18/04/2017 02:56 PM
Hola Rohman,
Lo he leído de un tirón y, bueno, creo que ya dijiste que era más un borrador, pero te lo voy a comentar como si fuera un texto medianamente definitivo. La historia creo que promete mucho en su planteamiento y falla al ser plasmada sobre el papel (es un decir). Entretenida lo es, desde luego, pero no solo de eso vive un buen relato.
La escena que más me ha convencido ha sido la inicial de la taberna y de hecho detecto un bajón de nivel a partir de la pag. 5-6. Puede haber dos motivos: que el principio haya pasado por el Dragón Lector o que empezaras corrigiendo mucho el inicio y luego con la impaciencia de colgar el capítulo ya no corrigieras tanto el resto. O una combinación de ambas. Lo bueno y lo malo que he encontrado en este capítulo ya lo había visto en los pocos fragmentos tuyos que había leído antes.
Puntos a favor: La idea es buena. El relato es ágil. La estructura es original, aunque parece un tanto caprichosa y superflua en algunos puntos. Descripciones de los personajes buenas también. Me gusta el mago, por ejemplo. Aunque luego en el cuento que se narra ya no me parecen tan redondas. Quizá porque en el cuento todo sucede de una manera más apresurada. Los incisos de los diálogos creo que han mejorado bastante.
Puntos en contra: como lo escribes. Los diálogos son teatrales. Cumplen su función en el sentido de que transmiten la información deseada, pero no transmiten nada del personaje y son excesivamente tópicos. No añaden absolutamente nada al relato aparte de información.
Los cambios en los personajes se entienden perfectamente a nivel de estructura general: dos reyes enfrentados que terminan aliándose forzados por las circunstancias y finalmente uno de ellos se hace cargo del hijo del que muere. Es una buena idea, perfectamente plausible, pero es en los detalles donde fallas. El cambio en el talante de Cladius, por ejemplo, no está bien justificado, quizá porque al principio haces demasiado hincapié en su falta de empatía y de dudas, es un personaje de una pieza, sin la más mínima fisura, y por ello te cierras a ti mismo la opción de que su posterior y drástico cambio de comportamiento sea creíble. (Todo esto según mi opinión personal, como siempre).
Referente a la estructura mi opinión es ambivalente. Por ejemplo la primera transición entre el relato del cuenta cuentos y la narración convencional del narrador omnisciente en que se convierte el cuento enseguida ni la noté. Por ahí bien. Pero a medida que avanza el relato uno se separa tanto de la otra que casi pierde sentido que lo estructures así. Hay un pequeño inciso entre medias, pidiendo más cerveza, para recordarnos de donde viene todo y al final ni eso. La idea es buena, pero no acaba de estar redonda.
En el texto en general encuentro de lo mejor y de lo peor, todo mezclado. Pinceladas que me gustan mucho y al instante siguiente fallos garrafales. A veces eso me desconcierta. Por MP te envío en un rato tu capítulo con todas las anotaciones que hice al vuelo mientras leía. Es muy largo para colgarlo aquí. Tienes que tener un nivel uniforme de escritura, si sabes reconocer un buen libro de fantasía, lo que te gusta de cada escritor que admiras, tienes que poder reconocer también donde eres más brillante tú mismo, las cosas que haces bien, y donde no lo estás haciendo tan bien. Eso es primordial para autocorregirse.
A partir de aquí disculpa por el tochazo que te voy a soltar y que tampoco sé si te va a servir realmente.
He estado pensando mucho en por qué te cuestan tanto los diálogos. Y he llegado a la conclusión de que el problema podrían no ser los diálogos en sí mismos: la raíz del problema podría encontrarse en la creación de los personajes. A ver si me explico (ojo, según mi experiencia personal que puede no ser válida para otros o para ti): si quieres ser la voz de tus personajes tienes que meterte de lleno en su piel, conocerlos hasta el último recoveco. Tienes que conocer toda su historia, incluso la que no has escrito, incluso la que nunca vas a utilizar, pero TÚ tienes que saberla y darles una forma muy definida en tu mente con ella para que su voz sea personal, reconocible fácilmente e intransferible. Tienes que pensar como el personaje. Si a tus ojos tu personaje es plano su voz será plana, tópica y dirá cosas como: ha llegado tu hora, que más sobado no puede ser.
Y se me ha ocurrido una cosa por si quisieras probarla (si es que tienes tiempo y ganas). Yo te propondría que hicieras un ejercicio: coge un personaje que te guste de los que ya tengas creados y escribe un diálogo, corto si quieres, pero en una situación intensa. Luego vuelves al personaje y lo desarrollas en tu mente, decóralo, dótalo de trasfondo familiar, intelectual, niñez, ancestros, amores, estudios, batallas, desengaños, fracasos y triunfos, carácter, manías, de forma minuciosa hasta lo enfermizo si es posible, pero muy importante, hasta sentirlo, hasta que ese personaje te guste de verdad y te enamores de él. Esto no tienes que hacerlo con prisa, deja que repose como el buen vino hasta que esté en su punto, tienes que tomarte el tiempo que sea preciso hasta que llegue el flechazo. Vuelve a escribir el diálogo. Si te sale igual, te prometo que tiro la toalla y me meto a monje cisterciense (¿Dejan entrar mujeres?
)
No sé si esto te podría ayudar, pero se me ha ocurrido ahora. Es mi manera de enfocar los diálogos y supongo que cada uno tendrá la suya. Y evidentemente esto no es necesario hacerlo siempre, pero es una manera de cogerle el truco al principio.
Y, bueno, si esto no sirve a tu modo de escribir, pues bolita de papel y canasta a la papelera.
Nos leemos.
Lo he leído de un tirón y, bueno, creo que ya dijiste que era más un borrador, pero te lo voy a comentar como si fuera un texto medianamente definitivo. La historia creo que promete mucho en su planteamiento y falla al ser plasmada sobre el papel (es un decir). Entretenida lo es, desde luego, pero no solo de eso vive un buen relato.
La escena que más me ha convencido ha sido la inicial de la taberna y de hecho detecto un bajón de nivel a partir de la pag. 5-6. Puede haber dos motivos: que el principio haya pasado por el Dragón Lector o que empezaras corrigiendo mucho el inicio y luego con la impaciencia de colgar el capítulo ya no corrigieras tanto el resto. O una combinación de ambas. Lo bueno y lo malo que he encontrado en este capítulo ya lo había visto en los pocos fragmentos tuyos que había leído antes.
Puntos a favor: La idea es buena. El relato es ágil. La estructura es original, aunque parece un tanto caprichosa y superflua en algunos puntos. Descripciones de los personajes buenas también. Me gusta el mago, por ejemplo. Aunque luego en el cuento que se narra ya no me parecen tan redondas. Quizá porque en el cuento todo sucede de una manera más apresurada. Los incisos de los diálogos creo que han mejorado bastante.
Puntos en contra: como lo escribes. Los diálogos son teatrales. Cumplen su función en el sentido de que transmiten la información deseada, pero no transmiten nada del personaje y son excesivamente tópicos. No añaden absolutamente nada al relato aparte de información.
Los cambios en los personajes se entienden perfectamente a nivel de estructura general: dos reyes enfrentados que terminan aliándose forzados por las circunstancias y finalmente uno de ellos se hace cargo del hijo del que muere. Es una buena idea, perfectamente plausible, pero es en los detalles donde fallas. El cambio en el talante de Cladius, por ejemplo, no está bien justificado, quizá porque al principio haces demasiado hincapié en su falta de empatía y de dudas, es un personaje de una pieza, sin la más mínima fisura, y por ello te cierras a ti mismo la opción de que su posterior y drástico cambio de comportamiento sea creíble. (Todo esto según mi opinión personal, como siempre).
Referente a la estructura mi opinión es ambivalente. Por ejemplo la primera transición entre el relato del cuenta cuentos y la narración convencional del narrador omnisciente en que se convierte el cuento enseguida ni la noté. Por ahí bien. Pero a medida que avanza el relato uno se separa tanto de la otra que casi pierde sentido que lo estructures así. Hay un pequeño inciso entre medias, pidiendo más cerveza, para recordarnos de donde viene todo y al final ni eso. La idea es buena, pero no acaba de estar redonda.
En el texto en general encuentro de lo mejor y de lo peor, todo mezclado. Pinceladas que me gustan mucho y al instante siguiente fallos garrafales. A veces eso me desconcierta. Por MP te envío en un rato tu capítulo con todas las anotaciones que hice al vuelo mientras leía. Es muy largo para colgarlo aquí. Tienes que tener un nivel uniforme de escritura, si sabes reconocer un buen libro de fantasía, lo que te gusta de cada escritor que admiras, tienes que poder reconocer también donde eres más brillante tú mismo, las cosas que haces bien, y donde no lo estás haciendo tan bien. Eso es primordial para autocorregirse.
A partir de aquí disculpa por el tochazo que te voy a soltar y que tampoco sé si te va a servir realmente.
He estado pensando mucho en por qué te cuestan tanto los diálogos. Y he llegado a la conclusión de que el problema podrían no ser los diálogos en sí mismos: la raíz del problema podría encontrarse en la creación de los personajes. A ver si me explico (ojo, según mi experiencia personal que puede no ser válida para otros o para ti): si quieres ser la voz de tus personajes tienes que meterte de lleno en su piel, conocerlos hasta el último recoveco. Tienes que conocer toda su historia, incluso la que no has escrito, incluso la que nunca vas a utilizar, pero TÚ tienes que saberla y darles una forma muy definida en tu mente con ella para que su voz sea personal, reconocible fácilmente e intransferible. Tienes que pensar como el personaje. Si a tus ojos tu personaje es plano su voz será plana, tópica y dirá cosas como: ha llegado tu hora, que más sobado no puede ser.
Y se me ha ocurrido una cosa por si quisieras probarla (si es que tienes tiempo y ganas). Yo te propondría que hicieras un ejercicio: coge un personaje que te guste de los que ya tengas creados y escribe un diálogo, corto si quieres, pero en una situación intensa. Luego vuelves al personaje y lo desarrollas en tu mente, decóralo, dótalo de trasfondo familiar, intelectual, niñez, ancestros, amores, estudios, batallas, desengaños, fracasos y triunfos, carácter, manías, de forma minuciosa hasta lo enfermizo si es posible, pero muy importante, hasta sentirlo, hasta que ese personaje te guste de verdad y te enamores de él. Esto no tienes que hacerlo con prisa, deja que repose como el buen vino hasta que esté en su punto, tienes que tomarte el tiempo que sea preciso hasta que llegue el flechazo. Vuelve a escribir el diálogo. Si te sale igual, te prometo que tiro la toalla y me meto a monje cisterciense (¿Dejan entrar mujeres?
)No sé si esto te podría ayudar, pero se me ha ocurrido ahora. Es mi manera de enfocar los diálogos y supongo que cada uno tendrá la suya. Y evidentemente esto no es necesario hacerlo siempre, pero es una manera de cogerle el truco al principio.
Y, bueno, si esto no sirve a tu modo de escribir, pues bolita de papel y canasta a la papelera.
Nos leemos.






