17/11/2016 06:01 PM
Sigo pensando que deberias separar los parrafos para hacer mas facil la lectura.
El senador Friedrich Banner caminaba erguido hacia la sala de retransmisiones. Orgulloso, seguro de sí mismo y desenvuelto. La suya había sido una carrera larga. Ochenta años de su vida entregados a la militancia política, una ideología política rupturista contra los nuevos tiempos y un compromiso ineludible con los ciudadanos de Narona. Demasiados puntos seguidos.
Orgulloso, seguro de sí mismo y desenvuelto, llevaba ochenta años de su vida entregados a la militancia política, una ideología política rupturista contra los nuevos tiempos y un compromiso ineludible con los ciudadanos de Narona.
Había derrotado al viejo Peter Themis en las primarias en las que Banner participó por segunda vez para acabar con su rival y compañero de partido. Había aguantado y esperado el tiempo suficiente desde que comenzó siendo un simple funcionario de la biblioteca provincial que participaba en las reuniones del Partido del Cambio hasta que dio un paso al frente. Y finalmente, había desta-pado el escándalo que rodeaba a la carismática figura de Themis que había permitido -mientras guardaba silencio- el ascenso de la tercera generación de inmortales de su provincia a algunos de los puestos más prometedores del Nuevo Estado.
Banner dejó de caminar. Ya simplemente levitaba por el largo pasillo del Canal Kool-U. Levita-ba porque era el primer candidato de su lista electoral por la circunscripción de Narona. Le secundaba en la lista electoral la joven, Gaelle Reival, con apenas cuarenta años de edad y Daniela Hroth, una reputada intelectual y profesora universitaria. Entre los tres formaban un buen equipo porque coordinados con compañeros de otras provincias habían conseguido arrinconar a la vieja guardia de su partido en las últimas primarias. Ahora se había abierto una ventana de oportunidad. Una ventana de oportunidad que permitiría acabar con la permisivi-dad que había convertido al Partido del Cambio en un simple apéndice del Partido por el Sis-tema. Los primeros eran el progreso y los segundos eran la inamovilidad. Si fallaba la función que uno de ellos cumplía sólo restaba el desastre político.
Hay varios guiones en medio de palabras, tienes que corregir eso.
Saludos.
El senador Friedrich Banner caminaba erguido hacia la sala de retransmisiones. Orgulloso, seguro de sí mismo y desenvuelto. La suya había sido una carrera larga. Ochenta años de su vida entregados a la militancia política, una ideología política rupturista contra los nuevos tiempos y un compromiso ineludible con los ciudadanos de Narona. Demasiados puntos seguidos.
Orgulloso, seguro de sí mismo y desenvuelto, llevaba ochenta años de su vida entregados a la militancia política, una ideología política rupturista contra los nuevos tiempos y un compromiso ineludible con los ciudadanos de Narona.
Había derrotado al viejo Peter Themis en las primarias en las que Banner participó por segunda vez para acabar con su rival y compañero de partido. Había aguantado y esperado el tiempo suficiente desde que comenzó siendo un simple funcionario de la biblioteca provincial que participaba en las reuniones del Partido del Cambio hasta que dio un paso al frente. Y finalmente, había desta-pado el escándalo que rodeaba a la carismática figura de Themis que había permitido -mientras guardaba silencio- el ascenso de la tercera generación de inmortales de su provincia a algunos de los puestos más prometedores del Nuevo Estado.
Banner dejó de caminar. Ya simplemente levitaba por el largo pasillo del Canal Kool-U. Levita-ba porque era el primer candidato de su lista electoral por la circunscripción de Narona. Le secundaba en la lista electoral la joven, Gaelle Reival, con apenas cuarenta años de edad y Daniela Hroth, una reputada intelectual y profesora universitaria. Entre los tres formaban un buen equipo porque coordinados con compañeros de otras provincias habían conseguido arrinconar a la vieja guardia de su partido en las últimas primarias. Ahora se había abierto una ventana de oportunidad. Una ventana de oportunidad que permitiría acabar con la permisivi-dad que había convertido al Partido del Cambio en un simple apéndice del Partido por el Sis-tema. Los primeros eran el progreso y los segundos eran la inamovilidad. Si fallaba la función que uno de ellos cumplía sólo restaba el desastre político.
Hay varios guiones en medio de palabras, tienes que corregir eso.
Saludos.