Convivimos en perfecta simbiosis aportando lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Incluso podría decir que le necesito ¿Absurdo verdad? El delirante es él. El dubitativo es él, y sin embargo… Le necesito para vivir.
Vivir… ¿Por qué vivir? Yo no he pedido nacer. Sólo soy una fantasía encerrada en su cabeza. Un hombre de mediana edad con apenas pelo, el poco que no se ha arrancado todavía en uno de sus múltiples ataques de enajenación mental; los ojos inquietos, buscando alguna puerta o ventana mágica por la que evadirse y olvidar. ¿Olvidar? ¿Olvidarme a mí? Eso sí que sería una fantasía. Si algo ha logrado olvidar es que me necesita, y yo a él. Nunca acabaría conmigo, porque yo soy él y viceversa.
Capto una nueva duda en los pensamientos de mi usuario. “Por enésima vez… ¿Quién eres?” Y eso me pregunto yo… ¿Quién soy? Soy una sombra, un fantasma, un parásito aferrado al cerebro de mi compañero humano, a quien no deseo abandonar porque me necesita y aunque suele olvidarlo, lo sabe. ¿Quién soy, dice? No soy nada.
No es gran cosa, pero lo comparto de todas formas. La próxima prometo escribir algo de fantasía épica. (Y más extenso)
SUBCONSCIENTE CONSCIENTE
Miro la cara asustada de mi amigo. A cada parpadeo que da entre lágrimas parece sufrir más y más ¿Qué le atormenta?
Vivo un día más, preso de los delirios de mi compañero, que me habla y me explica sus dudas y temores. Si bien lo aborrezco, él me aborrece más a mí. Sin embargo, no podemos vivir el uno sin el otro. Convivimos en perfecta simbiosis aportando lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Incluso podría decir que le necesito ¿Absurdo verdad? El delirante es él. El dubitativo es él, y sin embargo… Le necesito para vivir.
Vivir… ¿Por qué vivir? Yo no he pedido nacer. Sólo soy una fantasía encerrada en su cabeza. Un hombre de mediana edad con apenas pelo, el poco que no se ha arrancado todavía en uno de sus múltiples ataques de enajenación mental; los ojos inquietos, buscando alguna puerta o ventana mágica por la que evadirse y olvidar. ¿Olvidar? ¿Olvidarme a mí? Eso sí que sería una fantasía. Si algo ha logrado olvidar es que me necesita, y yo a él. Nunca acabaría conmigo, porque yo soy él y viceversa.
Capto una nueva duda en los pensamientos de mi usuario. “Por enésima vez… ¿Quién eres?” Y eso me pregunto yo… ¿Quién soy? Soy una sombra, un fantasma, un parásito aferrado al cerebro de mi compañero humano, a quien no deseo abandonar porque me necesita y aunque suele olvidarlo, lo sabe. ¿Quién soy, dice? No soy nada.