10/10/2019 08:30 PM
Hace casi dos años, me encontraba yo vacacionando en Barcelona, España.
Después de haber asistido a la Basílica de la Sagrada Familia, con una chica de Murcia llamada Maripaz, cenamos y nos hospedamos en el Hostal Barcelona, muy cerca de Las Ramblas.
Ahí pasamos una noche inolvidable, y al día siguiente, en el reverso de la cuenta pagada del desayuno, escribí lo siguiente:
ESA NOCHE INOLVIDABLE
Era una brumosa velada fría de invierno,
La penumbra caía y parecía interminable.
No podía dejar de pensar en esa noche,
En ese instante en que me miraste a los ojos,
Y lanzando un gemido me dijiste que eras mía.
Mía... Solo mía...
En esos momentos en que tu cuerpo vibraba,
Supe en un clímax, en un suspiro de tus labios rojos,
Que en un abrazo cálido y embriagador te entregabas,
Y te fundías a mí, suavemente, en un palpitar de besos,
Que el tiempo no existía, se borraba, porque eras mía.
Mía... Solo mía...
Después de esos momentos dulces, embriagadores,
Coqueta, me sonreíste con esos labios tan dulzones,
Me miraste con esos ojos tiernamente soñadores,
Y mis manos recorrieron tus secretos encantadores,
Que me diste con ternura porque tú ya eres mía.
Mía... Solo mía...
Nuestros cuerpos se unieron, nuestros corazones latieron,
Me cubriste con tus brazos y te dije: Yo te amo,
No olvidaré esa noche en que la Luna nacarada,
iluminaba tu cabello, y acariciando tu blanca faz,
Sentí celos de Selene porque tú eres toda mía.
Mía... Solo mía...
Después de haber asistido a la Basílica de la Sagrada Familia, con una chica de Murcia llamada Maripaz, cenamos y nos hospedamos en el Hostal Barcelona, muy cerca de Las Ramblas.
Ahí pasamos una noche inolvidable, y al día siguiente, en el reverso de la cuenta pagada del desayuno, escribí lo siguiente:
ESA NOCHE INOLVIDABLE
Era una brumosa velada fría de invierno,
La penumbra caía y parecía interminable.
No podía dejar de pensar en esa noche,
En ese instante en que me miraste a los ojos,
Y lanzando un gemido me dijiste que eras mía.
Mía... Solo mía...
En esos momentos en que tu cuerpo vibraba,
Supe en un clímax, en un suspiro de tus labios rojos,
Que en un abrazo cálido y embriagador te entregabas,
Y te fundías a mí, suavemente, en un palpitar de besos,
Que el tiempo no existía, se borraba, porque eras mía.
Mía... Solo mía...
Después de esos momentos dulces, embriagadores,
Coqueta, me sonreíste con esos labios tan dulzones,
Me miraste con esos ojos tiernamente soñadores,
Y mis manos recorrieron tus secretos encantadores,
Que me diste con ternura porque tú ya eres mía.
Mía... Solo mía...
Nuestros cuerpos se unieron, nuestros corazones latieron,
Me cubriste con tus brazos y te dije: Yo te amo,
No olvidaré esa noche en que la Luna nacarada,
iluminaba tu cabello, y acariciando tu blanca faz,
Sentí celos de Selene porque tú eres toda mía.
Mía... Solo mía...
La Pluma Mata más que la Espada...