28/02/2015 07:00 PM
Buenas compañero!
Antes de nada, decirte que no te desanimes con el tema de las correcciones. Si le pones interés, vas revisando y corrigiendo, con el tiempo cada vez lo harás mejor y tendrás menos fallos. Cuando comencé a escribir, y me doy cuenta ahora que estoy revisando poco a poco la historia, cometía muchos más fallos. No es que ahora no los cometa, que todavía se me escapan algunas que paqué, pero meto menos la pata y me resulta más fácil hacer las revisiones.
Un consejo: cuando revises procura hacer la lectura como si la hicieras en voz alta, dando la entonación a cada palabra tal cual está escrita y haciendo las pausas de puntuación como en el texto. Así, si vas comparando lo que lees con cómo debería sonar si alguien te estuviera contando la historia, te resultará más fácil encontrar los fallos. Por lo menos a mí me funciona.
Bueno, vamos al capítulo... menudo par de dos se acaban de juntar... Lidias, que ha demostrado tener mucha menos pompa y ser bastante más desvergonzada de lo que cabría esperarse, y Fausto... ¿cómo lo describiría?... descarado, fresco, pasota, vividor... y unos cuantos adjetivos más; pero eso sí, me da la impresión que también es bastante leal y noble.
Así como quien no quiere la cosa se han plantado en la ciudad, donde la princesa está descubriendo que no todo es paz y saber estar, educación y normas. Y muchas cosas más me da a mí que le quedan aún que aprender, aunque al menos parece que ha encontrado buena compañía.
Y nada, te dejo algunas anotaciones:
Bueno, veremos a ver cómo le va a estos dos.
Iep!!
PD: me alegro de que te animases con mi historia, espero que te guste.
Antes de nada, decirte que no te desanimes con el tema de las correcciones. Si le pones interés, vas revisando y corrigiendo, con el tiempo cada vez lo harás mejor y tendrás menos fallos. Cuando comencé a escribir, y me doy cuenta ahora que estoy revisando poco a poco la historia, cometía muchos más fallos. No es que ahora no los cometa, que todavía se me escapan algunas que paqué, pero meto menos la pata y me resulta más fácil hacer las revisiones.
Un consejo: cuando revises procura hacer la lectura como si la hicieras en voz alta, dando la entonación a cada palabra tal cual está escrita y haciendo las pausas de puntuación como en el texto. Así, si vas comparando lo que lees con cómo debería sonar si alguien te estuviera contando la historia, te resultará más fácil encontrar los fallos. Por lo menos a mí me funciona.
Bueno, vamos al capítulo... menudo par de dos se acaban de juntar... Lidias, que ha demostrado tener mucha menos pompa y ser bastante más desvergonzada de lo que cabría esperarse, y Fausto... ¿cómo lo describiría?... descarado, fresco, pasota, vividor... y unos cuantos adjetivos más; pero eso sí, me da la impresión que también es bastante leal y noble.
Así como quien no quiere la cosa se han plantado en la ciudad, donde la princesa está descubriendo que no todo es paz y saber estar, educación y normas. Y muchas cosas más me da a mí que le quedan aún que aprender, aunque al menos parece que ha encontrado buena compañía.
Y nada, te dejo algunas anotaciones:
(27/02/2015 01:35 AM)Ledt Wrote: —Pues, la verdad me encantaría saber quién eres. —Se sobó la cabeza y se encogió de hombros, luego hizo un leve giro del cuello y miró de soslayo a la joven tras de él—.
—Ahora nos entendemos. Camina. —Lo guió apuntalado con el arma hasta la roca donde la princesa había dejado sus vestimentas—.
—Qué pelmazo. —La princesa se enderezó con lentitud y sin bajar la guardia, ordenó con un gesto que hiciera lo mismo
No tengo esposa ni hijos, ya ves; soy un cazador que vive de las pieles y la carne de lo que logro (¿logra?) capturar.
—¿Me estabas acechando (el verbo asechar asechar existe igualmente, pero por el contexto diría que acechar es el correcto), Fausto?
—Me había dicho que era una especie de delito acechar (igual que antes) novias desnudas, mi dama.
—Yo… —Fausto no entendía nada, quería abrir sus ojos, pero por alguna razón quiso acatar la orden de aquella extraña mujer—. No entiendo bien qué está pasando.
—Cierra la boca y no hables hasta que te lo diga. —La espada bajó lentamente y tocó le tocó los hombros, luego antes de tocar su cabeza, la princesa dijo—
—Deja de exclamar con esa frasecita de piadosos. Me trae malos recuerdos. —Le dio la espalda a y luego de un breve instante, se volteó hacia él—.No existe ninguna pena por espiar mujeres, ni nobles, ni casadas, ni ingenuas vírgenes desamparadas. Sin embargo, necesito de alguien que sepa cómo sobrevivir y me ayude en mi viaje.
—Voy a pagarte, por supuesto que no eres mi esclavo.—Lidias hizo como si el tono de Fausto no le importara en absoluto—.
—¿Y a quién tengo el agrado de servir? —Sus pobladas cejas se ciñeron en un gesto inquisidor.
—Donde mande mi señora.—Recién después de escuchar la voz de Lidias, es que Fausto reaccionó; antes estuvo pasmado mirando el contoneo rítmico de sus caderas al avanzar y aquellas redondas nalgas que terminaron encaramándose a la montura—. Bueno. Primero iré por mi jamelgo si es que no me lo han robado ya. Aunque dudo que para más que algo de carne y pellejo lo quieran.
—Lidias cogió las riendas del palafrén con fuerza, este giró con ella quien dio ojeadas al lugar, como si no lo hubiera explorado ya hacía un rato—
Ya puede ver usted. No me habré encontrado ningún bandido, pero me topé a (¿con?) una sirena en las aguas del Dos Causes.
—¿Me va a decir quién es realmente usted?
—Bueno, ahora sí has logrado todo mi interés. —El cazador se puso por delante de Lidias, e indicó con la mano el camino a seguir—.
—No era mala decisión, pero como su nombre lo indica, el Dos Causes se divide más arriba en la misma montaña, y este brazo no llega a Reodem, sino hasta un pueblo fronterizo ocupado por los Bárbaros, hace algunos años.
Aun no sé su nombre. Y todavía no entiendo la confianza que tiene en que no la delate.
—Cómo no saberlo, la moneda oficial del reino lleva su nombre. —Ahora la sonrisita se convirtió en una media luna ataviada por separados y amarillentos dientes—.
Al pie de la misma, incrustada entre el desfiladero se erguía una muralla hecha de la misma roca de la eminencia.
Estudié desde los siete en la Torre Blanca ¿Sabes qué hechizo sé hacer?
Residencias toscas y un fuerte olor, mezcla de azufre y metal fundido se respiraba en el aire; similar a huevos podridos y a sangre.
Contestó con naturalidad Fausto, quien se llevaba la mano a la cabeza repetidas veces y luego se miraba la palma, notando cómo los piojos le quedaban pegados a ella—.
—Qué barbarie.—La altura del jaco ahora le permitía contemplar, a los dos contendores que bregaban sin tregua, dándose puñetazos a diestra y siniestra—
Aún no me has dicho, qué fue lo que te hizo huir de Freidham.
Aún no me ha dado una sola lidia, para tal obra.
Bueno, veremos a ver cómo le va a estos dos.
Iep!!
PD: me alegro de que te animases con mi historia, espero que te guste.

![[Image: hassha%2Bkage%2Bnaranja.gif]](http://4.bp.blogspot.com/-JxlWew7kxfU/U9fYmHhepAI/AAAAAAAAAGY/yzmiWaBE9r4/s1600/hassha%2Bkage%2Bnaranja.gif)