09/04/2018 01:31 PM
En el post en el que Jaden Diamondknight pedía recomendaciones sobre novelas para poder escribir la suya propia, hubo un momento en el que pidió recomendación sobre qué obras no debería tomar como referente y por qué, sobre todo en lo relativo a personajes femeninos. Le mencioné Memorias de Idhún y El nombre del viento, y puesto que me ha pedido más información de por qué no elegir ésas, me he decidido a crear este post, ya que da para toda una discusión aparte. Esas dos obras son muy aclamadas en los círculos de gente a la que le gusta la literatura fantástica, y discutir sobre si merecen o no la pena siempre me ha dado lugar a debates interminables. Por eso creo que este asunto merece un post específico.
¿Por qué no recomendaría Memorias de Idhún y El nombre del viento? Por muchísimas razones, pero en este caso el asunto viene a colación a raíz de lo que pedía Jaden: novelas con buenos personajes femeninos a tomar como referentes. Antes de nada, diré algo: la calidad de una obra no se mide en función de lo bien o mal construidos que están los personajes femeninos de la misma. Una obra puede ser buenísima y no tener un solo personaje femenino bien construido, y puede darse el caso contrario perfectamente. En el caso de Memorias de Idhún y El nombre del viento, creo que son obras que no merecen la pena a pesar de los problemas de género que puedan entrañar, pero aquí me limitaré a señalar dichos problemas, puesto que la finalidad de este mensaje es ser de ayuda a la gente que pretenda escribir novelas en las que aparezcan mujeres con algo más de relevancia que ser simplemente "la chica".
Empezaré con Memorias de Idhún, de Laura Gallego García. Mucha gente podrá decirme que en esa trilogía hay muchísimas mujeres muy diferentes entre sí, que el panorama es bastante heterogéneo y que no se puede generalizar. No obstante, todas ellas tienen algo en común: o están subordinadas a un hombre, o viven para satisfacer a un hombre, o dan la vida por un hombre en algún momento dado, o no tienen más función en la novela que la de seducir a un hombre; las únicas excepciones que se me ocurren son sacerdotisas o similares, pero en ningún caso recuerdo personajes femeninos que sean totalmente libres e independientes. En cualquier caso, dejemos la cuestión de los personajes secundarios a un lado: lo realmente "peligroso" de este libro es su protagonista principal, Victoria/Lunnaris. Tal vez ese personaje destaque por tener mucha mayor relevancia de la que suelen tener (o se cree que suelen tener) los personajes femeninos en las novelas de fantasía, porque es una pieza fundamental en la trama y no simplemente "la novia de". No obstante, esta primera apariencia me parece bastante engañosa para lo que luego resulta ser. Aunque podría ser un personaje que de por sí solo podría tener interés y valerse por sí mismo, la autora se limita a definirla en función a las relaciones amorosas que tiene con sus dos parejas, hacia las que siente una profunda dependencia emocional. No muestra rasgos de autonomía en ningún momento, y si en algún instante de la novela se siente rechazada por sus parejas su reacción es comportarse de forma bastante estúpida e inmadura. ¿Un personaje de estas características tiene, necesariamente, que estar mal construido? Probablemente no. Puedes crear una mujer débil, subordinada al hombre en todo momento, y, pese a ello, que esté perfectamente construida desde el punto de vista literario. Pero si tu intención es crear un personaje femenino que realmente pueda valerse por sí mismo, me parece que Victoria de Memorias de Idhún no es, ni de lejos, el mejor referente en el que uno se deba fijar.
La segunda obra de la que hablaba es El nombre del viento, de Patrick Rothfuss. Es la primera parte de una saga de dos libros, cuyo segundo tomo no me he leído (ni tengo intención), pero a juzgar por los testimonios de personas con criterio que sí que lo han hecho y que me han ahorrado tener que hacerlo, creo que puedo afirmar sin mucho temor a equivocarme que a efectos del tema que nos interesa en este momento ambos libros tienen los mismos problemas. Memorias de Idhún, al menos, es una obra coral que está protagonizado por tres personajes distintos, uno de los cuales es mujer; El nombre del viento, por el contrario, solo tiene un único protagonista hombre que narra la historia en primera persona. Hay obras narradas por hombres con personajes femeninos excelentes, pero creo que no es el caso de El nombre del viento. Todas las mujeres que recuerdo que menciona el protagonista eran personajes totalmente secundarios de los que el lector se olvida fácilmente, menos una: si no recuerdo mal, se llamaba Dena o algo así, y como os podréis imaginar no tiene más función que ser el amor platónico y la obsesión del protagonista. Se nos muestra como un simple objeto de deseo más que como un personaje que tenga valor en sí mismo. Esto tampoco debería ser un problema, porque se lleva haciendo en la literatura desde tiempos inmemoriales. Recordemos a Petrarca o a Garcilaso, cantándole a Laura y a Isabel sin preocuparse por los sentimientos de las mismas; no obstante, la diferencia entre Rothfuss y esos dos poetas está en que mientras que el primero tiene la desfachatez de intentar disfrazar al personaje de Dena de "mujer libre e independiente". ¿Y cómo lo hace? Haciendo que el personaje sea una prostituta, o al menos da a entender que es algo por estilo.
. Puedo llegar a entender que, en una obra como La Celestina de Fernando de Rojas, haya un personaje (Areúsa) que ejerza la prostitución y que reivindique esa forma de vida como algo que le da libertad, ya que estamos hablando de la Edad Media en España, con mentalidad cerril y profunda; un entorno, en definitiva, en el que las mujeres no solían tener muchas más opciones aparte de casarse, o ser monjas, o ejercer la prostitución; y teniendo en cuenta que el matrimonio en esa época era más que otra cosa un contrato de esclavitud, es totalmente lógico que aparezca una prostitua reivindicando su trabajo como forma de ser más libre, o, al menos, todo lo libre que puede ser. Pero El nombre del viento es de esas novelas que se desarrollan en un entorno pseudomedieval que nada tiene que ver con la Edad Media real, en el que una mujer puede elegir no casarse sin que tenga que ser lapidada por ello y sin tener que recurrir a la prostitución; que, pese a ello, el autor decida hacer que el único personaje femenino relevante de la obra sea una prostituta y que además haga creer al lector que de esa forma la chica en cuestión "se está empoderando", pues en fin, qué queréis que os diga, creo que podéis sacar vuestras propias conclusiones porque la situación se explica por sí sola. Por lo que me han dicho del segundo libro, la cuestión no cambia demasiado: los únicos personajes femeninos relevantes que tiene la novela son o bien más prostitutas o similares, o bien intentos de femme fatale que no hacen otra cosa que ser objeto de fantasías sexuales de los protagonistas.
En fin, creo que si alguien pretende escribir una obra que tenga personajes femeninos en condiciones es importante tener buenos referentes, o, en su defecto, evitar los referentes malos. Espero de todo corazón que mi post os sea de ayuda en lo segundo.
¿Por qué no recomendaría Memorias de Idhún y El nombre del viento? Por muchísimas razones, pero en este caso el asunto viene a colación a raíz de lo que pedía Jaden: novelas con buenos personajes femeninos a tomar como referentes. Antes de nada, diré algo: la calidad de una obra no se mide en función de lo bien o mal construidos que están los personajes femeninos de la misma. Una obra puede ser buenísima y no tener un solo personaje femenino bien construido, y puede darse el caso contrario perfectamente. En el caso de Memorias de Idhún y El nombre del viento, creo que son obras que no merecen la pena a pesar de los problemas de género que puedan entrañar, pero aquí me limitaré a señalar dichos problemas, puesto que la finalidad de este mensaje es ser de ayuda a la gente que pretenda escribir novelas en las que aparezcan mujeres con algo más de relevancia que ser simplemente "la chica".
Empezaré con Memorias de Idhún, de Laura Gallego García. Mucha gente podrá decirme que en esa trilogía hay muchísimas mujeres muy diferentes entre sí, que el panorama es bastante heterogéneo y que no se puede generalizar. No obstante, todas ellas tienen algo en común: o están subordinadas a un hombre, o viven para satisfacer a un hombre, o dan la vida por un hombre en algún momento dado, o no tienen más función en la novela que la de seducir a un hombre; las únicas excepciones que se me ocurren son sacerdotisas o similares, pero en ningún caso recuerdo personajes femeninos que sean totalmente libres e independientes. En cualquier caso, dejemos la cuestión de los personajes secundarios a un lado: lo realmente "peligroso" de este libro es su protagonista principal, Victoria/Lunnaris. Tal vez ese personaje destaque por tener mucha mayor relevancia de la que suelen tener (o se cree que suelen tener) los personajes femeninos en las novelas de fantasía, porque es una pieza fundamental en la trama y no simplemente "la novia de". No obstante, esta primera apariencia me parece bastante engañosa para lo que luego resulta ser. Aunque podría ser un personaje que de por sí solo podría tener interés y valerse por sí mismo, la autora se limita a definirla en función a las relaciones amorosas que tiene con sus dos parejas, hacia las que siente una profunda dependencia emocional. No muestra rasgos de autonomía en ningún momento, y si en algún instante de la novela se siente rechazada por sus parejas su reacción es comportarse de forma bastante estúpida e inmadura. ¿Un personaje de estas características tiene, necesariamente, que estar mal construido? Probablemente no. Puedes crear una mujer débil, subordinada al hombre en todo momento, y, pese a ello, que esté perfectamente construida desde el punto de vista literario. Pero si tu intención es crear un personaje femenino que realmente pueda valerse por sí mismo, me parece que Victoria de Memorias de Idhún no es, ni de lejos, el mejor referente en el que uno se deba fijar.
La segunda obra de la que hablaba es El nombre del viento, de Patrick Rothfuss. Es la primera parte de una saga de dos libros, cuyo segundo tomo no me he leído (ni tengo intención), pero a juzgar por los testimonios de personas con criterio que sí que lo han hecho y que me han ahorrado tener que hacerlo, creo que puedo afirmar sin mucho temor a equivocarme que a efectos del tema que nos interesa en este momento ambos libros tienen los mismos problemas. Memorias de Idhún, al menos, es una obra coral que está protagonizado por tres personajes distintos, uno de los cuales es mujer; El nombre del viento, por el contrario, solo tiene un único protagonista hombre que narra la historia en primera persona. Hay obras narradas por hombres con personajes femeninos excelentes, pero creo que no es el caso de El nombre del viento. Todas las mujeres que recuerdo que menciona el protagonista eran personajes totalmente secundarios de los que el lector se olvida fácilmente, menos una: si no recuerdo mal, se llamaba Dena o algo así, y como os podréis imaginar no tiene más función que ser el amor platónico y la obsesión del protagonista. Se nos muestra como un simple objeto de deseo más que como un personaje que tenga valor en sí mismo. Esto tampoco debería ser un problema, porque se lleva haciendo en la literatura desde tiempos inmemoriales. Recordemos a Petrarca o a Garcilaso, cantándole a Laura y a Isabel sin preocuparse por los sentimientos de las mismas; no obstante, la diferencia entre Rothfuss y esos dos poetas está en que mientras que el primero tiene la desfachatez de intentar disfrazar al personaje de Dena de "mujer libre e independiente". ¿Y cómo lo hace? Haciendo que el personaje sea una prostituta, o al menos da a entender que es algo por estilo.

En fin, creo que si alguien pretende escribir una obra que tenga personajes femeninos en condiciones es importante tener buenos referentes, o, en su defecto, evitar los referentes malos. Espero de todo corazón que mi post os sea de ayuda en lo segundo.
"¡Que la vida se tome la pena de matarme
ya que yo no me tomo la pena de vivir!"